domingo, 24 de febrero de 2013

EL PAPA NO DIMITE, LO ECHAN


La versión oficial sobre la dimisión del Papa Benedicto XVI es otra gran mentira difundida por los medios de comunicación que sirven a los intereses de la élite. Nada más lejos de la realidad lo que se nos ha vendido como la causa de la dimisión de Benedicto XVI.
El público católico, en general, ha aceptado de buen grado esta explicación ya que la religión, y con ella la iglesia católica, es uno de los pilares fundamentales de sus vidas. En cuanto a los no creyentes esto de la dimisión del Papa simplemente les trae sin cuidado.
Ese nido de víboras que es la “curia vaticana”, a la que pertenece Ratzinger, nada tiene que ver con las creencias de los millones de fieles que han sido, bajo mi punto de vista, engañados y adoctrinados en la fe católica desde la más tierna infancia, entre los que se encuentra un número muy elevado de buenas personas a las cuales respeto en sus creencias.
Empecemos por saber quién es y de dónde viene  este tal Ratzinger.
Joseph Ratzinger nació en Baviera, Alemania. Tiene un hermano (también sacerdote y que está relacionado en casos de pederastia) y una hermana, ya muerta, que nunca se casó y administro la casa del cardenal Ratzinger hasta que murió en 1991.
Ratzinger ingresó a los 14 años en las juventudes Hitlerianas, pasando a los 16 años al ejército donde sirvió hasta que desertó –qué casualidad- justo unos días antes de acabar la segunda guerra mundial. Fue hecho prisionero por las tropas aliadas pero inmediatamente puesto en libertad dado que argumentó que desertó para ser sacerdote, así que ya no le quedó otro remedio al angelito, vamos, digo yo…
Hace pocos días el Papa visitó en la cárcel al camarero, condenado por haber robado documentación secreta del Vaticano junto con un informático, del que se desconoce su paradero. Estos documentos comprometen muy seriamente a la iglesia católica en diferentes causas como son el blanqueo de dinero de la mafia, el tráfico de drogas y armas, los miles de escándalos de abusos sexuales y la explotación laboral y fraude económico en todos aquellos países donde se halla implantada la empresa más antigua del mundo.
¿Y por qué fue el Papa a la cárcel a visitar a un pobre camarero? Pues porque probablemente alguien le “sugirió” hacerlo o bien –como dice José Mota- se sintió obligao. Y mira por donde fue después de esa visita cuando el Papa anunció su renuncia.
Deducción; Ratzinger no dimite, no huye, lo echan. Y no lo echan las dos subsectas que dominan el Vaticano desde hace décadas –El Opus Dei y Los Legionarios de Cristo-, ambas sumidas en la corrupción y con estrechos lazos con el fascismo político o las mafias criminales, sino que lo echan dos jóvenes católicos de la confianza de Ratzinger que se asquearon de la corrupción en la iglesia católica y decidieron tirar de la manta, puesto que, no olvidemos, que los papeles sucios del Vaticano siguen en manos de sus sustractores; es decir, el camarero y el informático, y son ellos quienes le han obligado a dimitir si no quiere la iglesia que esos papeles salgan a la luz o vayan a parar a manos de los fiscales italianos que investigan sus conexiones con la mafia, el blanqueo de dinero negro del narcotráfico, la prostitución y la venta de armas.
Por otra parte, este acontecimiento del abandono del Papa podría suponer que el final de la iglesia católica está cerca, si tenemos en cuenta una de las llamadas profecías del monje irlandés Malaquías en el siglo XII.
Según la cuenta que hace Malaquías, Ratzinger es el Papa 111, el penúltimo Pontífice de su lista antes del fin de los tiempos, con lo que solo queda esperar la llegada del Ultimo Papa de la Iglesia Católica, el Papa 112, al que el clérigo visionario irlandés denomina como “Pedro el Romano“. Y esto es lo que dijo sobre él:
“En la última Persecución de la Santa Iglesia Romana tendrá su sede Pedro el Romano, que hará pacer sus ovejas entre muchas tribulaciones, tras las cuales, la ciudad de las siete colinas será derruida, y el juez tremendo juzgará al pueblo”.
No caería esa breva.