martes, 16 de mayo de 2017

RESCATES BANCARIOS: EL NUEVO GRAN NEGOCIO

¿Cuánto dinero público se ha utilizado para rescatar a los bancos europeos?
Según la propia UE, desde 2008 se han utilizado 705 mil millones de euros para rescates.
Parece mucho dinero ¿verdad? Pues sí: con ese dinero se podría acometer, por ejemplo, el pago de las pensiones en España (el mayor gasto de los Presupuestos Generales del Estado) por un periodo de 5 años.
Todo empezó cuando, con la famosa crisis, se nos dijo que había que rescatar a los bancos, ya que eran sistémicos; es decir, muy grandes para quebrar. Por lo tanto, había que salvarles antes de que en su caída arrastrara con ellos a todo el Sistema.
Salvar a un banco puede ser bastante complejo, especialmente cuando es “muy grande para quebrar”. Así que los gobiernos -que están perdidos en estos temas, al igual que en todo lo demás- pidieron ayuda a empresas externas de consultoría y auditoría. Y aquí es donde comienza el “gran negocio”.
Empecemos con una pregunta clave.
¿Quién se beneficia de los rescates bancarios en la UE? 
Pues ni más ni menos que un pequeño grupo de empresas de consultoría financiera, que diseñan y aplican paquetes de rescate bancario en los estados miembros de la UE.
Actualmente en el mundo existen cuatro grandes empresas auditoras surgidas de varias fusiones. Son las coloquialmente llamadas Big Four (cuatro grandes): Pricewaterhouse Coopers (PwC),  Deloitte, Ernst & Young (EY) y KPMG.
Para hacernos una idea del volumen de negocio del que estamos hablando, decir que la facturación de estas cuatros empresas, en 2016, alcanzó la friolera de 125.800 millones de dólares: ¡ojo! Sin producir nada; únicamente moviendo papeles.
Estas empresas amén de ser auditoras son también consultoras y junto con un pequeño grupo de empresas globales de consultoría, como Lazard, aconsejan a los gobiernos cómo rescatar a los bancos.
El oligopolio de las cuatro empresas es tal, que sistemáticamente, y por simples intereses espurios, falsean y omiten datos con la más absoluta desfachatez y en la mayoría de los casos con total impunidad.
Según informó el Financial Times: el Financial Reporting Council (FRC), regulador británico de las auditoras, ha multado con 5 millones de libras (5,95 millones de euros) a PwC por "mala conducta" en la auditoría de la empresa Connaught en 2010. El regulador ha detectado malas prácticas en tres áreas de auditoría: movilización de costes, contratos a largo plazo y activos intangibles.
Esto de que las auditoras sean multadas no es lo más habitual, ya que tenemos, por ejemplo, los casos de las auditorías a Bankia y ABM AMRO, en las que también engañaron con los datos y no fueron sancionadas.
El caso de Bankia es de lo más esclarecedor.
Bankia fue el resultado de la fusión de siete cajas de ahorros y un ejemplo claro de la relación del sector financiero con los políticos corruptos: Rodrigo Rato (exministro de economía de España y exdirector del FMI) después de renunciar a su cargo de Director de FMI pasó a ser Presidente de Bankia.
Curiosamente, la empresa contratada para asesorar la salida a bolsa de Bankia fue Lazard, que ya tuvo contratos con Rodrigo Rato antes de ser Presidente de Bankia.
En 2011 (y aquí es donde viene la relación con las Big Four) la empresa Deloitte fue la elegida para auditar las cuentas de Bankia.
Pues bien. Resulta que Deloitte anunció unos beneficios por parte de Bankia en 2011 de 300 millones de euros (cifra que fue tenida en cuenta para la salida a bolsa de la entidad). Sin embargo, luego se supo que en lugar de beneficios el banco había tenido pérdidas ese año.
De hecho, un informe del Banco de España, sobre la auditoría de Deloitte, halló más de diez incoherencias en la forma de auditar a Bankia. Por tanto, la falsificación por parte de la Auditora, ha supuesto una pérdida de 17 mil millones de euros a los ciudadanos españoles: dinero con el cual el Gobierno Español se vio obligado a rescatar a la Entidad, para no perjudicar a todos los pequeños ahorradores que habían depositado su dinero en Bankia.
Lo mismo ocurrió cuando el Gobierno holandés tuvo que nacionalizar ABM AMRO y pidió ayuda a Lazard. En su auditoría se le “olvidó mencionar” que el banco tenía deudas pendientes. Debido a ese “fallo” el banco recibió 6.500 millones de euros adicionales para seguir a flote: otra vez dinero que, por supuesto, salió de los impuestos de los ciudadanos holandeses.
Y lo más escandaloso: por unos pocos días de trabajo -¡ojo! Sin producir nada, sólo moviendo papeles- Lazard recibió 3 millones de euros.
Es evidente que los rescates en la UE suponen un coste oculto para los contribuyentes. Además de los fondos públicos utilizados para los rescates propiamente dichos, se han otorgado contratos de cientos de millones de euros a este pequeño grupo de consultoras financieras que, con su asesoramiento a los Estados miembros y a las instituciones de la UE, se están forrando.
Y todo parece indicar que esto no va a parar.
El sector bancario en la UE sigue siendo muy inestable -por no decir que está técnicamente en quiebra- y, por lo tanto, es más que seguro la aparición de nuevos casos cada año.
¿Será el Banco Popular el siguiente en España?

No lo sé. Pero lo que sí sé, es que las empresas involucradas en el nuevo negocio del rescate, seguirán “haciendo su agosto” con millones de euros de beneficio a costa de nuestros impuestos.

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