sábado, 22 de julio de 2017

UN HARTAZGO QUE NO LLEVA A NINGÚN SITIO

Una parte muy importante de españoles, hartos de que se les engañe, han dicho ¡basta!: basta de corrupción; basta de recortes; basta de dar nuestro dinero a la banca; basta de seguir enriqueciendo a las oligarquías; basta de endeudar a nuestros hijos y nietos de por vida. ¡Basta! Que traducido al Román Paladino significa: basta de tomarnos por gilipollas.
Hemos llegado a un punto en el que ya no hay diferencia entre derecha e izquierda, entre partidos burgueses y partidos obreros. Ahora todo es la misma cosa. Todos, absolutamente todos los partidos, lo único que quieren es el sillón y harán lo que sea necesario para conseguirlo y conservarlo el mayor tiempo posible. Los nuevos partidos no son más que un sucedáneo -por no decir una mala fotocopia- de los viejos.
La clase media de este país, que es la que tira del carro, ha sido arrasada. Así que: ¿qué le queda? Pues le queda ver cómo su vida se va deteriorando día tras día; ver como sus hijos, que se formaron tal y como les dijeron, no tienen futuro; ver como los jóvenes trabajan por salarios de miseria en condiciones precarias; ver cómo el talento de este país emigra hacia otras latitudes y ver como un puñado de banqueros cleptócratas, en connivencia con una casta de políticos ladrones, le roban su dinero. Y todo esto sin que nadie haga absolutamente nada para evitarlo.
Pues bien. Este país, nos lo vendan como nos lo vendan, deja mucho que desear. O dicho de una manera más fuerte y soez: es un país de mierda (con perdón). Un país que consume el mayor número de ansiolíticos de la unión europea y que tiene un índice de suicidios de entre 10 y 15 diarios, no es precisamente sinónimo de bienestar de su población.
La propaganda del Gobierno de que el PIB subirá un 3% el próximo ejercicio ya no engaña a nadie. El propio FMI, después de hacer un guiño al Gobierno diciendo que la economía española crecerá, tal y como ha anunciado Mariano Rajoy, dice que debemos subir el IVA y reformar las pensiones. ¿En qué quedamos? Si nos va bien, ¿a santo de qué se debe subir el IVA y reformar (léase recortar) las pensiones?
Por eso, y no por otra cosa, hay una parte de españoles que están más que hartos. Y esa parte de españoles muy hartos son mayoritariamente catalanes.
Lo que ha pasado en Cataluña, para quien lo quiera entender, es que la mayor parte de la población ha dicho ¡basta!, ahí os quedáis, no queremos saber más de vosotros. Si sois tan ingenuos y sumisos de ver como os han dejado sin futuro y seguís igual, nosotros no. No queremos seguir aquí, así que nos vamos con todas las consecuencias y punto.
Bajo mi punto de vista, el problema de Cataluña no es un problema territorial, sino el hartazgo de muchos catalanes que ven como las oligarquías campan a sus anchas y sus excesos han tenido que pagarlos ellos. Lo que está sucediendo en Cataluña no es más que una revolución, encubierta de problema territorial, y que al final, efectivamente, ha derivado en eso.
El pulso que soportan la Generalitat de Cataluña y el Gobierno de la Nación cada día se tensa más y vete a saber cómo terminará.
Por otra parte, parece que todo el mundo está muy tranquilo porque ingenuamente cree que si el pulso sigue adelante tenemos el artículo 155 de la Constitución que lo arreglará todo.
Nada más lejos de la realidad, ya que el artículo 155 de la Carta Magna dice: "Si una comunidad autónoma no cumpliere las obligaciones que la Constitución u otras leyes le impongan, o actuare de forma que atente gravemente al interés general de España, el Gobierno, previo requerimiento al presidente de la comunidad autónoma y, en el caso de no ser atendido, con la aprobación por mayoría absoluta del Senado, podrá adoptar las medidas necesarias para obligar a aquella al cumplimiento forzoso de dichas obligaciones o para la protección del mencionado interés general".
Personalmente me parece un artículo muy ambiguo en el que cabe todo: desde una salida pactada en forma de convertir a Cataluña en un Estado Federal asociado, hasta la utilización del ejército para que las ovejas vuelvan al redil (quiero creer que no se atreverán).
Pero vamos a ver: ¿Alguien se imagina una España sin Cataluña y sin el País Vasco? Porque si se va Cataluña inmediatamente después se iría el País Vasco.
¿Alguien cree que España va a prescindir de 10 millones de habitantes que aportan el 30% del PIB? España es la quinta economía de la UE y sin Cataluña y el País Vasco sería relegada varios puestos atrás: ¿de verdad alguien cree que esto se va a consentir?
La reivindicación territorial en Cataluña siempre ha sido cosa de una minoría. Lo de ahora se trata de una revolución en toda regla que se está dando en una parte de España llamada Cataluña. Y sí, efectivamente ha degenerado en un asunto territorial.
Las dos cataluñas, tanto la burguesa como la proletaria, están utilizando el conflicto territorial por razones bien distintas.
Por una parte están los “políticos del 3%”, que han aprovechado el conflicto territorial para realizar una huída hacia delante y así poder salvar su “culo”.
Luego están los de la CUP, esa “chusma” izquierdista, republicana y anticapitalista, que no tiene nada que perder ni dónde caerse muerta (es ironía) y ha decidido ir a por todas.
Y entre estas dos fuerzas políticas se encuentra “el populacho”, que harto de todo y sin saber quién va a solucionar sus problemas, ha decidido hacer una revolución. Y como “el populacho” siempre es dirigido y manipulado por alguien, esta vez le han dicho que esa revolución consiste en liberarse de España. Y en ello están.
¿Pero de verdad creen que liberándose de España cambiará algo para ellos?
Mientras sigan existiendo instituciones, gobiernos y leyes que subyuguen a la gente. Mientras que una persona sea sirviente de otra persona y no exista una unificación mundial (no global) en la que todos los pueblos trabajen juntos hacia un bien común para todos los seres humanos,  nada cambiará. Sólo sustituiremos los símbolos (bandera, himno..) y cambiarán las fronteras, pero el resto seguirá igual. Todavía no he visto  ningún pueblo independizado que no tenga otro nuevo gobierno, otras instituciones, otra policía, siga pagando impuestos y tenga que trabajar para subsistir.
A ver si nos aclaramos de una vez.
Esto que llamamos civilización o sociedad avanzada verdaderamente no es tal: más bien todo lo contrario.
Los valores sociales de nuestra sociedad, que llevan desde los orígenes del hombre imponiéndose por la fuerza a través de interminables guerras, no son precisamente sinónimo de civilización o sociedad avanzada.
Corrupción, destrucción del medio ambiente, religiones absurdas, supersticiones intranscendentes, creencias distorsionadas, estratificación social piramidal,  leyes opresivas y una clase dirigente déspota que sólo actúa en su propio beneficio, son sólo el resultado de la ignorancia supina colectiva de la población mundial.
Por eso, y no por otra razón, por mucho que cambiemos las cosas de sitio el paradigma no cambiará. La única solución está en la educación y la tecnología, y no en políticos ni en revolucionarios: de esa medicina llevamos  probando muchos años y aun no hemos solucionado nada.

Para realizar un verdadero cambio hay que borrar de la faz de la tierra el actual paradigma e ir hacia un mundo donde nadie esté por encima de nadie. Eso significaría acabar con el sistema monetario, con los gobiernos, las instituciones y sobre todo con la esclavitud del trabajo. Si alguien cree que independizándose, cambiando de gobierno, de bandera y sustituyendo unas instituciones por otras va a cambiar algo en su vida, es que no sabe en qué mundo vive.

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