Desde hace ya algún tiempo se viene
advirtiendo, por parte de los expertos en materia económica, que el Dólar está
a punto de caer; y no lo dudes: caerá. La pregunta es: ¿cuándo?; y la respuesta:
cuando la élite mundial así lo decida.
Los cambios que se están produciendo en el
mundo -tanto a nivel político, económico y social- no son más que el resultado
de unas determinadas acciones -planificadas y llevadas a cabo desde hace varias
décadas- con el fin de conseguir implantar el tan anunciado “nuevo orden
mundial”, que no es otra cosa que eso de lo que tanto oímos hablar a diario: la
globalización.
Como todos sabemos -y podemos constatar en
nuestras propias carnes- el dinero ha tomado un poder omnímodo en todo el
planeta. Las élites lo saben, y por eso controlarlo ha sido su objetivo
primordial desde siempre. De momento ya han conseguido hacerse prácticamente con
todos los bancos centrales del mundo. El siguiente paso será la implantación de
una divisa única para toda la humanidad, y parece ser que no tardará mucho en
darse a conocer.
Los últimos acontecimientos apuntan a que ya
se está preparando lo que podría ser, en un futuro no muy lejano, la nueva
divisa mundial.
Después de concluida la cumbre del G-20,
celebrada en Cina en septiembre de 2016, todo parece indicar que, en esa cumbre,
se han puesto los cimientos para que los nuevos “derechos especiales de giro” (DEG)
sea, en un futuro no muy lejano, la nueva divisa mundial.
¿Pero qué son los “derechos especiales de
giro”?
Según Wikipedia, los “derechos especiales de
giro” son definidos en términos de una cartera de monedas fuertes utilizadas en
el comercio internacional y las finanzas. En la actualidad, las monedas que
componen esa cartera son: el Euro, la Libra Esterlina, el Renminbi o Yuan chino,
el Yen japonés y el Dólar estadounidense.
El DEG fue creado por el FMI en 1969 como una
reserva internacional complementaria en el contexto del sistema de paridades
fijas de Bretton Woods. Unos pocos años después de la creación del DEG, el
sistema de Bretton Woods se derrumbó, y las principales monedas pasaron a
regímenes de tipo de cambio flotante; o lo que es lo mismo: el valor de la
moneda es fijado por el mercado sin intervención de la autoridad monetaria.
Según el portal The Epoch Times, “la
inclusión del Renminbi chino al DEG, el
1 de octubre de 2016, supone el primer paso hacia una divisa de reserva
mundial. Se trata del único tipo de reforma que podría cambiar el sistema
internacional de manera inmediata”. Y añade: “Una vez asumidos los “derechos
especiales de giro” como método de pago,
el FMI podría canjear todas las divisas locales por DEG y el mundo no solo
tendría una nueva divisa de reserva, sino una única divisa mundial”.
Bueno, pues parece que la salida a la “gran
crisis económica”, que se viene anunciando, podría tener una escapatoria en
esta dirección. En el momento en el que esté preparada esa nueva divisa, se
hará caer el Dólar y no quedará más alternativa que aceptar la nueva moneda que,
según ellos, nos “salvará” del desastre.
Y ahora viene la segunda parte. Porque, claro está, una cosa lleva a la otra.
Si tenemos una única moneda mundial deberíamos tener también instituciones de
control a nivel mundial.
Y ya lo tenemos. Todas esas instituciones que
actualmente son privadas y que están encaminadas a fomentar la globalización (Club Bildelberg, Council on
Foreign Relations (CFR), Comisión
Trilateral…… etc.) pasarán a ser instituciones supranacionales que controlaran
el mundo, si es que no lo hacen ya.
De esta manera el “nuevo orden mundial”, o lo que es
lo mismo, la globalización, se habrá consumado.
Y la pregunta es: ¿este “nuevo orden mundial”, o
globalización, será beneficiosa para las personas?
Bajo mi punto de vista será como siempre; es decir:
a unos les irá mejor y a otros peor. Todo dependerá de dónde esté posicionado
cada uno a la hora de efectuar el cambio. Aunque también, como siempre, me temo
que sólo será una minoría la que saldrá beneficiada.
Puede que la globalización sea
irremisiblemente imparable, dado que los avances tecnológicos que se están
produciendo progresarán de forma exponencial, y todo aquel que no le vaya a la
zaga se quedará atrás. Hemos entrado en una fase en la que más de la mitad del
trabajo que se perpetrará en los próximos años será realizado de manera
arbitraria desde cualquier lugar del globo, mediante alta tecnología de
telecomunicaciones; por lo tanto, la globalización parece incuestionable.
Pero no lo dudes. Por mucha globalización que
se implante cambiar, lo que se dice cambiar, no cambiará nada.
El mundo seguirá siendo una “industria del
pillaje”. Las nuevas instituciones y regímenes que surjan continuarán estando
en manos de una “casta” privilegiada. Seguiremos anclados en los mismos
principios básicos de siempre (Dios, Patria, Rey…) y el hombre seguirá siendo explotado
por el hombre.
La mayoría de la población –ignorante democrática
o simplemente hipócrita- defienden éste sistema perverso, y lo califican de
progreso o estado de derecho, argumentando que es el mejor de los sistemas
conocidos. Pues bien. Esto simplemente no es verdad: es el mejor de los
sistemas conocidos, para aquel que le interesa que sea el mejor de los sistemas
conocidos, pero nada más.
En esta falsa realidad, en la que nos toca
vivir, todo o casi todo es una farsa, una gran mentira promovida por los
círculos de poder.
Mientras las personas, a título individual, no
dejen de tener derechos sobre otras personas; mientras colectivos, a título
colectivo, no dejen de tener derechos sobre otros colectivos; y mientras los
estados, a título de Estado, no dejen de tener derechos sobre otros estados, el
dominio y abuso, por parte de unos seres humanos hacia otros, nunca
desaparecerá.
¿Qué tendremos una moneda única a nivel
mundial? Seguro que sí. Será una realidad en un futuro no muy lejano, sea el
DEC u otra de similares características. Pero una única moneda para toda la
humanidad -que no dudo sería beneficiosa- implica también el enorme poder que
alcanzarán bancos y corporaciones, que ya no tendrán ningún obstáculo para
conquistar el mundo.
Hoy en día las mayores economías del mundo no
son sólo estados: hay muchas corporaciones que son más grandes –económicamente
hablando- que muchos países.
Aquí tenemos el Ranking
de las 10 mayores empresas del mundo por capital bursátil, en miles de millones
de dólares:
1 Apple: con
650.000 millones de dólares de capital bursátil.
2 Microsoft: 346.000
millones.
3 Google: 324.000
millones.
4 Exxon Mobil Corp:
320.000 millones.
5 Berkshire
Hathaway: 314.000 millones.
6 Petrochina
Co-H308: 308.000 millones.
7 Industrial &
Commercial bank of China (ICBC): 259.000 millones.
8 Wells Fargo &
Co: 253.000 millones.
9 Johnson &
Johnson: 246.000 millones.
10 China Mobile: 244.000
millones.
Sin embargo, los
países del mundo con un PIB menor de 250.000 millones de dólares –según
Wikipedia- los encontramos en el Ranking a partir de la posición 43:
43 Grecia: con
241.700 millones de dólares de PIB
44 Pakistán:
238.700 millones.
45 Irak: 229.300
millones.
46 Kazajistán:
220.300 millones.
47 Portugal:
219.900 millones.
Y así podemos
seguir hasta llegar al 194, que es el número de países soberanos que actualmente
existen en el mundo (estos puestos pueden variar según la fuente consultada).
Como vemos tenemos
más de 140 países económicamente inferiores a las 10 mayores corporaciones del
mundo, y una única moneda mundial no va a cambiar esto; al contrario: fomentará
aun más la desigualdad, dando más poder a bancos y corporaciones en detrimento
de los estados que, bajo mi punto de vista, tenderán a desaparecer con la
globalización.
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