De todas las sandeces que dicen nuestros
políticos algunas son tan grotescas que se deberían enmarcar.
Una frase que estuvo en boca de todo el país,
al menos durante un periodo no muy corto de tiempo, es la frase utópica por
antonomasia de José Mª Aznar, esa que decía: “España va bien”.
Evidentemente, como pudimos comprobar en aquel
tiempo, y seguimos haciéndolo ahora, España sólo va bien para unos cuantos, por
lo tanto, para la gran mayoría de españoles esa frase no es más que una utopía.
Como todo el mundo sabe, la utopía es –digámoslo
así- un paraíso perfecto que no existe, pero con el que todos soñamos a
sabiendas de que no es real. Sin embargo, la distopía es un concepto poco
conocido. Podríamos decir que es el sentido negativo de la utopía o, lo que es
lo mismo, lo opuesto a la utopía.
Pues bien. La realidad es que vivimos en una
sociedad cada vez más distópica. Una sociedad sumida en un “caos endémico
controlado”, fruto de aplicar técnicas altamente eficaces tras años de
investigación en Ingeniería Social.
Verdaderamente no sé si tenemos consciencia de
que estamos siendo objeto de una vigilancia permanente, donde en cualquier
momento y lugar podemos ser localizados y evaluados por medio de sistemas de
vigilancia global. Estos sistemas de vigilancia global acumulan una inmensa
cantidad de datos (big-data), que debidamente procesados pueden descubrir
patrones ocultos, correlacionar acciones hasta ahora desconocidas y un sinfín
de información útil para aquel que los maneja.
Probablemente te preguntarás: ¿y qué
importancia tiene eso si sirve para mejorar nuestra calidad de vida? Pues
muchísima.
Por si no lo sabes, China pretende instalar
para el año 2020 un Sistema de Crédito Social.
¿Qué significa esto?
Pues que el Gobierno Chino evaluará a sus
ciudadanos en función toda la información personal que reciba de cada uno de
ellos. Esta información no es otra que la huella digital que cada ciudadano
Chino va dejando por todas partes sin percatarse de ello.
Es evidente, que un sistema basado en la
recopilación de macro-datos (big-data), procesados mediante técnicas de
Inteligencia Artificial, podrá monitorizarnos a todos por completo. Y lo que es
aún más preocupante: podrá conseguir dirigir nuestro comportamiento hasta
límites insospechados.
Este sistema, que irremisiblemente se
implantará en China, bien podría ser el precursor de una herramienta para
controlar a las masas según su comportamiento social, político, económico, etc.,
en todo el planeta.
Según revelan fuentes con acceso al Sistema de
Crédito Social Chino, la evaluación tendrá en cuenta aspectos tan variados como
problemas con la justicia, la honestidad comercial, la puntualidad y seriedad
en el trabajo, si eres buen pagador, qué haces en tu tiempo de ocio, si eres fumador
o bebedor, si te retrasas en el pago de facturas, tu comportamiento en redes
sociales e incluso la puntuación de los amigos y familiares afectará a la
propia. En definitiva, la evaluación se hará en función de lo que el Gobierno
Chino considere ser “buen ciudadano”. Da miedo ¿verdad?
Con todos estos datos, el Gobierno Chino
calificará a cada uno de sus ciudadanos y según la nota que saquen serán
clasificados como ciudadanos de primera, de segunda, de tercera, etc.
Lo que van a conseguir es que la gente ceda su
propia soberanía individual a cambio de una puntuación que posteriormente les
permita obtener alguna que otra migaja del Sistema.
Evidentemente, las consecuencias para un
ciudadano con puntuación baja pueden ser aterradoras: desde tener sólo acceso a
trabajos basura, pasando por no poder utilizar el transporte público o la
sanidad, hasta acelerar su muerte. En definitiva, un control absoluto de la
población, donde si te sales de la norma lo vas a pasar muy mal. O lo que es lo
mismo: todo aquel que no se ajuste a lo que el Gobierno Chino considere ser “buen
ciudadano” se quedará al margen de la sociedad.
Toda
ésta pretendida sabiduría de gobernantes e instituciones, para ordenar al mundo
a su antojo, no hace más que corroborar que estamos en manos de dementes. Estos
iluminados no hacen otra cosa que amargarnos la vida a quienes queremos vivir
en paz y armonía con nuestros congéneres, al margen de tanta norma estúpida y
tanta ocurrencia patológica.
Ni que decir tiene que las consecuencias
globales de todo esto serán incalculables.
Para empezar, a partir de ahora, todo aquel
que quiera hacer negocios con China tendrá que adaptarse al Sistema de Crédito
Social. Lo que significa que primero será implantado en las empresas, y,
después, me temo que este Sistema de Crédito Social -o algo parecido- se
impondrá en todos los lugares del planeta.
Hay que ver cómo ha cambiado la película
¿verdad?
Antes, el Gobierno de turno sometía a los
ciudadanos a base de represión e incluso utilizaba la tortura para conseguir
que hiciesen lo que el Gobierno quería, ya que, en ese entonces, asumían que para
que la gente hiciese cosas en contra de su propio interés tendrían que actuar
así. Pero ahora no. Ahora han conseguido
hacernos a todos “tontos del culo”, con lo cual ya no es necesario tanto
“derroche” de energía. Ahora aceptamos de buen grado cosas, como este Sistema
de Crédito Social, a sabiendas que va en contra de nuestro propio interés.
Patético, ¿verdad?
En fin. Creo que esto no hay quien lo pare.
Esta sociedad tecnológica ha conseguido lo que nunca antes ningún régimen: crear
un ser humano tan idiota, que acepta sin rechistar ser manipulado, mancillado,
vilipendiado, denigrado y esclavizado como nunca antes en la historia de la
humanidad lo había hecho. Así de triste.
No hay comentarios:
Publicar un comentario