domingo, 30 de julio de 2017

TIERRAS RARAS

No, no voy a hablar de países exóticos ni nada parecido. Voy a hablar de lo que en geología se conoce con el nombre de “tierras raras” y su importancia trascendental en el mundo actual.
Este nombre común se utiliza para denominar 17 elementos químicos (escandio, itrio, lantano, cerio, praseodimio, neodimio, prometio, samario, europio, gadolinio, terbio, disprosio, holmio, erbio, tulio, iterbio y lutecio) muy preciados y buscados por sus aplicaciones tecnológicas únicas.
Las tierras raras son, sin duda, los minerales del futuro. Cada día pasan a formar parte de las a nuevas aplicaciones de la compleja tecnología moderna.
Los superconductores, así como los instrumentos LED y la electrónica de última generación, son algunas de sus diversas aplicaciones.
En la actualidad estos elementos son necesarios para desarrollar gran parte de las tecnologías más sofisticadas, desde teléfonos móviles de última generación hasta misiles balísticos guiados.
Pero estos elementos no son precisamente muy abundantes en la naturaleza y, además, están repartidos aleatoriamente por el mundo de una manera caprichosa.
Los ocho mayores productores del mundo son: China (con casi el 90% de la producción mundial); EEUU (alrededor del 3,6%); India (2,6%); Rusia (2,1%); Australia (1,5%) y Vietnam, Brasil y Malasia (0.2%)
En el año 2014, la empresa británica SRE Minerals Limited fue la encargada de realizar un estudio para hacer una estimación de los recursos naturales de Corea del Norte. En su informe, SER Minerals Limited sostiene que el país asiático posee los mayores depósitos de tierras raras del mundo.
Según la compañía, solo el depósito de Chongju, en el norte del país, contiene 216 millones de toneladas de tierras raras ligeras, tierras raras pesadas y metales de tierras raras. De confirmarse este volumen, supondría una cantidad superior al doble de las actuales reservas mundiales de óxidos de tierras raras (las últimas valoraciones del Servicio Geológico de EE.UU. concretan el total de los depósitos conocidos actualmente en 110 millones de toneladas).
Pues bien. La explotación de tierras raras requiere de técnicas avanzadas de las que Corea del Norte no dispone. Por otro lado, probablemente no podría exportar los minerales al mercado exterior, debido al aislamiento internacional que sufre desde hace décadas.
En los últimos años, todos los medios de comunicación occidentales se hacen eco, día sí y día también, de la escalada de tensión entre Corea del Norte y los EEUU -que amenaza con invadirlo- por su supuesto polémico programa nuclear y la construcción de misiles de largo alcance.
Pero vamos a ver. Si Corea del Norte lleva aislada del resto del mundo varias décadas, eso quiere decir que está fuera de los circuitos donde se cuece la más moderna tecnología. Así que yo me pregunto: ¿cómo va a disponer de conocimientos tecnológicos avanzados para llevar a cabo ese macabro plan de acabar con los EEUU?
Si hacemos memoria recordaremos que, según los medios de comunicación de la época, Sadam Husein disponía de uno de los ejércitos más numerosos y mejor preparados del mundo y, sin embargo, las tropas invasoras, encabezadas por EEUU, se los comieron en cuatro días.
Entonces. ¿Por qué nos venden semejante dislate los medios de comunicación todos los días?
Pues muy sencillo: porque Corea del Norte posee unos recursos naturales ansiados por todas las grandes potencias.
Si hacemos memoria veremos que acontecimientos de este tipo ya se han producido en nuestra historia más reciente:
-Iráq fue invadido y Sadam Husein asesinado con el pretexto de que tenía armas de destrucción masiva. Luego se confirmó que no existían tales armas y que el único motivo había sido el petróleo.
-El régimen de Bashar Al-Asad fue acusado de masacrar a su pueblo y hubo un intento de derrocarlo que derivó en la actual guerra de Siria. El verdadero motivo fue el gas del Golfo Pérsico, en manos de Irán y Qatar, y la pretensión de ambos de construir su gaseoducto a través de Siria.
-En 2011 Libia fue invadida por la OTAN, después de ser desestabilizada por los grupos opositores a Gadafi, quien también fue asesinado. Sin embargo, la realidad es que Libia fue intervenida porque se movía fuera de los circuitos de la banca Rothschild (no aceptaba dólares por el pago de su petróleo), además de disponer de un crudo de la más alta calidad.
Evidentemente todos estos países están ahora muchísimo peor que cuando estaban gobernados por esos supuestos “regímenes inexorables”
Resumiendo. Como es habitual, la realidad nada tiene que ver con la que nos cuentan a diario los medios de comunicación que, como de todos es sabido, obedecen las pautas de la mano que les da de comer.
Ni defensa de la democracia; ni acabar con el régimen malvado de Kim Jong-un; ni impedir que Corea del Norte amenace al mundo con sus armas nucleares y misiles de largo alcance; ni nada de nada. El verdadero motivo de la escalada de tensión entre Corea del Norte y EEUU se llama “tierras raras”.
Todo eso de defender la democracia, los derechos humanos, la lucha contra el terrorismo, etc., no son más que escusas. El ejemplo más reciente lo vimos en Afganistán: país que, posteriormente al conflicto, se supo que contaba también con yacimientos de tierras raras.
¿Y Venezuela? ¿Por qué se está desestabilizando a Venezuela? Pues porque Venezuela posé las mayores reservas de crudo contrastadas del mundo, además de oro, diamantes y coltán, entre otras riquezas. Venezuela está siendo sometida desde hace años a una guerra económica encubierta, porque los insaciables buitres devoradores quieren sus recursos naturales. Lo demás, son mentiras y manipulaciones de los medios de comunicación de masas.
En el momento actual, cualquier conflicto en el mundo gira alrededor del saqueo puro y duro de recursos naturales o de la defensa de intereses espurios. No hay más.

No dejemos que nos sigan engañando. El dinero en sí mismo no es nada, sólo un cebo, así como la deuda. Tanto el dinero como la deuda (no olvidemos que el dinero es deuda y la deuda es dinero) actúan como instrumentos de los poderes financieros para apoderarse de lo que realmente tiene valor: los recursos naturales que, como ya he dicho en diferentes ocasiones, esos sí son necesarios para vivir y no el dinero.

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