jueves, 21 de marzo de 2013

EL CORRALITO DE CHIPRE


Siempre pasa igual.
Estoy harto de decirlo. Las crisis no existen, se provocan, y cada día van saliendo a la luz más casos en los que se ve claramente que todo es y ha sido provocado.
El último caso es el ejemplo chipriota. Otro caso claro de la utilización de la deuda contraída por un país para arrebatarle sus recursos naturales.
Mira por donde resulta que Chipre acaba de descubrir que tiene uno de los yacimientos de gas más grandes encontrados en los últimos años.
Pues sí. El yacimiento de gas 'Afrodita' situado en la plataforma continental de Chipre es el más grande de los descubiertos en la última década. En otoño de 2012 las autoridades chipriotas anunciaron que las reservas de gas equivalían a 1,7 billones de metros cúbicos y se evaluaban en unos dos billones de euros, pero en enero de 2013 el embajador de Chipre en Grecia precisó que las reservas eran dos veces mayores, es decir, 3,4 billones de metros cúbicos de gas y 235 millones de toneladas de petróleo. Fuente: Guenadi Mélnik, RIA Novosti
Dicho esto, que me explique alguien por qué un país con unas reservas de hidrocarburos, de ese calado, necesita un rescate de 10.000 millones de euros y, lo más sangrante, por qué necesita hacer una quita de los depósitos de los ahorradores.
¿No será que quieren distraer nuestra atención, y sobre todo la de los chipriotas, para vender (espoliar, diría yo) sus recursos de hidrocarburos, a precio de saldo, a las sanguijuelas de la industria energética, sin que prácticamente nadie se de cuenta? Por supuesto esto se haría con la connivencia del gobierno, como es habitual en estos casos.
Cerca de treinta empresas de quince países han presentado ya sus solicitudes para participar en el concurso público para hacerse con las concesiones, de modo que la lucha promete ser intensa para ver al final quién se queda con el pastel.
Y mira por donde tirando y tirando del hilo resulta que nos encontramos con que Grecia podría convertirse en el país número quince a nivel mundial en cuanto a reservas disponibles de gas natural: de acuerdo con las autoridades del país, en la plataforma continental al sur de Creta se han descubierto yacimientos de gas, capaces de proporcionar a la economía nacional 427 millones de euros, solucionando tanto los problemas energéticos como los financieros de Atenas. También se sigue intentando localizar en los mares Egeo y Jónico yacimientos de petróleo que, en opinión de los geólogos, también podrían ser considerables. Fuente: Guenadi Mélnik, RIA Novosti
Si esto es así, ahora se comprende mejor el rescate a Grecia ¿verdad? Que, por cierto, está siendo vendida, isla a isla, a algunos magnates árabes, entre otros.



jueves, 14 de marzo de 2013

ECONOMÍA DE HOY Y TECNOLOGÍA DE MAÑANA (6 razones para acabar con el sistema monetario)


Hoy en día la humanidad vive inmersa en dos sistemas de administración diametralmente antagónicos. Estamos hablando de la economía de mercado con su sistema monetario y de la tecnología y avance científico, en el que el desarrollo galopante del primero no deja crecer lo suficiente al segundo.
La consecuencia de mantener estos dos sistemas tan dispares el uno del otro, es lo que está produciendo una desestabilización social cada vez mayor y, como resultado, un continuo declive de la salud tanto física como mental de la población.
Veamos  qué es eso de la economía de mercado y el sistema monetario.
La economía, para Aristóteles, es la ciencia que se ocupa de la manera en que se administran unos recursos con el fin de satisfacer las necesidades que tienen las personas. Economizar también significa incrementar la eficiencia y reducir el desperdicio. Entonces, ¿por qué la economía de hoy no lo cumple? Es decir, ¿por qué la economía de hoy no satisface las necesidades de las personas, sino que las esclaviza, es ineficiente y promueve el despilfarro?
La misma definición de economía de mercado dice: Por economía de mercado se entiende la organización y asignación de la producción y el consumo de bienes y servicios que surge del juego entre la oferta y la demanda en una situación de competencia imperfecta.
Analicemos ahora la eficiencia de la economía de mercado frente a la eficiencia técnica, utilizando para ello seis parámetros económicos en los que se pone de manifiesto la incompatibilidad de los dos sistemas.
  1. Consumo y crecimiento: en una economía de mercado todo se basa en el constante incremento del consumo y perpetuo crecimiento, entre otras cosas, para mantener el empleo, pero si vivimos en un mundo de recursos limitados –la tierra es un sistema finito- esto es simple y llanamente una locura. Sin embargo, en una economía basada en la tecnología lo que se hace es optimizar los recursos, regularlos y no malgastarlos.
  2. Competencia: una economía de mercado está basada en la competencia personal, mientras que una economía tecnológica está  basada en la cooperación, más eficiente que la competencia. Si compites no puedes cooperar.
  3. Derecho a la propiedad privada: lo que entendemos por propiedad no es más que una palabra inventada que nos permite la restricción controlada, por algunos, de recursos y bienes hacia otros. La idea de que cada uno tenga un bien de todo tipo –ya sea material o intelectual- en propiedad para él solo, es absurdo. La economía basada en la tecnología no tiene nada en propiedad, todo se comparte y se intercambia.
  4. Obsolescencia: tanto si es intrínseca del producto como si es programada, es una aberración. No se pueden fabricar artículos de escasa calidad y poca duración sólo por el mero hecho de mantener una industria que necesita de la realización de compras reiteradas para conseguir mantenerse. Esto a la larga acabará con los recursos. En una economía basada en la tecnología esto no se produce ya que se busca obtener productos de la mayor calidad y duración y, además, productos diseñados para ser reciclados.
  5. Trabajo a cambio de dinero: en una economía de mercado la supervivencia del hombre depende inevitablemente de la habilidad de cada individuo para obtener un empleo remunerado. Este, y no otro, es tu derecho a la vida. ¿Qué significa esto para nuestro desarrollo en ciencia y tecnología? Pues que la llegada de la automatización y mecanización está haciendo que el empleo humano sea cada vez más escaso y, además, se esté quedando completamente obsoleto, dado que la mecanización es más productiva y eficiente que el trabajo humano. Este punto pone de manifiesto lo antagónico de los dos sistemas, donde la aplicación de uno de ellos es irremediablemente incompatible con el otro.
  6. Escasez e inseguridad: contrariamente a lo que la mayoría de la gente cree el dinero que genera la economía de consumo está directamente basado en la inseguridad y la ineficiencia; es decir, está basado en una anti-economía. La pobreza que vemos y el desequilibrio social no es sólo el resultado de la codicia de algunos seres humanos, que también, sino que es inherente al sistema. Con el sistema monetario actual para que unos ganen tiene que haber muchos que pierdan y, además, debe ser ineficiente, de otra manera no funcionaría. Una economía basada en la tecnología puede producir abundancia y seguridad, por lo que es infinitamente más ventajosa para la salud de las personas pero, evidentemente, es incompatible con el sistema monetario.
Una vez analizado y puesto de manifiesto la incongruencia de una economía de mercado, basada en la máxima de obtener el mayor beneficio monetario en el plazo de tiempo más corto posible (todo está supeditado a esto) frente a una economía basada en la tecnología, veamos ahora qué potencial social tenemos, lo que somos capaces de hacer, lo que nos espera si no lo hacemos y cómo podemos salir de este sistema que se ha quedado obsoleto para afrontar los retos de la humanidad en el siglo XXI, antes de que se produzca el colapso del mismo.
Existen una serie de problemas sociales que pueden verse a diario en los medios de comunicación: pobreza, desempleo, desestabilización, colapso de la deuda, contaminación, etc. Todos estos conceptos están completa y técnicamente obsoletos. Sí, esto es así, no te sorprendas. Ninguno de ellos debería existir en absoluto. Como mínimo podrían ser reducidos a un nivel muy básico. Eliminar las ineficiencias medioambientales y sociológicas inherentes a una economía de mercado se soluciona simplemente aplicando los conocimientos científicos modernos que resolverían o reducirían ampliamente todos estos problemas.
Ese es nuestro potencial, pero dado que lamentablemente no lo estamos desarrollando (por el marco económico en que nos encontramos) nos enfrentamos, si esto sigue así, inevitablemente ante un colapso de la sociedad, del cual no se habla lo suficiente y que, además, a nadie parece importarle.
En la sociedad actual, con una economía de mercado y un sistema monetario acaparando todas las facetas de nuestras vidas hay, por lo menos, cuatro aspectos del sistema abocados al fracaso que harán inevitable el colapso, que son:
  • El desempleo: Por cómo están yendo las cosas y lo eficiente de la mecanización de muchos puestos de trabajo, no volveremos a ver niveles de empleo como hemos visto en el pasado, eso se acabó. Y como, en este sistema, todos nosotros necesitamos un trabajo remunerado para subsistir, entonces,  ¿qué va a pasar con la gente desempleada? ¿van a vivir gratis? ¿la vamos a eliminar? Este va ha ser -de hecho ya es- uno de los principales problemas que el actual sistema no tiene capacidad de resolver.
  • La energía: el costo de la energía va a ser cada vez mayor puesto que vivimos en una economía energética basada en el consumo de hidrocarburos –que es un recurso limitado- y, de momento, no existe ninguna otra alternativa a corto plazo que la sustituya. Por lo tanto, si el colapso energético se produce, las consecuencias para la vida, tal y como la conocemos actualmente, pueden ser nefastas.
  • Los residuos: una economía de usar y tirar aplicada a una población de siete mil millones de habitantes terminará minando la salud del planeta.
  • La deuda: ¿es que nadie es capaz de darse cuenta de que la deuda jamás se va a poder pagar? ¿cómo vamos a arreglar eso?
En fin, visto esto, está claro que necesitamos eliminar de nuestras vidas el sistema monetario (origen de todos nuestros males) y encaminarnos hacia una transición para lograr una sociedad tecnológica más justa y equitativa.
Dado que tenemos implantada una guerra de valores entre ambos sistemas, el monetario y el tecnológico, ¿qué podemos hacer para inspirar un cambio y crear una reforma social de calado que acabe de una vez con uno de los sistemas que, por supuesto, debe ser el sistema monetario?
Esa es la gran pregunta. Pero esta pregunta debemos hacérnosla a título personal. ¿Qué harías tú? ¿De qué manera lo harías? ¿Qué tipo de conciencia social habría que impulsar? ¿Qué papel crees que podrías jugar? ¿Harás sólo aquello que te beneficie  a ti? ¿O te darás cuenta que tu propio interés vale menos que el interés de la sociedad como conjunto y es más eficiente para que podamos sobrevivir?

jueves, 7 de marzo de 2013

¿QUÉ PODEMOS HACER?


Ante la evidencia, cada vez mayor, de que nada es como nos dicen o nos han dicho que es, la gente se pregunta: Vale, bien, estoy de acuerdo con que todo está podrido, pero ¿Y ahora qué hacemos?

Esta pregunta ya me la han hecho en varias ocasiones y la respuesta creo que está aglutinada en el contenido de cada uno de los artículos que he difundido en mi blog. http://pepeluengo.blogspot.com.es/
El público, en general (aunque todavía no es una mayoría) ya no se traga los viejos paradigmas (religiosos, políticos, económicos, sociales…) del siglo XX y está dispuesto a cambiarlos. ¿Y por qué? Pues porque hoy en día la información fluye hasta debajo de las piedras y circula a tal velocidad que ahora es muy fácil desenmascarar a la oligarquía que siempre nos ha tenido subyugados.
Se está demandando un cambio sustancial en la sociedad –creo que de hecho ya estamos inmersos en él- pero este no se producirá de la noche a la mañana y probablemente necesite de varias fases o etapas para poder ser llevado a cabo. En este sentido hoy en día hay un montón de movimientos, repartidos por todo el mundo, que promulgan el cambio proponiendo diferentes vías para realizarlo. Pero en lo que coinciden todos es en que lo primero que se tiene que provocar es un cambio radical en nuestra manera de pensar y aceptar que queremos vivir de otra manera, es decir, debemos generar una masa crítica de personas, lo suficientemente grande, que tomen conciencia de la necesidad del cambio.
Una vez conseguido esto podremos plantearnos otro tipo de sociedad o de paradigma en el que queramos vivir pero, ojo…, hay una cosa que debemos tener en cuenta y que es de vital importancia para que realmente se produzca un cambio sustancial. Si no acabamos con el sistema monetario, tal y como funciona actualmente, jamás, repito, jamás conseguiremos cambiar nada, a lo sumo conseguiremos maquillarlo, y ese si es un reto para el siglo XXI. 

viernes, 1 de marzo de 2013

ELECCIONES EN ITALIA. MÁS DE LO MISMO


En Italia ocurrirá lo mismo que en Grecia. Hasta que no salga de las urnas el resultado que le convenga a los de siempre, que no son otros que los que controlan el gran capital, no pararán. ¿Y cómo lo van a hacer? Pues también como siempre, con la estrategia del miedo, y no vamos a tardar mucho en comprobarlo.
De momento el día siguiente de las elecciones bajaron las bolsas (alguien se forró haciendo posiciones cortas) y subieron las primas de riesgo. De esta forma se metió el miedo en el cuerpo a los italianos, y por añadido al resto de Europa, diciendo que el país con estos resultados es ingobernable y que peligra la recuperación económica del viejo continente. Mentiruscos gordos ataos con piedras, que diría José Mota. Lo que se pretende verdaderamente es seguir diezmando a la clase media.
Vivimos en un mundo donde el verdadero poder es la economía. Todo lo demás es ficticio y está puesto ahí para nuestra distracción, incluso los estados. Estos ya sólo existen simbólicamente y no tienen relevancia ninguna.
Todo lo que se está produciendo hoy en día no es más que el resultado de algo que empezó hace décadas y que, según parece, está dando sus frutos.
En 1948 la Fundación Rockfeller subvencionó un ciclo de estudios de 4 años en el Harvard College, creando el Harvard Economic Research Project para estudiar la estructura de la economía americana.
El objetivo de la investigación económica, tal como se llevó a cabo por los dirigentes del capital (bancos) y de las industrias de bienes y servicios, fue el establecimiento de una economía totalmente previsible, predecible y manipulable.
A fin de alcanzar una economía totalmente predecible (así figura en el Manual “Armas silenciosas para Guerras Tranquilas”) las clases inferiores de la sociedad deben ser controladas en su totalidad; es decir, ser sometidas desde la más tierna infancia, antes de que tengan una oportunidad de hacerse preguntas sobre quién toma las decisiones importantes de sus vidas o cuestionarse por qué ellos no tienen acceso a la mayoría de las cosas. Es por esto que la calidad de la educación dada a las clases inferiores debe ser la más pobre posible, de manera que la brecha de la ignorancia que aísla las clases inferiores de las clases superiores sea y permanezca incomprensible para las clases inferiores. Esta forma de esclavitud es esencial para mantener un cierto nivel de orden social, paz y de tranquilidad para las clases superiores dirigentes.
Ya lo dijo Mayer Amshel Rothschild (banquero alemán fundador de la banca Rothschild, 1743-1812) "Dadme el control sobre la moneda de una nación, y no tendré por qué preocuparme de aquellos que hacen sus leyes."