En Italia ocurrirá
lo mismo que en Grecia. Hasta que no salga de las urnas el resultado que le
convenga a los de siempre, que no son otros que los que controlan el gran
capital, no pararán. ¿Y cómo lo van a hacer? Pues también como siempre, con la
estrategia del miedo, y no vamos a tardar mucho en comprobarlo.
De momento el día
siguiente de las elecciones bajaron las bolsas (alguien se forró haciendo
posiciones cortas) y subieron las primas de riesgo. De esta forma se metió el
miedo en el cuerpo a los italianos, y por añadido al resto de Europa, diciendo
que el país con estos resultados es ingobernable y que peligra la recuperación
económica del viejo continente. Mentiruscos
gordos ataos con piedras, que diría José Mota. Lo que se pretende
verdaderamente es seguir diezmando a la clase media.
Vivimos en un mundo
donde el verdadero poder es la economía. Todo lo demás es ficticio y está
puesto ahí para nuestra distracción, incluso los estados. Estos ya sólo existen
simbólicamente y no tienen relevancia ninguna.
Todo lo que se está
produciendo hoy en día no es más que el resultado de algo que empezó hace
décadas y que, según parece, está dando sus frutos.
En 1948 la
Fundación Rockfeller subvencionó un ciclo de estudios de 4 años en el Harvard
College, creando el Harvard Economic Research Project para estudiar la estructura
de la economía americana.
El objetivo de la
investigación económica, tal como se llevó a cabo por los dirigentes del
capital (bancos) y de las industrias de bienes y servicios, fue el establecimiento de
una economía totalmente previsible,
predecible y manipulable.
A fin de alcanzar
una economía totalmente predecible (así figura en el Manual “Armas silenciosas
para Guerras Tranquilas”) las clases inferiores de la sociedad deben ser
controladas en su totalidad; es decir, ser sometidas desde la más tierna
infancia, antes de que tengan una oportunidad de hacerse preguntas sobre quién
toma las decisiones importantes de sus vidas o cuestionarse por qué ellos no tienen
acceso a la mayoría de las cosas. Es por esto que la calidad de la educación
dada a las clases inferiores debe ser la más pobre posible, de manera que la
brecha de la ignorancia que aísla las clases inferiores de las clases
superiores sea y permanezca incomprensible para las clases inferiores. Esta
forma de esclavitud es esencial para mantener un cierto nivel de orden social,
paz y de tranquilidad para las clases superiores dirigentes.
Ya lo dijo Mayer
Amshel Rothschild (banquero alemán fundador de la banca Rothschild, 1743-1812)
"Dadme el control sobre la moneda de una nación, y no tendré por qué
preocuparme de aquellos que hacen sus leyes."