Que nuestro sistema económico-monetario colapsará,
eso es seguro. La pregunta es ¿cuándo?
En el actual
sistema capitalista, hoy por hoy, la tendencia de las empresas para ser más competitivas
y seguir generando beneficios es la de disminuir los costes de producción. Para
ello utilizan cada vez más los avances tecnológicos y como consecuencia de esto
cada día más trabajadores pasan a engrosar las listas del paro, dado que cada
puesto de trabajo que ha sido sustituido por una máquina jamás será
recuperado.
Este aumento del
paro que estamos viviendo no va a descender, bueno, salvo si lo sustituimos por
trabajo temporal y precario, como se ha hecho ya en otros países y estamos
empezando a hacer nosotros ahora. Pero esto es una solución temporal a corto
plazo, un parche y nada más.
La historia de la económica nos demuestra que según se han ido generando
avances en los métodos de producción se ha provocado una migración del trabajo
por sectores. Así del sector agrícola se pasó al sector industrial y de este al
sector servicios. Pero del sector servicios ya no se puede migrar a ningún otro
sitio, sencillamente porque no existe ningún otro sector al que migrar.
Los gobernantes del
mundo están seriamente preocupados por el desempleo que últimamente se está
produciendo. Esto, aparte de generar pobreza entre la población, engendra
desprecio hacia la clase política y conlleva el peligro eminente de que se
produzca una revolución. Por lo tanto, ante este riesgo, lo que hace la clase
política es apaciguar a los ciudadanos creando “burbujas” cíclicas, en algún
sector determinado (ciclos, por otra parte, cada vez más cortos) para después
aplicar duras restricciones y volver a estadios anteriores.
Lo que se hace ante
una recesión –como la que estamos viviendo actualmente- es inyectar liquidez al
sistema mediante la emisión de más dinero y bajar los tipos de interés. Eso,
como podrás imaginar, es pan para hoy y hambre para mañana, puesto que ese
dinero queda ahí –inyectado en el sistema- pero no se toman medidas para que la
economía real (producción de bienes y servicios) experimente un aumento igual
al dinero inyectado, sin olvidar que, para producir más, hay que seguir tirando
de los recursos limitados del planeta.
Con esto, lo que
ocurre, es que cada vez hay más dinero en circulación, más deuda y menos
recursos, por lo que lo único que se consigue es aumentar más y más la
inflación. Entonces es inevitable volver a crear otra burbuja y otra nueva recesión.
Y estos ciclos son los que se han estado repitiendo hasta ahora. Como podrás
imaginar, si siguiéramos así –que ya te digo yo que no vamos a seguir- llegaría
un momento en el que acabaríamos con todos los recursos del planeta.
El sistema económico-monetario
actual no es más que un burdo juego de casino obsoleto perverso y derrochador
hecho para seducir a un puñado de subnormales y para controlar a toda la masa
aborregada del planeta. Y si no mira alguna de las sandeces que los economistas
escriben en los medios de comunicación: "Modestas acciones preventivas, pueden obviar la necesidad de acciones
más drásticas, en una fecha posterior”. ¿Se pueden decir más majaderías con
tan pocas palabras?
En definitiva. En
este sistema se trata de que si tienes dinero puedes ganar más dinero del mismo
dinero, sin contribuir con nada a la sociedad. Pero ese no es el mundo real.
En cada nueva
crisis, la aplicación de la política paliativa correspondiente no hace más que retrasar el
inevitable colapso definitivo. En otras palabras: retrasar “la gran convulsión”
que podría estarse fraguando en la actual crisis.
Pero no nos
asustemos. Esto es lo mejor que nos podría pasar y cuanto antes suceda mejor.
Sí, has leído bien.
¿Te has parado a pensar en los beneficios que tendría para la humanidad el no
tener dinero? Al prescindir del dinero diríamos adiós a los bancos, a las
grandes corporaciones, a los especuladores bursátiles, a los políticos que sólo
están ahí para medrar, a los ricos y pobres, a los robos, a la delincuencia
organizada, a la mayoría de los asesinatos, etc. En definitiva, a todo aquello
que hace del ser humano un ser déspota y miserable. Porque si el ser humano ha
llegado a ser así, prácticamente toda la culpa la tiene el dinero.
Se nos ha dicho por
activa y por pasiva que “esto es lo que hay” y lo hemos incorporado a nuestros
genes de tal manera que, sin dinero, no concebimos otra forma de organizar
nuestra sociedad. Y no es verdad.
Hoy en día
disponemos de los conocimientos necesarios y la tecnología adecuada para
construir otro tipo de sociedad que, aunque no sea perfecta, sea más justa y
equitativa y sin que para ello medie el dinero.
Todo eso que se nos
repite como un mantra: que sin dinero no hay aliciente y de que si la gente tuviera
cubiertas sus necesidades de vida no haría nada, sólo holgazanear, no es
verdad. Los ricos tienen sus necesidades de vida cubiertas con creces y
precisamente ellos suelen ser las personas más activas y creativas.
Desde que el mundo
es mundo siempre ha ocurrido que unos pocos han dominado y explotado al resto
de la humanidad. Se inventaron –a consecuencia de la escasez- eso de la
propiedad privada y se adueñaron de los recursos del planeta. Pero ya he dicho
en infinidad de ocasiones que la escasez, hoy en día, ha sido sustituida por la
tecnología.
¿Te has dado cuenta
de que llevamos más de 200 años en los que estamos gobernados por las mismas
familias y que las grandes corporaciones y la gran banca también están en manos
de las mismas familias? Pues bien. Esas familias son muy pocas personas. No
llegan ni al 0.0001% de la población mundial. Pero eso sí, al igual que son
inmensamente ricos son también inmensamente egoístas y derrochadores.
Dejemos de
anteponer el dinero a todo y preguntémonos de una vez por todas qué es lo que
realmente necesitamos para vivir y cómo queremos vivir.
La respuesta a la
primera pregunta es, por supuesto, los recursos del planeta; ya sea el agua que
bebemos, la energía que usamos y consumimos o las materias primas que
utilizamos para crear toda clase de herramientas y utensilios que utilizamos en
nuestra vida cotidiana. La respuesta a la segunda pregunta – tan importante o
más que la primera- esa si es el “kit” de la cuestión.
Mi reflexión
personal es que esta élite que nos tiene bajo sus pies ha conseguido que el pensamiento
único idiotizado esté globalizado. Por lo tanto no creo que seamos capaces de
realizar el cambio de sistema pacífica y ordenadamente. Al final este sistema
colapsará y del colapso saldrá el nuevo paradigma social que esperemos sea
mejor que el actual.
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