domingo, 28 de mayo de 2017

VIRUS “WANNACRY”: ¿CHAMCHULLO FINANCIERO?

Algún día al levantarnos de la cama la tele (si es que aun emite) nos dirá que Internet ha dejado de funcionar. Como consecuencia, todo se ha venido abajo: no hay dinero en los cajeros automáticos de los bancos; no se puede comprar puesto que las tiendas no tienen acceso al sistema de pago; las ciudades están sin semáforos; los supermercados desabastecidos;….., y así fuera de servicio todo aquello que necesitamos para nuestra vida cotidiana. 
Y es que hoy en día somos totalmente dependientes de Internet. Comercio, transporte, sanidad, alimentación, comunicación, seguridad... etc., dependen ahora de la Red de redes que, no olvidemos, está en manos privadas. Así que no es de extrañar que cualquier día “alguien” o “algo” desconecte la Red y se produzca una catástrofe de dimensiones incalculables.
Y creo que nos lo tendremos merecido. Con nuestra pasividad y sumisión constante, hemos contribuido al cambio de paradigma. Somos tan estúpidos que hemos abandonado nuestro modo de vida, poniéndonos en manos de Internet, sin haber tomado la precaución de tener una alternativa.
La verdad es que ha ocurrido tan rápido que ni siquiera nos hemos parado a pensar qué coño era este nuevo mundo que nos vendían. Pues bien. Ahora lo sabemos y, nos guste o no,  actualmente no podemos vivir al margen de Internet.
Dicho esto, todos tenemos muy presente que el viernes 12 de mayo de 2017 se produjo un ataque masivo, en todo el mundo, que infectó a miles de ordenadores con el virus “WannaCry”.
Lo que hizo el citado virus fue encriptar los ordenadores afectados y pedir un rescate a cambio de la clave para desencriptarlos: cantidad de dinero, por otra parte, que se me antoja ridícula para tamaña maquinación.
Como era de esperar los medios de comunicación han dado la versión oficial de lo ocurrido y, por supuesto, buscaron inmediatamente un culpable: enseguida salieron a la luz los nombres de Putin o de Kim Jong-un; aunque en este caso se les olvidó involucrar al “enemigo público número uno”, Nicolás Maduro.
El virus afectó a más de 200 mil ordenadores de 150 países. Entre los damnificados más sonados el caso de Telefónica en España y la Seguridad Social Británica.
Paradójicamente no hubo ningún gran banco afectado. Y digo yo: ¿si el objetivo del ataque era monetario, por qué no ir directamente a por quien tiene el dinero?
Hasta aquí lo que todos sabemos. Pero hay otras versiones que están apoyadas en argumentos y datos tan creíbles como la versión oficial que, por supuesto, no salen en los medios de comunicación de masas.
Lo primero que todos deberíamos tener en cuenta es que la mayoría de los sistemas digitales están deliberadamente diseñados para ser vulnerables.
Esto no lo digo yo. Lo dijo Edward Snowden (consultor tecnológico estadounidense, informante, antiguo empleado de la CIA y de la NSA) que ya lo denunció en 2013, mostrando la connivencia entre diferentes empresas y la NSA (Agencia de Inteligencia del Gobierno de los EEUU que se encarga de todo lo relacionado con la seguridad de la información). Entre estas empresas se encuentran Microsoft, Skype, Apple, Google, Facebook y Yahoo.
¿Y cómo lo hacen? Pues a través de diferentes programas como PRISM: programa clandestino de vigilancia electrónica operado por la NSA para la recogida masiva de comunicaciones procedentes de Internet.
Esto que voy a exponer a continuación es “un suponer”, ya que no hay ni habrá nunca pruebas de lo que voy a decir.
Supongamos que el virus ramsonware "WannaCry", que ha dejado en entredicho la vulnerabilidad de Internet, fue activado a última hora del viernes para provocar un falso apagón y así permitir a todos los operadores bancarios alterar el orden riguroso de las colocaciones de compra-venta en la Bolsa. De esta manera, las órdenes de compra-venta de los operadores bancarios se antepondrían a la de los  traders, antes de abrir la Bolsa el lunes (trader: persona física o entidad que se encarga de comprar y vender instrumentos financieros de todo tipo).
Para quien no lo sepa, en la Bolsa las órdenes de compra-venta de títulos llevan un orden riguroso por tiempo de entrada; es lo que se entiende como colocaciones de compra o de venta.
Esta práctica, por supuesto, es una manera encubierta de quitar el dinero a los traders y a los inversores particulares. Como los bancos disponen de información privilegiada, con este proceder evitan pérdidas y aumentan ganancias, mientras que los traders se quedan sin poder vender o mal vendiendo y/o mal comprando.
Este tipo de procedimiento es un delito tipificado en nuestro código penal, pero gracias al virus, y el consecuente apagón informático, jamás saldría a la luz. Técnicamente nunca habría ocurrido. Ni siquiera el regulador oficial (la CNMV) podría encontrar la manipulación en un apagón, dado que en este tipo de órdenes cada segundo es vital y pueden aparecer, desaparecer y/o anticiparse millones de órdenes desconocidas sobre otras órdenes.
Pues bien. Estos “chanchullos” se llevan haciendo desde hace muchos años (desde que la informática entró a saco en la Bolsa) sobre todo al cierre y apertura de mercados, fundamentalmente los viernes. La CNMV (que no olvidemos es un organismo público al servicio de la banca) siempre lo niega. Pero los expertos en Bolsa lo saben y lo denuncian constantemente. Según ellos, se puede observar en las cotizaciones en tiempo real -sobre todo en los últimos 20 minutos-, puesto que ni cambiando el precio a la baja, muchas órdenes de venta logran ejecutarse. Siempre tienen la excusa de que había otras más bajas, con más volumen y a mejor precio, que tampoco se terminaron de ejecutar.
Así que yo me pregunto: ¿Quién nos puede asegurar que detrás del virus "WannaCry” no está la mano negra de la banca?
Puede que el virus “WannaCry” sólo haya sido un ensayo para algo a realizar mucho más grande en un futuro.
¿Para realizar qué?
Tal y como está la economía mundial, con su mega-deuda insalvable, los programas de flexibilización cuantitativa de los bancos centrales agotados y la banca mundial técnicamente en quiebra, es más que seguro que el actual sistema financiero tarde o temprano “petará”. Así que si hay alguien interesado en poner en riesgo el sistema financiero, no son otros que los mismos bancos, que quieren hacer “borrón y cuenta nueva”.
Instituciones de alto nivel, como el FMI, no han parado de repetir durante estos últimos años sobre la necesidad de llevar a cabo un gran reajuste económico global; o lo que es lo mismo: un gran “reset” económico. Pero para que se produzca un “reset” económico se necesita algún tipo de crisis, dado que para que un nuevo sistema económico sea implantado, el viejo sistema tiene que ser desmantelado.
Entonces la pregunta inevitable es: ¿ha sido el ataque informático a escala mundial una operación de “falsa bandera” para favorecer los intereses de la banca?

Me temo que nunca lo sabremos.

domingo, 21 de mayo de 2017

IGNORANTES ADEMÁS DE POCO RELEVANTES

La nuestra es una civilización cimentada en la ignorancia, salvo algunas excepciones.
Esto dicho así suena como un disparate, pero es tan real como la vida misma.
Nuestra mentalidad ha crecido y se ha desarrollado en el engaño. Toda nuestra conducta gira en torno a un mundo de falsas creencias las cuales han condicionado, y de qué manera, nuestra existencia.
De los más de siete mil millones de seres humanos, solamente el 1%, a lo sumo, posee un conocimiento humano y científico relativamente avanzado. El resto ni siquiera sabemos que existe.
En una sociedad de ignorantes, como la nuestra, evidentemente estamos gobernados también por personas ignorantes e incompetentes. Estas personas constantemente se entrometen en terrenos que desconocen, aunque gracias al poder que les ha sido otorgado imponen su criterio al resto.
Y es que ese engaño no sólo nos afecta a nosotros como individuos, sino que afecta a toda la sociedad. Como consecuencia, toda nuestra sociedad está paupérrimamente educada, haciendo gala en cada momento de su ignorancia.
Desde el momento en que el dinero se ha convertido en “ceros y unos” dentro de un mega-sistema informático, unido a la más que inmediata desaparición del papel moneda, el ignorante e irrelevante “populacho” ha sido llevado a un estadio de control absoluto, donde todo está en manos de una oligarquía.
Esta oligarquía -seguramente menos ignorante que la mayoría de nosotros- es la que maneja el mundo a su antojo. Y, claro está. Se ha constituido en promotora de todas las normas, habidas y por haber, que el resto tenemos que acatar y cumplir estemos o no de acuerdo.
Estas reglas sirven para mantener al resto de la sociedad oprimida y para asegurarse de que en la cima no se acumule demasiada gente (a día de hoy se estima que nos son más de ocho o diez mil personas las que manejan el mundo).
Para ello se cercioran de que nadie, aparte de la misma élite, pueda averiguar jamás qué ocurre realmente. Lo llaman “Compartamentalización”: todos conocen sus propias pequeñas partes, pero sólo la élite conoce lo que está ocurriendo en todas partes y a todos los niveles.
John Lennon hizo unas declaraciones en este sentido, y quién sabe si no fue este tipo de afirmaciones las que le llevaron a la tumba. Dijo: “creo que toda nuestra sociedad está dirigida por personas locas con objetivos dementes. Eso es lo que entendí cuando tenía 16 años y vengo expresando de distinta manera lo largo de mi vida. Es la misma cosa que expreso todo el tiempo, pero ahora puedo resumirlo en una frase: estamos gobernados por maníacos con fines maníacos. Si alguien puede decirme lo que nuestro gobierno o el gobierno de EEUU, Rusia, China…., están intentando hacer en realidad, yo estaría encantado de saberlo. Pero creo que están todos locos. Aunque probablemente sea a mí al que tachen de loco por decir esto”.
Muchos os preguntaréis que si somos tan ignorantes ¿por qué nos dejan opinar, votar, manifestar nuestra disconformidad y protestar? Pues evidentemente porque no importa lo que votemos, opinemos, manifestemos o protestemos, ya que somos totalmente irrelevantes. La discusión, la polémica, el pleito -en definitiva, la política- lo único que hace es generar dinámicas que mantienen en pie al sistema. Crear diariamente supuestos enemigos y conflictos también es positivo para el sistema. La élite lo sabe y lo utiliza en su propio beneficio y, como es natural, siempre sale ganando.
En conclusión: hagamos lo que hagamos, opinemos lo que opinemos, siempre se hará lo que ellos decidan.
Actualmente nuestra realidad es simplemente el producto de nuestras propias creencias. Creencias, por otra parte, que nos son inculcadas a todos desde la más tierna infancia, y que son mantenidas, moldeadas y actualizadas en función de los intereses de aquellos que manejan el mundo. Para ello utilizan los medios de comunicación, que son los que transmiten la información.
Porque vamos a ver: ¿cómo se puede garantizar la libertad de información si son sólo un puñado de multimillonarios los que controlan el "cotarro" de los medios? Por eso, es más que evidente que quienes detentan el poder de la comunicación pueden exponer lo que les venga en gana, aun siendo una absoluta falacia, como ocurre en la mayoría de los casos.
Definitivamente el engaño se ha hecho “viral” en el Planeta; y como somos una panda de ignorantes nos lo tragamos todo.
Pero lo más grave es que como consecuencia de nuestra ignorancia hemos perdido la capacidad de pensar por nosotros mismos. Ahora todo consiste en centrarnos en ver, escuchar y leer, para después repetir, sin analizar mínimamente, todo lo visto, escuchado y leído.
Que nos quede muy claro. Sólo porque el sistema nos deje opinar, votar, o expresarnos con aparente libertad, no quiere decir que seamos relevantes, porque no lo somos en absoluto. De la misma manera, el que hayamos leído algunos libros y estudiado una carrera universitaria no nos ha sacado de la ignorancia.
Piénsalo bien. Si verdaderamente fuéramos relevantes y nada ignorantes, jamás hubiésemos consentido que el 0,0001% de la población mundial se adueñara de los recursos y las vidas del 99,9999% restante. ¿No crees?

martes, 16 de mayo de 2017

RESCATES BANCARIOS: EL NUEVO GRAN NEGOCIO

¿Cuánto dinero público se ha utilizado para rescatar a los bancos europeos?
Según la propia UE, desde 2008 se han utilizado 705 mil millones de euros para rescates.
Parece mucho dinero ¿verdad? Pues sí: con ese dinero se podría acometer, por ejemplo, el pago de las pensiones en España (el mayor gasto de los Presupuestos Generales del Estado) por un periodo de 5 años.
Todo empezó cuando, con la famosa crisis, se nos dijo que había que rescatar a los bancos, ya que eran sistémicos; es decir, muy grandes para quebrar. Por lo tanto, había que salvarles antes de que en su caída arrastrara con ellos a todo el Sistema.
Salvar a un banco puede ser bastante complejo, especialmente cuando es “muy grande para quebrar”. Así que los gobiernos -que están perdidos en estos temas, al igual que en todo lo demás- pidieron ayuda a empresas externas de consultoría y auditoría. Y aquí es donde comienza el “gran negocio”.
Empecemos con una pregunta clave.
¿Quién se beneficia de los rescates bancarios en la UE? 
Pues ni más ni menos que un pequeño grupo de empresas de consultoría financiera, que diseñan y aplican paquetes de rescate bancario en los estados miembros de la UE.
Actualmente en el mundo existen cuatro grandes empresas auditoras surgidas de varias fusiones. Son las coloquialmente llamadas Big Four (cuatro grandes): Pricewaterhouse Coopers (PwC),  Deloitte, Ernst & Young (EY) y KPMG.
Para hacernos una idea del volumen de negocio del que estamos hablando, decir que la facturación de estas cuatros empresas, en 2016, alcanzó la friolera de 125.800 millones de dólares: ¡ojo! Sin producir nada; únicamente moviendo papeles.
Estas empresas amén de ser auditoras son también consultoras y junto con un pequeño grupo de empresas globales de consultoría, como Lazard, aconsejan a los gobiernos cómo rescatar a los bancos.
El oligopolio de las cuatro empresas es tal, que sistemáticamente, y por simples intereses espurios, falsean y omiten datos con la más absoluta desfachatez y en la mayoría de los casos con total impunidad.
Según informó el Financial Times: el Financial Reporting Council (FRC), regulador británico de las auditoras, ha multado con 5 millones de libras (5,95 millones de euros) a PwC por "mala conducta" en la auditoría de la empresa Connaught en 2010. El regulador ha detectado malas prácticas en tres áreas de auditoría: movilización de costes, contratos a largo plazo y activos intangibles.
Esto de que las auditoras sean multadas no es lo más habitual, ya que tenemos, por ejemplo, los casos de las auditorías a Bankia y ABM AMRO, en las que también engañaron con los datos y no fueron sancionadas.
El caso de Bankia es de lo más esclarecedor.
Bankia fue el resultado de la fusión de siete cajas de ahorros y un ejemplo claro de la relación del sector financiero con los políticos corruptos: Rodrigo Rato (exministro de economía de España y exdirector del FMI) después de renunciar a su cargo de Director de FMI pasó a ser Presidente de Bankia.
Curiosamente, la empresa contratada para asesorar la salida a bolsa de Bankia fue Lazard, que ya tuvo contratos con Rodrigo Rato antes de ser Presidente de Bankia.
En 2011 (y aquí es donde viene la relación con las Big Four) la empresa Deloitte fue la elegida para auditar las cuentas de Bankia.
Pues bien. Resulta que Deloitte anunció unos beneficios por parte de Bankia en 2011 de 300 millones de euros (cifra que fue tenida en cuenta para la salida a bolsa de la entidad). Sin embargo, luego se supo que en lugar de beneficios el banco había tenido pérdidas ese año.
De hecho, un informe del Banco de España, sobre la auditoría de Deloitte, halló más de diez incoherencias en la forma de auditar a Bankia. Por tanto, la falsificación por parte de la Auditora, ha supuesto una pérdida de 17 mil millones de euros a los ciudadanos españoles: dinero con el cual el Gobierno Español se vio obligado a rescatar a la Entidad, para no perjudicar a todos los pequeños ahorradores que habían depositado su dinero en Bankia.
Lo mismo ocurrió cuando el Gobierno holandés tuvo que nacionalizar ABM AMRO y pidió ayuda a Lazard. En su auditoría se le “olvidó mencionar” que el banco tenía deudas pendientes. Debido a ese “fallo” el banco recibió 6.500 millones de euros adicionales para seguir a flote: otra vez dinero que, por supuesto, salió de los impuestos de los ciudadanos holandeses.
Y lo más escandaloso: por unos pocos días de trabajo -¡ojo! Sin producir nada, sólo moviendo papeles- Lazard recibió 3 millones de euros.
Es evidente que los rescates en la UE suponen un coste oculto para los contribuyentes. Además de los fondos públicos utilizados para los rescates propiamente dichos, se han otorgado contratos de cientos de millones de euros a este pequeño grupo de consultoras financieras que, con su asesoramiento a los Estados miembros y a las instituciones de la UE, se están forrando.
Y todo parece indicar que esto no va a parar.
El sector bancario en la UE sigue siendo muy inestable -por no decir que está técnicamente en quiebra- y, por lo tanto, es más que seguro la aparición de nuevos casos cada año.
¿Será el Banco Popular el siguiente en España?

No lo sé. Pero lo que sí sé, es que las empresas involucradas en el nuevo negocio del rescate, seguirán “haciendo su agosto” con millones de euros de beneficio a costa de nuestros impuestos.