miércoles, 25 de enero de 2017

DONALD TRUMP Y EL GOBIERNO DE GOLDMAN SACHS

Como de todos es sabido Barack Obama –con esa carita de no haber roto nunca un plato- fue galardonado con el Premio Nobel de la Paz y, durante los ocho años de su mandato, no ha habido ni un solo día sin que EEUU esté implicado en alguna guerra: ¡con dos cojones! que diría un castizo.
Este es sólo un ejemplo del “fraude” que ha supuesto Barak Obama. Pero Donald Trump no le va a la zaga y promete realizar grandes esfuerzos por arrebatarle el título de sinvergüenza mayor del reino.
Durante su campaña electoral, Donald Trump, repetidamente desprestigió a Wall Street, aunque las críticas más duras se las dedicó a Goldman Sachs, diciendo cosas como esta: Es una estructura de poder global que es responsable de las decisiones económicas que han robado a nuestra clase obrera, despojado a nuestro país de su riqueza, y ha puesto ese dinero en los bolsillos de un puñado de grandes corporaciones y entidades políticas”. Y otra frase para enmarcar: “Estoy haciendo esto por la gente y por el movimiento, y vamos a llevar de vuelta este país para usted, y hacer América grande de nuevo”.
Hay que ser un cínico de tomo y lomo para que después de “poner a parir” a Goldman Sachs, termine colocando a gente del banco de inversión a formar parte de su gobierno.
Aquí están los personajes que han tenido relación con Goldman Sachs y que ahora van a formar parte del gobierno de Trump:
-Steven Mnuchin. 17 años en Goldman Sachs: Secretario del Tesoro.
-Stephen Bannon. Ex-banquero de Goldman Sachs: su principal estratega en la Casa Blanca.
-Gary Cohn: presidente de Goldman Sachs: Director del Consejo Económico Nacional,
-Jay Clayton, de Sullivan & Cromwell. Abogado de Goldman Sachs: Jefe de la Comisión Nacional del Mercado de Valores.
-Dina Powell, presidenta de la Fundación Goldman Sachs: asesora personal de Ivanka Trump (hija de Donald Trump).
-Erin Walsh. Trabajó en Goldman Sachs: forma parte del equipo de transición de Trump para el Departamento de Estado.
¿Pero quién es Goldman Sachs? Pues así, resumiendo a bote pronto: uno de nuestros dueños.
Goldman Sachs es uno de los grupos de banca de inversión y valores más grandes del mundo. Fue fundado en 1869 por Marcus Goldman. Posteriormente, el yerno de Goldman, Samuel Sachs, se unió a la firma y desde entonces pasó a denominarse "Goldman Sachs".
No voy a extenderme en explicar quién es este banco. Sólo, a modo de pincelada, diré que son los responsables del desastre que ha provocado la crisis del 2008. ¿Como lo hicieron?: Animaron a los inversionistas a invertir en productos “subprime” –a sabiendas de que eran productos basura- y al mismo tiempo, mediante fondos de cobertura,  se dedicaron a "apostar" en bolsa por el fracaso de los mismos. {Wikipedia: Un crédito “subprime” es una modalidad crediticia del mercado financiero, de Estados Unidos, que se caracteriza por tener un nivel de riesgo de impago superior a la media del resto de créditos}
Con esta técnica se forraron. Llegaron a ganar miles de millones de dólares en el año 2007; pero eso sí: desestabilizaron todos los mercados.
La mayoría de la gente tiene la convicción de que la crisis ha sido algo así como una especie de desliz del sistema, pero la realidad es que ha sido una maniobra perfectamente orquestada por los poderes económicos para llevar a cabo sus planes.
Lo que esta gente ha hecho es desestabilizar a los países económicamente, obligándoles a recurrir a préstamos. Por supuesto, estos préstamos están estrictamente calculados para que los países no los puedan pagar (Grecia no podrá pagar su deuda aunque su gobierno venda el país entero). Como consecuencia de esta gigantesca deuda, los gobiernos están obligados a vender sus activos y hacer recortes sociales. Evidentemente el descontento y temor, que en la gente ha provocado esta situación, ha dado pie a aceptar cualquier cosa con tal de salir de semejante atolladero. Y es aquí donde entran ellos. Se presentan como los únicos “salvadores” de este desastre y colocan a sus hombres donde mejor les conviene.
En Europa lo hemos visto recientemente. Colocaron a sus hombres en los puestos de relevancia que mejor les convenía. Entre otros, colocaron a Papademos al frente del Gobierno de Grecia (falseo las cuentas de Grecia con ayuda de Goldman Sachs). A Mario Monti (asesor de Golmand Sachs) como Primer Ministro Italiano. Y a Mario Draghi (Vicepresidente de Goldman Sachs entre 2002 y 2006) como Presidente del BCE.
Con la sarta de mentiras y sandeces que Donald Trump soltó durante la campaña electoral, me es muy difícil entender cómo millones de personas pudieron votarle. Con esto no estoy diciendo que Hillary no hiciera lo mismo.
Personalmente –y supongo que a cualquier persona medianamente inteligente- me cuesta mucho creer que un multimillonario, que vive en su propio rascacielos (la Trump Tower) en el centro de Manhattan -rodeado de oro por todas partes- pase por ser un “anti-sistema” que se va a dejar la piel por defender a las clases populares.
Mi pregunta es: ¿tan avanzada está la técnica de “lavado de cerebro” para que la gente no se dé cuenta de cómo es manipulada?
En estos tiempos que corren nada de lo que vemos es lo que parece. No deberíamos olvidar que los grupos de poder han alcanzado su actual hegemonía única y exclusivamente gracias a nuestras creencias. Sin toda esa retahíla de mentiras introducidas en nuestras mentes, no conseguirían nada.
Por eso, uno de los intereses básicos del sistema es crear dualidades aparentemente opuestas: derecha e izquierda; ateo y religioso; correcto e incorrecto. Así nos hacen elegir siempre entre dos opciones que, por lo general, terminan siendo lo mismo.
Resumiendo. No importa si votas a Trump, Hillary, Putin, Merkel, Rajoy o Pablo Iglesias -todos forman parte de la misma mentira- porque, al final, a quien terminas votando es a Goldman Sachs.

jueves, 19 de enero de 2017

EVOLUCIÓN DEL SISTEMA ECONÓMICO-SOCIAL

Desde hace muchos años el comercio ha sido y es la clave del sistema económico-social en el que se sustenta la humanidad. Desde entonces hasta ahora ha ido cambiando hasta llegar a convertirse en lo que es hoy: una gran estafa.
Si el comercio no es otra cosa que el intercambio de bienes y servicios por parte de las personas: ¿cómo se puede explicar la diferencia abismal que existe entre los primeros comerciantes y los “lobbystas” de hoy, si ambos se dedican a lo mismo?
Los primeros comerciantes fueron los mercaderes, cuya única función era el mercantilismo; es decir, comprar y vender diferentes productos: todo estaba supeditado a eso.
Este modelo se mantuvo así prácticamente hasta el siglo XIX en que, con la llegada de la revolución industrial, se sustituyó el mercantilismo por el productivismo. Se pasó a producir más y a menor precio, con lo cual los beneficios se incrementaron de manera más que sustancial. La industria se convirtió entonces en el pilar fundamental de la sociedad, con la empresa como su mayor exponente, dejando al mercantilismo en un segundo plano.
Pero es a partir de finales del siglo XX y principios del XXI, con la llegada de la informática y toda la tecnología de comunicaciones, cuando el sistema sufre una mutación drástica convirtiéndose en pura y dura especulación.
Ahora la clave ya no está en el mercantilismo ni en el productivismo. Ahora son los movimientos de capital los que llevan a los mercados en la dirección deseada, para producir beneficios como jamás se ha dado a lo largo de la historia. La industria ha dejado de ser el sector clave de la sociedad tomando el protagonismo el sector financiero; es decir, la gran banca de inversión.
Esto explica casos paradójicos como el de Venezuela. El PIB de Venezuela se hunde, la inflación es del más del 100% anual y la tasa de paro se acerca a niveles no vistos desde hace años. Simplemente estos tres indicadores económicos ponen de manifiesto que la economía venezolana está por los suelos. Además, en el año 2016, la calificación de la deuda Venezolana fue de Caa3, CCC-, CCC, según las agencias de rating, Moody´s, S&P y Fitch, respectivamte; es decir, el país está considerado de “riesgo sustancial” para la inversión. Pero, paradojas de la vida, sin embargo, se da el hecho incongruente de que la Bolsa del país ha acumulado un rebote de más del 300% en el último año: lo que no ha conseguido ninguna de las bolsas en el resto del mundo.
¿Cómo se puede invertir en la Bolsa de un país con esa calificación y obtener pingües beneficios? ¿Cómo es posible esto?
Pues esto es posible debido a la implementación de la nueva tecnología de derivados financieros, permitida tras la desregularización de los mercados. Ahora son las computadoras las que toman las decisiones en cuestión de milisegundos. Entre otras cosas, crean noticias falsas para mover capitales en la dirección deseada, especulan y recogen beneficios al instante.
La actual economía especulativa necesita de la tecnología para expandirse y conseguir su objetivo de maximizar beneficios. Sin embargo, los avances tecnológicos no están al servicio de toda la humanidad, sino al servicio de unos pocos. Son puestos a disposición de la gente en función de las expectativas del beneficio, no para ser útiles a la gente. Probablemente dispongamos ya de tecnología suficientemente avanzada para curar el cáncer o proporcionar una energía limpia e ilimitada, pero estos proyectos no salen a la luz simplemente por intereses económicos.
En cuanto a la manera de organizar la sociedad, hemos pasado de instituciones “pre-democráticas” -basadas en monarquías absolutas-, pasando por las primeras “democracias” -con sus partidos políticos, parlamentos, constituciones, etc.-, hasta llegar en nuestros días a una era “pos-democrática”. Y digo esto, porque las actuales democracias son “democracias de paja” manejadas por instituciones supranacionales, como el FMI, BM, G20, Club Bildelberg, Trilateral, Council on Foreign Relations, etc. Estas instituciones –amén de formar parte de los gobiernos- son quienes verdaderamente toman las decisiones que los ejecutivos no tienen más remedio que acatar (véase recientemente el caso de Grecia o con anterioridad los casos de América Latina)
Lo lógico es preguntarse: ¿Qué ha pasado? ¿Por qué se ha producido este cambio? Pues muy sencillo: porque ha tomado prioridad el Valor de Cambio, frente al Valor de Uso.
Lo explicaré:
En economía cualquier bien o cualquier servicio tienen un Valor de Uso y un Valor de Cambio.
¿Pero qué es el Valor de Uso y Valor de Cambio?
El Valor de Uso es la utilidad que tiene, para las personas, ese bien o servicio; o lo que es lo mismo, la utilidad que tienen los bienes y servicios para satisfacer nuestras necesidades. Y el Valor de Cambio es el precio monetario que tiene cualquier bien o servicio en el mercado; es decir, el valor de compra-venta que adquiere ese producto.
Pongamos un ejemplo para entenderlo mejor.
El aire que respiramos tiene un Valor de Uso primordial para nosotros ya que sin él no viviríamos, sin embargo, su Valor de Cambio es cero, dado que no tiene un precio monetario (de momento) debido fundamentalmente a su abundancia y que no hay que manufacturarlo ni transportarlo. Por otro lado un cuadro o una joya tienen un Valor de Uso relativo para nosotros (simplemente decorativo u ornamental) pero su Valor de Cambio puede llegar a ser elevadísimo y desproporcionado.
Lógicamente en una economía de mercado justa y equilibrada el Valor de Uso y el Valor de Cambio deberían coincidir, sin embargo, en el actual sistema económico no es así: no coinciden en absoluto.
Como consecuencia de este desequilibrio se ha producido lo que no se tenía que haber consentido jamás: la acumulación de la riqueza colectiva -que debería ser de todos los seres que habitamos el planeta- en poder de unos pocos.
Hoy en día la riqueza mundial está en manos de no más de un 10% de la población; o lo que es lo mismo, solamente 750 millones de personas disfrutan de los recursos de la tierra. Esto ha dado pie a que, por ejemplo, 278 corporaciones posean  más del 60% de la riqueza mundial. La escasez y el trabajo, al que nos vemos obligados a sometemos, son consecuencias de que una minoría se ha apropiado de la riqueza del planeta.
La mayoría de las personas intentamos entender qué pasa y si es que verdaderamente no podemos hacerlo mejor, pero nos resulta prácticamente imposible entenderlo, desde el sentido común, y hay que hacer un esfuerzo, e ir hacia un razonamiento “conspiranoico”, para poderlo comprender.
Estamos ante una nueva mutación del sistema y el factor clave ha sido un hecho relevante sin precedentes: el desvío de dinero público, de manera masiva, hacia el sector privado. Este hecho está constatado dado que en el año 2009, el entonces presidente del BCE, Jean-Claude Trichet, informó de que la banca de los países del G20 había sido rescatada con 9 billones de euros de las arcas públicas. Como es lógico esta cifra ha seguido creciendo y actualmente ronda los 14 billones de euros. Para que nos hagamos una idea de la magnitud de la que estamos hablando, según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) esa cifra daría para alimentar, dar educación, cobijo y asistencia sanitaria a toda la población mundial durante 250 años.
En definitiva, gracias al desvío del dinero público hacia el sector privado, y la deuda que esto ha generado, nuestra esclavitud está más que garantizada.
Evidentemente detrás de todo este proceso está una élite perfectamente organizada, estructurada y jerarquizada que mediante la creación de crisis artificiales, que engloban crisis económico-financieras, humanitarias, alimentarias, medioambientales y sociales, tiene el control de todos nosotros.
Pero si lo piensas bien, somos nosotros quienes realmente mantenemos este sistema con nuestra ignorancia, pasividad y voto, colaborando a que toda esta transformación se lleve a cabo.
Y ahora viene la “pregunta del millón”: ¿qué podemos hacer? o dicho de otra manera: ¿cómo podemos desconectar del sistema?
Hacer, lo que se dice hacer, llevamos muchos años haciendo y no parece que haya servido de nada. Así que todo indica que no se trata de hacer, sino más bien de dejar de hacer.
Nosotros con nuestros hábitos individuales podemos revertir la situación. La clave está fundamentalmente en dejar de comportarnos como ellos quieren; o lo que es lo mismo: no hacer nada que ellos quieren que hagamos.
Para empezar deberíamos dejar de contaminarnos con la basura de la televisión, prensa, teléfono móvil, redes sociales y todo tipo de medios propagandísticos del sistema. No compitamos entre nosotros: gastaremos menos energías y seremos más eficientes si colaboramos los unos con los otros en vez de competir. Dejemos de fomentar la mediocridad. Deberíamos  pasar olímpicamente de sus fabulosos eventos creados para adormecernos, aborregarnos, adoctrinarnos y distraernos (deportes de masas como el futbol; películas repletas de mensajes subliminales; modas de todo tipo; conmemoraciones y onomásticas de la sociedad de consumo,….). Tampoco deberíamos formar parte de sus fuerzas armadas (sin ejércitos no sé cómo podrían llevar a cabo sus guerras). Y lo más importante: no volver a contraer deudas, ya que la deuda es su arma más poderosa. Ah! y, por supuesto, dejar de votar de una vez por todas, ya que, como la historia ha demostrado, los políticos son un caterva de estúpidos, ególatras e ignorantes que nunca han sabido solucionar nada.
En definitiva, no se trata de cambiar el mundo, se trata de cambiar los hábitos de vida de cada uno de nosotros. Porque, al final, en este sistema lo que tú crees que posees te posee a ti.
Votar cada cuatro años; trabajar por cuenta ajena 8 horas diarias durante 40 años; establecer por ley un salario mínimo; recibir una educación obligatoria;….., y un sinfín de cosas más que nos venden como logros: ¿verdaderamente son conquistas sociales o esclavitudes sociales?
Convendría tener muy presente que no hemos nacido para malgastar nuestra vida trabajando como esclavos en ocupaciones que, en el 90% de los casos, no aportan nada ni a nosotros mismos ni a la sociedad. No deberíamos olvidar que cada uno de nosotros tenemos unos dones y talentos innatos  que fomentar y que son sistemáticamente aniquilados por el sistema para convertirnos en máquinas de producir y consumir.

La única manera de cambiar esto es que algún día consigamos una mayoría suficiente de personas capaces de desconectar del sistema, y el día que esto ocurra –si es que ocurre-, indudablemente, el sistema caerá.

jueves, 5 de enero de 2017

ESPAÑA: “EL CORTIJO” DEL IBEX 35

Juro lealtad al jefe del Estado y fidelidad a los Principios Fundamentales del Movimiento Nacional y demás Leyes Fundamentales del Reino”.
Estas fueron literalmente las palabras pronunciadas por el Rey Juan Carlos, ante las Cortes Generales Españolas, cuando fue nombrado sucesor del General Franco en el año 1969.
Desde la muerte de Franco en 1975, este rey, que juró fidelidad a los Principios Fundamentales del Movimiento, ha ejercido de jefe de Estado hasta junio de 2014, en que se vio obligado a abdicar (se metió en un “marrón” y puso en peligro la continuidad de la monarquía en España). Le sucedió en el trono su hijo Felipe -casado con la plebeya Leticia- que de la noche a la mañana fue investido Rey de España, sin que se le diera al pueblo la más mínima oportunidad de pronunciarse en este sentido, como corresponde a una verdadera democracia.
Esto es simplemente un dato para que sepamos de dónde viene nuestra monarquía; esa que impulsó la democracia. Una monarquía que, como acabo de decir, juró los Principios Fundamentales del Movimiento de la dictadura franquista.
Importancia de España en el mundo.
Es incuestionable que España ocupa un lugar geoestratégico privilegiado. Tanto es así que, cuando vemos un mapamundi, España se sitúa en el centro. Como es de imaginar, el actual imperio dominante en el mundo, los Estados Unidos de América -que lleva controlando este país desde los tiempos del dictador- no iba a dejar a España en manos de “vete a saber quien” después de la muerte de Franco, ya que, como acabo de decir, España es de vital importancia para ellos.
Veamos que sucedió.
Desde los tiempos de la guerra fría, entre EEUU y Rusia, España ha sido y es de interés prioritario para los estadounidenses, por su situación geoestratégica, como acabo de decir. Dado que España sufría un bloqueo internacional, después de la guerra civil, los norteamericanos aprovecharon la dictadura del General Franco para sacar beneficio de ello.
Después de la guerra civil, la miseria y hambruna en España era más que evidente. Para salir de esta situación el General Franco tenía dos opciones: dejar el poder y convocar elecciones o seguir con su régimen e hipotecar el país a los “yanquis”. Y, como todos sabemos, se decantó por la segunda opción.
El 26 de septiembre de 1953 se firma el denominado Pacto de Madrid entre España y EEUU. El Pacto contenía tres acuerdos bilaterales: de defensa mutua, de cooperación económica y de asistencia técnica. En lo sustancial, el Pacto significaba que los EEUU lograban instalar una serie de bases militares en territorio español, a cambio de una ayuda económica –la famosa ayuda americana- que tanta falta le hacía a la maltrecha economía española.
Desde la firma del Pacto de Madrid, en 1953, los servicios de inteligencia estadounidenses controlaron, de hecho, la cúpula del ejército franquista y, por supuesto, los servicios de inteligencia españoles.
Los norteamericanos sabían que, después de los años de dictadura, España no podía seguir al margen de la escena internacional y tenía que ir irremisiblemente hacia una democracia y su integración en Europa. Por eso, unos años antes de la muerte del dictador, se comienza a escribir el guion de la transición española, implantación de la democracia e integración de España en la CEE (posteriormente UE) y la OTAN.
El encargado, por parte de los EEUU, de llevar el plan adelante no fue otro que el general estadounidense Vernon Walters, quien hablaba correctamente Español y disponía de la suficiente experiencia, ya que había desempeñado ese mismo papel en América Latina. Este general, antes de morir Franco, ya tenía contactos con todos los partidos políticos de España, incluido el Partido Comunista de Santiago Carrillo, que era el único partido opositor de verdad al franquismo.
Lo que verdaderamente se hizo en España no fue más que un lavado de cara del régimen franquista para convertirlo en una falsa democracia, la cual ha llegado hasta nuestros días. Se produjo, entonces, lo que podríamos llamar una actualización del franquismo, orquestada, por supuesto, por los servicios de inteligencia norteamericanos, con el beneplácito de la cúpula franquista.
Para llevar a cabo sus planes de “democratizar España”, necesitaban de dos fuerzas políticas, presumiblemente antagónicas, pero que sirvieran a los mismos intereses; es decir, una derecha democrática y una izquierda liberal, y hacer a ambas creíbles.
La derecha ya estaba constituida y lo único que había que hacer era vestirla de demócrata. Sin embargo, la izquierda estaba representada por dos de los partidos con más trascendencia en España: el Partido Socialista y el Partido Comunista.
Obviamente, tanto los norteamericanos como los franquistas no querían que el espacio de la oposición lo ocupara el Partido Comunista, y también tenían sus recelos de los viejos socialistas. Así que se pusieron manos a la obra y urdieron un plan: renovar la cúpula del Partido Socialista con gente de dentro del país, y no como hasta entonces en el exilio, que estuviera más predispuesta a llevar a cabo sus planes de “democratizar España”.
Indudablemente con la derecha no tuvieron problema ya que estaba constituida, y tanto la UCD, el CDS y AP (todos con reminiscencias franquistas) confluyeron en lo que es hoy el Partido Popular (PP)
Pero la izquierda era otro cantar. Había que crear una fuerza política que pareciera de izquierda, capaz de gobernar el país, y que estuviera dispuesta a someterse a los designios de las oligarquías franquistas. Y es aquí donde emerge la figura de Felipe González.
Felipe González tiene el perfil que ellos buscaban: joven socialista, sin ninguna relevancia política hasta el momento, ambicioso y manipulable. Y son los servicios secretos españoles, junto a los norteamericanos, los que le ayudan a hacerse con el control del Partido Socialista. En el Congreso de Suresnes de 1974 (un año antes de la muerte de Franco) Felipe González se hace con la Secretaría General del partido para acabar con los viejos socialistas, sacar al partido del marxismo e incluir a España en la OTAN y la CEE.
Sí, todo esto lo hizo Felipe González: acabó con el viejo Partido Socialista, refundó el actual PSOE -que no es más que una mala fotocopia del PP-, para terminar, como es sabido, haciendo uso de las “puertas giratorias”.
Después de 41 años de la muerte de Franco, y visto como se han desarrollado los acontecimientos en nuestro país, bien podríamos decir que el general Vernon Walters cumplió su objetivo: consiguió engañarnos a todos los españoles, haciéndonos creer que vivimos en una democracia cuando realmente seguimos anclados a ese régimen franquista “maquillado”.
Ya sé que esto no nos lo han contado así. Pero yo no me lo he inventado. Todo lo que he relatado está perfectamente documentado y publicado por diferentes autores. Entre otros, Alfredo Grimaldos, cuyo libro “La CIA en España”, publicado en octubre de 2006, puedes consultar en Internet.
Como siempre la historia puede ser contada de diferentes maneras y, por supuesto, no estoy diciendo que creas lo que yo digo: analiza los acontecimientos y saca tus propias conclusiones.
Lo que es evidente es que las democracias de hoy en día dejan mucho que desear. En las últimas décadas, prácticamente todas las democracias del mundo funcionan como el modelo norteamericano: dos partidos políticos que se van alternando en el poder cada 4, 5 u 8 años. Y España, después de la muerte de Franco, no iba a ser distinta de las demás.
No seamos ingenuos. Un país con diez mil aforados, una derecha (PP) y una izquierda (PSOE) que gozan de incuestionables privilegios, que llevan alternándose en el poder desde la muerte de Franco, y que además sistemáticamente votan juntos en todas las resoluciones importantes del Parlamento Español y el Parlamento Europeo, no es sinónimo de país democrático, sino más bien de todo lo contrario.

No te dejes engañar. España no es una democracia: España no es más que “el cortijo” del IBEX 35.