La falta de credibilidad a nivel mundial en
nuestro actual sistema se está haciendo poco a poco más patente. La población
de los países desarrollados cada día es más escéptica.
Una parte de personas -aun insuficiente- ha
perdido la confianza en sus gobiernos y sus instituciones; no se fía de la
clase política; duda de la honestidad de su Iglesia; no cree lo que dicen los
medios de comunicación; no tiene ninguna fe en la justicia ni en el sistema
educativo y, por supuesto, tampoco tiene confianza en la banca y en el sistema
monetario.
Pues bien. Estas personas desean conectar con
otras que piensen de la misma manera que ellas, independientemente de si residen
en su mismo país o no, y quieren buscar una alternativa para una vida mejor. Saben
que el sistema monetario actual tiene los días contados y pretenden ponerse a
salvo de la volatilidad del dinero fiduciario. Por eso, y no por otra razón,
están ilusionadas con las criptodivisas tales como el Bitcoin.
La inminente aparición de Bitcoin, seguida de
la consiguiente irrupción en masa de las criptodivisas (actualmente más de
800), han propiciado el cuestionamiento de nuestro actual sistema monetario. Sin
embargo, aparentemente el sistema trata de mantener el actual dominio de las
monedas FIAT.
Jamie Dimon, Director Ejecutivo de JP Morgan
Chase, tachó a las criptodivisas como una moda aun más destructiva y
especulativa que la “Tulipomanía” (un período del siglo XVII, que se dio en los
Países Bajos, donde se produjo la primera burbuja especulativa con el precio de
los tulipanes).
¿Hay que hacerle caso a Jamie Dimon? Lo digo
porque curiosamente es la misma todopoderosa banca la que está adoptando la
tecnología de la cadena de bloques de Bitcoin y avanzando a pasos agigantados
en la creación de su propia criptodivisa.
La incógnita sigue siendo quién está realmente
detrás de esta tecnología: Satoshi Nakamoto (pseudónimo del supuesto creador
de Bitcoin) o la misma banca.
La verdad es que las criptodivisas llevan muy
poco tiempo con nosotros: apenas 9 años. Hasta hace poco, nadie se preocupaba
de ellas; es más, aun hoy la mayoría de la gente no sabe prácticamente nada
acerca de su funcionamiento.
En un principio, ni los políticos ni supuestamente
la banca le dieron demasiada importancia. Según ellos, ofrecen pocos beneficios
como moneda; no son una reserva de valor; son mínimamente aceptadas como medio
de pago y, además, no han resultado ser tan seguras como se decía.
Verdaderamente todos estos argumentos
esgrimidos por políticos y supuestamente por banqueros son una majadería, ya
que lo mismo, o algo parecido, podríamos decir del actual dinero FIAT: está
respaldado simplemente en la confianza; es altamente devaluable; también es un
dinero digital y el dueño del dinero de tu cuenta bancaria no eres tú, sino tu
banco.
Así que defender las bondades o destacar los
defectos de ambos sistemas monetarios no resuelve nada, ya que está claro que
ninguno de los dos ofrece garantías.
Pero a medida que la popularidad de las
criptodivisas ha ido creciendo, se plantea lo siguiente incógnita: ¿verdaderamente
las criptodivisas son una oportunidad o una burbuja?
Evidentemente hay división de opiniones. Ya
sabemos lo que opina Jamie Dimon, que asegura que la nueva divisa no va a
funcionar, mientras que otros como Kay Van-Petersen, estratega global de Saxo
Bank, apuestan porque llegará fácilmente a los 100.000 dólares en menos de una
década o incluso pudiera superar esa cantidad.
La autoridad reguladora de los mercados
tampoco se pone de acuerdo. China ha prohibido las operaciones mediante Bitcoin
como método de financiación entre pequeñas empresas y start-ups, aunque bien es
verdad que se está replanteando restablecerlas; eso sí, con una normativa más
restrictiva.
Algunos bancos, como el de Inglaterra, también
han advirtió sobre el riesgo de estos movimientos. Sin embargo, en países como
Venezuela muchas personas lo ven como una salida a la crisis monetaria de su
país para salvaguardar sus ahorros.
Un mercado de criptodivisas sin bancos, sin
apenas comisiones, sin intereses ni tasas y con un dinero que supuestamente sólo
te pertenece a ti, parece surrealista; aunque no por eso deja de ser muy
interesante y atractivo.
Si lo comparamos con el actual sistema
monetario, en el cual dependemos de un tercero (la banca) que además de ser
dueño y señor de nuestro dinero, cobrarnos comisiones a diestro y siniestro y
portarse como vulgar usurero, la elección no tiene duda.
Parece demasiado bueno para ser real. Por eso,
algo así es un atisbo de esperanza en este mundo de capitalismo deshumanizado.
Conviene recordar que históricamente siempre
que ha llegado un nuevo cambio a nuestras vidas ha habido a priori una
reticencia a aceptarlo.
Voy a citar cinco razones por las que creo que
las criptodivisas han venido para quedarse:
-Los primeros automóviles fueron acusados de
romper las carreteras y ser más peligrosos que los carros tirados por caballos.
Se promulgaron leyes muy duras para hacer desistir a la población de su uso,
pero al final dominaron el mundo del transporte.
-El uso de la imprenta estuvo en su día
perseguido, puesto que a los poderes fácticos no le interesaba que se
difundiera de manera masiva la información: evidentemente fracasó.
-Cuando llegó Internet nadie creyó que con el
tiempo se hicieran negocios y se pudiera comprar a través de la red: hoy en día
se ha convertido en el mercado más grande del mundo.
-Actualmente son más de 2.500 millones de
personas las que no disponen de una cuenta bancaria, por lo tanto, no pueden
hacer ningún tipo de transacción financiera. Sin embargo, disponiendo de un
teléfono móvil y una conexión a Internet, las criptodivisas le dan esa
posibilidad.
-Y lo más importante. La gente joven es la más
predispuesta a apoyar mayoritariamente esta tecnología, así que ellos serán los
encargados de implementarlas, una vez que se produzca el relevo generacional.
La historia nos demuestra que al final los cambios,
cuando son innovadores, se acaban imponiendo. Por lo tanto, en mi modesta
opinión, las criptodivisas tienen noventa y nueve de cien papeletas para
quedarse y reemplazar al actual sistema monetario. Aunque, como es lógico,
también me puedo equivocar.
Otra cosa es cómo evolucionarán y si alguien
las llegará a controlar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario