martes, 29 de octubre de 2013

LA ECONOMÍA MUNDIAL EN UN FUTURO NO MUY LEJANO

Cada día que pasa el actual sistema económico-monetario está más en entredicho.
Las trampas de este sistema injusto, perverso y especulador son de tal calado que ya es muy difícil sostenerlo. La confianza en el sistema está quebrada, la economía va cada día de mal en peor y, lo que es más importante, las nuevas generaciones no muestran ningún interés en continuar con esta farsa.
A nadie se le escapa ya que el mal reparto de la riqueza en el mundo es la causa de todos nuestros males y este sistema no hace más que agravar la situación.
Vivimos en un mundo tecnológico con unas posibilidades inmensas de solucionar, de una vez por todas, la mayoría de nuestros problemas, pero si seguimos atrapados en el sistema económico-monetario actual no lo conseguiremos.
En el mundo ya hay varias iniciativas que utilizan otro tipo de economía, para el intercambio de bienes y servicios, sin que medie para ello el dinero.
Hablaremos ahora de algunas de ellas.
La primera de estas economías, ya utilizada anteriormente por nuestros ancestros, es el trueque. No es de extrañar que en los próximos años, localmente focalizadas, sigan expandiéndose iniciativas de economías basadas en el trueque o en monedas que son sólo utilizadas en pequeñas zonas, las cuales permiten una buena alternativa ante la coacción y desproporcionada subida de impuestos, por parte de los Estados, y los abusos de los bancos en  momentos de tensión económica.
Otra manera de economía es la basada en el tiempo. Este tipo de economía toma como unidad de intercambio de bienes y servicios las “horas-hombre”, o mejor dicho, el tiempo que tarda un ser humano en realizar una determinada tarea de forma efectiva y completa.
Diferentes enfoques proponen una economía basada en el tiempo para una sociedad orientada al servicio, donde las horas de servicio entregadas por un individuo pueden ser cambiadas para recibir otros servicios. Por ejemplo: las horas que un individuo ha dedicado a la confección de un circuito electrónico, pueden ser cambiadas por otros servicios, como clases de guitarra, comida en un restaurante, etc. Los "bancos de tiempo" se basan en este mecanismo y cuentan con una creciente aceptación en EEUU, Nueva Zelanda y Australia.
Otro tipo de economía es la basada en criptomonedas. Es un nuevo tipo de economía que ha emergido de la sociedad cibernética. El poder de Internet brinda la oportunidad de permitir el intercambio de bienes y servicios, mediante criptomonedas, para realizar prácticamente cualquier operación sin la intervención de bancos, gobiernos o algún otro órgano regulador.
Las criptomonedas son monedas virtuales encriptadas, de modo que no se puede conocer la identidad real del emisor ni el receptor de éstas (a menos que estos así lo quieran) y, además, no se pueden utilizar más de una vez por un mismo individuo.
La divisa que inició esta revolución se llama “Bitcoin” y ha recibido diversas amenazas por parte de varios gobiernos. También ha sido acusada de permitir el blanqueo de dinero del narcotráfico y del tráfico de armas, entre otras cosas, de lo cual es absolutamente culpable, pero no más culpable que cualquier otra moneda oficial. El ataque masivo por parte de los estados a esta moneda es sencillamente porque no pueden tener el control sobre ella.
Una de las economías más polémicas, pero a la vez más esperanzadora, es la economía popularizada por el ingeniero social Jaque Fresco y el Movimiento “Zeitgeist” que propone un sistema global donde no exista el dinero y todos los bienes sean comunes. Es una economía basada en los recursos (EBR) la tecnología y el método científico.
En la EBR las decisiones se toman mediante el método científico en vez de permitir que unos pocos individuos decidan por el resto de la humanidad. De esta manera se puede llegar a soluciones reales para los problemas de los individuos, a la vez que se impide actuar por intereses económicos personales egoístas.
Se trata de un sistema complejo que dice que es capaz de garantizar la alimentación, el cobijo y la buena salud de todas las personas. Para ello se sirve de la completa liberación del poder tecnológico. Gracias a la tecnología actual es fácil producir alimentos para dar de comer al 100% de la población mundial y darles todo lo que necesitan para tener un buen nivel de vida. La automatización de la mayoría de trabajos y la liberación de todos los conocimientos son la base de este nuevo sistema. Si ambos aspectos se expandieran por todo el mundo, el sistema monetario dejaría de tener sentido y se podría garantizar el acceso universal a un buen nivel de vida, sin la necesidad de establecer relaciones de servidumbre, como el trabajo forzado al que actualmente gran parte de la humanidad se ve sometido para poder subsistir. Es por ello que en la EBR la humanidad puede llegar a prosperar más justamente.
Por último está lo que Nicolás Sarcozy dio en llamar la “refundación del capitalismo”, que llamaremos Nuevo Capitalismo, en el cual estamos inmersos de lleno y es el sistema al que nos dirigimos actualmente.
La economía del siglo XXI intenta dar un aire fresco al capitalismo incorporando nuevos elementos de control. Propone un panorama donde los consensos “oficiales” determinan diversas formas para controlar el flujo económico a través de sus preceptos, que no son otros que los preceptos del neoliberalismo.
Una de estas iniciativas actualmente se desarrolla en el marco medioambiental-económico y es la de impulsar el impuesto al carbono, donde las empresas con menos emisiones de las permitidas generan créditos que son vendidos a otras entidades que sobrepasaron su límite. Este movimiento político basado en el burdo “consenso científico” del cambio climático emula -en forma de impuestos- los créditos de energía propuestos por el movimiento tecnocrático norteamericano del siglo pasado, el cual idealizó la integración global a través de grandes estados continentales que basarían los valores de su economía en la energía necesaria para producir bienes
Este sistema ha sido implementado parcialmente al día de hoy en lugares tales como Australia, Estados Unidos, China, la Unión Europea y Sudáfrica. Se espera que para el año 2014 este mercado sea aprobado por prácticamente todo el mundo. Pero, ¡oh!, ¡sorpresa! ¿Quién se ha hecho con el monopolio del carbono? Pues alguien tan “desconocido” como la familia Rothschild, por lo que la desconfianza en esta iniciativa es total, incluso hay voces científicas que claramente ya desmienten el tan afamado cambio climático.
La nueva cara del Nuevo Capitalismo también pretende impulsar la creación de una moneda global y la conversión de la Reserva Federal (FED) de EE.UU. en un organismo supranacional bancario, para crear así un único banco central mundial y una única moneda para toda la humanidad que, por si aun no te has enterado,  te diré que forma parte del programa para la creación de lo que se ha dado en llamar “nuevo orden mundial”.
Esta economía es la que está posicionada más fuertemente en la actualidad y es la que se pretende que predomine en los próximos años pero, por nuestro bien, esperemos que su auge tenga una duración corta y limitada, dado que su impopularidad se hace cada día más evidente, ya que favorece claramente a los más ricos en detrimento de los más pobres.
Como conclusión final diré que lo más probable y deseable es que varios tipos de economía (no sólo estos aquí mencionados, sino otros) puedan confluir perfectamente en armonía y no sea necesario posicionar alguno de ellos como una institución totalitaria, como se viene haciendo hasta ahora. De ser así, y sobre todo si triunfa el Nuevo Capitalismo, estaríamos hablando de una economía que tarde o temprano colapsará y llevará el caos y la miseria a todo el planeta.
Como quiera que la tecnología poco a poco se va imponiendo como el principal medio de control sobre la humanidad, de nosotros depende -y sólo de nosotros- no aceptar la homogenización de una nueva economía global, sino permitir una mayor diversificación y libertad de economías en todo el mundo. Sólo así podremos escapar del yugo opresor que nos impone el actual sistema económico-monetario.