A consecuencia de la escasez de recursos (cosa
que no ocurre hoy en día), históricamente el ser humano ha sufrido el dominio
por parte de unos pocos que sistemáticamente han sabido hacerse con las
riquezas del planeta.
Desde siempre, el poder ha buscado la forma de
tener el control sobre la sociedad. Mediante herramientas tales como las armas,
la religión, el Estado, la educación, el dinero o la cultura -entre otras- ha conseguido
mantener al “populacho” en una especie de prisión, de la que nunca ha sabido
escapar. Si hasta ahora ha sido imposible revertir esta situación, con la
llegada de nuevas herramientas tecnológicas como Google, Facebook, Apple, Amazon
y un larguísimo etcétera, se me antoja tarea arduamente inalcanzable.
El gobierno nos controla a todos. Nada nuevo:
somos sus esclavos. Pero ya no se trata de eso. Con la irrupción en nuestras
vidas de estas nuevas tecnologías, de lo que ahora se trata es de convertirnos
en esclavos de nosotros mismos.
La tan manida frase, repetida hasta la
saciedad, “el ser humano aprende de sus errores” -amén de no ser verdad- es la
tontería más grande que he escuchado en mi vida. Seamos serios. La humanidad
repite la historia una y otra vez y, además, cada vez en ciclos más cortos.
Parece que carezcamos de memoria. Y si no es así, que alguien me explique por
qué la gente sigue votando, cada cuatro años, a los mismos que le mintieron y
engañaron en el pasado y encima contándole las mismas mentiras. Patético
¿verdad?
Desde los tiempos más remotos, el poder ha
tenido el sueño de hacer un ser humano esclavo de sí mismo, para no volver a
tener que preocuparse de salvaguardar su posición privilegiada. Bueno, pues
parece ser que por fin lo ha conseguido.
Nuevas herramientas tecnológicas como multitud
de canales de televisión, Youtube, Twitter, WhatsApp, Google, Facebook, Amazon,
Instagram y un innumerable etcétera, se han convertido en el nuevo cártel
que domina el mundo.
El comercio, la información, el ocio y todo
aquello que formó parte de nuestra vida cotidiana antes del siglo XXI, ha sido
absorbido por este cártel que lo ha engullido absolutamente todo.
Estas nuevas tecnologías nos tienen a todos
anonadados, sin darnos cuenta de que están destruyendo nuestro entorno, nuestro
trabajo, nuestra salud, nuestra forma de relacionarnos y todo aquello que formó
parte de muchos de nuestros principios y valores antes de su llegada. Y yo me
pregunto: ¿es progreso o control,
manipulación y adoctrinamiento disfrazado de avance tecnológico?
Como todos sabemos (o al menos deberíamos
saber), esta sociedad moderna no es más que la consecuencia de una burda
manipulación. Con la llegada de estas nuevas tecnologías que, evidentemente, están
al servicio del poder global del dinero, la humanidad está siendo manipulada y
controlada como nunca antes lo fue.
Porque, vamos a ver. ¿Alguien cree que el proceso
catalán ha llegado a donde está sin la colaboración de este cártel?
El 99% de los medios de comunicación de masas
está en manos del poder global del dinero y el resto de medios alternativos
“independientes”, vete a saber quiénes son. Así que con este dominio absoluto
de los medios, por parte del poder global del dinero, no es de extrañar que la
manipulación se haya convertido en la herramienta principal de control de masas
del siglo XXI.
Ahora mediante estas nuevas tecnologías nuestras
mentes son moldeadas, nuestros gustos formados y nuestras ideas sugeridas. Y lo
hacen con tal sutileza, que estamos convencidos de que actualmente somos más
libres de elegir por nosotros mismos. Nada más lejos de la realidad.
Las ambiciones, pretensiones, codicias,
sueños; en definitiva, todos lo que es capaz de desear el ser humano es el
combustible que mueve la sociedad. La clase dominante hace tiempo que se dio
cuenta. Pero no ha sido hasta ahora, a través de estas nuevas tecnologías,
cuando ha sido capaz de controlar el inmenso mecanismo de engranajes que
conforman la sociedad moderna.
Este nuevo cártel ha conseguido diseminar
ideas, creencias y doctrinas de todo tipo a través de la propaganda. Y les ha
funcionado. Vamos que si les ha funcionado.
Las cíclicas crisis económicas que “nos venden”
no son más que el resultado de esto que acabo de decir. Los recursos del
planeta no desaparecen de la noche a la mañana. Sin embargo, a través de la
propaganda se divulgan cifras macroeconómicas falsas que llevan a gobiernos,
empresas y familias a actuar de determinada manera, siendo empujadas hacia
donde el poder global del dinero ha decidido que deben ir.
Por otra parte, nunca en la historia de la
humanidad ha habido tanta confusión como ahora. Ya no sabemos si los alimentos
que ingerimos son buenos o malos, si los medicamentos nos curan o nos están
matando o si todo aquello que leemos, escuchamos y vemos, en los diferentes
medios de comunicación, es verdad o mentira. En definitiva, este cártel
tecnológico ha desvirtuado tanto la realidad que ya no sabemos si lo blanco es
blanco y lo negro es negro.
La pereza del ser humano para despertar y
darse cuenta que no todo es TV, Facebook, WhatsApp, Instagram, Amazon,… etc.,
le hace culpable por dejarse manipular con estas nuevas formas de evolución que
lo ha hecho un idiota esclavo de sí mismo.
Pero todo esto no hubiera ocurrido sin la
existencia de una mayoría de personas dependientes y adoctrinadas, que dan por
hecho que la ausencia de poder es el origen de todos los problemas. Por lo
tanto, es más que evidente que sin el apoyo de esa mayoría, que procesa ese
culto al poder, ningún ser humano podría tomar por la fuerza o mediante ninguna
tecnología -como este cártel- la riqueza
del planeta.