Entre una de tantas
majaderías que utiliza la economía, para justificar lo injustificable, y
mantener el interés de la misma fuera del alcance de la mayoría de los
mortales, está el Índice I3E de Incertidumbre Económica.
Según dice el propio IESE,
parece ser que el objetivo de la elaboración de este índice no es otro que la
de dar una medida cuantificable sobre la incertidumbre económica, en cada
momento, a fin de que permita tomar decisiones sobre una información que esté
libre de sesgos personales; es decir, sobre algo más “científico”. ¿La economía
ciencia? ¡Toma ya! -¡no me lo puedo creer!-. ¡Ah! y, que yo sepa, las
decisiones siempre son personales.
También dice el IESE
Business School, de la Universidad de Navarra, que el Índice I3E es un
indicador elaborado conjuntamente por el International Center for Decision
Making (ICDM) y el IESE, que pretende reflejar de manera
sintética la evolución mensual de la incertidumbre existente sobre la situación
económica. Este índice se publica el segundo martes de cada mes, o el primer
día no festivo posterior a este segundo martes, si éste resultara ser festivo.
Para la elaboración del
Índice se utilizan las tasas de variación diarias de las siguientes cuatro variables
económico-financieras:
·
IBEX 35
·
Tasa de cambio Dólar–Euro
·
Precio del barril de
petróleo Brent
·
Precios del bono español a
10 años
Es alucinante esto de la
economía: ¿Pero cómo se puede elaborar un índice de incertidumbre económica
basado en cuatro variables económicas tan manipulables, como las que he citado,
y después tomar decisiones sustentadas en el mismo? Es de lo más surrealista.
A
continuación adjunto un gráfico, elaborado por el IESE -donde a mayor valor le
corresponde mayor incertidumbre y viceversa- y la interpretación que ellos
hacen del mismo:
Según el IESE, el gráfico muestra la evolución
del Índice, cuyo valor medio a lo largo de la década 2000-2009 ha sido 100.
Puede observarse que al principio de la década el Índice fluctúa entre 100 y
150, reflejando una alta incertidumbre en aquellos años, causada por la
explosión de la burbuja de las punto.com, los escándalos de Enron, Worldcom,
etc. y los ataques terroristas del 11.S. Posteriormente, conforme avanza la
década la situación se estabiliza, la incertidumbre disminuye y el Índice se
sitúa en niveles entre 50 y 100.
La incertidumbre vuelve a aumentar en la segunda mitad
del 2007 con la crisis de las hipotecas subprime, pero es después del verano
del 2008 cuando la crisis bancaria norteamericana y del resto del mundo hace
subir el valor del índice a cerca de 200. Conforme se va teniendo información
de la magnitud de la crisis, la incertidumbre disminuye a niveles más normales
y es en abril de 2010 cuando la crisis de la deuda griega levanta dudas de la
solvencia de algunos estados de la UE y vuelve a poner al Índice en torno a
150. En noviembre de 2010 el índice vuelve a subir debido a la crisis de la
deuda de Irlanda, moderándose esta incertidumbre en el pasado diciembre.
Lo que yo decía: es una
manera muy sutil de justificar lo injustificable. ¡Ah! por cierto: como habréis
podido observar, al final el Índice lo que trata es de hacer coincidir los
chanchullos económicos y financieros con situaciones de la vida real.
Parece ser que muchas
decisiones empresariales y personales, tanto a corto como a largo plazo, se
toman en función de la incertidumbre económica existente, basada en el I3E, o
al menos así lo justifican los que toman esas decisiones.
No nos dejemos engañar. La
economía es algo mucho más sencillo: la economía es la capacidad de administrar
bienes y servicios, y nada más. Sin embargo, la economía moderna –adornada con
multitud de ecuaciones matemáticas y complejos estudios estadísticos- se nos
vende como algo mucho más científico. Nada más lejos de la realidad: de la
misma manera que 4 ó 400 físicos estarán de acuerdo, por ejemplo, en la ley de gravitación universal, no lo
estarán así 4 ó 400 economistas sobre, por ejemplo, la aplicación de programas
de flexibilización cuantitativa para incentivar la economía.
Es una realidad que la
economía moderna ha tomado el poder y el control del mundo, y por ende, el
control de nuestras vidas.
Ya lo he dicho en multitud de ocasiones. Todos estos inventos -que sólo
sirven para tergiversar, disfrazar, manipular y controlar los bienes y
servicios que todos necesitamos-, en esencia, no son más que una distorsión de
la realidad, llevada a cabo por un puñado de tíos listos para hacerse con el
control y los recursos de muchos tontos.
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