La llamada civilización está siendo destruida a un ritmo vertiginoso.
La cadena de suministros, la energía, los carburantes, la producción de
alimentos, los fertilizantes y todo aquello que tiene que ver con nuestro modo
de vida se está desmoronando. Del mismo modo, todos nuestros derechos fundamentales
prácticamente han quedado abolidos: ya no hay -si es que hubo alguna vez-
elecciones honestas ni libertad de expresión ni sanidad decente ni justicia ni
nada en que confiar: todo es un asqueroso chanchullo y un puto negocio.
Los gobiernos, cárteles criminales al servicio del poder global del
dinero, ya ni siquiera disimulan. Los engaños manifiestos (puestos de relieve
como nunca durante la falsa pandemia) y la corrupción sistémica han alcanzado
un punto de inflexión donde, por nuestro bien, no podemos seguir mirando hacia otro lado.
Responsabilizar de todos nuestros males a Putin, a la “pandemia” o al “cambio
climático” es lo mismo que decir que la culpa es del chachachá.
Nuestro grado de estupidez es tan grande que nos tratan como tales. Con
un descaro que roza el insulto, y sin el menor pudor, el Secretario General de
la OTAN, Jens Stoltenberg, dice chorradas como estas: “El chantaje
energético de Vladimir Putin a Europa podría provocar disturbios civiles este
invierno, pero los europeos harán sacrificios para apoyar la guerra en Ucrania.
El invierno será difícil. Familias y empresas sentirán los efectos del aumento
de los precios de la energía y del coste de la vida, pero valdrá la pena pagar
el precio de apoyar a Ucrania.
¡Señor Stoltenberg! A los europeos no se nos ha preguntado si queremos
apoyar militarmente a Ucrania. Ha sido una decisión unilateral de la OTAN que,
por imperativo legal, han tenido que aceptar nuestros gobiernos títeres. Y no,
no vale la pena pagar ese precio por mantener su guerra; porque es su guerra,
no la nuestra.
No seamos ingenuos. El mayor peligro para terminar con la hegemonía de
EEUU en el mundo es la unión de la capacidad industrial y tecnológica de
Alemania con el poder energético y minero de Rusia. Por lo tanto, la política
exterior de EEUU está dirigida a que esa unión nunca fructifique.
Ahora veamos unas declaraciones del miembro del Consejo ruso y expresidente,
Dmitry Medvedev: “La camarilla de Kiev dio origen al proyecto de
"garantías de seguridad", que en realidad es un prólogo de la Tercera
Guerra Mundial. Si estos idiotas continúan alimentando al régimen de
Kiev, con los tipos de armas más peligrosas sin moderación, tarde o temprano la
campaña militar pasará a otro nivel. Las fronteras visibles y la previsibilidad
potencial de las acciones de las partes del conflicto desaparecerán. Seguirá su
propio escenario militar, involucrando nuevos participantes. Y entonces los
países occidentales no podrán sentarse en sus casas y pisos limpios, riéndose
de cómo están debilitando a Rusia por mediación de terceros. Todo se incendiará
a su alrededor. Su pueblo sufrirá el
dolor por completo. Literalmente, tendrán la tierra ardiendo y el hormigón
derritiéndose (¿se está refiriendo a una amenaza nuclear?)”.
¡Señor Medvedev! Le digo lo mismo que al señor Stoltenberg. A los
europeos no se nos ha consultado sobre el envío de armas a Ucrania. Esa
decisión la tomó la camarilla que dirige la UE (que, no olvidemos, no ha sido
elegida por el pueblo) por mandato expreso de la OTAN.
Los “señores de la guerra” de ambos bandos están jugando con fuego y lo
saben. ¿Pero qué se puede esperar de ellos si son pirómanos compulsivos
profesionales?
¡Señores de la guerra! Dejen de tomarnos por idiotas. Ustedes han
metido a Europa en una recesión deliberadamente. Pero me temo que lo que
hemos visto hasta ahora es sólo el principio. Lamentablemente, las cosas se agravarán
aún más este invierno. Si el Ministro de Economía alemán, Robert Habeck, ha
admitido públicamente que algunas partes de la economía alemana dejarán de
producir por el momento, y partiendo de la base de que Alemania es el motor de
Europa, pues apaga y vámonos.
De hecho, nuestros gobiernos ya nos están preparando para lo que
veremos este próximo invierno: hambre, frío, cortes de electricidad y gas,
escasez de alimentos y una ruina económica sin precedentes. Nos han acostumbrado
a vivir constantemente con miedo, de tal modo que, ante un caos de tal
envergadura, tragaremos nuevamente con todo tipo de restricciones y también con
una Tercera Guerra Mundial si es preciso.
Cada día se hace más evidente que lo que estamos viviendo no es más que
la hoja de ruta de una agenda establecida (la Agenda 2030) para dar paso al
famoso Gran Reinicio del Foro Económico Mundial.
Pero, ¿sabías que ese nuevo mundo no cuenta con la mayoría de nosotros?
Yuval Noah Harari (asesor del fundador de FEM, Klaus Schwab), en unas
declaraciones recientes, dijo: “La sociedad que estamos preparando ya no
tendrá nada que ver con la actual. Deberemos adaptarnos y no siempre será
fácil”. Y enfatizo: “En este siglo XXI, estamos asistiendo al
surgimiento de una nueva clase masiva de personas inútiles, sin ningún valor
económico, que ya no serán de ninguna utilidad”. También advirtió
y amenazó: “si la humanidad se niega a entregar su soberanía a la élite se
enfrentará un verdadero exterminio”.
¿Te ha quedado claro? Pues eso: que ya no somos útiles y han decidido
deshacerse de nosotros. ¿O es que no lo ves? Evidentemente, se puede decir más
alto pero no más claro.
Los dueños del mundo han apostado fuerte por el Gran Reinicio, donde se
contempla una reducción drástica de la población mundial. Y claro está, para
reiniciar algo primero hay que pararlo. Y en eso estamos. Naturalmente, si de
lo que se trata es de despoblar el planeta antes del año 2030 no hay nada mejor
que una Tercera Guerra Mundial, ¿no crees?
Para terminar, unas sabias palabras: “Cuando advierta que para producir necesita obtener autorización de quienes no producen nada; cuando compruebe que el dinero fluye hacia quienes trafican no bienes, sino favores; cuando perciba que muchos se hacen ricos por el soborno y por influencias más que por el trabajo, y que las leyes no lo protegen contra ellos sino, por el contrario, son ellos los que están protegidos contra usted; cuando repare que la corrupción es recompensada y la honradez se convierte en un autosacrificio, entonces podrá afirmar, sin temor a equivocarse, que su sociedad está condenada”. Ayn Rand (1950).
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