lunes, 4 de diciembre de 2017

BITCOIN: QUÉ ES, CÓMO FUNCIONA Y UN SEDUCTOR ACTIVO FINANCIERO ALTERNATIVO

Las crisis económicas que venimos padeciendo, en los últimos cuarenta años, no son más que la consecuencia  que trajo la ruptura del patrón oro. Está desregularización ha liberado las manos de los bancos centrales que, desde entonces, no hacen otra cosa que adoptar políticas monetarias “imprudentes”, por decirlo de una manera suave. Entre otras cosas, han permitido crear un endeudamiento masivo de la economía y, además, ese endeudamiento se ha canalizado fundamentalmente hacia la generación de burbujas, esencialmente de activos financieros. 
Actualmente, los bancos se han convertido en verdaderas mafias que, en su afán de hacer negocio, violan sistemáticamente todas las reglas mediante innumerables chanchullos financieros.
Hoy en día, prácticamente todos nuestros pagos y transacciones las efectuamos mediante dispositivos electrónicos y tarjetas de crédito, a través de una entidad bancaria, que, indudablemente, saca tajada de las diferentes operaciones quedándose con parte de nuestro dinero.
¿Pero y si una “innovación tecnológica” permitiera que cualquiera fuera dueño de su propio banco y dinero, libre de impuestos y comisiones bancarias?
¿Te imaginas hacer pagos, inversiones, préstamos, apuestas, depósitos y todo tipo de contratos sin intermediarios, y, además, de una manera global, casi instantánea y gratuita? Y lo más importante: ¿te imaginas que una criptodivisa pudiera ser un valor refugio como lo es el oro o una obra de arte?
Efectivamente parece demasiado bueno para ser real, así que la cuestión es si esto es una fantasía o el futuro del dinero y del comercio.
Y aquí es donde entra el descubrimiento de Bitcoin: uno de los inventos más importantes de la humanidad, según algunos, y una burbuja de “dinero mágico”, según otros.
Tim Draper, conocido inversor en capital de riesgo estadounidense, aseguró: “esta es la mejor tecnología desde Internet y una transformación sociológica”. En la misma dirección se pronunció Bill Gates: “Bitcoin es un “tour de force” tecnológico”.
Otros, sin embargo, como Warren Buffett, dicen: “Bitcoin es un espejismo”. De idéntica manera de pensar es Alan Grisman (expresidente de la FED), que cuando le preguntaron si Bitcoin podría ser el nuevo oro, respondió: “por supuesto que no. Hay que tener mucha imaginación para deducir cuál es el valor intrínseco de Bitcoin”.
¿Pero qué es Bitcoin?
Bitcoin no es más que un protocolo de software, de código abierto, muy parecido al código utilizado para sostener Internet o el correo electrónico (código abierto significa que cualquiera puede usar el protocolo, que ninguna persona o empresa puede controlarlo y que todo cambio en el software es público, abierto y transparente).
Bitcoin es una moneda digital y un software de ordenador. A diferencia de los dólares, libras, yuanes, etc. virtuales creados de la nada por la banca, los bitcoins son creados matemáticamente mediante una red global de ordenadores conectados a Internet.
Pero la pregunta que se hace la gente es: ¿verdaderamente Bitcoin reúne los requisitos del dinero? Definitivamente sí: Bitcoin es una moneda duradera, transportable, divisible, homogénea y de oferta limitada.
A diferencia de los bancos centrales, que mediante la flexibilización cuantitativa inundan el mercado de nuevo dinero, haciendo que se devalúe el dinero ya existente, con Bitcoin esto no ocurre, ya que nadie pueden cambiar las reglas matemáticas ni incrementar el número de bitcoins, que tiene un tope de 21 millones. Esta cifra se alcanzará en el año 2140.
La mayoría de los expertos apuntan a que Bitcoin representa para el dinero lo mismo que representó Internet para la información.
Desde su nacimiento, en 2009, Bitcoin no ha parado de subir, salvo las lógicas fluctuaciones puntuales de algo novedoso que todavía no es estable y está en vías de desarrollo. Aunque bien es verdad que nadie sabe a ciencia cierta cómo evolucionará.  
Lo primero que debemos aclarar es que cualquier cosa tiene el valor que nosotros le demos y Bitcoin no iba a ser menos. Así que si la gente lo demanda tendrá valor, de lo contrario, no.
Veamos ahora cómo funciona Bitcoin.
Bitcoin es una moneda digital, creada en un ordenador. Ahora bien. Si esto es así, la pregunta básica es: ¿si todos los ficheros generados en un ordenador pueden ser copiados infinitamente, por qué con Bitcoin no se puede hacer lo mismo? Pues porque Bitcoin no es un fichero, sino una unidad de cuenta digital descentralizada que no se puede copiar ni replicar infinitamente. Este problema lo resolvió Satoshi Nakamoto (inventor de Bitcoin). Por eso Bitcoin es a día de hoy imposible de falsificar.
Bitcoin utiliza una red P2P “entre iguales” (“peer to peer”) que no comparte ficheros, sino que registra el intercambio de una unidad de cuenta (Bitcoin) en un “libro contable” descentralizado llamado cadena de bloques. Una particularidad de Bitcoin es que la contabilidad siempre cuadra y no se pierde ni un solo Bitcoin, ya que jamás salen de la cadena de bloques.
¿Y quién se encarga de realizar el registro en la cadena de bloques? Pues los llamados “mineros”: personas que con un ordenador y un software crean bitcoins matemáticamente y son recompensados por su trabajo con nuevos bitcoins.
Naturalmente el minado de bitcoins se ha convertido en un negocio muy rentable, por lo que han proliferado las llamadas “granjas Bitcoin”, compuestas por centenares de ordenadores trabajando día y noche.
A modo de curiosidad diré que China dispone de la mayor concentración de “granjas Bitcoin”, aunque es Islandia el país que reúne las mejores condiciones para este tipo de “granjas”: por el frío, el bajo coste de la electricidad y la excelente velocidad de conexión a Internet.
¿Pero qué significa minar bitcoins?
Minar bitcoins no es más que ir añadiendo transacciones a la cadena de bloques, mediante un procedimiento establecido de antemano llamado protocolo Bitcoin, que consiste en la inscripción de transacciones descentralizadas y su validación.
Cada vez que un “minero” completa un bloque correctamente, y es validado por la comunidad de “mineros”, este pasará a formar parte de parte de la cadena de bloques.
Para hacerlo, el “minero” tendrá que adivinar el “Nonce” (número que resuelve el problema matemático particular en cada caso) y así crear una firma digital única que corresponderá a una sola entrada particular.
La firma se consigue mediante una función “hash” (ecuación matemática que toma cualquier entrada dada y crea una única salida, aparentemente al azar) que siempre va a corresponder a esa entrada en particular.

La función criptográfica de “hash” es unidireccional y hace que sea prácticamente imposible deducir el contenido de la entrada leyendo el valor “hash”.


Ejemplo de función “hash” (fuente Wikipedia)

La función “hash” utilizada en Bitcion se denomina “SHA256”. Usando esta función puedes crear una firma digital única para una determinada entrada. Por ejemplo, para la entrada “pepe luengo”, obtenemos la siguiente firma:
4857bd249316d5923a810bb91462905fb70663e5d0dbd98051135c164c03b3bb
Puedes hacerlo tú mismo entrando en una calculadora de “hash” online y verás que el resultado para la entrada “pepe luengo” es la misma.
Ahora bien. Esto sería muy sencillo para los “mineros”, así que, ¿cómo complicamos la cosa? La solución está en pedir una firma que sea difícil de generar rápidamente; es decir, pedir un valor “hash” específico de salida, que empiece con un determinado número de ceros como, por ejemplo, este:
“00000000000000xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxx…..”
Estadísticamente es improbable esa larga fila de ceros al comienzo del valor “hash” de salida. Sin embargo, hay una particular combinación de entradas para una salida de “hash” que comience con todos esos ceros. Y aquí es donde entra en escena el “Nonce”: un número aleatorio particular que los mineros tendrán que adivinar, y poner al final de la entrada, para crear ese valor “hash” específico que empiece por un número determinados de ceros con el que validar un bloque y añadirlo a la cadena de bloques.
Tiempo de minado.
Inicialmente, minar bitcoins era relativamente rápido, pero cuanto más nos vamos acercando a la cifra tope de 21 millones su creación es más lenta. Así, en el periodo de un año, comprendido entre julio de 2010 y julio de 2011, se minaron 3,5 millones de Bitcoins, alcanzando la cifra de 6.721.200 bitcoins totales. Sin embargo, después de transcurridos 5 años, durante el mismo periodo de tiempo de un año, esta vez comprendido entre julio de 2016 y julio de 2017, se minaron solamente 700 mil bitcoins, alcanzando un total de 16.424.300 bitcoins. Esto significa que después de 5 años, en el mismo periodo de tiempo de un año, se han minado 5 veces menos bitcoins.
Recompensa para los “mineros”.
Cada vez que un “minero” completa un nuevo bloque (compuesto por unas 2000 transacciones) y lo añade a la cadena de bloques, tiene permiso del protocolo para llevarse una recompensa de nuevos bitcoins, llamada transacción coinbase. Esa recompensa comenzó siendo de 50 bitcoins por bloque. Cada cuatro años el protocolo se ajusta reduciendo la recompensa a la mitad (25, 12.5,…..., etc). Como vemos, con el tiempo la recompensa será muy pequeña, aunque está previsto que los mineros también puedan ser recompensados a través de la percepción de tasas voluntarias de los usuarios que solicitan las transacciones.
Parece muy complicado ¿verdad? Pues igualmente complicado fue Internet, el correo electrónico o WhatsApp, por poner unos ejemplos, y ahí están.
Y ahora viene lo interesante del actual momento Bitcoin.
Evidentemente, pensar que los mineros van a seguir trabajando cada vez más por menos no es de sentido común. Así que, dado que  para que exista Bitcoin es necesario que existan también los “mineros”, si estos no encuentran un incentivo adecuado abandonarán y, como ya he dicho, sin “mineros” no hay Bitcoin.
Pero no hay que alarmarse, ya que este escenario está previsto en el protocolo Bitcoin. Si baja el número de “mineros”, también bajará la dificultad para adivinar el “Nonce”, creando así un nuevo aliciente.
En mi modesta opinión, si los “mineros” han de seguir siendo incentivados para que no abandonen y si la gente cada vez está más interesada en Bitcoin -del que sólo se van a crear 21 millones-, a Bitcoin no le queda otro remedio que seguir subiendo –al menos a corto y medio plazo-, por lo que pienso que tiene todas las papeletas a su favor para convertirse en un activo financiero alternativo de inversión.
¡Ojo al dato! En el último año Bitcoin ha subido un 950%. Esto quiere decir que una inversión de 100 € en Bitcoin habría rentado 950 € al año. Actualmente la rentabilidad media de los depósitos bancarios con garantías es del 0,2% anual, lo que significa que para obtener una rentabilidad de 950 €, habría que hacer un depósito de 475.000 €, que estarían retenidos por el banco durante un año. Es como para pensárselo ¿verdad?
Además, hay un hecho importante que pocas personas saben o tienen en cuenta. Cuando haces un depósito en un banco, no estás guardando tu dinero a modo de una caja fuerte en la que puedes sacarlo cuando quieras. Lo que estás haciendo, verdaderamente, es dar un crédito al banco, y este te lo devolverá siempre que sea solvente. Pues bien, los bancos –todos- son insolventes. Es fácil de comprobar. Si todos los clientes de un banco intentasen retirar sus depósitos al mismo tiempo, ningún banco podría devolver dicha cantidad (es lo que se denomina “insolvencia técnica”).  Y esa es la gran diferencia con Bitcoin, donde tú eres tu propio banco y el único dueño de tu dinero.
Muchos aseguran que Bitcoin es una burbuja, y probablemente no les falte razón, pero no debemos olvidar que la gente se hace rica con las burbujas.
Aunque la mayor de las incógnitas no está en si Bitcoin es o no una burbuja, sino en cómo afrontarán los poderes fácticos esta innovación.
Actualmente Bitcoin no es legal ni tampoco ilegal, es alegal; es decir, no existe legislación sobre él. Así que puede ser que de la noche a la mañana “nuestros dueños” decidan ilegalizarlo, dando por terminada “la fiesta”.
Ahora bien. Si tenemos en cuenta los últimos acontecimientos, parece poco probable, ya que el gestor del mayor mercado de derivados y futuros del mundo, CME Group, ha anunciado que sacará al mercado contratos de futuros sobre Bitcoin a partir del 18 de diciembre de 2017. La creación de un mercado de futuros abre la puerta a los ETF (siglas en inglés de los fondos cotizados en bolsa) de Bitcoin, lo que introducirá a las criptodivisas en la industria financiera.
Y ahora viene la “pregunta del millón”: ¿es verdaderamente Bitcoin una realidad o un espejismo?
A día de hoy, parece que nadie ha dado respuesta a este dilema. El mismo Satoshi Nakamoto, inventor de Bitcoin, dijo: “Estoy seguro de que dentro de veinte años habrá un gran volumen de transacciones en bitcoins, o ninguna”.
Pues si lo dijo Satoshi, no voy a ser yo quien le desmienta.

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