viernes, 18 de marzo de 2016

ÍNDICE “I3E” DE INCERTIDUMBRE ECONÓMICA

Entre una de tantas majaderías que utiliza la economía, para justificar lo injustificable, y mantener el interés de la misma fuera del alcance de la mayoría de los mortales, está el Índice I3E de Incertidumbre Económica.
Según dice el propio IESE, parece ser que el objetivo de la elaboración de este índice no es otro que la de dar una medida cuantificable sobre la incertidumbre económica, en cada momento, a fin de que permita tomar decisiones sobre una información que esté libre de sesgos personales; es decir, sobre algo más “científico”. ¿La economía ciencia? ¡Toma ya! -¡no me lo puedo creer!-. ¡Ah! y, que yo sepa, las decisiones siempre son personales.
También dice el IESE Business School, de la Universidad de Navarra, que el Índice I3E es un indicador elaborado conjuntamente por el International Center for Decision Making (ICDM) y el IESE, que pretende reflejar de manera sintética la evolución mensual de la incertidumbre existente sobre la situación económica. Este índice se publica el segundo martes de cada mes, o el primer día no festivo posterior a este segundo martes, si éste resultara ser festivo.
Para la elaboración del Índice se utilizan las tasas de variación diarias de las siguientes cuatro variables económico-financieras:
·         IBEX 35
·         Tasa de cambio Dólar–Euro
·         Precio del barril de petróleo Brent
·         Precios del bono español a 10 años
Es alucinante esto de la economía: ¿Pero cómo se puede elaborar un índice de incertidumbre económica basado en cuatro variables económicas tan manipulables, como las que he citado, y después tomar decisiones sustentadas en el mismo? Es de lo más surrealista.
A continuación adjunto un gráfico, elaborado por el IESE -donde a mayor valor le corresponde mayor incertidumbre y viceversa- y la interpretación que ellos hacen del mismo:
Según el IESE, el gráfico muestra la evolución del Índice, cuyo valor medio a lo largo de la década 2000-2009 ha sido 100. Puede observarse que al principio de la década el Índice fluctúa entre 100 y 150, reflejando una alta incertidumbre en aquellos años, causada por la explosión de la burbuja de las punto.com, los escándalos de Enron, Worldcom, etc. y los ataques terroristas del 11.S. Posteriormente, conforme avanza la década la situación se estabiliza, la incertidumbre disminuye y el Índice se sitúa en niveles entre 50 y 100.
La incertidumbre vuelve a aumentar en la segunda mitad del 2007 con la crisis de las hipotecas subprime, pero es después del verano del 2008 cuando la crisis bancaria norteamericana y del resto del mundo hace subir el valor del índice a cerca de 200. Conforme se va teniendo información de la magnitud de la crisis, la incertidumbre disminuye a niveles más normales y es en abril de 2010 cuando la crisis de la deuda griega levanta dudas de la solvencia de algunos estados de la UE y vuelve a poner al Índice en torno a 150. En noviembre de 2010 el índice vuelve a subir debido a la crisis de la deuda de Irlanda, moderándose esta incertidumbre en el pasado diciembre.
Lo que yo decía: es una manera muy sutil de justificar lo injustificable. ¡Ah! por cierto: como habréis podido observar, al final el Índice lo que trata es de hacer coincidir los chanchullos económicos y financieros con situaciones de la vida real.
Parece ser que muchas decisiones empresariales y personales, tanto a corto como a largo plazo, se toman en función de la incertidumbre económica existente, basada en el I3E, o al menos así lo justifican los que toman esas decisiones.
No nos dejemos engañar. La economía es algo mucho más sencillo: la economía es la capacidad de administrar bienes y servicios, y nada más. Sin embargo, la economía moderna –adornada con multitud de ecuaciones matemáticas y complejos estudios estadísticos- se nos vende como algo mucho más científico. Nada más lejos de la realidad: de la misma manera que 4 ó 400 físicos estarán de acuerdo, por ejemplo,  en la ley de gravitación universal, no lo estarán así 4 ó 400 economistas sobre, por ejemplo, la aplicación de programas de flexibilización cuantitativa para incentivar la economía.
Es una realidad que la economía moderna ha tomado el poder y el control del mundo, y por ende, el control de nuestras vidas.

Ya lo he dicho en multitud de ocasiones. Todos estos inventos -que sólo sirven para tergiversar, disfrazar, manipular y controlar los bienes y servicios que todos necesitamos-, en esencia, no son más que una distorsión de la realidad, llevada a cabo por un puñado de tíos listos para hacerse con el control y los recursos de muchos tontos.

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