Cada día que pasa el actual sistema
económico-monetario está más en entredicho.
Las trampas de este sistema injusto, perverso
y especulador son de tal calado que ya es muy difícil sostenerlo. La confianza
en el sistema está quebrada, la economía va cada día de mal en peor y, lo que
es más importante, las nuevas generaciones no muestran ningún interés en
continuar con esta farsa.
A nadie se le escapa ya que el mal reparto de
la riqueza en el mundo es la causa de todos nuestros males y este sistema no
hace más que agravar la situación.
Vivimos en un mundo tecnológico con unas
posibilidades inmensas de solucionar, de una vez por todas, la mayoría de
nuestros problemas, pero si seguimos atrapados en el sistema económico-monetario
actual no lo conseguiremos.
En el mundo ya hay varias iniciativas que
utilizan otro tipo de economía, para el intercambio de bienes y servicios, sin
que medie para ello el dinero.
Hablaremos ahora de algunas de ellas.
La primera de estas economías, ya utilizada
anteriormente por nuestros ancestros, es el trueque. No es de extrañar
que en los próximos años, localmente focalizadas, sigan expandiéndose
iniciativas de economías basadas en el trueque o en monedas que son sólo
utilizadas en pequeñas zonas, las cuales permiten una buena alternativa ante la
coacción y desproporcionada subida de impuestos, por parte de los Estados, y
los abusos de los bancos en momentos de
tensión económica.
Otra manera de economía es la basada en el
tiempo. Este tipo de economía toma como unidad de intercambio de bienes y
servicios las “horas-hombre”, o mejor dicho, el tiempo que tarda un ser humano
en realizar una determinada tarea de forma efectiva y completa.
Diferentes enfoques proponen una economía
basada en el tiempo para una sociedad orientada al servicio, donde las horas de
servicio entregadas por un individuo pueden ser cambiadas para recibir otros
servicios. Por ejemplo: las horas que un individuo ha dedicado a la confección
de un circuito electrónico, pueden ser cambiadas por otros servicios, como
clases de guitarra, comida en un restaurante, etc. Los "bancos de
tiempo" se basan en este mecanismo y cuentan con una creciente aceptación en
EEUU, Nueva Zelanda y Australia.
Otro tipo de economía es la basada en criptomonedas.
Es un nuevo tipo de economía que ha emergido de la sociedad cibernética.
El poder de Internet brinda la oportunidad de permitir el intercambio de bienes
y servicios, mediante criptomonedas, para realizar prácticamente cualquier
operación sin la intervención de bancos, gobiernos o algún otro órgano
regulador.
Las criptomonedas son monedas virtuales encriptadas,
de modo que no se puede conocer la identidad real del emisor ni el receptor de
éstas (a menos que estos así lo quieran) y, además, no se pueden utilizar más
de una vez por un mismo individuo.
La divisa que inició esta revolución se llama “Bitcoin”
y ha recibido diversas amenazas por parte de varios gobiernos. También ha
sido acusada de permitir el blanqueo de dinero del narcotráfico y del tráfico
de armas, entre otras cosas, de lo cual es absolutamente culpable, pero no más
culpable que cualquier otra moneda oficial. El ataque masivo por parte de los
estados a esta moneda es sencillamente porque no pueden tener el control sobre
ella.
Una de las economías más polémicas, pero a la
vez más esperanzadora, es la economía popularizada por el ingeniero social
Jaque Fresco y el Movimiento “Zeitgeist” que propone un sistema global donde no
exista el dinero y todos los bienes sean comunes. Es una economía basada en
los recursos (EBR) la tecnología y el método científico.
En la EBR las decisiones se toman mediante el método
científico en vez de permitir que unos pocos individuos decidan por el resto de
la humanidad. De esta manera se puede llegar a soluciones reales para los
problemas de los individuos, a la vez que se impide actuar por intereses económicos
personales egoístas.
Se trata de un sistema complejo que dice que
es capaz de garantizar la alimentación, el cobijo y la buena salud de todas las
personas. Para ello se sirve de la completa liberación del poder tecnológico. Gracias
a la tecnología actual es fácil producir alimentos para dar de comer al 100% de
la población mundial y darles todo lo que necesitan para tener un buen nivel de
vida. La automatización de la mayoría de trabajos y la liberación de todos los
conocimientos son la base de este nuevo sistema. Si ambos aspectos se
expandieran por todo el mundo, el sistema monetario dejaría de tener sentido y
se podría garantizar el acceso universal a un buen nivel de vida, sin la
necesidad de establecer relaciones de servidumbre, como el trabajo forzado al
que actualmente gran parte de la humanidad se ve sometido para poder subsistir.
Es por ello que en la EBR la humanidad puede llegar a prosperar más justamente.
Por último está lo que Nicolás Sarcozy dio en
llamar la “refundación del capitalismo”, que llamaremos Nuevo Capitalismo,
en el cual estamos inmersos de lleno y es el sistema al que nos dirigimos
actualmente.
La economía del siglo XXI intenta dar un aire
fresco al capitalismo incorporando nuevos elementos de control. Propone un
panorama donde los consensos “oficiales” determinan diversas formas para
controlar el flujo económico a través de sus preceptos, que no son otros que
los preceptos del neoliberalismo.
Una de estas iniciativas actualmente se
desarrolla en el marco medioambiental-económico y es la de impulsar el impuesto
al carbono, donde las empresas con menos emisiones de las permitidas generan
créditos que son vendidos a otras entidades que sobrepasaron su límite. Este
movimiento político basado en el burdo “consenso científico” del
cambio climático emula -en forma de impuestos- los créditos de
energía propuestos por el movimiento tecnocrático norteamericano del siglo
pasado, el cual idealizó la integración global a través de grandes estados
continentales que basarían los valores de su economía en la energía necesaria
para producir bienes
Este sistema ha sido implementado parcialmente
al día de hoy en lugares tales como Australia, Estados Unidos, China, la Unión
Europea y Sudáfrica. Se espera que para el año 2014 este mercado sea aprobado
por prácticamente todo el mundo. Pero, ¡oh!, ¡sorpresa! ¿Quién se ha hecho con
el monopolio del carbono? Pues alguien tan “desconocido” como la familia Rothschild,
por lo que la desconfianza en esta iniciativa es total, incluso hay voces
científicas que claramente ya desmienten el tan afamado cambio climático.
La nueva cara del Nuevo Capitalismo también pretende
impulsar la creación de una moneda global y la conversión de la Reserva Federal
(FED) de EE.UU. en un organismo supranacional bancario, para crear así un
único banco central mundial y una única moneda para toda la humanidad que, por
si aun no te has enterado, te diré que forma
parte del programa para la creación de lo que se ha dado en llamar “nuevo orden
mundial”.
Esta economía es la que está posicionada más fuertemente
en la actualidad y es la que se pretende que predomine en los próximos años
pero, por nuestro bien, esperemos que su auge tenga una duración corta y
limitada, dado que su impopularidad se hace cada día más evidente, ya que
favorece claramente a los más ricos en detrimento de los más pobres.
Como conclusión final diré que lo más probable
y deseable es que varios tipos de economía (no sólo estos aquí mencionados,
sino otros) puedan confluir perfectamente en armonía y no sea necesario
posicionar alguno de ellos como una institución totalitaria, como se viene
haciendo hasta ahora. De ser así, y sobre todo si triunfa el Nuevo Capitalismo,
estaríamos hablando de una economía que tarde o temprano colapsará y llevará el
caos y la miseria a todo el planeta.
Como quiera que la
tecnología poco a poco se va imponiendo como el principal medio de control
sobre la humanidad, de nosotros depende -y sólo de nosotros- no aceptar la
homogenización de una nueva economía global, sino permitir una mayor diversificación
y libertad de economías en todo el mundo. Sólo así podremos escapar del yugo
opresor que nos impone el actual sistema económico-monetario.