viernes, 30 de noviembre de 2018

27 AÑOS DE NUESTRA VIDA REGALADOS AL FISCO


¿Alguien ha echado la cuenta de lo que pagamos en impuestos a lo largo de nuestra vida?
Pues sí, alguien se ha molestado y lo ha calculado.
Según un estudio elaborado por el  think tank Civismo, los españoles pagan una media de 585.200 € en impuestos durante toda su vida.
Un trabajador español medio paga en impuestos alrededor de 456.500 € en IRPF, cotizaciones sociales, IVA, impuestos especiales y otros gravámenes a lo largo de su vida. Esto, traducido a términos porcentuales, supone que el trabajador español medio paga el 37,5% de sus ingresos a Hacienda desde los 18 hasta los 65 años.
Pero esto no termina aquí. Durante la jubilación (pongamos que se jubila a los 65 años y vive hasta los 83) paga aun más impuestos que cuando está en activo. Según dicho estudio, un jubilado paga en impuestos 128.700 €. Esto representa una carga fiscal significativa que asciende al 52,75%, lo que supone un 15,25% más que durante su periodo de actividad laboral.
Por lo tanto, según ha determinado el estudio presentado por Civismo, a lo largo de su vida el contribuyente medio español habrá entregado 27 años de sueldo a Hacienda. Lo que significa que si empezó a tener ingresos a los 18 años, no alcanzará su año de liberación fiscal hasta que cumpla los 45 años de edad, que no es moco de pavo.
Y la pregunta inevitable es: ¿nos compensa dar 27 años de nuestra vida a cambio de lo que recibimos? Yo creo que no.
Ni las mejores infraestructuras ni la mejor sanidad y educación valen 27 años de nuestra vida. Pero ya nos gustaría que nuestros impuestos repercutieran en esos servicios. Sin embargo, la realidad es que el sueldo de esos 27 años nos es robado para ser malgastado en mantener a castas privilegiadas y parásitos de toda índole, entre los que se encuentran -como no podría ser de otra manera- políticos, militares, policías, banqueros, Iglesia, Estado, 17 mini reinos de taifas, ONGs y toda una pléyade pesebres diversos.
Y esto sin tener en cuenta el peor de todos los impuestos: la inflación (aumento generalizado y sostenido del nivel de precios existentes en el mercado durante un período de tiempo  y una pérdida del valor del dinero para poder adquirir bienes y servicios o hacer uso de ellos).
Según el Instituto Nacional de Estadística, de enero 1.977 a enero 2.017 (40 años) la variación del IPC fue del 810,7%. Si crees que exagero puedes comprobarlo tú mismo en el enlace que adjunto de la web del INE:
Pues bien. No hace mucho tiempo los sueldos y las pensiones estaban indexados al IPC. Sin embargo, esto ya no es así y, claro está, la pérdida de poder adquisitivo, sobre todo para las rentas más bajas, se ha notado y mucho.
Para que nos hagamos una idea, en el año 1977 un directivo cobraba unas 92.000 pesetas mensuales (553 euros); un peón albañil, unas 20.800 pesetas (125 euros) y el salario mínimo interprofesional estaba en 13.200 pesetas (79 euros). Si en estos 40 años los salarios hubieran subido en la misma proporción que el IPC, un directivo tendría que cobrar actualmente 448.317 €; un peón albañil 101.337 € y el salario mínimo interprofesional debería estar en 64.045 € que, evidentemente, no se acerca ni por asomo a los salarios actuales. ¿Te das cuenta el vil engaño que supone el actual sistema monetario?
Que los ricos defiendan el actual Sistema, lo entiendo. Lo que no entiendo es qué hacemos el resto jugando a este estúpido juego en el que siempre gana la banca.
27 años de sueldo de cada españolito es mucho dinero como para cubrir con creces las necesidades de cada uno de nosotros. Entonces, ¿qué coños hacen con nuestro dinero? Pues ya te lo digo yo: malgastarlo y utilizarlo para mantenernos donde estamos (entre otras cosas en la ignorancia).
Actualmente disponemos de los recursos necesarios, la tecnología adecuada y el conocimiento suficiente como para mandar un poquito a la mierda a este Sistema y estructurar una sociedad nueva. Y no es ninguna utopía.
Pero para llevar a la humanidad a un nivel superior, es necesario que comprendamos que somos todos uno y que la única manera de prosperar de verdad es ayudarnos los unos a los otros, cosa que nunca ocurrirá mientras exista el dinero.
Si lo piensas, sólo hay un cáncer en nuestra sociedad –culpable de todos los males- que está acabando con nosotros y con la salud del planeta. Y ese cáncer no es otro que el dinero. Si no desaparece pronto de la ecuación, me temo que no tenemos ningún futuro como especie.
¿Te has parado a pensar en los beneficios de la erradicación del dinero?
Sin dinero no habría banqueros ni políticos ni intermediarios especuladores. No existirían impuestos. Tampoco tendríamos inflación, derivados financieros, fondos de cobertura y un sinfín de productos tóxicos y engañosos que poco a poco nos roban nuestros ahorros. Y lo más importante: no habría ni ricos ni pobres. Por lo tanto, adiós a las élites adineradas que tanto daño hacen a la humanidad.
A ver si de una vez por todas nos enteramos de que para vivir sólo necesitamos recursos, no dinero. De manera que no sé qué hacemos pagando por ellos cuando nos los proporciona gratis la naturaleza.
Recapitulando.
Malgastar 27 años de nuestra vida en pagar impuestos es la cosa más estúpida y demencial que podemos hacer, ya que estamos colaborando a mantener el estado actual de las cosas. Y no lo dudes: es una extorsión en toda regla.
Por supuesto, la gran mayoría adoctrinada podrá el grito en el cielo con lo que acabo de decir. Dirá que sin impuestos no tendríamos sanidad, educación, infraestructuras y un larguísimo etcétera de cosas. Pues bien. Esta creencia popular, altamente extendida, simplemente no es verdad. Pero ese es otro debate.

miércoles, 14 de noviembre de 2018

LA INEVITABLE CRISIS QUE SE AVECINA


La llegada de las sucesivas crisis económicas, que se llevan produciendo en las últimas décadas, han puesto de manifiesto un hecho ineludible: determinadas personas están amasando verdaderas fortunas gracias a nuestra ignorancia, obediencia y sumisión.
La todopoderosa industria mass-media –que como todo el mundo sabe está en manos del poder global del dinero- ha conseguido distraernos con estupideces para que no queramos saber nada de lo que realmente importa. Ha logrado que sólo pongamos atención en lo banal y catastrófico, manteniéndonos en un estado de desánimo permanente. En definitiva, nos hemos acostumbrado a utilizar nuestras emociones en detrimento de nuestro raciocinio. Y así nos va, claro.
El poder global del dinero -que es el que crea estas crisis ficticias- está dispuesto a invertir y gastar miles de millones de dólares al año para conseguir su objetivo, que no es otro que el de mantener el control absoluto sobre los estados, las instituciones y en último término sobre las personas.
Los medios de comunicación ya nos están preparando para que afrontemos la siguiente crisis sin rechistar. Se prevé que esta nueva crisis se producirá entre 2019 y 2022. Y la pregunta es: ¿Cómo lo van a hacer? Muy sencillo: mediante la deuda.
El BCE ha anunciado que a finales de este año dejara de dar dinero gratis y subirá los tipos de interés. Esto significa que el Estado tendrá que pagar un mayor interés por financiarse.
Para afrontar este aumento de los intereses de la deuda, el Estado sólo tiene dos opciones: incrementar ingresos o reducir gastos. Y aquí tenemos la escusa perfecta para acometer una nueva oleada de recortes a la población.
Si la crisis del 2007 se ha llevado por delante una parte muy importante de nuestros derechos laborales y poder adquisitivo, la que se nos viene encima se llevará otra parte importante de nuestras prestaciones sociales, con la privatización de la educación, sanidad y pensiones, entre otras cosas.
Si hacemos memoria, nos daremos cuenta de que antes de la crisis de 2007 un mileurista era considerado un “pringao”. Sin embargo, ahora un mileurista ha pasado a formar parte de los privilegiados que tienen un trabajo “bien remunerado”. ¿Te das cuenta a dónde nos han conducido?
¡Manda huevos! No me puedo creer que vayamos a caer de nuevo en la trampa y a aceptar otra vez tan descomunal engaño.
Ya lo he dicho en multitud de ocasiones: las crisis económicas no existen, se inventan.
Mientras los recursos del planeta sigan estando ahí y el intelecto del ser humano continúe teniendo capacidad para manufacturarlos, no hay crisis que valga.
Pero la nueva crisis económica ya está en marcha y no te quepa la menor duda de que llegará. La propaganda hace tiempo que está funcionando. Estamos hartos de escuchar, un día sí y otro también, cómo nos bombardean con cosas como estas: las pensiones son insostenibles; la sanidad funciona mejor cuando se externaliza su gestión y la educación concertada es mejor que la pública.
Pues bien. Como acabo de decir, esto no es más que mera propaganda para irnos preparando. Cuando esto estalle, lo van a aprovechar para vendernos que el actual sistema público de pensiones y el mantenimiento de una sanidad y educación pública son insostenibles. Así que es más que probable que la privatización definitiva de estos tres sectores sea acometida durante esta nueva crisis económica.
Debemos saber de una vez por todas que la información falsa, errónea y mal intencionada es la que domina nuestra sociedad. Estamos tan equivocados y confusos que ya no sabemos distinguir una verdad de una mentira.
Insisto. Por mucho que se empeñen en repetirlo hasta la saciedad, la verdad es que las crisis económicas no existen: no puede existir una crisis de dinero (deuda, que es lo mismo) de algo que es un invento creado de la nada. La nueva crisis que está por llegar es una falacia como lo fueron todas las crisis económicas anteriores que, eso sí, cumplieron con creces sus verdaderos objetivos.
Para todo aquel que lo quiera ver, la realidad es que es el sistema bancario –capitaneado por el poder global del dinero- quien está detrás de estas crisis ficticias que evidentemente sirven para extorsionar a todos los países. El sistema bancario, a su vez, es el que pone y quita políticos y maneja las instituciones más importantes a su antojo (acabamos de ver el control que ejerce sobre el Tribunal Supremo).
No seamos ingenuos. Actualmente ningún país tiene soberanía y todos están siendo saqueados por estos buitres insaciables que hacen de nosotros lo que les da la gana. Hemos dejado el control del dinero en sus manos y esto les ha dado un inmenso poder.
Pero no podemos seguir mirando hacia otro lado o de lo contrario seguirán adelante con sus planes para conseguir sus objetivos.
Repito lo que tantas veces he dicho. Simplemente con hacer tres simples gestos esto no se llevará a cabo: no ver televisión, no volver a votar jamás y sacar el dinero de nuestra nómina o pensión al día siguiente de ser ingresada. En definitiva, cuanto menos utilicemos la TV para informarnos, menos caso hagamos a los políticos y menos utilicemos los bancos, mejor.
Porque no se trata de hacer manifestaciones, revoluciones o huelgas. Eso lo llevamos haciendo desde hace décadas y prácticamente no ha servido de mucho. Ya sabes mi máxima: “no se trata de hacer, sino de no hacer”. Si dejamos de hacer lo que ellos quieren que hagamos, ten por seguro que entrarán en pánico y sólo entonces algo podrá cambiar. De lo contrario, me temo lo peor, y es que esta nueva crisis se llevará por delante lo que queda del ya maltrecho estado del bienestar.