domingo, 4 de diciembre de 2016

TAMBORES DE GUERRA

En este momento de crisis global, donde la política ya no es capaz de someter a los poderes fácticos -que campan a sus anchas- y el paradigma del siglo XX se está viniendo abajo, todo parece indicar que para salir de este atolladero no queda otra alternativa que desencadenar un conflicto bélico a escala mundial. Al menos es lo que vienen asegurando los expertos en estos temas, tanto rusos como americanos, de un tiempo a esta parte.
Como todo el mundo habrá notado –si sigue las noticias sobre los conflictos de Siria, Ucrania, Mar de China, etc.- desde hace meses parece que los tambores de guerra suenan cada vez con más fuerza.
Está claro que últimamente está habiendo muchos movimientos a nivel mundial en este sentido y ya son muchos los países que aparentemente se preparan para un acontecimiento bélico.
Un claro ejemplo lo tenemos en Europa, donde países como Alemania, Suecia y Francia, se plantean reintroducir de nuevo el servicio militar obligatorio, algo que a día de hoy parece anacrónico.
Otros países, como la República Checa, están alentando a sus ciudadanos para que hagan acopio de alimentos no perecederos: ¿por temor a un conflicto bélico?
También la Eurocámara ha aprobado por primera vez en su historia, en octubre de este año, un fondo comunitario de dinero público para, según ellos, la investigación en I+D en Defensa, o dicho de otra manera y sin tapujos: la UE ha decidido formar su propio ejército y armarse hasta los dientes.
¿Y qué decir de EEUU? Su recién elegido Presidente lleva en su programa una fuerte partida de los presupuestos para, según él, modernizar las fuerzas armadas. Como anécdota decir que EEUU tiene desplegadas fuerzas militares en 140 países de los 194 que existen en la actualidad.
Ante toda esta sarta de noticias es lógico pensar: ¿Entonces es que vamos irremisiblemente hacia la tercera guerra mundial?
Pues no. Todo esto es, bajo mi punto de vista, falso de toda falsedad.
Una cosa es mantener una serie de conflictos en el mundo, como actualmente la guerra de Siria, para mantener en marcha la industria armamentística, y otra muy distinta desencadenar una tercera guerra mundial, en el que el mundo saltaría por los aires.
Yo no creo que las grandes potencias, militar y económicamente hablando, como EEUU, la UE, Rusia y China se vayan a enzarzar en una guerra que les destruiría a todos.
Para lo que verdaderamente estos países, y tantos otros, se están preparando es para defenderse de su propia población amén de la oleada de migrantes que van a tener que soportar.
Sí, esto es así. Los tiempos están cambiando más rápido de lo que la sociedad puede asimilar.
En un mundo, donde todo está supeditado al dinero; es decir, necesitamos trabajar para conseguir dinero con el que poder subsistir, la cosa se empieza a complicar, ya que cada vez es más difícil encontrar trabajo.
Los empleos no sólo no van a volver; al contrario, cada día se destruirán más y más. La migración de los países más pobre hacia los  más ricos está aumentando de forma exponencial y no va a parar. ¿Y qué decir de la población mayor de 65 años? Cada vez será más numerosa y sin trabajo ni pensión de jubilación no podrá subsistir, dado que el Sistema Público de Pensiones que conocemos se ha convertido en inviable. En este nuevo paradigma ya no se dan -ni se van a volver a dar- los tres factores de cuando se puso en marcha el actual Sistema Público de Pensiones: pleno empleo, salarios decentes e indexados a la inflación y una esperanza de vida de aproximadamente diez años tras la jubilación.
Estos datos ponen de manifiesto que el actual modelo está llegando a su fin, con lo cual, la mayoría de la población está abocada a quedarse fuera del sistema.
Pues bien. Lo que está ocurriendo es que los países más avanzados se han dado cuenta del problema y empiezan a prepararse para tratar de mantener el orden antes de encontrar una solución.
Lo que todos esos países están haciendo no es prepararse para una tercera guerra mundial, sino tomar medidas para el nuevo paradigma que está por llegar, en el que no tendrá cabida la mayor parte de la población.
Se estima que para mover la economía del planeta ya no es necesario más que un 20% de la población y decreciendo; así que ese 80% o más restante, que irremisiblemente se quedará fuera, es de esperar que va a montar la de “Dios es Cristo”.
Al no haber sitio para todos, en este nuevo paradigma económico, es seguro que los disturbios, saqueos, conflictos y pillajes de todo tipo se van a suceder día sí y día también.
Por eso los estados están tomando posiciones haciéndose con ejércitos, cada vez más modernos y numerosos, para defenderse de esa gran mayoría que se va a quedar fuera del sistema.
Esto no es una ilusión mía puesto que, como cualquiera puede comprobar, ha empezado ya. Todos los días vemos los disturbios que se están produciendo en cualquier parte del mundo; y esos disturbios son ocasionados por esa gente que se está quedando fuera del sistema.
Los mal llamados “anti-sistema” verdaderamente no son tal; más bien es al revés: es el sistema el que es “anti-ellos” puesto que los ha expulsado del mismo, dejándoles sin trabajo, sin casa y sin nada. Y esto no solo no va a parar, sino que irá in crescendo.
Entonces: ¿qué pasará cuando el desempleo afecte a un 40-60% de la población? Pues que no habrá más remedio que decantarse por una de estas dos alternativas: aplicar una renta básica universal o deshacerse de toda esa población sobrante.

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