Hoy se celebra el referéndum
en Escocia para ver si el pueblo quiere o no ser independiente del Reino Unido.
Vivimos en un mundo
cada vez más globalizado -pero eso sí, sólo para temas económicos- y esto de
las independencias no gustan, para nada, a los dueños de la economía mundial.
Una globalización
bien entendida y no sólo económica, donde los derechos de las personas fueran
los mismos en cualquier lugar del mundo, con libre circulación de los ciudadanos
en los cinco continentes, con igualdad de oportunidades, etc., no daría pie a
que ningún territorio quisiera separarse del resto. Pero como esto no sucede es
lógico que de vez en cuando algunos quieran quitarse de encima el yugo opresor
que les imponen los grandes estados.
En el caso escocés,
los primeros polvos que empezaron a remover el sentimiento independentista
fueron las políticas neoliberales aplicadas por Margaret Thatcher que hundió la
industria escocesa (poniendo a miles de personas en la calle) seguido de los
mayores recortes sociales sufridos por los escoceses en toda su historia. Y claro
está, de esos polvos vienen estos lodos.
Lo que verdaderamente
quieren los escoceses es mejorar su calidad de vida, o lo que es lo mismo;
tener una buena educación pública, una buena sanidad pública……. etc., y, por
supuesto, volver a recuperar sus recursos. En definitiva ser dueños de su
propio destino.
Según las primeras encuestas
todo parecía indicar que saldría el SI (cosa que yo he dudado siempre porque
intuía lo que iba a ocurrir) pero parece que últimamente las encuestas se
decantan por el NO. ¿Y cómo se ha producido este cambio? Pues muy sencillo,
utilizando, como siempre, la estrategia del miedo. Ya se ha encargado la todopoderosa
maquinaria mediática –esa que está en manos de la todopoderosa maquinaria
financiera- de acojonar a la gente diciéndole un sinfín de mentiras; más o
menos, que se van a morir de hambre fuera del Reino Unido y de la UE (Suiza es
un estado pequeño con 8 millones de habitantes que pertenece geográficamente a
Europa pero no a la UE y, que yo sepa, no se mueren de hambre).
Yo, simplemente, no
me lo creo. No me creo que una población de tan solo 5 millones de habitantes,
con unos recursos tales como petróleo, el Wiski y el turismo se vaya a morir de
hambre.
Los que sí se “morirán
de hambre” –es un decir- son las grandes corporaciones como Iberdrola, Repsol o
Ferrovial (por citar algunas compañías españolas) además de la banca
internacional, que tienen intereses económicos en Escocia.
Bueno. Pues esto
mismo, salvando las distancias, valdría para Cataluña.
Los catalanes
también están hartos de ver como su calidad de vida se deteriora día tras día,
y lo que empezó como una maniobra de distracción para desviar la atención sobre
la aplicación de los mayores recortes sociales, subidas descomunales de
impuestos, etc., ha unido al pueblo catalán que está harto de que tanto los
políticos de Madrid como los políticos de Cataluña les estén arruinando sus
vidas. Es por esto que han decidido ir a por todas y ya veremos si son capaces
de conseguirlo.
De momento vamos a ver
qué ocurre en Escocia, si triunfa el SI o el NO, y luego ya veremos.