Todo parece indicar
que el día 9 de noviembre de 2014 se celebrará en Cataluña el famoso
referéndum, consulta o como lo quieran llamar. Al menos eso es lo que dice, un
día sí y al otro también, la “prensa canallesca” que no deja de bombardearnos
constantemente con el “derecho a decidir” que tan rimbombantemente lleva anunciando
a bombo y platillo Artur Mas, del que, personalmente, dudo mucho que quiera la
independencia de Cataluña.
Pero vayamos por
partes. Qué milonga nos están contando.
En primer lugar: ¿Qué
es eso del “derecho a decidir”? ¿Qué tomadura de pelo es esa? ¿Desde cuándo un
político ha otorgado el derecho a decidir sobre algo al pueblo?
Cuando se hace la
farsa de algún referéndum es simplemente porque se tiene la certeza de que el
resultado va a ser el que espera quien lo convoca. Para ello no hace falta más
que realizar la pregunta oportuna –capciosa, por supuesto- y ya está. Además,
siempre les quedará el recurso de hacerlo vinculante o no, pero, claro está, en
función de sus intereses, nunca de los intereses del pueblo, al que jamás se ha
tenido en cuenta para nada y no va a ser precisamente ahora el momento de
tenerlo en cuenta.
En segundo lugar: “Derecho
a decidir”, sobre qué. Porque si el derecho a decidir es sobre algo que sólo
afecta al que lo decide, cojonudo. Pero si el derecho a decidir es sobre algo
que no sólo atañe al que decide, sino que también concierne a terceros,
entonces la decisión debería ser de todos los afectados y no sólo de unos
cuentos.
En tercer lugar:
¿Es que Cataluña no es España? O lo que es lo mismo ¿Es que un andaluz,
asturiano o manchego no es tan Español como un catalán?
Porque aquí no se
está decidiendo sobre algo que sólo afecta a Cataluña; aquí se está decidiendo
algo que afecta también al resto de España. Y lo que es más importante bajo mi
punto de vista. Aquí se está decidiendo sobre un territorio que es de todos los
españoles. ¿A santo de qué unos cuantos compatriotas se quieren apoderar de un
territorio, que también es nuestro, sin nuestro consentimiento? Porque en
definitiva es eso. Cuando unos socios del Barça no quieren seguir siéndolo, no
se quedan con parte del club y dejan fuera a los demás socios, simplemente se
van y punto. El club sigue perteneciendo a los socios. Pues lo mismo debería
ser en este caso. Si no quieres ser español te vas de España y punto que,
además, no serías el primero ni serás el último; y no lo digo en tono
peyorativo, ya que tus razones tendrás.
En cuarto lugar, y
para terminar esta reflexión, el derecho a decidir sobre independizarse o no,
¿con qué criterio se toma?: histórico, de libertades de los pueblos a decidir
sobre su soberanía, por diferentes singularidades de idioma, raza, etc. Porque
también pudiera ocurrir que dentro de Cataluña hubiera poblaciones que no
quisieran ser ni españolas ni catalanas, sino que también quisieran
independizarse de ambas y, dentro de estas existir otros pequeños núcleos que
quisieran hacer lo mismo.
Entonces yo me
pregunto: Utilizando el mismo argumento que se está esgrimiendo para esta
consulta ellos también deberían tener derecho a decidir ¿o no? Así, podría
darse el caso de una Cataluña independiente de España, una Girona independiente
de Cataluña y una Figueres independiente de Girona.
En fin. Yo creo que
es de una ingenuidad supina que la mayoría de catalanes hayan caído en esta
trampa y no vean más delante de sus narices. ¿Pero es que no se dan cuenta que
le están haciendo el trabajo a los políticos corruptos de su autonomía? ¿No se
dan cuenta de que es una huída hacia delante?
Resumiendo. Unos cuantos
unilateralmente no pueden decidir sobre algo que nos afecta a todos o, al
menos, así debería ser. Otra cosa muy distinta es querer saber que opinan los
catalanes sobre independizarse de España y, si eso es lo que quieren, digo yo
que tendrán que pedirnos al reto de españoles que les cedamos ese territorio -que
no es suyo, es de todos los españoles, vivamos o no en Cataluña- o sea, que si
algún día se diera el caso –que no se dará- que se le otorgara al pueblo ese “derecho
a decidir”, ese derecho ha de ser de todos y no sólo de unos cuantos.
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