La gran estafa del sistema monetario ha
llegado a unos niveles de corrupción tan grandes que ya no queda más remedio
que seguir engordando esta gran mentira o hacer borrón y cuenta nueva.
Los programas de flexibilización cuantitativa,
la deuda y los intereses negativos, son parte integrante de esta gran estafa.
Los bancos centrales, con el BCE a la cabeza,
han inducido a los ciudadanos de a pie (trabajadores, pensionistas y pequeños
ahorradores) a un suicidio económico colectivo bajando los salarios,
endureciendo la manera de llegar a cobrar una pensión y dando rentabilidades e
intereses negativos a los ahorradores. Para ello, han aplicando sin cesar los
continuos programas de flexibilización cuantitativa.
Mediante estos programas, han inyectado una
cantidad enorme de dinero en el Sistema haciendo que el dinero existente pierda
valor. Es lo que se conoce como “inflación encubierta”. Esta práctica, como es
de suponer, ha generado una descomunal deuda que “supuestamente” hay que pagar.
Actualmente existen en el mundo 18 billones de
euros de deuda, con rentabilidad negativa, y una deuda total mundial de cerca
del 350% del PIB global y subiendo. Esto sencillamente es una barbaridad y jamás, repito, jamás se va a
poder pagar.
Los gestores de los grandes fondos de inversión
-que son los que “cortan el bacalao”- se ven obligados, por parte de las
instituciones reguladoras, a invertir en estos bonos (a priori una forma segura
de perder dinero) poniendo como escusa mitigar el riesgo y así seguir manteniendo
a flote el sistema de dinero FIAT que tan ricos les hace a ellos y tan pobres y
esclavos a nosotros.
Pero la verdad no es esa. La verdad es que
invierten en estos bonos porque saben con certeza (disponen de información
privilegiada) que los intereses negativos van a seguir creciendo, de tal manera
que, cuando los vendan, sacarán pingües beneficios.
Por otra parte, hay una prueba evidente de que
el actual sistema FIAT, con el Dólar como divisa de reserva mundial a la cabeza,
es una burbuja a punto de estallar. Y no es otra que la compra masiva de oro
por parte los dos países más reacios a las políticas de EEUU, como son Rusia y
China.
Mantener el Dólar como divisa de reserva
mundial con los actuales intereses negativos se me antoja ardua tarea. Si a eso
le sumamos la desafección hacia el Dólar de países como China, Rusia e Irán,
entre otros, es más que seguro que llegará un momento en que la burbuja
estallará. Y cuando esto ocurra, el sistema FIAT simplemente se vendrá abajo.
Esto no es una ocurrencia mía. Todos sabemos
quién es JP Morgan, ¿verdad? Pues bien. El banco estadounidense de inversión,
JP Morgan Chase, ha dirigido a sus clientes internacionales de banca privada
(es decir, a las grandes ballenas inversoras) un informe en el que les advierte
de que "el dólar puede perder su estatus dominante a nivel mundial"
debido al auge de potencias como China. Les aconseja diversificar sus carteras
e invertir en oro y otras divisas, como la asiática, entre otras.
¿Y qué pasará cuando se derrumbe el actual sistema
monetario FIAT? Pues que, o volvemos a la norma del oro o inventamos otro nuevo
paradigma en el que no intervenga ningún tipo de dinero.
Un mundo donde no exista ni el dinero ni el
trueque ni el comercio ni la propiedad privada es posible. El Proyecto Venus,
de Jacque Fresco, va en esta línea. Se asienta en una economía basada en
recursos, en donde se supera el dinero y el trabajo, ya que todo tiende a la
automatización. También se declaran los recursos de la tierra como patrimonio
de toda la humanidad y la tecnología y el conocimiento quedan abiertos a todos
los habitantes del planeta.
Se trata de un sistema sostenible y respetuoso
con la diversidad del planeta y el medio ambiente
Si bien estas nuevas ideas están consideradas
por el establishment como utópicas, no dejan de ser interesantes y quién sabe
si en un futuro este proyecto -o algo parecido- se podrá implantar en la
sociedad.
La verdad es que no es un sistema tan alejado
de la realidad. Salvando las distancias, en las sociedades de insectos (hormigas,
abejas, etc.), no hay dinero ni trueque y todos los individuos trabajan por el
bienestar de la comunidad.
Ya en la supuesta “utopía comunista” se habla
de que llegará el día en que la sociedad evolucionará a un punto donde no habrá
necesidad de dinero y que a cada quien se le dará de acuerdo a sus necesidades.
Es indudable que una sociedad que depende 100%
del sistema monetario no es capaz de imaginar, ni por asomo, un mundo sin
dinero. Lo que sucede, es que desde que nacemos se nos educa en valores como la
propiedad privada, la competitividad, los prejuicios y el ego. Evidentemente, los
niños cuando nacen no conocen nada de esto. Sin embargo, todos esos valores son
inculcados por la sociedad a los individuos para hacerles esclavos trabajadores
consumidores. Nada más.
Pero la cruda realidad es que el Sistema no se
sostiene y ya lo están empezando a notar no sólo los colectivos más frágiles de
la sociedad.
Desde el punto de vista político el “populacho”
más pobre no cuenta. Son inocuos. Ellos no protestan ni acuden a manifestaciones
y, por supuesto, no votan.
Por otro lado, los trabajadores menos
cualificados del primer mundo están en vías de quedar marginados y pasar a
engrosar las filas del “populacho” más pobre.
Pero la mal llamada clase media, que también
forma parte del “populacho”, es diferente. Sus expectativas importan (aunque
menos de lo que ellos creen) simplemente porque votan y consumen.
La clase media está alarmada y tiene motivos más
que suficientes para estarlo. Ellos han tenido hasta el momento una vida
acomodada. Sin embargo, ahora su trabajo es menos seguro, incluso temporal; los
salarios han caído empicado, con la consiguiente pérdida de poder adquisitivo;
su nivel de vida está decreciendo a pasos agigantados y la esperanza de sus
hijos es la de vivir peor que sus padres.
Y para terminar de perpetrar la
insostenibilidad del Sistema, tenemos el envejecimiento exponencial de la
población.
Por primera vez en la historia, la sociedad se
encamina hacia un grupo mayoritario de población mayor -económicamente
inactiva- que requiere una serie de servicios sociales muy costosos para sus
gobiernos como son pensiones, asistencia
médica, etc. Este grupo se lleva más de la mitad de los Presupuestos Generales
del Estado. Pero no se les puede dejar de lado pues es un colectivo que también
consume (mantiene él solito a toda una industria farmacéutica) y vota.
Conclusión.
La tecnología lo está automatizando todo y va
demasiado deprisa para que el Sistema lo pueda asimilar. Se está llegando a un
momento donde la clase trabajadora está dejando de ser necesaria, desde el
punto de vista material y económico, y la gente mayor de 65 años empieza a ser
una rémora demasiado pesada. Pero nuestros políticos no tienen la preparación
suficiente para afrontar estos problemas, o bien el verdadero poder se lo tiene
vetado.
Evidentemente, a la élite le importa un comino
lo que le pase al “populacho”, en general, -llámese clase media, trabajadora o
medio pensionista-, ya que, como dicen ellos mismos, no nos necesitan para mantener
su alto nivel de vida. Nos llaman “estómagos inútiles”, a los que no es
necesario dar de comer.
El imperio del Dólar, no lo dudes, se derrumbará
(como lo hicieron anteriormente todos los imperios conocidos) y con él el
dinero FIAT y los viejos paradigmas. Esto dará paso a una nueva sociedad. Pero
visto cómo está evolucionando el panorama, creo que el futuro –al menos a corto
y medio plazo- no pinta bien para la mayoría de los mortales. ¿Estaré en lo
cierto?
Este Sistema depredador y corrupto tiene
atrapado a miles de millones de personas que no saben cómo deshacerse de él.
Así que, si estoy en lo cierto, sería una buena oportunidad para quitarse de
encima las pesadas cadenas del sistema monetario y todo lo relacionado con él.
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