La versión oficial
sobre la dimisión del Papa Benedicto XVI es otra gran mentira difundida por los
medios de comunicación que sirven a los intereses de la élite. Nada más lejos
de la realidad lo que se nos ha vendido como la causa de la dimisión de
Benedicto XVI.
El público católico,
en general, ha aceptado de buen grado esta explicación ya que la religión, y
con ella la iglesia católica, es uno de los pilares fundamentales de sus vidas.
En cuanto a los no creyentes esto de la dimisión del Papa simplemente les trae
sin cuidado.
Ese nido de víboras
que es la “curia vaticana”, a la que pertenece Ratzinger, nada tiene que ver
con las creencias de los millones de fieles que han sido, bajo mi punto de
vista, engañados y adoctrinados en la fe católica desde la más tierna infancia,
entre los que se encuentra un número muy elevado de buenas personas a las
cuales respeto en sus creencias.
Empecemos por saber
quién es y de dónde viene este tal Ratzinger.
Joseph Ratzinger
nació en Baviera, Alemania. Tiene un hermano (también sacerdote y que está
relacionado en casos de pederastia) y una hermana, ya muerta, que nunca se casó
y administro la casa del cardenal Ratzinger
hasta que murió en 1991.
Ratzinger ingresó a
los 14 años en las juventudes Hitlerianas, pasando a los 16 años al ejército
donde sirvió hasta que desertó –qué casualidad- justo unos días antes de acabar
la segunda guerra mundial. Fue hecho prisionero por las tropas aliadas pero
inmediatamente puesto en libertad dado que argumentó que desertó para ser
sacerdote, así que ya no le quedó otro remedio al angelito, vamos, digo yo…
Hace pocos días el
Papa visitó en la cárcel al camarero, condenado por haber robado documentación
secreta del Vaticano junto con un informático, del que se desconoce su
paradero. Estos documentos comprometen muy seriamente a la iglesia católica en
diferentes causas como son el blanqueo de dinero de la mafia, el tráfico de
drogas y armas, los miles de escándalos de abusos sexuales y la explotación
laboral y fraude económico en todos aquellos países donde se halla implantada
la empresa más antigua del mundo.
¿Y por qué fue el
Papa a la cárcel a visitar a un pobre camarero? Pues porque probablemente
alguien le “sugirió” hacerlo o bien –como dice José Mota- se sintió obligao. Y mira
por donde fue después de esa visita cuando el Papa anunció su renuncia.
Deducción; Ratzinger
no dimite, no huye, lo echan. Y no lo echan las dos subsectas que dominan el
Vaticano desde hace décadas –El Opus Dei y Los Legionarios de Cristo-, ambas sumidas
en la corrupción y con estrechos lazos con el fascismo político o las mafias
criminales, sino que lo echan dos jóvenes católicos de la confianza de
Ratzinger que se asquearon de la corrupción en la iglesia católica y decidieron
tirar de la manta, puesto que, no olvidemos, que los papeles sucios del Vaticano
siguen en manos de sus sustractores; es decir, el camarero y el informático, y
son ellos quienes le han obligado a dimitir si no quiere la iglesia que esos
papeles salgan a la luz o vayan a parar a manos de los fiscales italianos que
investigan sus conexiones con la mafia, el blanqueo de dinero negro del
narcotráfico, la prostitución y la venta de armas.
Por otra parte, este
acontecimiento del abandono del Papa podría suponer que el final de la iglesia
católica está cerca, si tenemos en cuenta una de las llamadas profecías del
monje irlandés Malaquías en
el siglo XII.
Según la cuenta que
hace Malaquías, Ratzinger es el Papa
111, el penúltimo Pontífice de su lista antes del fin de los tiempos,
con lo que solo queda esperar la llegada del Ultimo Papa de la Iglesia Católica, el Papa 112, al que el clérigo
visionario irlandés denomina como “Pedro el Romano“. Y esto es lo que dijo
sobre él:
“En la última Persecución de la Santa Iglesia Romana tendrá su sede Pedro
el Romano, que hará pacer sus ovejas entre muchas tribulaciones, tras las
cuales, la ciudad de las siete colinas será derruida, y el juez tremendo
juzgará al pueblo”.
No caería esa breva.