domingo, 1 de abril de 2012

NOS ESTAMOS EMPOBRECIENDO, APROVECHÉMOSLO PARA CAMBIAR.

La pobreza en España se está disparando debido, fundamentalmente, a las políticas neoliberales aplicadas por los gobiernos socialista (en menor medida) y popular (rayando el fanatismo en su máxima aplicación) impuestas por la UE.

La tan “mal llamada” crisis, nada tiene que ver con la deuda pública en España, como se nos quiere hacer creer, ya que es una de las más bajas de la zona euro, con lo que los recortes en gastos social no están, para nada, justificados.

De haber una crisis, que no la hay, la ha provocado la deuda privada y, como tal, es el sector privado quien debería pagarla, no el público, ya que si el sector público se ha endeudado ha sido por salir al rescate del sector privado.

El sistema actual en el que vivimos no puede ser tan imperfecto para permitir estos colapsos o crisis periódicas, eso no me lo creo, más bien todo lo contrario. Están perfectamente orquestados y dirigidos a países concretos y, lo que es seguro, persiguen algún fin que, la mayoría de los mortales, no somos capaces de detectar.

Se habla mucho de que vivimos en democracia y libertad pero, para la gente que tenemos una cierta edad y podemos echar la vista atrás, no lo tenemos tan claro, y me explico:

Hace 40 años estábamos menos controlados que ahora. Viajábamos en nuestros coches sin límite de velocidad ni cinturón de seguridad y no nos multaban por ello. No teníamos que pasar controles de seguridad en aeropuertos, entradas a bancos, a organismos públicos, etc. No te controlaban fuera de tu horario de trabajo o en vacaciones, ahora sí, hay sistemas que lo permiten. Trabajábamos sin estrés y era prioridad el trabajo bien hecho, cosa que ahora no ocurre, sólo prima la facturación. Y así podría seguir contando un sin fin de cosas.

Actualmente, si quieren, pueden saber dónde estás y qué has hecho durante las 24 horas del día, lo que conlleva a saber, en gran medida, tu manera de pensar y así poderte manipular. Para empezar hay cámaras situadas en todos los sitios (calles, gasolineras, supermercados, cines, bares, restaurantes, etc.) sin olvidarnos de nuestro mayor espía, “el móvil” que, por si no lo sabes, puede detectar tu ubicación mediante GPS y, lo que es más grave, pueden escucharte aunque el teléfono esté apagado y no esté conectado en línea en una conversación telefónica.

Pues bien. Dicho esto, si no espabilamos (que no espabilaremos) la que se nos avecina es una esclavitud muy superior a la que hemos sufrido en cualquier otra época de la historia.

Está claro que le élite minoritaria que domina el mundo no quiere que nos acerquemos a ella y ha dispuesto un plan para mantener las distancias (más bien aumentarlas) que ha venido disfrutando hasta ahora. Y, ¿cómo lo va hacer? Pues teniendo en sus manos el poder económico y político del planeta.

El control económico del mundo prácticamente ya lo tienen y lo que están urdiendo ahora es un plan para unificarnos a todos en un solo país, nación, “nuevo orden mundial”, o como lo quieran llamar. Así, lo que nos espera es un gobierno único para todo el planeta, una sola moneda, un solo idioma, una sola religión, un solo de todo..., etc. para una gran masa de gente trabajadora aborregada que asumirá de buen grado que ese es su papel en esta película de la vida.

Y, ¿cómo podemos defendernos? Pues no es fácil, ya que el enemigo es muy poderoso.

Analicemos como está actualmente la situación:

La élite dominante sólo representa, a lo sumo, el 1 % de la población mundial.

Le sigue después un máximo de un 14 % de la población mundial que recoge las migajas que le deja el 1 % de la élite (que no son pocas) defendiendo a capa y espada su estatus privilegiado.

Y por último está el 85 % de la población mundial compuesta básicamente de gente trabajadora, gente analfabeta y gente literalmente muerta de hambre.

Pues bien, ese 85 % somos mayoría, aunque no podemos ganar una guerra cuando nuestras armas son tirachinas y las del enemigo aviones Fanton, carros de combate, portaviones, etc. Pero, lo que sí podemos hacer es una guerra de guerrillas utilizando las propias armas del enemigo, y de eso se trata.

Basta ya de revoluciones violentas. Hagamos una revolución de las mentes, cambiando las ideas actuales de la gente por otras nuevas (esto, aunque en pequeña medida, creo que ya se está produciendo). Tenemos que hacerlo nosotros con los medios de que disponemos. Si es preciso empecemos por hacer, de alguna manera, un sistema paralelo al actual. Es posible, aunque quieran hacernos creer lo contrario.

El dinero no es necesario para vivir, es el cáncer de esta sociedad, así que deberíamos prescindir del sistema monetario actual y reemplazarlo por otro basado en los recursos y la tecnología (ya sé que no es fácil, pero actualmente hay iniciativas en este sentido).

Vivimos en un momento en el que existen los mejores y mayores medios de comunicación de la historia de la humanidad, pero están controlados y manipulados por la élite dominante, por lo que son un engaño.

Sí, nos engañan. Todo, o casi todo, lo que nos dicen es mentira.

Cuando yo era un niño se decía que el cáncer se curaría en 30-40 años. Han pasado 50 años y seguimos casi igual. ¿No será que a la industria farmacéutica no le interesa su curación para seguir con sus carísimos tratamientos?

Lo mismo ocurre con la energía. ¿Por qué tenemos que seguir dependiendo del petróleo? Pues porque hay una industria detrás de él a la que no le interesa otro tipo de energía que no pueda controlar y lucrarse con ella. Hay pruebas fehacientes de que se ha conseguido la energía libre (energía limpia, ilimitada y gratuita) pero mientras esta gente tenga el control, jamás saldrá a la luz.

Y qué decir del hambre en el mundo. ¿Cómo es posible que haya gente muriendo de hambre, cuando se tiran toneladas de alimentos o se dejan pudrir cosechas enteras simplemente por intereses económicos?

Lo que está ocurriendo en España, Grecia y Portugal (no olvidemos que estos tres países vienen de tener dictaduras recientes) no es más que la imposición “aceptada por la masa aborregada” de unas medidas que acabarán con el estado del bienestar y convertirán a estos países en lo que siempre quiso la ultraderecha. Un estado para una minoría bien acomodada, servida fielmente por una gran masa trabajadora mal pagada, esclavizada y mal formada.

Estamos atravesando por un momento en el mundo en el que sólo hay dos salidas: un paso hacia delante o 10 pasos hacia atrás. De nosotros depende, así que aprovechémoslo.

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