martes, 8 de enero de 2013

EL CAMBIO ES INEVITABLE


La pregunta no es si debemos o no cambiar el actual sistema socioeconómico-monetario. La pregunta es cuándo. Pues bien. En mi opinión ya, y cuanto antes mejor.
Según los expertos en la materia, básicamente han sido dos las causas fundamentales que han generado el aumento de la llamada “riqueza” y el crecimiento poblacional en la tierra. Uno: el avance exponencial de la tecnología de producción, o sea, el ingenio y desarrollo científico; y dos: el descubrimiento excepcional de una fuente abundante de energía proveniente de los hidrocarburos, que actualmente es la base del sistema socioeconómico en el planeta.
Todo el mundo es consciente de que vivimos en la era del petróleo. Casi todo lo que está a nuestro alrededor es petróleo y está presente en todas las facetas de nuestra vida cotidiana. Se puede decir que hoy en día, en el mundo industrializado, comemos gracias al petróleo. Los fertilizantes se hacen a partir del gas natural. Los pesticidas con petróleo. Las máquinas para segar, arar, cosechar, etc., son propulsadas por petróleo. La comida se envuelve en plástico y el plástico es petróleo. De la misma manera, tu coche, tu casa, tus muebles, tu ordenador, tu teléfono y demás utensilios que utilizas a diario están hechos de petróleo. El petróleo está en todas partes y sólo gracias al petróleo se ha producido la expansión demográfica del planeta pasando, en los últimos 100 años, de 1.600 millones de habitantes, a principios del siglo XX, a los 7.000 millones de personas en el planeta hoy en día.
Los avances tecnológicos y la llegada a nuestra sociedad de esta energía fácil de transformar y barata, que, por cierto, sería equivalente a miles de millones de esclavos trabajando día y noche, han cambiado el mundo de un modo radical en el último siglo, pero el sistema de libre mercado “capitalista-monetario”  no ha sabido racionalizarlo y lo único que ha hecho es subiese al carro de estos dos acontecimientos creando un sistema de incentivos distorsionado y un incoherente y enormemente desigual método de utilización y distribución de esos frutos.
Hay alarmas saltando por todo el planeta de que la era del petróleo está llegando a su fin y, según parece, sin un sistema de energía desarrollado alternativo que pueda sustituirlo.
Actualmente la producción de petróleo es de unos 86 millones de barriles al día, y, según los expertos en energía, dentro de 10 años, cerca de 14 millones de barriles al día tendrán que ser reemplazados. ¿Reemplazados por qué? No hay hoy en día nada disponible que pueda satisfacer siquiera el 1% de este tipo de demanda. Si no hacemos algo rápidamente habrá una gran escasez energética en menos tiempo del que nos imaginamos.
Esto lo describió en 1989 Richard C. Duncan (Doctor en Ingeniería de Sistemas) en su “Teoría de Olduvai” donde muchas de sus predicciones ya se han cumplido  (La Teoría de Olduvai dice que la duración de la civilización industrial durará alrededor de 100 años y se define como el cociente e de la energía mundial a la población. Se inicia en 1930 cuando e llegó a 37% de su valor máximo y termina alrededor de 2030 cuando e regresa a ese valor)


Gráfico “Teoría de Olduvai”

Verdaderamente, este escenario ya fue planteado por primera vez por el historiador y filósofo Henry Adams cuando en 1893 dijo: la electrificación conducirá a la declinación social inevitablemente.
Otros estudiosos del tema energético prevén que para el año 2.050 las reservas petrolíferas sólo podrán mantener a la mitad de la población actual con el modo de vida vigente.
Hace tiempo que hemos tocado techo en la producción de petróleo, ya que consumimos más barriles por día que producimos y las reservas son limitadas. Así que o buscamos rápidamente alternativas y nos adaptamos a vivir de otra manera o, si esta gente tiene razón, lo vamos a pasar muy mal.
Por primera vez en la historia de la humanidad nos enfrentamos al agotamiento de un recurso básico y vital para nuestra forma de supervivencia actual. Y lo grave del caso es que, aun sabiendo que el petróleo está escaseando cada vez más, el actual sistema político-económico sigue animando a la gente a consumir más y más petróleo, para generar más PIB, agravando la decadencia a pasos agigantados.
La pregunta es: ¿hay soluciones? Por supuesto, pero el camino para lograr estos cambios no se está llevando a cabo porque la industria (cuya única función es el lucro) no invierte en energías renovables sostenibles que apenas dejan beneficios. Y si no hay incentivo monetario, las cosas, en este sistema, simplemente no suceden.
Todo lo que actualmente se está produciendo (crisis económicas, falta de puestos de trabajo, hambrunas, etc., no son sólo el resultado de la crisis energética, que también, sino del actual sistema político-económico-monetario que está totalmente obsoleto y desfasado para la vida de hoy en día.
El gran error ha sido el de no reconocer, hace décadas, que era necesario hacer un gran esfuerzo conjunto para desarrollar otras formas sostenibles de energía y otro sistema alternativo al sociopolítico-monetario actual que, no dejo de reconocer, tuvo en su día su razón de ser.
La conclusión es que este modelo de crecimiento perpetuo, consumo exacerbado (incluyendo la obsolescencia programada) de bienes y recursos y de intercambiar trabajo por ingresos monetarios está llegando a su fin y cuanto antes nos demos cuenta, mejor.
Los gobiernos, asesorados por los economistas, tratan inútilmente de incentivar el consumo para restablecer la prosperidad pasada. Algunos, como los EEUU están imprimiendo más dinero, sin ninguna garantía, para ver si la economía se recupera. Otros, como la UE, aplicando políticas de recortes sociales, a los más desfavorecidos, para ver si el famoso crecimiento regresa. Pero no va a regresar. Lo que ocurrirá, mejor dicho, ya está ocurriendo, es que entraremos, y de hecho ya hemos entrado, en unos ciclos, cada vez más cortos, de picos económicos, con subidas y bajadas de nuestra economía, entrando en un círculo vicioso que no durará mucho tiempo, ya que el actual modelo sociopolítico-económico es insostenible para afrontar los retos del siglo XXI.
No sé si a ti te pasará lo mismo, pero cada vez que veo un telediario, leo un periódico o escucho la radio, tengo la sensación que me toman por un estúpido. Creo que tratan de mantenernos aletargados, adoctrinándonos para que pensemos que esto es lo único que se puede y se debe hacer, y no es verdad. La democracia es un camelo, el dinero una estafa y la política el arte más sutil de engañar y distorsionar la realidad.
Actualmente, y gracias a Internet, hay multitud de movimientos repartidos por todo el mundo, como por ejemplo en España el 15-M, que promueven el cambio social mediante diferentes alternativas. Con unas estarás de acuerdo, con otras no tanto, pero debemos “mover el culo” y no esperar a que los de siempre decidan por nosotros. Tenemos que generar una “Masa Crítica” de personas, lo suficientemente grande, que tome conciencia de la necesidad de realizar una transición del sistema sociopolítico-económico-monetario actual a otro tipo de modelo sostenible mediante difusión y educación.
Disponemos de la tecnología y de los recursos para dar el salto.
La mayoría de los trabajos realizados por el hombre hoy en día son técnicamente innecesarios o bien inútiles socialmente. Sólo cumplen la función de ocupar a la gente para procurarse su manutención y no tienen ninguna incidencia positiva en la sociedad. De hecho, según los expertos en ingeniería social, el trabajo humano repetitivo se está volviendo obsoleto e inútil en todo el mundo, ya que, según estos expertos, el 75% de la mano de obra actual podría ser reemplazado por la mecanización mañana mismo. Las máquinas no necesitan vacaciones ni sueldos y pueden trabajar 24 horas al día, por ello, el trabajo que realizan ambos no tiene parangón. El incremento galopante del paro que estamos viendo hoy a nuestro alrededor es fundamentalmente el resultado de la evolución de la eficacia tecnológica, ya que la clase trabajadora se ha quedado obsoleta como consecuencia de esta evolución.
Por otro lado, en cuanto a los recursos en general, hoy por hoy disponemos de los recursos suficientes para hacer un modelo sostenible. Simplemente procurando que todo producto fabricado tenga la máxima duración posible y sea susceptible de reciclaje.
En cuanto al tema energético, todavía estamos a tiempo de desarrollar energías alternativas, antes de que se produzca la tan temida y anunciada catástrofe apocalíptica.
Bueno. Dicho esto, está claro que el cambio se va producir, lo quiera o no la élite. Se producirá simplemente por instinto de supervivencia y el ser humano, como cualquier otro animal, lo tiene y muy desarrollado.
De nosotros depende. No podemos seguir mirando hacia otro lado. Ya es hora de tomar conciencia y exigir los cambios. Pero no debemos dormirnos en los laureles. Hay que empezar ya, o nos arriesgamos a que cuando queramos darnos cuenta sea demasiado tarde. El cambio se va a producir de todas maneras, pero de nosotros depende el hacerlo cuanto antes y de la manera menos traumática y, además, hacerlo como nosotros queramos, no el cambio que tiene programado la élite y que está tratando de imponer actualmente.
No debemos seguir dejando el mundo en manos de políticos (la mayoría letrados o economistas) y banqueros. Ellos no saben de nada y no pueden aportar soluciones a cosas que no entienden, únicamente saben la forma más rápida de medrar y hacer dinero y eso es todo, así de simple, y no hay más.