martes, 31 de diciembre de 2013

AMENAZA REAL PARA LA CLASE TRABAJADORA POCO CUALIFICADA

Últimamente, cada día nos levantamos con la noticia de que ha cerrado otra gran empresa o que se ha despedido a un número importante de trabajadores.
Nos dicen que todo esto es consecuencia de “la crisis” y que tarde o temprano las aguas retornarán a su cauce y se volverá a crear empleo. Y no es verdad.
Lo que ocurre es que el trabajo que se destruye cada día, en todo el mundo, está siendo reemplazado por máquinas, robot y ordenadores. En definitiva, todos esos puestos de trabajo están siendo sustituidos por la tecnología. Esto lo podemos comprobar en nuestra vida cotidiana cuando vamos al banco y utilizamos un cajero automático o cuando vamos al supermercado y le pagamos a una máquina o facturamos electrónicamente en un aeropuerto sin que intervenga ninguna persona en cada uno de estos procesos.
Sí, esto es así, y negar la evidencia no nos va a sacar de este atolladero. La tecnología está acabando con la clase trabajadora poco cualificada en todo el planeta y, sin embargo, paradójicamente, las empresas de vanguardia tienen verdadera dificultad para encontrar trabajadores altamente cualificados.
Según un estudio realizado en la Universidad de Oxford por los economistas Carl Frey y Michael Osborne,  cerca de la mitad de los empleos, en los Estados Unidos, están en peligro de ser automatizados. En concreto, de los 702 tipos de puestos de trabajo que los economistas analizaron, prácticamente la mitad corre el riesgo de ser totalmente sustituido por máquinas. Y, ya se sabe. Lo que ocurre en Estados Unidos, tarde o temprano nos termina afectando.
Las innovaciones tecnológicas de fabricación durante el siglo XIX sustituyeron gran parte de la mano de obra cualificada en industrias como la textil o la producción de herramientas. A continuación, la revolución informática del siglo XX provocó la eliminación de puestos de trabajo con ingresos medios, tales como secretarias, delineantes, administrativos, etc. La próxima generación de ordenadores y nuevas máquinas sustituirá, durante las próximas décadas, a los empleados de bajos ingresos, aquellos poco cualificados. Entonces, ¿qué puestos de trabajo no van a desaparecer o se van a crear? Pues  prácticamente aquellos que requieren de inteligencia creativa, como la ciencia y la ingeniería, o los que exigen una inteligencia social, como es la atención sanitaria, la educación, el arte y la cultura.
Todo lo que está sucediendo, y que a nadie parece importarle, no es más que el final de un modelo “económico-social” que, más o menos, ha funcionado hasta ahora, pero que la tecnología lo ha dejado totalmente obsoleto.
La situación actual no deja de ser paradójica.
Hoy en día la productividad está en niveles de récord. Jamás en la historia de la humanidad hemos tenido la capacidad de producir más de lo que somos capaces de consumir. Al mismo tiempo, la innovación nunca ha crecido tan rápidamente como ahora.
Sin embargo, por otra parte, cada día no hacen más que desaparecer puestos de trabajo y los salarios de la clase trabajadora, que aun dispone de un empleo, están cayendo empicados. En definitiva. Las personas se están quedando fuera del sistema porque la tecnología avanza demasiado rápido (cosa que no hace las humanidades) y no estamos haciendo bien las cosas para asumir el cambio.
Pensar que dentro del sistema actual puede sustituirse al trabajador remunerado, cuya vida depende exclusivamente de eso, por una máquina, sin que existan consecuencias inmediatas, es no tener los pies en el suelo. Y si a esto le sumamos que ya somos 7.000 millones de seres humanos, lo que resulta es  una mezcla altamente explosiva. Y claro está. La consecuencia –según han decidido nuestros “dueños”- no va a ser otra que la de acometer una drástica reducción de la población mundial.
Esta reducción de la población mundial no necesariamente se llevará a cabo de inmediato. Más bien, lo que se hará –mejor dicho, ya se está haciendo- es empobrecer y marginar a toda esa clase trabajadora que, por otra parte, ya no es necesaria, para arrinconarla en guetos, no dándole opción a tener acceso a la mayoría de los recursos del planeta, hasta que poco a poco vayan desapareciendo del globo terráqueo. En definitiva. Nuestros “dueños” quieren una población mundial diseñada a la carta.
Nos guste o no, este es el futuro que nos espera en las próximas décadas, salvo que nos tomemos estos temas de una vez en serio y no dejemos que sean otros los que decidan por nosotros.

viernes, 13 de diciembre de 2013

¿CATACLISMO ECONÓMICO MUNDIAL?

Según los acontecimientos acaecidos en los últimos años, todo parece indicar que nos dirigimos a un evento programado que no es otro que un cataclismo económico mundial.
¿Será verdad? ¿Serán capaces de hacerlo?
Todo parece indicar que sí, y de llevarse a cabo, creo que no tardaremos mucho en verlo. Con este cataclismo económico lo que se pretende conseguir es que sean los propios ciudadanos los que demanden a las autoridades un mayor control y mano dura, para así imponernos definitivamente el llamado “nuevo orden mundial”.
No hay más que analizar lo que ha sucedido en los últimos años y lo que está ocurriendo ahora.
En los últimos años, con las políticas neoliberales aplicadas en prácticamente todo el mundo, se ha empobrecido a las clases medias y aniquilando la mayoría de sus derechos, aunque parece ser que no lo suficiente. Por eso, ahora, se va a dar el salto definitivo provocando un cataclismo económico mundial sin precedentes.
Y, ¿en qué me baso para decir esto? Pues en algunos indicios económicos que han aparecido en los últimos meses y que invitan a pensar que se va a producir un colapso masivo de la economía mundial no tardando mucho.
La fluctuación diaria de las bolsas, con picos de sierra (subidas y bajadas) antes nunca vistos en periodos tan cortos de tiempo, no son precisamente síntomas de una estabilidad económica. Y, lo que es más preocupante. El índice Dow Jones está alcanzando altas cotas que no se veían desde hace muchos años (y eso que estamos inmersos en una crisis mundial) y sin embargo, la mayoría de los grandes inversionistas que, por si no lo sabes, disponen de información privilegiada, están vendiendo masivamente sus acciones, mientras que, por otra parte, la gran banca está empujando a los pequeños ahorradores a invertir sus capitales en bolsa, dado que los clásicos depósitos de renta fija, utilizados hasta ahora por los ahorradores, dan una mierda de rentabilidad que a duras penas te llegan para comprar un puto bolígrafo. Y claro está, si eres un poco observador, y seguidor de los acontecimientos, te darás cuenta de que esto es precisamente lo que suele ocurrir antes del estallido de las grandes burbujas económicas.
Otro gran indicador es el aumento de las reservas de oro por parte de los grandes países, puesto que se está produciendo una masiva compra de oro a través de sus bancos centrales. Uno de los principales países que está comprando oro en grandes cantidades es China. Y digo yo. ¿Para qué coños quieren el oro si ya fue derogado el patrón oro de los acuerdos de Bretton Wood? Ah!! Ahora caigo. Es que probablemente el oro les vendrá muy bien si se produce un cataclismo económico ¿verdad?
Y ¿qué decir de la economía europea? Aquí en Europa las tensiones económicas aumentan a velocidad de vértigo. Cada día se aprueban nuevas medidas, cada vez más agresivas, que van en contra de lo que sería una política de ayuda a la economía. La deuda de los países crece y crece y a nadie parece importarle que jamás se va a poder pagar ¿Y por qué y para qué? Pues a mí sólo me encaja una cosa. Que se la quieren cargar. Y me estoy refiriendo, por supuesto, a la economía.
El mundo que la élite está diseñando para el futuro del planeta no cuenta con la mayoría de la gente. Están preparando un mundo únicamente para un 20% de la población mundial. Según ellos, los mejores. Por eso quiere deshacerse de todos los borregos, gañanes y analfabetos. En definitiva, de todos aquellos “estómagos vacios” que decía Henry Kissinger.
El “nuevo orden mundial” no es que vaya a venir, es que ya está aquí. Y como he dicho no cuentan ni contigo ni conmigo, y si a nosotros no nos importa, pues imagínate a ellos. Están encantadísimos, porque el cataclismo económico del que te hablo, a ellos, no les va a afectar.
La mayoría de la gente sigue esperanzada en que la crisis se va a resolver. Por supuesto que se va a resolver, en eso no les falta razón. Pero lo que ellos creen es que se va a volver a los estadios que tuvimos antes de la crisis, y eso si que no se va a producir.
Por otra parte, claro que es verdad que en el mundo se necesita un cambio, dado que el actual paradigma económico se ha quedado totalmente obsoleto debido a los avances tecnológicos, pero el cambio que necesita el mundo no es, bajo mi punto de vista, este “apaño” que se está llevando a cabo sin que nosotros participemos.
Bueno, ante esta perspectiva sólo podemos hacer dos cosas. Una quedarnos a esperar a ver qué pasa (que es lo que estamos haciendo) con el riesgo de que lo que pase no sea al final de nuestro agrado, y, otra, tomar nosotros la iniciativa y no dejar que sean los de siempre los que decidan nuestro futuro y el de nuestros hijos.