jueves, 28 de diciembre de 2017

IOTA Y EL INTERNET DE LAS COSAS

Probablemente algunas personas habrán oído hablar del “Internet de las cosas”, aunque para la mayoría de la población es aún un término desconocido, como lo son también las criptodivisas.
¿Pero a qué se refiere ese término?
Como su nombre indica, el "Internet de las cosas" o “IoT” (por sus siglas en Inglés “Internet of Things”), se refiere a todas aquellas cosas conectadas a la red para ser manipuladas desde Internet.
¿Y qué cosas van a estar conectadas a Internet aparte del ordenador o el teléfono móvil? Pues la respuesta es TODO.
En un futuro no muy lejano estará prácticamente todo conectado a Internet: coche, lavadora, frigorífico, agua, luz, etc. Y es que la integración de Internet a todo tipo de objetos, desde maquinaria industrial hasta los electrodomésticos más cotidianos, será una realidad y una necesidad dentro de muy poco.
Según IBM, para el año 2025 habrá más de 30 billones de objetos conectados a Internet.
Nos guste o no, el IoT cambiará el mundo tal y como lo conocemos: casas y coches inteligentes serán una realidad y funcionarán a nuestra voluntad a través de Internet.
Con el IoT nos comunicaremos de una manera global. Podremos poner la calefacción de nuestra casa, subir o bajar las persianas y regar las plantas de interior -aunque estemos al otro lado del globo- mediante nuestro teléfono móvil.
También podremos dar instrucciones a nuestro automóvil para que nos recoja –él solito- en el aeropuerto a una hora determinada.
Y lo más importante. El dinero tal y como lo conocemos desaparecerá, dando paso a un nuevo sistema monetario en el que todos los pagos se realizarán a través de Internet.
Y aquí es donde entra IOTA: una innovadora tecnología de contabilidad distribuida, concebida para funcionar como la columna vertebral del “Internet de las cosas”.
Hace tan sólo 9 años que llegó la tecnología Blockchain (cadena de bloques) y su criptodivisa Bitcoin, y en tan sólo este corto periodo de tiempo está siendo una verdadera revolución.
Bitcoin y su cadena de bloques son una fantástica tecnología, aunque con algunos inconvenientes que, eso sí, están siendo solventados por otras criptodivisas más avanzadas.
La evolución de las criptodivisas está sufriendo un proceso muy rápido.
La primera generación fue Bitcoin: una criptodivisa (unidad de cuenta) registrada en un libro mayor llamado cadena de bloques.
La segunda generación ha dado algunos pasos adelante, aunque con la misma tecnología Blockchain. Un ejemplo es Ethereum: tecnología mejorada de Bitcoin que además permite todo tipo de contratos inteligentes en la red.
Y ahora acaba de llegar IOTA: una criptovivisa de tercera generación más avanzada que las dos anteriores.
La evolución sustancial es que tanto Ethereum como Bitcoin necesitan de los mineros para poder subsistir. Sin embargo, IOTA no tiene minería, ni comisiones, ni cadena de bloques. Eso sí, las tres tienen en común que  son descentralizadas y de código abierto, lo que quiere decir que cualquiera puede utilizar el protocolo que es público y transparente.
Las diferencias más notables entre la tecnología Blockchain y la tecnología IOTA (Tangle) son:
-IOTA Ofrece resistencia cuántica (los ordenadores cuánticos no podrán piratearla)
-IOTA No tiene cadena de bloques, ni minería, ni dificultad. Por lo tanto, al no tener comisiones permite hacer micro pagos (con Bitcoin la comisión de los mineros es mayor que el micro pago)
-IOTA es escalable hasta el infinito mientras más usuarios y dispositivos la utilicen.
-IOTA admite alrededor de 500 transacciones por segundo, mientras que Ethereum admite 20 y Bitcoin entre 3 y 7.
-A diferencia de los 21 millones de Bitcoins que se van creando poco a poco y donde el último se minará en el año 2140, IOTA ya ha creado el total de sus monedas, que son aproximadamente 2.700 billones, no creándose ninguna más.
-El inventor de Bitcoin se esconde detrás del pseudónimo Satoshi Nakamoto. No así los fundadores de IOTA que tienen nombre y apellido: David Sonstebo, Sergey Ivancheglo, Serguei Popov y Dominik Schiener. Todos ellos provenientes de la tecnología Blockchain.
Veamos ahora la utilidad de IOTA.
Dado que en un futuro no muy lejano la mayoría de las cosas estarán conectadas a Internet, la comunicación global entre ellas será una realidad.
Así, por ejemplo, imaginemos que nuestro frigorífico detecta que las latas de refresco o las cervezas se están agotando. El mismo frigorífico automáticamente se conectará con el proveedor para hacerle el correspondiente pedido, el cual será enviado por mediación de un Dron a nuestro domicilio, siendo el propio frigorífico el que realizará el pago mediante la tecnología IOTA.
Otra utilidad, por ejemplo, es que cuando lavemos nuestro coche, entremos en un parking o pasemos por un peaje, nuestro automóvil (que no nosotros) realizará el pago automáticamente, mediante esta tecnología, sin tener que detenerse.
En definitiva, se trata de que las cosas estén conectadas entre sí y sean ellas mismas las que realicen, previa instrucción nuestra, todo tipo de acciones y comercio.
En un mundo que está cambiando a pasos agigantados, y donde el actual paradigma se está quedando totalmente obsoleto, es más que evidente la importancia de esta nueva tecnología.
Los gobiernos hablan mucho de la necesidad de llevar a cabo reformas, pero lo único que saben hacer es NADA. Así que cuanto antes nos demos cuenta de que en el mundo que se nos viene encima los políticos no son la solución, sino el problema, mejor.
Llegará el día en que la gente mayoritariamente perderá la confianza en sus gobiernos y en el sistema financiero amparado en el dinero FIAT. Y el día que esto ocurra, ya no habrá marcha atrás.
Gracias a esta tecnología, es muy probable que dentro de unos años el 50 ó 60% de la población disponga de 300 mil, 600 mil o un millón de euros, dólares, yuanes, etc., en criptodivisas, guardadas en un monedero electrónico propio, con el que mover su economía. Si esto ocurriera –que lo dudo- ¿Crees que esa gente cumplirá las absurdas leyes de los gobiernos cuando dispone de una economía totalmente independiente?
Lo que está claro es que esta nueva tecnología está atrayendo cada día a más gente inteligente. Y no me refiero sólo a los pequeños inversores, que también. Me refiero a todas esas personas que están desarrollando esta tecnología como alternativa al perverso y corrupto sistema monetario actual.
Gente inteligente es la que hace falta para afrontar los retos del futuro y no políticos inútiles trasnochados que no saben distinguir un Euro de lo que hay detrás de un Bitcoin, Ether o IOTA.
Lo que ha ocurrido, para quien tenga la capacidad de verlo, es que ha llegado un nuevo invento que cambiará el mundo de arriba  abajo.
Esta nueva tecnología supone:
-Una revolución del sistema monetario, con la consiguiente posible “desaparición” de bancos e intermediarios.
-Una reserva de valor, puesto que el dinero FIAT no vale nada y terminará desapareciendo.
-Un avance tecnológico que requerirá de un esfuerzo, por parte de la gente, para entenderlo, que servirá para abrir sus mentes.
Ahora bien. También pudiera ser todo lo contrario.
Personalmente me cuesta mucho creer que la banca se deje arrebatar el poder y el control del dinero. Por esta razón me pregunto: ¿Y si todo lo que estamos viendo, con relación a las criptodivisas, ha sido programado para sustituir el actual sistema monetario por otro completamente digital?
O dicho de otra manera: ¿y si esto es el famoso “reset” del que tanto habla el FMI? 
Pudiera ser que Bitcoin haya sido lanzado como un “globo sonda” para que la gente se familiarice con este nuevo sistema. Una vez depositada su confianza en él, se creará una criptodivisa mundial que, por supuesto, esa sí dejará de estar descentralizada. De esta manera la banca se hará la dueña de todo el dinero mundial. Y aquí lo tenemos: el sueño de todo banquero hecho realidad.

Bueno, pues ahora que cada uno saque sus conclusiones.

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