Es notable la
cantidad de deuda que soportan los diferentes países –entre ellos el nuestro-
así como las grandes corporaciones, pequeñas empresas, familias y personas en
todo el mundo.
Sin embargo, para
la mayoría de la población es un tema que parece no inquietarle, ya que entre
sus principales preocupaciones se encuentra: el desempleo, la corrupción, los
políticos, el calentamiento global, etc. Pero la deuda ni siquiera figura en el
ranking de las 10 primeras preocupaciones de los ciudadanos.
¿Y por qué no
figura entre sus preocupaciones? Porque así lo han decidido por ellos los
medios de comunicación.
El verdadero poder
de los medios de comunicación es dictar al mundo solo aquello en lo que debe
creer, lo que tiene que honrar y aquello que debe maldecir o repudiar. Por
supuesto que de vez en cuando se levantarán algunas voces críticas que
adviertan de esta manipulación, pero las masas, dóciles, ignorantes y
adoctrinadas, no los escucharán, tratándoles de “conspiranoicos”, y, en cambio,
sí aceptarán y creerán todo aquello que venga de los medios de comunicación.
No seamos ingenuos.
Los medios de comunicación no son ni libres ni imparciales. Para que exista una
prensa libre está no debería estar endeudada. Sin embargo, esto no es así.
Todos los medios de comunicación están seriamente endeudados, con lo cual han
perdido toda su libertad y ahora se deben a sus acreedores. Y, claro está, los
acreedores –dueños y señores en la sombra- son los que realmente deciden lo que
se publica y, lo que bajo mi punto de vista es más importante, la línea
ideológica de las editoriales de opinión que se deben difundir.
¿Os habéis puesto a
pensar alguna vez por qué ese afán de unificar empresas para crear grandes
corporaciones o unir estados para crear grandes naciones? Pues sencillamente
porque así no tienen más remedio que endeudarse y esclavizarse al poder
financiero. Sin embargo, si eres pequeño no te endeudas y si no te endeudas
eres libre.
Pensaréis que si
siempre ha existido el endeudamiento no deberíamos preocuparnos por ello pero,
aunque haya existido siempre, jamás en la historia de la humanidad la deuda ha alcanzado
la inmensa cuantía de hoy en día.
Como se pueden ver
en el gráfico adjunto, en el año 2014 la deuda era el 286% del PIB mundial, y
ha pasado de los 87 billones de dólares del año 2000, por los 142 billones del
año 2007, hasta los 199 billones en 2014; es decir, en tan solo 14 años ha
pasado a ser más del doble.
Esto, como podréis
comprender, es mucho dinero. Dinero, por otra parte, que hay que devolver y
encima con intereses. Y mi pregunta es: ¿alguien se cree que algún día se va a
poder pagar la deuda? Pues ya te digo yo que NO. Y no se va a pagar nunca,
entre otras cosas, porque si se pagase toda la deuda; o sea, que nadie debiese
nada a nadie, el dinero dejaría de existir, ya que el dinero en sí es deuda (esto ya lo dijo Marriner Eccies, gobernador de la
FED, el 30 de septiembre de 1941). Por lo tanto los especuladores de la deuda
jamás van a dejar que se pague toda la deuda: es su arma favorita.
Crecimiento de la deuda mundial del año
2000 al 2014
Analicemos ahora por
qué se ha producido este enorme endeudamiento y, lo más importante, quién se
beneficia de ello.
Hoy en día todo se
financia. Esto quiere decir que, por ejemplo, a nivel personal puedes comprar
un coche, montar un negocio, ir de vacaciones, etc. sin tener dinero. A nivel
de empresa puedes ampliar el negocio, invertir en nueva maquinaria e incluso
pagar la nómina de los trabajadores, etc. sin tener dinero. Y a nivel de estado
puedes acometer infraestructuras de carreteras, ferrocarriles y pagar las
pensiones, etc. sin tener dinero. ¿Y cómo? Pues simplemente financiándote; es
decir, que alguien te preste ese dinero que necesitas: por supuesto, con un
plazo de devolución y a un interés convenidos.
¿Y quién tiene
tanto dinero para prestarlo y el privilegio de beneficiarse de ello? Pues, como
de todos es sabido, no son otros que los bancos. Pero lo que la mayoría de la
gente no sabe es que los bancos no tienen el dinero que dicen tener.
Simplemente se lo inventan creándolo de la nada, mediante préstamos, a través
del sistema bancario de reserva fraccionaria (esto ya lo he explicado alguna
vez en alguno de mis artículos)
¿Y qué supone estar
endeudado? Pues supone ni más ni menos estar en manos de tu acreedor.
Cuando un estado se
endeuda pierde parte de su soberanía, que le entrega al acreedor, puesto que a
partir de ese momento será el acreedor el que dictará las normas. Es por esto
que, cuando un país se endeuda, se aplican todas esas medidas tales como subida
de impuestos, recortes en bienes sociales, privatizaciones de empresas
públicas, etc. Por lo tanto, cada vez que el gobierno emite un bono de deuda se
convierte en una obligación para el pueblo que tendrá que pagar impuestos y
recortar su estado de bienestar en el futuro. (George Washington escribió una vez: “Ninguna generación tiene derecho a
contraer deudas mayores a lo que puedan pagar durante el curso de su propia
existencia”: sabía lo que decía)
Cuando la endeudada
es una familia o una persona ocurre lo mismo. Esta pasa a estar en manos del
acreedor, que le obligará a esclavizarse de por vida a un trabajo remunerado
para pagar sus deudas.
Bueno, pues así es
básicamente cómo funciona el sistema. Entonces: ¿te das cuenta ahora de la
importancia de la deuda?
Verdaderamente la deuda es el arma utilizada para
hacerse con los activos más preciados de un país y esclavizar sociedades, y los
intereses son su munición principal. Y mientras la mayoría de la gente anda por
ahí ajena a esta realidad, los bancos, en complicidad con gobiernos y
corporaciones, continúan perfeccionando y expandiendo sus tácticas de guerra
económica para hacerse con el control mundial.
A estas alturas ya
deberíamos saber que la economía actual es una estafa, la democracia un camelo
y la política el arte más sutil de engañar a la gente.
A ver si nos
enteramos, de una vez por todas, que los dueños del mundo son los banqueros
cleptócratas, con los Rothschild a la cabeza, que mediante su estrategia de
endeudarnos hasta la médula –tanto a estados como a personas- han conseguido lo
que no se había logrado hasta ahora con dos guerras mundiales: hacerse con el
control del mundo mediante la economía y más concretamente a través de la
deuda.
Así se retroalimenta el sistema
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