domingo, 14 de agosto de 2022

“EFECTOS ADVERSOS” DEL TELÉFONO MÓVIL

A día de hoy hay más teléfonos móviles que habitantes tiene el planeta. El vulgarmente llamado “móvil” se ha convertido en una prolongación de nuestros sentidos. Pero, sin negar ninguna de las ventajas de esta nueva tecnología, hay que hacer constar que no todo son bondades y que esconde, al menos, tres serias amenazas que deberíamos tener en cuenta: la adicción, el impacto en nuestra salud y, por supuesto, la utilización como herramienta de control.

La adicción es una enfermedad crónica y recurrente del cerebro que implica la incapacidad de controlar el deseo de consumir la sustancia o cosa a la que se es adicto. Hoy tenemos multitud de adicciones: se puede ser adicto al trabajo, a las drogas, al sexo, al juego, al deporte, a las series de televisión,… y, por supuesto, al teléfono móvil.

Alguno pensará que si el teléfono móvil forma parte de las nuevas tecnologías, imprescindibles para el modo de vida actual, ¿cómo se puede decir que se es adicto al móvil? Pues se puede, claro que se puede. De hecho, la “movilmanía” es la enfermedad de moda en estos momentos y tiene un nombre: nomofobia.

La nomofobia  (palabro nuevo inventado para esta recién aparecida enfermedad) es el  miedo irracional que sufren las personas a no tener el móvil o a estar sin cobertura. ¿Y cómo se sabe si una persona es nomofobica? Pues muy sencillo. Un nomofóbico es fácilmente reconocible, porque mira constantemente su móvil para ver si ha recibido algún mensaje o hay alguna nueva noticia en los canales que consulta. ¡Ah! Y, en algunos casos, su obsesión llega a tal punto que no quiere ir a ningún sitio en el que no haya cobertura.

La nomofobia se ha convertido en la mayor adicción que existe en el mundo, siendo prácticamente 1 de cada 2 usuarios –dentro de la población más joven- quien la sufre con diferente grado de dependencia. Esta nueva adicción afecta tanto a niños como adolescentes y adultos. Según diversos estudios, se da sobre todo entre personas menores de 35 años, siendo afectados el 78% de las personas que tienen entre 18 y 25 años y el 68% de los que tienen edades comprendidas entre los 25 y los 35 años.

Pero el móvil no solo puede crear una dependencia adictiva, sino que también tiene consecuencias demostradas en el deterioro de la salud.

Un teléfono móvil funciona a través de una red de antenas  que generan campos electromagnéticos. La exposición a las radiaciones electromagnéticas, emitidas por las estaciones de telefonía móvil, es una de las mayores preocupaciones de una parte de la sociedad que ve la posible relación entre los niveles de radiación no ionizante y los indicadores de salud.

Existen dos tipos de radiaciones: las ionizantes y las no ionizantes.

Las radiaciones ionizantes son las emitidas por material radiactivo, equipos de alto voltaje, reacciones nucleares y las estrellas. Los tres tipos principales de radiación ionizante se conocen como radiación alfa, beta y gamma, siendo esta última la más peligrosa.

Las radiaciones no ionizantes son un tipo de radiación que no tiene suficiente energía como para desestabilizar un átomo, haciendo saltar de su órbita un electrón. Por lo tanto, a priori no son tan peligrosas como las ionizantes. La radiación no ionizante incluye la luz visible, infrarroja y ultravioleta; las microondas; las ondas de radio y la radiofrecuencia de los teléfonos móviles.

De entre los problemas más comunes que presenta la exposición a las antenas de telefonía móvil -ya contrastados- son los dolores de cabeza, problemas de memoria, mareos, depresión y trastorno del sueño. Sin embargo, hay otras muchas afecciones que se están investigando como los efectos en la sangre, la proliferación de diferentes tipos de cáncer, el retraso en las habilidades motoras en los jóvenes o el riesgo significativamente mayor de padecer diabetes mellitus tipo 2, entre otras. En la página web Environmental Health Trust/ tienes información sobre diferentes estudios, revisados por pares, de los efectos de la radiación en la salud. También puedes consultar aquí/ otro estudio sobre el vínculo entre el 5G y los síntomas del Covid-19. 

Si bien la adicción al móvil y los efectos que tiene sobre la salud son importantes, existe otro mucho más peligroso que no es tenido en cuenta por los usuarios. Me estoy refiriendo a la utilización del teléfono móvil como herramienta de control.

En el año 2022, la OMS firmó un contrato con la Deutsche Telekom para que desarrollasen una aplicación y un software de verificación QR que se aplicará en todo el mundo. La UE ya ha anunciado que quiere tener implantada la identificación digital para el año 2024, formando parte del nuevo sistema mundial de identificación digital que se está creando. El objetivo es implementar un sistema global en el que nuestros datos personales de todo tipo sean incorporados a la red de la Moneda Digital de los Bancos Centrales (CBDC), que es el nuevo sistema monetario que se tiene pensado imponer en todo el planeta.

En definitiva, lo que se pretende es llegar a tener a todo el mundo controlado a través de un software de código de verificación QR, que deberá estar incluido en cada teléfono móvil. Este software vigilará y supervisará a toda la población del planeta y controlará todos los aspectos de nuestras vidas.

Si la falsa pandemia sirvió para amedrentar e idiotizar a la población y crear una red global de “bioseguridad” a través del teléfono móvil (códigos QR de test PCR y “vacunas”), ahora el cambio climático y la guerra de Ucrania traerá consigo el racionamiento energético que, evidentemente, acelerará el colapso económico.

Ya estamos viendo como la mayoría de países occidentales están desmantelado intencionalmente sus sectores energéticos habituales para dar paso a la “energía verde” de la Agenda 2030. Francia y España están apagando monumentos y escaparates. También están imponiendo restricciones a la temperatura de la calefacción y el aire acondicionado para “reducir el consumo energético” que, evidentemente, arruinará la economía. Después eliminarán todo el dinero físico  y se introducirá la CBDC, que siempre ha sido el principal objetivo.

Y ahora recapacitemos un poco. ¿No te has parado a pensar que todos esos cambios no se pueden llevar a cabo sin la existencia de nuestros teléfonos móviles? Así que la pregunta obligada es: ¿estamos dispuesto a prescindir de él? Porque este es el verdadero “quit de la cuestión”.

Piénsalo, sin teléfonos móviles no hay control que valga.

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