martes, 14 de marzo de 2023

LA IDEOLOGÍA TRANSHUMANISTA

Desde hace décadas la ingeniería social ha impuesto en Occidente una cultura de masas, anclada en la exaltación permanente de la mediocridad, para hacer del mundo un lugar colonizado por estúpidos. Esto ha permitido a los gobernantes hacer de  las personas ganado al que poder pastorear, marcar, y, por supuesto, sacrificar. Por si no fuera suficiente, ahora se pretende dar un paso más y establecer una dictadura digital transhumanista.

El término “transhumanismo” fue acuñado por primera vez en 1957 por el biólogo Julian Huxley (eugenista, globalista y evolucionista convencido). Para él, los seres humanos deberían ser mejorados a través de la ciencia y la tecnología. Desde entonces, el transhumanismo  se ha convertido en un movimiento ideológico que defiende la mejora de las capacidades físicas, psíquicas e intelectuales del ser humano, mediante el uso de tecnología y métodos científicos. Su objetivo es llegar a conseguir una nueva “especie transhumana” superior, dejando a un lado al actual ser humano.

Hablar de transhumanismo hoy en día es controvertido ya que, como es natural, hay opiniones para todos los gustos: unos piensan que no es más que otra de tantas teorías de la conspiración, otros lo ven como un objetivo deseable de alcanzar por algunos a medio plazo y otros, sin embargo, como una realidad de la que no podremos escapar.

Entre los defensores a ultranza de esta nueva ideología está el presidente del Foro Económico Mundial, Klaus Schwab, quien asegura que la Cuarta Revolución Industrial, en la que ya nos encontramos inmersos, “conducirá a una fusión de nuestras identidades físicas, digitales y biológicas”, produciéndose la unión total del hombre con la máquina”.

En su libro “Shaping the future of the Fourth Industrial Revolution” Claus Schwab dice que la tecnología neurológica permite influir mejor en la conciencia y los pensamientos, lo que conllevará a tener la capacidad de “leer y escribir” en el cerebro.

En la reunión del FEM, de 2016, se dijo que si pudieran utilizar la optogenética, u otra tecnología similar, podrían introducir sensores artificiales en el cerebro y restaurar o potenciar funciones. Esto implicaría la posibilidad de manipular pensamientos, emociones o sentimientos en beneficio, obviamente, de los propietarios de esos cerebros conectados. Que traducido al “román paladino” significa leer nuestros pensamientos para influir en nuestro comportamiento.

Otros transhumanistas, como Raymond Kurzweil (director de ingeniería de Google) o el neurocientífico Anders Sanberg, incluso exponen la posibilidad de poder llegar algún día a transferir nuestra mente a un ordenador.

Por supuesto, los grandes defensores de esta nueva ideología no hacen otra cosa que alabar los beneficios de la fusión del hombre con la máquina. Según ellos, los implantes de micro chips traerían consigo la posibilidad de tratar lesiones cerebrales, corregir todo tipo de problemas de movilidad y acabar con enfermedades como el Parkinson o el Alzheimer, entre otras cosas.

Pero el “sueño húmedo” de todo transhumanista es la inmortalidad. Por eso dicen buscar liberar la conciencia humana de las ataduras del cuerpo y poder superar para siempre la enfermedad y la muerte.

Yuval Noah Harari, profesor de la Universidad Hebrea de Jerusalén y miembro FEM, está dedicado en cuerpo y alma al transhumanismo y convencido de que la nueva era transhumanista venidera es inevitable.

En el centro de este nuevo dogma están el Internet de las cosas, los big data y la inteligencia artificial. Con estas tres herramientas tratan, según la filosofía transhumanista, de buscar un evento -al que llaman “Singularidad”- y una vez logrado la humanidad tal y como la conocemos ya no será posible

Este deseo de fusionar el hombre con la máquina no es ninguna utopía y está cada día más cerca. Por lo tanto, la pregunta inevitable es: ¿nos encontramos física, mental y socialmente preparados para abordar los retos que nos plantea este cambio tecnológico sin precedente?

Mucho me temo que a los transhumanistas les importa un bledo que la sociedad esté preparada o no, ya que no todos serán elegidos para ingresar en el mundo transhumanista de la misma manera. Además, su agenda incluye la despoblación, y todos aquellos no elegidos, a los que los transhumanistas consideran seres inútiles que no aportan nada, serán literalmente eliminados.

Actualmente estamos inmersos en medio de esta transformación, que no es otra cosa que una guerra encubierta contra la humanidad. Todo lo que estamos viviendo forma parte de una agenda de exterminio y control. Porque al final, si lo piensas, siempre se trata de control. Control, por otra parte, necesario para que los que están en la cúspide de la pirámide puedan seguir estando ahí eternamente.

Si no sentimos inquietud y rabia al observar los desastrosos cambios que se están produciendo es que verdaderamente nos han convertido en un atajo de imbéciles integrales.

Todas las transformaciones que se están llevando a cabo no tienen otra finalidad que conducir a la humanidad -o a lo que quede de ella- a un transhumanismo que, evidentemente, no será igual para todos: unos disfrutarán de sus ventajas (erradicación de enfermedades, tecnología avanzada,…) y otros padeceremos sus inconvenientes (control físico y mental, esclavitud,…).

Aunque estamos acostumbrados a que los “iluminados” de turno nos impongan sus ideologías, esta vez se han pasado siete pueblos.

Puede que algunos estén como locos esperando el momento de transformarse en cíborg. Sin embargo, creo que somos legión los que preferimos seguir siendo humanos, con nuestros defectos y virtudes.

Me pregunto si van a respetar nuestra voluntad.

¡Pero qué cosas se me ocurren! 

1 comentario:

  1. El canario JORGE GUERRA viene avisando desde hace lustros de esta locura en curso .🤬

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