sábado, 4 de agosto de 2018

BIG-DATA: CONSECUENCIAS


De todas las sandeces que dicen nuestros políticos algunas son tan grotescas que se deberían enmarcar.
Una frase que estuvo en boca de todo el país, al menos durante un periodo no muy corto de tiempo, es la frase utópica por antonomasia de José Mª Aznar, esa que decía: “España va bien”.
Evidentemente, como pudimos comprobar en aquel tiempo, y seguimos haciéndolo ahora, España sólo va bien para unos cuantos, por lo tanto, para la gran mayoría de españoles esa frase no es más que una utopía.
Como todo el mundo sabe, la utopía es –digámoslo así- un paraíso perfecto que no existe, pero con el que todos soñamos a sabiendas de que no es real. Sin embargo, la distopía es un concepto poco conocido. Podríamos decir que es el sentido negativo de la utopía o, lo que es lo mismo, lo opuesto a la utopía.
Pues bien. La realidad es que vivimos en una sociedad cada vez más distópica. Una sociedad sumida en un “caos endémico controlado”, fruto de aplicar técnicas altamente eficaces tras años de investigación en Ingeniería Social.
Verdaderamente no sé si tenemos consciencia de que estamos siendo objeto de una vigilancia permanente, donde en cualquier momento y lugar podemos ser localizados y evaluados por medio de sistemas de vigilancia global. Estos sistemas de vigilancia global acumulan una inmensa cantidad de datos (big-data), que debidamente procesados pueden descubrir patrones ocultos, correlacionar acciones hasta ahora desconocidas y un sinfín de información útil para aquel que los maneja.
Probablemente te preguntarás: ¿y qué importancia tiene eso si sirve para mejorar nuestra calidad de vida? Pues muchísima.
Por si no lo sabes, China pretende instalar para el año 2020 un Sistema de Crédito Social.
¿Qué significa esto?
Pues que el Gobierno Chino evaluará a sus ciudadanos en función toda la información personal que reciba de cada uno de ellos. Esta información no es otra que la huella digital que cada ciudadano Chino va dejando por todas partes sin percatarse de ello.
Es evidente, que un sistema basado en la recopilación de macro-datos (big-data), procesados mediante técnicas de Inteligencia Artificial, podrá monitorizarnos a todos por completo. Y lo que es aún más preocupante: podrá conseguir dirigir nuestro comportamiento hasta límites insospechados.
Este sistema, que irremisiblemente se implantará en China, bien podría ser el precursor de una herramienta para controlar a las masas según su comportamiento social, político, económico, etc., en todo el planeta.
Según revelan fuentes con acceso al Sistema de Crédito Social Chino, la evaluación tendrá en cuenta aspectos tan variados como problemas con la justicia, la honestidad comercial, la puntualidad y seriedad en el trabajo, si eres buen pagador, qué haces en tu tiempo de ocio, si eres fumador o bebedor, si te retrasas en el pago de facturas, tu comportamiento en redes sociales e incluso la puntuación de los amigos y familiares afectará a la propia. En definitiva, la evaluación se hará en función de lo que el Gobierno Chino considere ser “buen ciudadano”. Da miedo ¿verdad?
Con todos estos datos, el Gobierno Chino calificará a cada uno de sus ciudadanos y según la nota que saquen serán clasificados como ciudadanos de primera, de segunda, de tercera, etc.
Lo que van a conseguir es que la gente ceda su propia soberanía individual a cambio de una puntuación que posteriormente les permita obtener alguna que otra migaja del Sistema.
Evidentemente, las consecuencias para un ciudadano con puntuación baja pueden ser aterradoras: desde tener sólo acceso a trabajos basura, pasando por no poder utilizar el transporte público o la sanidad, hasta acelerar su muerte. En definitiva, un control absoluto de la población, donde si te sales de la norma lo vas a pasar muy mal. O lo que es lo mismo: todo aquel que no se ajuste a lo que el Gobierno Chino considere ser “buen ciudadano” se quedará al margen de la sociedad.
Toda ésta pretendida sabiduría de gobernantes e instituciones, para ordenar al mundo a su antojo, no hace más que corroborar que estamos en manos de dementes. Estos iluminados no hacen otra cosa que amargarnos la vida a quienes queremos vivir en paz y armonía con nuestros congéneres, al margen de tanta norma estúpida y tanta ocurrencia patológica.
Ni que decir tiene que las consecuencias globales de todo esto serán incalculables.
Para empezar, a partir de ahora, todo aquel que quiera hacer negocios con China tendrá que adaptarse al Sistema de Crédito Social. Lo que significa que primero será implantado en las empresas, y, después, me temo que este Sistema de Crédito Social -o algo parecido- se impondrá en todos los lugares del planeta. 
Hay que ver cómo ha cambiado la película ¿verdad?
Antes, el Gobierno de turno sometía a los ciudadanos a base de represión e incluso utilizaba la tortura para conseguir que hiciesen lo que el Gobierno quería, ya que, en ese entonces, asumían que para que la gente hiciese cosas en contra de su propio interés tendrían que actuar así. Pero ahora no. Ahora  han conseguido hacernos a todos “tontos del culo”, con lo cual ya no es necesario tanto “derroche” de energía. Ahora aceptamos de buen grado cosas, como este Sistema de Crédito Social, a sabiendas que va en contra de nuestro propio interés. Patético, ¿verdad?
En fin. Creo que esto no hay quien lo pare. Esta sociedad tecnológica ha conseguido lo que nunca antes ningún régimen: crear un ser humano tan idiota, que acepta sin rechistar ser manipulado, mancillado, vilipendiado, denigrado y esclavizado como nunca antes en la historia de la humanidad lo había hecho. Así de triste.

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