Una de las razones -yo diría la más importante-
por la que el mundo cada vez es más desigual es por el poder omnímodo que ha
tomado el dinero en nuestra sociedad. Bueno, aunque verdaderamente no es así,
ya que lo que siempre fue conocido como dinero ahora se ha convertido en
divisa: diferencia que la gente, e incluso los propios banqueros, no comprende.
Pero eso es otro tema del que no me voy a ocupar ahora.
Lo que la gente no sabe es que el dinero
actual es un farsante que sigilosamente nos está robando las dos cosas más
importantes de nuestra vida: nuestro tiempo y nuestra libertad.
La riqueza –al igual que la energía- no se
destruye, sólo se transforma. Eso quiere decir que si la mayoría de la gente
supiera cómo opera verdaderamente el sistema financiero, no creo que se dejara
arrebatar su riqueza.
La forma de cómo funciona este sistema
perverso y fraudulento es esencial para darnos cuenta de semejante farsa en la
que vivimos.
Económica y culturalmente el mundo más o menos
está dividido de la siguiente manera:
· Tenemos un 90% de la
población mundial compuesta por borregos analfabetos, mayoritariamente pobres,
que no saben nada de nada y sólo ven futbol, culebrones o cualquier otro tipo
de entretenimiento en el que no sea necesario pensar.
· Luego está un 9% que ha
recibido educación y cultura y que realiza profesiones útiles para la sociedad
como médicos, ingenieros, etc. Aunque gozan de salarios dignos (no grandes
salarios) no tienen poder ni influencia.
· Y por último tenemos al 1%
restante que es el que se queda con toda la riqueza y, por lo tanto, es quien
ejerce el poder.
Pues bien. Toda esta desproporcionada
distribución de la riqueza ha sido posible gracias al sistema monetario; o lo
que es lo mismo: al dinero.
La mayoría de la gente no sabe qué es y cómo
funciona el dinero. Si lo supiera no se dejaría engañar, manipular y controlar
por los bancos y por los gobiernos.
Lo primero que tenemos que comprender es que
ese dinero -el cual necesitamos para poder subsistir y que nos roba 40 años de
nuestra vida- es creado de la nada. Además, quitando un 3 ó 4%, a lo sumo, que
existe en moneda circulante, el resto no es real: son simplemente números anotados
en los ordenadores centrales de los bancos, y nada más.
El dinero nació como instrumento de
intercambio de bienes y servicios, para hacer posible el comercio, y su
finalidad era única y exclusivamente esa. Pero con el tiempo esto ha cambiado,
y mucho.
Después de las crisis económicas acaecidas en
la primera mitad del siglo XX, las cuales dieron lugar a dos guerras mundiales,
el mundo aprobó, en el Tratado de Bretton Woods, una serie de medidas para
intentar evitar que esto volviera a suceder (al menos esa es la escusa que
pusieron). En él se crearon dos instituciones que, desde entonces, han sido
claves en la economía mundial: me refiero, por supuesto, al Banco Mundial (BM)
y al Fondo Monetario Internacional (FMI). También se estableció el Dólar como
moneda de referencia internacional, adoptándose el patrón oro. Pero es a partir
de 1971, en que Nixon derogó el patrón oro y el tratado de Bretton Woods se
derrumbó, cuando el dinero se volvió absolutamente ingobernable.
Aunque son los bancos centrales los que tienen
la potestad y el monopolio de la creación de dinero -mediante, entre otras
cosas, programas de flexibilización cuantitativa- lo cierto es que la mayor
parte del dinero que circula por la economía ha sido creado de la nada por los
bancos privados comerciales.
Actualmente la política monetaria se basa en
el Sistema de Reserva Fraccionaria.
¿Pero qué es el Sistema de Reserva Fraccionaria?
El Sistema de Reserva Fraccionaria es un invento
bancario con el cual los bancos crean dinero de la nada. Así de simple
Este sistema está basado en el hecho de que
los clientes que depositan su dinero en el banco no suelen reclamar todos sus
depósitos a la vez; ni tampoco todos los prestamistas suelen estar prestando al
mismo tiempo; ni todos los deudores pagan sus préstamos al unísono. Porque,
como diría José Mota: ¿y si sí?: Pues si todos lo hicieran al mismo tiempo el Sistema
de Reserva Fraccionaria simplemente no se daría.
Los bancos están obligados por ley a mantener como
reserva sólo una parte del monto de los depósitos de sus clientes, lo que se
llama coeficiente de caja, que es el porcentaje de los depósitos totales que
los bancos deben mantener en una cuenta abierta en el banco central como
reserva.
Veamos ahora un ejemplo, para entenderlo
mejor, de cómo se crea el dinero de la nada por parte de los bancos.
Supongamos que Juan deposita 1.000 € en un su
banco, que por ley tiene un coeficiente de caja del 10%. Esto quiere decir que
el banco ha de depositar 100 € en su cuenta del banco central correspondiente,
como reserva, y puede prestar los 900 € restantes del depósito que realizó
Juan.
Ahora el banco presta los 900 € a Pedro para
compra un ordenador a Mariano.
Mariano, a su vez, deposita los 900 € en su
banco. El banco de Mariano realiza la misma operación: deposita 90 € en su
cuenta del banco central, como reserva, y presta los 810 € restantes a Andrés.
Andrés paga los 810 € a Ángel por la
reparación de su coche.
Ángel deposita los 810 € en su banco. El banco
de Ángel repite la misma operación: deposita 81 € en su cuenta del banco
central y presta los 729 € restantes a cualquier otro que demande un préstamo.
Y así se repite la operación sucesivamente
mientras quede dinero que seguir prestando a otros clientes, después de
satisfacer la exigencia del coeficiente de caja.
Como vemos, en solo tres pasos el Sistema de
Reserva Fraccionaria ha creado 2.710 € a partir de una cantidad inicial de
1.000 €. Así pues, Juan sigue contando con sus 1.000 €, depositados en su
banco, y al mismo tiempo Mariano tiene 900 € y Ángel 810 €. En sólo tres pasos
el banco ha creado de la nada 1.710 € que antes no existían. Pero lo peor no es
eso, sino que Pedro y Andrés, amén de tener que devolver al banco el dinero
prestado, deben hacerlo con intereses: ¿y de dónde van a sacar el dinero para
pagar los intereses si ese dinero no ha sido creado?
Esto, se pongan como se pongan los gobiernos y
los banqueros, es una estafa en toda regla, y se hace con el consentimiento de
los propios gobiernos y de los bancos centrales. Y lo más importante. Ese nuevo
dinero creado de la nada le resta valor al ya existente; es lo que denominamos
inflación. Por eso si tienes dinero ahorrado, ganado durante toda tu vida,
depositado en el banco para, por ejemplo, tener cubiertas tus necesidades una
vez que te jubiles, te darás cuenta que al cabo de unos años ese dinero ya no
es lo que era: se ha devaluado y ya no te da ni para pagar el recibo de la luz.
¿Y quién saca tajada de esta estafa? Pues
evidentemente los dueños del poder político y del dinero, que no son otros que
los políticos corruptos que ocupan cargos de responsabilidad y las grandes
corporaciones y bancos.
Nos guste o no, la realidad es que los
políticos sólo prestan sus servicios al 1% más rico de la población. Ambos
forman parte de esa élite que se reparte el botín y los cargos, tanto públicos
como privados, en función de sus propios intereses, dando lugar a eso que
popularmente se denomina “puertas giratorias”.
La población debería saber que en todo el
mundo muchos de los altos directivos de empresas como Goldman Sachs, Lehman
Brothers, J.P. Morgan, Endesa, Telefónica,….etc, terminan trabajando en los
diferentes gobiernos y viceversa.
A continuación citaré solamente algunos de los
casos más conocidos:
-Mario Draghi: Presidente del BCE. Fue
Vicepresidente de Goldman Sachs entre 2002 y 2006.
-Pedro Solbes: Ministro de Economía
(2004-2009) miembro del Consejo de Administración de ENEL (Endesa) y Consejero de Barclays Bank.
-Mario Monti: Primer Ministro Italiano y
Ministro de Economía. Asesor de Goldman Sachs. Miembro del Club Bilderberg y la
Trilateral.
-Rodrigo Rato: Ministro de Economía (1996)
Director del FMI (2004-2007) Consejero Asesor del Banco de Santander (2008)
-Luis de Guindos: Presidente de Lehman
Brothers España (2004) Ministro de Economía (2011-2016 y actualmente sigue en
el cargo)
-Felipe González: Presidente del Gobierno
(1982-1996) Consejero de Gas Natural Fenosa desde 2010
-José María Aznar: Presidente del Gobierno
(1996-2004) Asesor de Presidencia de Endesa.
-Lucas Papademos: Primer Ministro Griego
(2011-2012) Miembro de la Comisión Trilateral (1998)
-Henry Paulson: Ex-Secretario del Tesoro de
EEUU. Presidente Ejecutivo de Goldman Sachs. Miembro del FMI
Bueno, lo dejaremos aquí ya que la lista
podría ser interminable.
¿Y cómo hacen los políticos para sacar dinero
del sistema a nuestra costa?
Los políticos generan deuda contraída de la nada
a través de los bancos. Gastan el dinero público en proyectos faraónicos que
van a parar a las manos de empresas amigas, que más adelante les devolverán el
favor. Ya sabes: las famosas “puertas giratorias”.
Con estas operaciones se genera un déficit público
insostenible, que no es otra cosa que una deuda contraída de la nada a través
de un banco. Ni que decir tiene que todo este proceso se hace de una manera muy
complicada para que nadie lo entienda.
Obviamente, como no hay dinero para pagar,
debido a que se han contraído deudas inabarcables, como solución se acude a un
rescate. Y aquí es donde entran en juego esas instituciones como el FMI o el BM
concediendo un nuevo préstamo al país.
Pero para pagar el nuevo préstamo, que también
es creado de la nada, se exige al país que aplique unas medidas que garantice
el pago de la deuda, como la privatización de empresas y servicios públicos,
los cuales irán a parar a manos de las empresas amigas (recordemos que en
España se cambio el artículo 135 de la Constitución para garantizar el pago de
la deuda)
Las medidas más duras, evidentemente, recaen siempre
sobre la clase media que verá incrementados sus impuestos, bajados sus
salarios, recortados sus derechos,… etc. En definitiva: a consecuencia de la
deuda su vida será más precaria y esclavizada.
Otra cosa que la gente ignora es que más del
50% de nuestros ingresos se van en impuestos. Pero esto no es así para las
grandes fortunas. Ellos, entre otras cosas, tienen los paraísos fiscales que se
encargan de guardar la cuarta parte de la riqueza mundial.
La gente oye hablar de paraísos fiscales
pensando que son dos o tres islitas del Caribe, pero les sorprendería saber la
cantidad que hay.
Existen 73 paraísos fiscales alrededor de todo
el planeta, que no son precisamente pocos si los comparamos con los 194 países
que actualmente hay en el mundo. Los paraísos fiscales son territorios cuyos
sistemas tributarios favorecen, de manera especial, a sus no residentes, tanto
a personas físicas como entidades jurídicas.
Listado de Paraísos Fiscales:
Andorra, Corea, Anguila, Letonia, Antigua y
Barbuda, Líbano, Aruba, Liberia, Austria, Liechtenstein, Bahamas, Luxemburgo, Bahrein,
Macao, Barbados, Malasia, Bélgica, Maldivas, Belice, Malta, Bermudas, Islas
Marshall, Botsuana, Mauricio, Islas Vírgenes Británicas, Mónaco, Brunei
Darussalam, Montserrat, Canadá, Nauru, Islas Caimán, Países Bajos, Islas Cook,
Antillas Neerlandesas, Costa Rica, Panamá, Chipre, Filipinas, Dinamarca,
Portugal, Dominica, Samoa, Francia, San Marino, Alemania, Seychelles, Ghana,
Singapur, Gibraltar, España, Granada, San Cristóbal y Nieves, Guatemala, Santa
Lucía, Guernsey, San Vicente y las Granadinas, Hong Kong, Suiza, Hungría, Islas
Turcas y Caicos, India, Emiratos Árabes Unidos, Irlanda, Reino Unido, Isla de Man,
Uruguay, Israel, Islas Vírgenes de EE.UU., Italia, EE.UU. ,Japón, Vanuatu y
Jersey.
Te chocará que países como España o Alemania
estén en la lista pero, como ya dije antes, un paraíso fiscal es aquel que
favorece de manera especial a los no residentes, y tanto España como Alemania
lo hacen.
Deberíamos ser lo suficientemente inteligentes
para darnos cuenta de que tanto el déficit público, la deuda, las puertas
giratorias, los paraísos fiscales, la pobreza, etc., no son verdaderamente
problemas; sino consecuencias de vivir anclados a un sistema monetario
extremadamente corrupto, cada vez más absurdo y esclavizante para las personas.
Los políticos trabajan para los lobbies
financieros dejando al ciudadano de a pie cada vez más indefenso y pobre. Ese 99%
de la población cada día está menos protegida y es más vulnerable a padecer una
miseria económica perpetua, mientras los bancos y las grandes corporaciones
ganan millones de dólares al día.
¿Cómo es posible? Pues lo es, entre otras
razones, porque nosotros lo queremos así. Con nuestro voto (votemos al partido
que votemos) estamos colaborando a mantener este engaño, ya que tanto el
sistema político como el sistema económico forman parte de la misma estafa.
Porque ¡señores! esto no es consecuencia de una crisis, como se nos dice; es
consecuencia de la mayor estafa de la historia de la humanidad. Y esa estafa se
llama dinero.
Verdaderamente son sólo unos pocos los que
manipulan y controlan nuestras vidas por medio del dinero y las leyes.
Por mediación del dinero ese 1% se ha hecho
con todos los recursos del planeta y ahora el resto tenemos que pagar por
ellos. Si no tenemos cuidado llegará el día que nos cobren por respirar (por
cierto: una empresa canadiense ya vende aire embotellado a China)
Esto no nos debería extrañar puesto que
actualmente estamos pagando por el agua.
A nivel de curiosidad diré que prácticamente
toda el agua de escorrentía y el agua subterránea del planeta está pasando a
manos de empresas privadas. Actualmente son los bancos los más interesados en
el agua y están comprando muchos acuíferos; y si los bancos están invirtiendo
en el agua, debería preocuparnos, y mucho.
Si mediante el dinero no fuera suficiente para
controlar nuestras vidas, entonces aplican las leyes, que son simplemente un
fiel reflejo de la ineficiencia de la política, que no sabe resolver nada.
Si la política supiera resolver los problemas
no serían necesarias las leyes; dado que si, por ejemplo, consiguiéramos automatizar
el tráfico y obtener así un 0% de siniestralidad, accidentes, atascos, etc., no
necesitaríamos ninguna ley que lo regulase.
En definitiva, mediante las leyes nos prohiben
todo aquello que no pueden controlar con el dinero.
Hay una creencia equivocada de la gente sobre
las élites, que piensa que su propósito es hacerse cada vez con más dinero. Pues
no es así. Desde siempre, el objetivo esencial de las élites ha sido hacerse
con el control absoluto de los recursos del planeta. Acumular dinero nunca ha
sido su objetivo (tienen todo el que pueden desear ya que lo fabrican ellos de
la nada). Usan el dinero simplemente como instrumento.
Mientras nosotros sigamos sin darnos cuenta de
que verdaderamente el dinero es un instrumento para ellos y un fin para
nosotros, tendrán la batalla ganada y siempre seremos sus esclavos.
Ahora bien. También no es menos cierto que el
sistema monetario ha llegado a su máxima expansión y es totalmente
insostenible. Además las nuevas tecnologías lo están convirtiendo en algo caduco
e inadecuado para los tiempos que están por llegar.
Toda la banca, sin excepción, está
técnicamente en quiebra, y por más flexibilización cuantitativa que se aplique,
no hará más que empeorar la situación.
Como es lógico, las élites saben que vamos
hacia un mundo donde el dinero, tal y como lo conocemos, y por ende los bancos,
ya no tendrán su razón de ser. Y si esto no es así: ¿por qué los bancos están
reestructurando -cuando no aniquilando- el chiringuito actual?
Bajo mi modesta opinión está claro que se
preparan para el nuevo sistema monetario que está por venir; de ahí su interés
por la cadena de bloques.
La gente, en la ingenuidad de sus mentes, cree
que las nuevas tecnologías nos están llevando hacia un mundo mejor: ¿pero un
mundo mejor en qué sentido?
Evidentemente los adelantos tecnológicos nos
han hecho la vida más cómoda y es incuestionable que vivimos más y mejor. Pero
¡ojo! Porque tecnología y dinero puede resultar una mezcla altamente explosiva.
No hace mucho tiempo los animales domésticos
vivían libremente en el campo. Eran ellos los encargados de procurarse sustento
y de buscar cobijo para protegerse de las inclemencias del tiempo. Pero llegó
el progreso con su tecnología y, por supuesto, con su dinero. Ahora viven en
granjas (espacios cerrados y en algunos casos jaulas) pero eso sí: tienen
asegurado cobijo, sustento y atención sanitaria. En definitiva: llevan una vida
mejor y más cómoda. ¿Pero a qué precio?
Estamos inmersos de lleno en un periodo de
transición que va a ser muy difícil y
traumático. Se trata de derribar el viejo paradigma y dar paso al nuevo. Así
que no deberíamos desaprovechar la ocasión para, de una vez por todas,
desterrar el sistema monetario de nuestras vidas.
Pero me temo que esto es solamente un sueño,
ya que las mismas élites que están acabando con el viejo paradigma, también están
dirigiendo la metamorfosis hacia el nuevo que, por supuesto, estará totalmente
controlado por ellos.
El dinero es un arma letal para las personas y
ha alcanzado su máximo esplendor con el capitalismo; pero mi pregunta es: ¿verdaderamente
estamos en un sistema capitalista? Yo personalmente lo dudo, ya que las
políticas económicas llevadas a cabo, desde hace más de 30 años, han ido en dirección
contraria dando origen a algo mucho peor: un capitalismo draconiano llamado
neoliberalismo.
Es evidente que sin capital no hay
capitalismo. Y no puede haber capital sin unos intereses (actualmente cero) que
atraigan al capital inversión y a los ahorros. Del mismo modo, el máximo
exponente del capitalismo es el consumo, y no puede haber consumo bajando
sueldos, subiendo impuestos y creando empleo precario. En definitiva: se trata
es de que el capital esté sólo en manos de una élite y quede vetado para el
resto.
Si dejamos que las élites vuelvan a implantar
un nuevo sistema monetario es seguro que será más esclavizante que el actual.
Si el dinero que hemos conocido hasta ahora nos ha llevado a esta situación de
desigualdad y esclavitud, imagínate el día que todo el dinero esté, por ejemplo,
en un microchip incorporado en un dispositivo electrónico o implantado en
nuestro propio cuerpo. Entonces nuestro grado de esclavización será total, si
es que no lo es ya.
¿Verdad que no te imaginas un mundo sin
dinero? Pues no es tan descabellado dado que disponemos de la tecnología
suficiente para hacerlo.
Todos, o casi todos, los problemas de nuestra
sociedad vienen de la existencia de ricos y pobres; o sea, del dinero.
Es casi seguro (porque hay gente “pa to”) que
la mayoría de nosotros estamos de acuerdo en que sin ricos ni pobres el mundo sería
muy distinto al que conocemos. Con toda seguridad no será perfecto pero, como
he dicho muchas veces, sería más igualitario y mejor que el actual. Y esto sólo
se puede conseguir cuando dejemos de un lado el dinero, ya que el dinero se ha
convertido en el arma por excelencia de dominación y subyugación de toda la
humanidad.
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