miércoles, 9 de diciembre de 2015

PERMUTA DE INCUMPLIMIENTO CREDITICIO

Los primeros economistas del libre mercado, como Adam Smith, (economista escocés del siglo XVIII) decían que el interés individual y la competencia llevan a la prosperidad de la sociedad, ya que la competencia crea incentivos que motivan a la gente a perseverar y prosperar.
Así nació el liberalismo clásico, que derivó en el neoliberalismo actual, cuyo mayor exponente fue Milton Friedman (de la Escuela de Chicago) cuyos alumnos, los “Chicago Boys”, fueron los artífices de las reformas económicas y sociales llevadas a cabo en Chile durante la dictadura del general Augusto Pinochet. Estas políticas económicas fueron fuertemente implementadas por Ronald Reagan y Margaret Thatcher, en la década de los 80, hasta llegar a imponerse a día de hoy en la mayoría de países de todo el mundo.
Sin embargo, de lo que no hablaban estos economistas, y que se ha puesto de manifiesto en nuestra historia más reciente, es de cómo una economía basada en la competencia lleva inevitablemente a la corrupción; a la consolidación del poder y la riqueza de una minoría que juega con ventaja; a la estratificación social desigualitaria; a la parálisis tecnológica; a la discriminación en el acceso al conocimiento; a la anulación de la creatividad en la inmensa mayoría de la población; a la explotación laboral y, al final, a una forma encubierta de dictadura a cargo de una élite rica que, esa sí, goza te todo lo que no dispone la gran mayoría.
Verdaderamente lo que ha sucedido es que amén de tener que cumplir las normas totalitarias de los estados intervencionistas, tenemos además que sufrir las humillantes, crueles y fraudulentas políticas financieras -llevadas a cabo por la oligarquía económica- cuyo mayor exponente son los bancos y sus argucias financieras.
A día de hoy existen muchas prácticas fraudulentas, por parte de la banca internacional, que se comercializan en todo el mundo con absoluta impunidad, ya que son completamente legales. En el caso de España, y por citar solamente dos, se comercializaron las “Preferentes” y los “Valores Santander”, que acabaron con los ahorros de decenas de miles de personas, utilizando para ello estas prácticas fraudulentas.
Hay muchos chanchullos entre los llamados “derivados financieros” pero, de entre todos ellos, hay uno que sobresale especialmente por encima de todos y que muy probablemente contribuirá al “Armagedón” de la economía mundial. Me refiero a las permutas de incumplimiento crediticio o CDS.
¿Pero, qué es una permuta de incumplimiento crediticio?: Según Wikipedia, una permuta de incumplimiento crediticio (más conocida por su término en inglés, credit default swap o CDS) es un producto que consiste en una operación financiera de cobertura de riesgos, incluido dentro de la categoría de productos derivados de crédito, que se materializa mediante un contrato de swap (permuta) sobre un determinado instrumento de crédito (normalmente un bono o un préstamo) en el que el comprador de la permuta realiza una serie de pagos periódicos (denominados spread) al vendedor y, a cambio, recibe de éste una cantidad de dinero en caso de que el título que sirve de activo subyacente al contrato sea impagado a su vencimiento o la entidad emisora incurra en suspensión de pagos.
Toda esta definición de los CDS se puede traducir de la siguiente manera:
Imaginemos que un país o empresa necesita un crédito. Su economía no anda muy bien que digamos y las agencias de calificación, por ejemplo, Estándar & Poors, le ha dado una calificación de “BB”, o lo que es lo mismo: grado especulativo de no inversión.
Por otro lado tenemos, por ejemplo, un fondo de pensiones que necesita invertir 10 millones de dólares (la cantidad mínima para cada operación de CDS es de 10 millones de dólares) y, claro está, tiene reparos en prestarle el dinero a ese país o empresa con esa calificación de “BB”, pero, a la vez, es una inversión muy atractiva dado que le supondrá una buena rentabilidad, ya que la prima de riesgo de ese país o empresa, con esa calificación, será muy alta, con lo cual el interés que recibirá por su préstamo también será muy elevado.
Y aquí es donde entran en juego las empresas que comercializan con CDS.
Esta empresa que comercializa CDS le dirá al fondo de pensiones que le preste el dinero a ese país o empresa, mediante la contratación, con ellos, de una permuta de incumplimiento crediticio, o lo que es lo mismo: asegurar el dinero prestado a cambio de una cantidad de dinero a pagar a la empresa aseguradora.  
¿Y esto que significa?: Significa que el fondo de pensiones le deja el dinero, al país o empresa que lo demanda, a un interés, por ejemplo, de un 10% y de ese 10% le paga a la empresa que comercializa los CDS, por ejemplo, un 5%. A cambio, la empresa de CDS se compromete a abonar los 10 millones de dólares al fondo de pensiones, en el caso de que el país o empresa incurra en el impago del préstamo o se declare en quiebra y no pueda devolver el dinero.
Hasta aquí todo parece razonable pero, como veremos a continuación, no lo es:
En el caso de que el país o empresa incurra en el impago del préstamo, el fondo de pensiones deberá entregar deuda del país o empresa, por importe del valor nominal del crédito asegurado, a la empresa comercializadora de CDS y esta pagará los 10 millones de dólares del importe del préstamo asegurado al fondo de pensiones.
¡Ojo! que aquí es donde ahora se pone interesante.
Como he dicho el fondo de pensiones tiene que entregarle a la empresa que comercializo los CDS títulos de deuda del país o empresa equivalente al valor nominal asegurado. Como los CDS no hacen un contrato específico de una deuda concreta, sino que cubre el riesgo global de la deuda del país o empresa, pudiera darse el caso -y de hecho se da- que el fondo de pensiones acuda al mercado de deuda a comprar deuda, por el valor nominal equivalente a los 10 millones de dólares del país o empresa, y que en ese momentos este cotizando a un 50% del precio de su valor, por lo que el fondo de pensiones en la operación obtendría 5 Millones de dólares de benéfico.
Bueno. Este es simplemente uno de los hipotéticos casos de lo que te permiten hacer los CDS, pero en realidad hay un montón de variantes como, por ejemplo, asegurar solamente una parte del crédito, etc.
En resumen: que lo que era una especie de seguro contra impagos se ha convertido en un gigantesco mercado de derivados, donde nadie sabe de forma transparente quien tiene posiciones, lo cual ha provocado que el mercado de los CDS se haya desmadrado por completo.
Para agravar aún más el riesgo de este tipo de derivados, las empresas comercializadoras de CDS, al no estar obligadas a mantener ningún tipo de reserva para pagar a los compradores, pueden llegar a ser altamente explosivas. A los CDS se les culpa, por ejemplo, de ser los desencadenantes de la crisis de las “subprime” en julio de 2007, y a la caída en 2008 de American International Group (AIG) que tuvo que ser rescatada por la Reserva Federal de EEUU, para evitar su quiebra, debido a que no pudo hacer frente a los pagos de todos los CDS que tenía contratados.

La facilidad de empleo de los CDS y la inexistencia de regulación sobre los mismos, los han convertido en el instrumento más popular en el mercado de derivados. Hacia finales de los años 90 se manejaban montos cercanos a los 500.000 millones de dólares. Sin embargo, es en el años 2003 cuando se produce su despegue definitivo, llegando a alcanzar en 2007 la suma de 45,5 billones de dólares (casi todo el PIB mundial) que fue sobrepasado con creces en 2008, llegando a los 65 billones de dólares (1,35 veces la producción económica mundial)
CDS por país a 30 de julio de 2015
En este gráfico se puede observar que los países que tiene contratados más productos de este tipo –como es obvio- son precisamente los que tienen peor sus economías (caso de Venezuela o Grecia) precisamente por la razón explicada anteriormente.
Pero el problema más grave de los CDS es que se han convertido en un verdadero monstruo que nadie sabe cómo controlar. Se sabe que su volumen es mayor a toda la economía mundial, pero como consecuencia de su carácter desregulado y su total falta de transparencia, su monto es imposible de cuantificar. Según los expertos los CDS son actualmente los activos más tóxicos de todo el mercado, haciendo de él un auténtico casino.
Como podréis imaginar el uso especulativo de este tipo de derivados es asombroso. Pero hay una cosa todavía peor, y es que la gran mayoría de especialistas ignora su funcionamiento, según dicen ellos mismos.
En definitiva: como consecuencia de este tipo de negocio especulativo, proveniente de los derivados, el negocio de la banca tradicional está prácticamente muerto. De ahí que ahora los bancos ya no premien el ahorro con intereses rentables; es más, terminarán implantado intereses negativos; ya sabes: pagaremos por tener nuestro dinero en el banco.
Igualmente ha disminuido notablemente la concesión de pequeños créditos (por ejemplo a la pequeña y mediana empresa) ya que el negocio de la deuda, con la contratación de permutas de incumplimiento crediticio, es mucho más rentable para ellos que el negocio de la banca clásica. Es por esto que cada día toman más relevancia los bancos de inversión en detrimento de la banca tradicional. De ahí la reducción salvaje de plantilla y oficinas que ha llevado a cabo la banca durante esta mal llamada “crisis”.
En fin. Todo esto es el resultado de la llegada del neoliberalismo, que desreguló totalmente la actividad bancaria, permitiendo a estas entidades crear derivados especulativos y fraudulentos a diestro y siniestro y repartirlos por todo el mundo con total impunidad ya que, como he dicho antes, son totalmente legales.
Bueno, pues a ver quién arregla esto -si es que tiene arreglo- antes de que se lleve toda la economía mundial por delante. Todavía no he oído a ningún político hablar de ello. Bueno, que cosas se me ocurren. Se me olvidaba que los políticos sólo hablan para personas de corta edad: ¿pongamos 12 años? Así lo hicieron en el debate televisado por AtresMedia (antena 3 y la sexta) el “7D” los “4 jinetes de la poca credibilidad” (léase: Pedro, Pablo, Albert y Soraya).

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