En los últimos
tiempos venimos arrastrando una serie de crisis económicas cíclicas, que cada
vez son más profundas y más frecuentes.
Después de la “crisis”
del 2008, y cuando según parecía empezábamos a recuperarnos, volvemos a asistir
a una nueva recesión mundial de la economía con: caída espectacular de las
bolsas, intereses prácticamente al 0% o en negativo, bajada de las materias
primas, desplome del comercio mundial y hundimiento de divisas, entre otras
cosas.
Esto, como no
podría ser de otra manera en un sistema monetario, está provocando la ruina de
muchas personas y, como consecuencia, están perdiendo sus empleos; sus tierras;
sus casas; sus coches; en definitiva: todos sus bienes y propiedades, por no
hablar de mucha gente que empieza a pasar hambre.
¿Cómo es posible
que ocurra esto?: me lo pregunto porque a mí no me encaja y más bien creo que
esto de las “crisis” y recesiones económicas son un cuento chino.
Pongamos el ejemplo
de nuestro país: Hace sólo una década nadábamos en la abundancia o al menos eso
se decía. La gente tenía trabajo, cobraba un sueldo medianamente decente,
compraba prácticamente de todo (casa, coche, viajes….) y estaba relativamente
feliz. ¿Y por qué? Pues porque disponía de dinero para tener acceso a los
recursos necesarios para poder llevar una vida razonablemente decente. ¿Y qué
ha pasado? Ha pasado que con la llegada de la “crisis” se quedo sin trabajo o,
si lo tiene, está cobrando un mísero sueldo y ya no puede disponer de los
recursos necesarios para llevar una vida digna.
Pero vamos a ver: que
yo sepa no ha venido una nave espacial de otra galaxia y ha abducido todos
nuestros recursos naturales. Las materias primas como el trigo, algodón, oro,
plata, gas natural, petróleo, madera, cobre, etc. siguen estando ahí, y la
capacidad de manufacturación del ser humano para elaborar con ellas bienes de
consumo tales como casas, coches, alimentos, ropa, ordenadores, etc. no ha
cambiado un ápice, en este periodo de tiempo, y si lo ha hecho ha sido para
mejor. Entonces: ¿qué problema hay? ¿Por qué estamos en “crisis”? ¿”Crisis” de
qué?: ¡Ah! que dicen que de dinero.
¿Pero cómo vamos a
estar en crisis de dinero si el dinero es un invento nuestro?: El dinero no es
una materia prima, ni nada parecido; no es ningún bien esencial para la vida
como el agua, el aire, etc. Alguien dijo: “El
dinero es una herramienta de intercambio para almacenar tu energía económica, y
eso es tu tiempo y tu libertad”.
Entonces: ¿por qué
nos afecta una “crisis de dinero”? Pues nos
afecta, por la sencilla razón de que hemos dejado que un puñado de poderes
económicos ponga un precio monetario a todos los recursos naturales del
planeta, que necesitamos para vivir, y a la vez son los dueños del dinero que
utilizamos para poder obtener esos recursos. Así de simple.
Lo que está
ocurriendo ahora es que el sistema monetario basado en la ley de reserva
fraccionaria que, por otra parte, es totalmente insostenible, está alcanzando
su límite teórico de expansión, y las quiebras bancarias que se están viendo
son sólo el principio del fin. Por eso el poder económico provoca estas
“crisis”: para intentar salvar su sistema o al menos prolongarlo el mayor
tiempo posible, hasta que encuentren otro que sea de su agrado. Pero, ¡cuidado!
Porque por mucho menos de lo que está sucediendo ahora, se libraron dos de los
acontecimientos que cambiaron el transcurso de la historia más reciente: la
toma de La Bastilla el 14 de julio de 1789, y el asalto del Palacio de Invierno
el 15 de marzo de 1917.
Dentro del nuevo mundo en el que nos encontramos, ha tomado poder la tecnología,
la cibernética y la automatización, englobado todo ello dentro de un sistema
monetario altamente corrupto. En este nuevo escenario, los “nuevos trabajadores”
-pobres diablos ingenuos- aún creen que van a encontrar un puesto de trabajo
como el que tuvieron sus padres -Es como para llorar de risa-.
Bien es verdad que en épocas pasadas la única preocupación de los
trabajadores fue la de procurar conservar su puesto de trabajo, pero ahora lo
que deberán aprender es a no tener puesto de trabajo alguno o trabajos
esporádicos precarios. Y eso no es una amenaza: es lo que está sucediendo, y,
por supuesto, a medida que pase el tiempo irá “in crescendo”.
Lo he dicho en
infinidad de ocasiones. Debemos darnos cuenta de que el origen de todos
nuestros males está en el sistema monetario. Nunca en la historia de la
humanidad tantos seres humanos fueron saqueados, robados, explotados -o como lo
quieras llamar-, por tan pocos; así que, cuanto antes lo abandonemos antes
dejaremos de sufrir este cuento chino de las “crisis”.
Si verdaderamente
queremos cambiar esto debemos hacer ver a todo el mundo que la corrupción
permanente en la que vivimos es inherente al sistema monetario, y la única
solución sostenible no es otra que la de declarar todos los recursos naturales
del planeta como una herencia común para toda la humanidad y no patrimonio de
unos pocos.
También se debería
informar sobre el estado real de la tecnología (es más avanzada de lo que
parece) y utilizarla para que todo el mundo tenga acceso al estado del bienestar
y, sobre todo, al conocimiento. En definitiva: hacer creer a la gente que
podemos llegar a ser todos libres y disfrutar de una vida mejor si el mundo
trabaja unido cooperando en vez de compitiendo; ¡ah! y, por supuesto,
desterrando para siempre el sistema monetario.
Para
terminar decir que la “economía real” nunca debería estar en crisis. En ella
figuran industrias, fábricas, trabajadores, comercios, profesionales de todo
tipo (médicos, arquitectos, ingenieros, fontaneros…),.....; en fin: todo lo que
conocemos como vida cotidiana. Pero lo dramático de esta economía es que se
encuentra marginada y secuestrada por los inversionistas; o lo que es lo mismo:
por la llamada “economía financiera”, con su sistema monetario a la cabeza. La
“economía financiera" –que en 1993 ya era 35 veces más voluminosa que la “economía
real” y que ahora nadie sabe su verdadero volumen”- no es una economía de
producción ni de comercio, sino de especulación pura y dura que, en realidad, comercia
sólo con instrumentos y productos financieros; es decir: papeles de renta
variable –como acciones y obligaciones- o papeles de renta fija –como bonos o
títulos de deuda- y es esta “economía financiera” la que ha creado la enorme
deuda de la “economía real” y, como consecuencia, se está llevando por delante
todo el tejido social que tantos años costo implantar.