Algún día al levantarnos de la cama la tele
(si es que aun emite) nos dirá que Internet ha dejado de funcionar. Como consecuencia,
todo se ha venido abajo: no hay dinero en los cajeros automáticos de los bancos;
no se puede comprar puesto que las tiendas no tienen acceso al sistema de pago;
las ciudades están sin semáforos; los supermercados desabastecidos;….., y así
fuera de servicio todo aquello que necesitamos para nuestra vida
cotidiana.
Y es que hoy en día somos totalmente
dependientes de Internet. Comercio, transporte, sanidad, alimentación,
comunicación, seguridad... etc., dependen ahora de la Red de redes que, no olvidemos,
está en manos privadas. Así que no es de extrañar que cualquier día “alguien” o
“algo” desconecte la Red y se produzca una catástrofe de dimensiones
incalculables.
Y creo que nos lo tendremos merecido. Con
nuestra pasividad y sumisión constante, hemos contribuido al cambio de
paradigma. Somos tan estúpidos que hemos abandonado nuestro modo de vida,
poniéndonos en manos de Internet, sin haber tomado la precaución de tener una
alternativa.
La verdad es que ha ocurrido tan rápido que ni
siquiera nos hemos parado a pensar qué coño era este nuevo mundo que nos
vendían. Pues bien. Ahora lo sabemos y, nos guste o no, actualmente no podemos vivir al margen de
Internet.
Dicho esto, todos tenemos muy presente que el
viernes 12 de mayo de 2017 se produjo un ataque masivo, en todo el mundo, que
infectó a miles de ordenadores con el virus “WannaCry”.
Lo que hizo el citado virus fue encriptar los
ordenadores afectados y pedir un rescate a cambio de la clave para
desencriptarlos: cantidad de dinero, por otra parte, que se me antoja ridícula
para tamaña maquinación.
Como era de esperar los medios de comunicación
han dado la versión oficial de lo ocurrido y, por supuesto, buscaron inmediatamente un culpable: enseguida salieron a la luz los
nombres de Putin o de Kim Jong-un; aunque en este caso se les olvidó involucrar
al “enemigo público número uno”, Nicolás Maduro.
El virus afectó a más de 200 mil ordenadores
de 150 países. Entre los damnificados más sonados el caso de Telefónica en
España y la Seguridad Social Británica.
Paradójicamente no hubo ningún gran banco
afectado. Y digo yo: ¿si el objetivo del ataque era monetario, por qué no ir
directamente a por quien tiene el dinero?
Hasta aquí lo que todos sabemos. Pero hay
otras versiones que están apoyadas en argumentos y datos tan creíbles como la
versión oficial que, por supuesto, no salen en los medios de comunicación de
masas.
Lo primero que todos deberíamos tener en
cuenta es que la mayoría de los sistemas digitales están deliberadamente
diseñados para ser vulnerables.
Esto no lo digo yo. Lo dijo Edward Snowden (consultor
tecnológico estadounidense, informante, antiguo empleado de la CIA y de la NSA)
que ya lo denunció en 2013, mostrando la connivencia entre diferentes empresas
y la NSA (Agencia de Inteligencia del Gobierno de los EEUU que se
encarga de todo lo relacionado con la seguridad de la información). Entre estas
empresas se encuentran Microsoft, Skype, Apple, Google, Facebook y Yahoo.
¿Y cómo lo hacen? Pues a través de diferentes programas
como PRISM: programa clandestino de vigilancia electrónica operado por
la NSA para la recogida masiva de comunicaciones procedentes de Internet.
Esto que voy a exponer a continuación es “un suponer”,
ya que no hay ni habrá nunca pruebas de lo que voy a decir.
Supongamos que el virus ramsonware "WannaCry",
que ha dejado en entredicho la vulnerabilidad de Internet, fue activado a
última hora del viernes para provocar un falso apagón y así permitir a todos
los operadores bancarios alterar el orden riguroso de las colocaciones de
compra-venta en la Bolsa. De esta manera, las órdenes de compra-venta de los
operadores bancarios se antepondrían a la de los traders, antes de abrir la Bolsa el lunes (trader:
persona física o entidad que se encarga de comprar y vender instrumentos financieros de todo
tipo).
Para quien no lo sepa, en la Bolsa las órdenes
de compra-venta de títulos llevan un orden riguroso por tiempo de entrada; es
lo que se entiende como colocaciones de compra o de venta.
Esta práctica, por supuesto, es una manera
encubierta de quitar el dinero a los traders y a los inversores particulares.
Como los bancos disponen de información privilegiada, con este proceder evitan
pérdidas y aumentan ganancias, mientras que los traders se quedan sin poder
vender o mal vendiendo y/o mal comprando.
Este tipo de procedimiento es un delito
tipificado en nuestro código penal, pero gracias al virus, y el consecuente
apagón informático, jamás saldría a la luz. Técnicamente nunca habría ocurrido.
Ni siquiera el regulador oficial (la CNMV) podría encontrar la manipulación en
un apagón, dado que en este tipo de órdenes cada segundo es vital y pueden
aparecer, desaparecer y/o anticiparse millones de órdenes desconocidas sobre
otras órdenes.
Pues bien. Estos “chanchullos” se llevan
haciendo desde hace muchos años (desde que la informática entró a saco en la
Bolsa) sobre todo al cierre y apertura de mercados, fundamentalmente los viernes.
La CNMV (que no olvidemos es un organismo público al servicio de la banca) siempre
lo niega. Pero los expertos en Bolsa lo saben y lo denuncian constantemente.
Según ellos, se puede observar en las cotizaciones en tiempo real -sobre todo
en los últimos 20 minutos-, puesto que ni cambiando el precio a la baja, muchas
órdenes de venta logran ejecutarse. Siempre tienen la excusa de que había otras
más bajas, con más volumen y a mejor precio, que tampoco se terminaron de
ejecutar.
Así que yo me pregunto: ¿Quién nos puede
asegurar que detrás del virus "WannaCry”
no está la mano negra de la banca?
Puede que el virus “WannaCry” sólo haya sido un ensayo para algo a realizar mucho más grande en un
futuro.
¿Para realizar qué?
Tal y como está la economía mundial, con su
mega-deuda insalvable, los programas de flexibilización cuantitativa de los
bancos centrales agotados y la banca mundial técnicamente en quiebra, es más
que seguro que el actual sistema financiero tarde o temprano “petará”. Así que
si hay alguien interesado en poner en riesgo el sistema financiero, no son
otros que los mismos bancos, que quieren hacer “borrón y cuenta nueva”.
Instituciones de alto nivel, como el FMI, no
han parado de repetir durante estos últimos años sobre la necesidad de llevar a
cabo un gran reajuste económico global; o lo que es lo mismo: un gran
“reset” económico. Pero para que se produzca un “reset” económico se necesita
algún tipo de crisis, dado que para que un nuevo sistema económico sea
implantado, el viejo sistema tiene que ser desmantelado.
Entonces la pregunta inevitable es: ¿ha sido el ataque
informático a escala mundial una operación de “falsa bandera” para favorecer
los intereses de la banca?
Me temo que nunca lo sabremos.