martes, 12 de septiembre de 2017

LUCHA ANTITERRORISTA: OTRA GRAN FARSA

No lo dudes, la  supuesta guerra mundial contra el terrorismo es una farsa.
Cada vez que se produce un atentado terrorista se pone en marcha la todopoderosa industria “más-media” que, escupiendo y vomitando imágenes, a diestro y siniestro, de escenas de dolor y muerte, deja a la población en un estado de letargo, miedo y atontamiento, del que tarda tiempo en recuperarse.
Los medios de comunicación se empeñan en hacernos creer que el terrorismo es un monstruo de siete cabezas, que viene irremisiblemente a por nosotros, del que hay que protegerse aun a costa de nuestra ya maltrecha libertad y privacidad.
Llevamos un tiempo largo hablando sin cesar del terrorismo islámico. Dicen que quiere destruir nuestra civilización.
Con ese discurso algunos llevan años justificando todo tipo de tropelías en países como Irak, Afganistán, Libia, Palestina, Líbano, Siria, etc., y aplicando todo tipo de recortes de libertad y privacidad, en nuestras sociedades modernas, en aras a nuestra propia seguridad.
Pero la verdad es que la guerra mundial contra el terrorismo, liderada por UUEE e Israel, es una gran estafa. Una mentira patológica, para justificar acciones militares de estos dos países, llevadas a cabo durante años, únicamente para favorecer la hegemonía de Israel en Oriente Medio y la de Estados Unidos en el resto del mundo. No hay más.
Porque vamos a ver. ¿Quiénes son los terroristas? ¿De dónde han salido? ¿Cómo se financian?
Hoy prácticamente todo el terrorismo que nos preocupa es el proveniente del Estado Islámico (ISIS). Pues bien. El Estado Islámico no es más que una creación de la Inteligencia de Estados Unidos.
Originalmente ISIS era una entidad afiliada a Al Qaeda, creada por la inteligencia de Estados Unidos  con el apoyo del MI6 británico y el Mossad de Israel. Esto no lo digo yo. Está documentado y son declaraciones de exagentes de la CIA, el MI6 y el Mossad.
Osama bin Laden, fundador de Al Qaeda, fue reclutado por la CIA en 1979 y entrenado en un campo de adiestramiento de guerrillas financiado por la CIA. Nos han dicho que fue asesinado por un comando de élite del ejército de los EEUU, pero no hay ni una sola evidencia de ello. Esto tampoco lo digo yo. Lo dice la propia CIA.
También existen dudas razonables de que Al Qaeda estuviera detrás de los ataques de las Torres Gemelas.  Pero lo que es seguro, es que ese ataque proporcionó la escusa perfecta para librar guerras e invadir muchos países codiciados por intereses geopolíticos o económicos.
Por lo tanto, paradójicamente a lo que se cree, el programa de lucha contra el terrorismo, que promueve EEUU e Israel, consiste precisamente en todo lo contrario: apoyar a los terroristas.
No seamos inocentes. Los terroristas nunca destruirán Occidente, como nos cuentan a diario esa panda de mentirosos. Para destruir occidente nos bastamos nosotros solitos.
La guerra contra el terrorismo se presenta como un choque de civilizaciones; una guerra de valores y de religiones. Pero la realidad es que no es más que un plan estratégico para lograr objetivos geopolíticos y económicos.
¿Tan difícil es de creer que el terrorismo es un arma utilizada por los poderes fácticos para amedrentar a la población? ¿Es que nadie lo ve? Simplemente hay que analizar los acontecimientos para llegar a esa conclusión. Y la conclusión, es que el terrorismo no es más que un invento del eje USA-Israel para manipular a las masas, a través del miedo y las emociones, y así conseguir sus objetivos.  
Jamás en la historia de la humanidad el hombre ha dispuesto de tanta cantidad de herramientas de destrucción a su alcance. Así que no seamos ingenuos. Por más bolardos y maceteros que pongamos en nuestras calles, si verdaderamente alguien quisiera hacer daño de verdad y exterminar a millones de personas, hoy cuenta con los medios para hacerlo (no creo necesario explicar que existe un mercado negro de armas de todo tipo, que incluye misiles balísticos, armas químicas y nucleares, por no hablar de la capacidad de hacer daño por otros medios).
El terrorismo no es tan peligroso como se nos quiere hacer creer. De momento, no genera un daño en vidas humanas lo suficientemente grande para preocuparnos y alarmarnos, como lo hacen constantemente los gobiernos y sus voceros medios de comunicación.
Veamos algunos datos que demuestran que el terrorismo prácticamente no tiene incidencia en nuestras vidas, como sí lo tienen otras actividades que, sin embargo, pasan de puntillas en los canales de información:
-La media de muertes en el mundo al año, ocasionadas por el terrorismo, ronda las 30.000 personas. ¡Ojo al dato! La policía mata prácticamente al mismo número  de personas al año en todo el mundo.
-La media de muertes, ocasionadas por el crimen organizado y la delincuencia común, suman más de 500.000 asesinatos al año.
-Según la Organización Mundial de la Salud, el tabaco mata al año a más de 5 millones de personas.
-Las enfermedades cardiovasculares, producidas por el veneno que ingerimos en nuestros alimentos y el estrés producido por nuestro pésimo estilo de vida, matan a más de 20 millones de personas al año.
-En accidentes de tráfico mueren cada año 2 millones de personas.
-Y para acabar (por no hacer la lista interminable), el hambre mata diariamente a más de 10.000 niños en todo el mundo.
Como verás se le da más importancia a 30.000 víctimas producidas por el terrorismo que, por ejemplo, a 500.000 asesinatos ocasionados por la delincuencia (por hablar sólo de muertes violentas) que, por cierto, en una materia en la que estamos totalmente desprotegidos.
Actualmente tenemos muchísimas más posibilidades de ser víctimas de la delincuencia, de un accidente de tráfico o de sufrir un infarto, que de un ataque terrorista. Sin embargo, no se nos protege con el mismo afán como supuestamente se nos dice hacerlo contra el terrorismo.
Después del atentado de Barcelona, se ha producido una manifestación (como suele ocurrir en estos casos) en homenaje a las víctimas. Pues bien. Esta manifestación ha sido utilizada por todos los poderes fácticos a conveniencia para transmitir su propaganda. Las víctimas, seamos serios, sólo importan a sus allegados. Al resto; o sea, al populacho, sólo le interesa el morbo, aunque él ni siquiera es consciente de ello. Y no es consciente, porque ya se encargaron de introducir en su mente, desde la más tierna infancia, emociones que sustituyeran durante el resto de su vida a un pensamiento razonado. 
Si lo piensas bien, el tiempo que le dedican y la importancia que le dan los medios de comunicación al terrorismo son desproporcionados. Porque digo yo. Si los medios de comunicación se tiran 20 días consecutivos explotando la noticia de un atentado terrorista, que ha causado 16 víctimas mortales, ¿por qué no le dedican el mismo tiempo al resto de víctimas producidas por la delincuencia, el tráfico, las enfermedades cardiovasculares o el hambre?
Pues ya te lo digo yo. Porque la gran amenaza terrorista no es tal. Es una amenaza fabricada a la carta en función de unos intereses.  Es decir, esta amenaza es promocionada por los gobiernos occidentales, y los medios de comunicación, con el fin de crear una atmósfera de miedo e intimidación que promueva que sean los mismos ciudadanos los que demanden anular las libertades civiles y la instalación de un estado policial, que en definitiva es su finalidad.
O si no, ¿por qué nunca son objetivos terroristas las élites que realmente detentan el poder, léase el club Bildelberg, el CFR, los grandes banqueros, la FED, etc.? ¿Por qué siempre están dirigidos contra el “populacho”? 
Pues, entre otras cosas, porque el objetivo último es inculcar en la mente de millones de personas que el terrorismo es un enemigo real, y que nuestros gobiernos van a protegernos, contra esa amenaza, tomando todas las medidas impopulares que sean necesarias.

Pero la realidad es que esta guerra no es otra cosa que un eslabón más en el sometimiento de los ciudadanos. La propaganda terrorista hace aflorar el adoctrinamiento emocional introducido en las mentes de la gente. Evita que piense por sí misma y analice con un mínimo de rigor los hechos cotidianos de su entorno. De esta manera nunca se cuestionará la legitimidad del orden mundial inquisitorial al que está sometida.

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