lunes, 3 de octubre de 2016

¿SERÁ “DEG” LA NUEVA DIVISA MUNDIAL?

Desde hace ya algún tiempo se viene advirtiendo, por parte de los expertos en materia económica, que el Dólar está a punto de caer; y no lo dudes: caerá. La pregunta es: ¿cuándo?; y la respuesta: cuando la élite mundial así lo decida.
Los cambios que se están produciendo en el mundo -tanto a nivel político, económico y social- no son más que el resultado de unas determinadas acciones -planificadas y llevadas a cabo desde hace varias décadas- con el fin de conseguir implantar el tan anunciado “nuevo orden mundial”, que no es otra cosa que eso de lo que tanto oímos hablar a diario: la globalización.
Como todos sabemos -y podemos constatar en nuestras propias carnes- el dinero ha tomado un poder omnímodo en todo el planeta. Las élites lo saben, y por eso controlarlo ha sido su objetivo primordial desde siempre. De momento ya han conseguido hacerse prácticamente con todos los bancos centrales del mundo. El siguiente paso será la implantación de una divisa única para toda la humanidad, y parece ser que no tardará mucho en darse a conocer.
Los últimos acontecimientos apuntan a que ya se está preparando lo que podría ser, en un futuro no muy lejano, la nueva divisa mundial.
Después de concluida la cumbre del G-20, celebrada en Cina en septiembre de 2016, todo parece indicar que, en esa cumbre, se han puesto los cimientos para que los nuevos “derechos especiales de giro” (DEG) sea, en un futuro no muy lejano, la nueva divisa mundial.
¿Pero qué son los “derechos especiales de giro”?
Según Wikipedia, los “derechos especiales de giro” son definidos en términos de una cartera de monedas fuertes utilizadas en el comercio internacional y las finanzas. En la actualidad, las monedas que componen esa cartera son: el Euro, la Libra Esterlina, el Renminbi o Yuan chino, el Yen japonés y el Dólar estadounidense.
El DEG fue creado por el FMI en 1969 como una reserva internacional complementaria en el contexto del sistema de paridades fijas de Bretton Woods. Unos pocos años después de la creación del DEG, el sistema de Bretton Woods se derrumbó, y las principales monedas pasaron a regímenes de tipo de cambio flotante; o lo que es lo mismo: el valor de la moneda es fijado por el mercado sin intervención de la autoridad monetaria.
Según el portal The Epoch Times, “la inclusión del  Renminbi chino al DEG, el 1 de octubre de 2016, supone el primer paso hacia una divisa de reserva mundial. Se trata del único tipo de reforma que podría cambiar el sistema internacional de manera inmediata”. Y añade: “Una vez asumidos los “derechos especiales de giro”  como método de pago, el FMI podría canjear todas las divisas locales por DEG y el mundo no solo tendría una nueva divisa de reserva, sino una única divisa mundial”.
Bueno, pues parece que la salida a la “gran crisis económica”, que se viene anunciando, podría tener una escapatoria en esta dirección. En el momento en el que esté preparada esa nueva divisa, se hará caer el Dólar y no quedará más alternativa que aceptar la nueva moneda que, según ellos, nos “salvará” del desastre.
Y ahora viene la segunda parte.  Porque, claro está, una cosa lleva a la otra. Si tenemos una única moneda mundial deberíamos tener también instituciones de control a nivel mundial.
Y ya lo tenemos. Todas esas instituciones que actualmente son privadas y que están encaminadas a fomentar la globalización (Club Bildelberg, Council on Foreign Relations (CFR), Comisión Trilateral…… etc.) pasarán a ser instituciones supranacionales que controlaran el mundo, si es que no lo hacen ya.
De esta manera el “nuevo orden mundial”, o lo que es lo mismo, la globalización, se habrá consumado.
Y la pregunta es: ¿este “nuevo orden mundial”, o globalización, será beneficiosa para las personas?
Bajo mi punto de vista será como siempre; es decir: a unos les irá mejor y a otros peor. Todo dependerá de dónde esté posicionado cada uno a la hora de efectuar el cambio. Aunque también, como siempre, me temo que sólo será una minoría la que saldrá beneficiada.
Puede que la globalización sea irremisiblemente imparable, dado que los avances tecnológicos que se están produciendo progresarán de forma exponencial, y todo aquel que no le vaya a la zaga se quedará atrás. Hemos entrado en una fase en la que más de la mitad del trabajo que se perpetrará en los próximos años será realizado de manera arbitraria desde cualquier lugar del globo, mediante alta tecnología de telecomunicaciones; por lo tanto, la globalización parece incuestionable.
Pero no lo dudes. Por mucha globalización que se implante cambiar, lo que se dice cambiar, no cambiará nada.
El mundo seguirá siendo una “industria del pillaje”. Las nuevas instituciones y regímenes que surjan continuarán estando en manos de una “casta” privilegiada. Seguiremos anclados en los mismos principios básicos de siempre (Dios, Patria, Rey…) y el hombre seguirá siendo explotado por el hombre.
La mayoría de la población –ignorante democrática o simplemente hipócrita- defienden éste sistema perverso, y lo califican de progreso o estado de derecho, argumentando que es el mejor de los sistemas conocidos. Pues bien. Esto simplemente no es verdad: es el mejor de los sistemas conocidos, para aquel que le interesa que sea el mejor de los sistemas conocidos, pero nada más.
En esta falsa realidad, en la que nos toca vivir, todo o casi todo es una farsa, una gran mentira promovida por los círculos de poder.
Mientras las personas, a título individual, no dejen de tener derechos sobre otras personas; mientras colectivos, a título colectivo, no dejen de tener derechos sobre otros colectivos; y mientras los estados, a título de Estado, no dejen de tener derechos sobre otros estados, el dominio y abuso, por parte de unos seres humanos hacia otros, nunca desaparecerá.
¿Qué tendremos una moneda única a nivel mundial? Seguro que sí. Será una realidad en un futuro no muy lejano, sea el DEC u otra de similares características. Pero una única moneda para toda la humanidad -que no dudo sería beneficiosa- implica también el enorme poder que alcanzarán bancos y corporaciones, que ya no tendrán ningún obstáculo para conquistar el mundo.
Hoy en día las mayores economías del mundo no son sólo estados: hay muchas corporaciones que son más grandes –económicamente hablando- que muchos países.
Aquí tenemos el Ranking de las 10 mayores empresas del mundo por capital bursátil, en miles de millones de dólares:
1 Apple: con 650.000 millones de dólares de capital bursátil.
2 Microsoft: 346.000 millones.
3 Google: 324.000 millones.
4 Exxon Mobil Corp: 320.000 millones.
5 Berkshire Hathaway: 314.000 millones.
6 Petrochina Co-H308: 308.000 millones.
7 Industrial & Commercial bank of China (ICBC): 259.000 millones.
8 Wells Fargo & Co: 253.000 millones.
9 Johnson & Johnson: 246.000 millones.
10 China Mobile: 244.000 millones.
Sin embargo, los países del mundo con un PIB menor de 250.000 millones de dólares –según Wikipedia- los encontramos en el Ranking a partir de la posición 43:
43 Grecia: con 241.700 millones de dólares de PIB
44 Pakistán: 238.700 millones.
45 Irak: 229.300 millones.
46 Kazajistán: 220.300 millones.
47 Portugal: 219.900 millones.
Y así podemos seguir hasta llegar al 194, que es el número de países soberanos que actualmente existen en el mundo (estos puestos pueden variar según la fuente consultada).

Como vemos tenemos más de 140 países económicamente inferiores a las 10 mayores corporaciones del mundo, y una única moneda mundial no va a cambiar esto; al contrario: fomentará aun más la desigualdad, dando más poder a bancos y corporaciones en detrimento de los estados que, bajo mi punto de vista, tenderán a desaparecer con la globalización. 

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