domingo, 29 de marzo de 2020

CORONAVIRUS Y CAMBIO CLIMÁTICO


Cada día es más evidente que cosas como el cambio climático o la pandemia de coronavirus, entre otras, han sido creadas para el sometimiento completo de la humanidad.
No voy a abordar aquí los problemas y dramas personales ocasionados en todo el mundo, ya que de eso se encargan los medios de comunicación, sino todo aquello que se oculta.
A raíz de esta gravísima pandemia, que golpea a la población mundial por el colapso de los sistemas sanitarios de cada país, los cambios en nuestra sociedad van a ser más que sustanciales.
Los pasos de quienes ejecutan la agenda oculta de Ingeniería Social, están siendo cada día más claros y los llevarán a cabo cueste lo que cueste.
Entre los cambios que inevitablemente se nos vienen encima -que serán muchos- enumeraré solamente 10:
1.  La implantación de una renta básica universal.
Después del consiguiente hundimiento de la economía mundial, que esta pandemia provocará, la famosa renta básica universal será establecida. Esto, que a priori parecería una buena noticia, no es más que pan para hoy y hambre para mañana, ya que al depender de “Papá Estado” estaremos completamente en sus manos.
2.  La desaparición del dinero en efectivo.
Cuando todo el dinero sea electrónico, el rastreo sobre nuestros ingresos y gastos será total. Esto quiere decir que ya no hará falta declaración de la renta ni IRPF ni impuesto de sociedades ni nada de nada, ya que los impuestos, más lo que les salga de las narices a los que ostentan el poder, serán descontados a cada individuo sin poder hacer nada para evitarlo. Y lo que es aún peor, si no eres un buen ciudadano te cortarán el grifo del dinero. Por lo tanto, en una sociedad donde no se puede sobrevivir sin dinero, ya no necesitaran de cárceles ni otras medidas de represión para llevarnos por el “buen camino”.
3.  Instauración del teletrabajo.
Es evidente que la tecnología está acabando con multitud de puestos de trabajo. Después del hundimiento de la economía mundial, millones de puestos de trabajo desaparecerán. El poco trabajo que quede se hará desde casa, con el consiguiente detrimento de la remuneración y el absoluto recluimiento de cada trabajador.
4.  Implantación de la Inteligencia Artificial.
Una vez esté implantada, ya no necesitaremos muchas de las profesiones que conocemos actualmente, sobre todo las menos cualificadas. Las impresoras 3D serán desarrolladas de tal manera que lo fabricarán y lo construirán todo. Esto implicará que al menos un 80% de la población ya no será necesaria.
5.  Dependencia absoluta de Internet.
Dejar nuestras vidas en manos de Internet es obvio que es peligrosísimo. Internet hará que desaparezcan las oficinas bancarias, los comercios minoristas y los supermercados con presencia de compradores, ya que todas las compras se realizarán por Internet. También se efectuarán todas las gestiones sin necesidad de presencia física en las diferentes instituciones.
6.  Reorganización de la economía.
Todo el tejido comercial y productivo se reorientará drásticamente, ya que mucha de la producción dejará de ser útil en un mundo completamente automatizado, muy diferente al que hemos conocido hasta ahora.
7.  Control de movilidad.
El mundo ya no puede permitirse otra pandemia como la actual y el planeta ya no resiste tanta polución. Esta será la escusa perfecta para controlar la movilidad de todos los ciudadanos.
8.  Reducción de la población mundial
Mediante controles de natalidad o la esterilización de la población más débil se programará una eugenesia para reducir la población mundial a mil o dos mil millones de habitantes.
9.  Incautación de todos los recursos del planeta.
Todos los recursos del planeta serán controlados y explotados por quienes ostentan el poder y quedarán restringidos para el resto.
10.             Instauración de un gobierno global con un estado policial encubierto.
Llevamos tiempo oyendo que los problemas globales necesitan de soluciones globales. Pues bien, el coronavirus y el cambio climático son la escusa perfecta para conseguirlo.
Antes de nada quiero decir que soy de la opinión de que así no podemos seguir y de que necesitamos un nuevo paradigma duradero y sostenible. Pero este cambio debe hacerse entre todos y para todos, y no únicamente para salvar el culo y mantener los privilegios de los de siempre.
Esta pandemia hará mella en nosotros, no lo dudes. A partir de ahora, todos los cambios, controles y restricciones nos serán vendidos de que son por nuestro bien, como ya estamos viendo.
Asistimos en riguroso directo al nacimiento de una nueva sociedad que no por nueva necesariamente va a ser mejor. Al contrario, ya que viendo por quien está siendo diseñada, no ofrece garantía alguna de que sea honesta y justa. Más bien todo lo contrario, será algo parecido a ese mundo feliz de Aldoux Huxley
Desde hace décadas la mentira ha sustituido a la realidad y el miedo se ha instalado en cada uno de nosotros para anular nuestra poca capacidad de reacción. Para rematar la faena, nuestra voluntad terminará de ser doblegada con este confinamiento absurdo y nuestra ya más que constatada imbecilidad.
La gente cree ingenuamente que todo lo que está sucediendo es causa de la casualidad y está convencida de que tarde o temprano todo volverá a ser igual. Pues se equivocan. Nada volverá a ser como antes.
Es triste ver como personas supuestamente inteligentes han aceptado sin rechistar estar tranquilamente en sus casas leyendo, cocinando, haciendo gimnasia y todo aquello que se les ocurre para matar el tiempo de cuarentena. Y yo me pregunto: ¿pero es que no hay ninguna opinión discordante? ¿Nadie se cuestiona nada? ¿Soy yo el único?
Voy a exponer el último episodio que la mayoría de la población desconoce.
Desde marzo hasta junio, se van a llevar a cabo (mejor dicho, ya se están llevando) unas supuestas maniobras de la OTAN en Europa llamadas “Defender Europa 2020”. Esto no me lo he inventado yo, ya que tengo un amigo cuyo hijo -militar en la Base de Rota- está actualmente desplazado en Dinamarca para participar en esas maniobras. A este evento han acudido más de 20 mil soldados americanos y otros tantos de diferentes países de Europa.
Y digo yo, con la que está cayendo, ¿no podían haber aplazado las maniobras? ¿O es que los soldaditos son inmunes al coronavirus?
Ojo al dato. Hoy en el diario ABC viene la siguiente noticia: “Graves tensiones en el sur de Italia: primeros saqueos en supermercados y llamadas a la rebelión.”
¿Qué está pasando realmente?
Por favor, informaros por otros canales, que no sean los habituales medios de comunicación de masas, y evaluar por vosotros mismos la situación antes de que sea demasiado tarde.
Y cuidaros, sobre todo cuidaros. Nadie lo va a hacer por vosotros

martes, 24 de marzo de 2020

CORONAVIRUS: UN PATÓGENO A LA CARTA


Antes de nada, mi más sincero apoyo y admiración a todos aquellos profesionales de la sanidad que se están dejando la piel para ayudar a la gente infectada por el coronavirus. Por supuesto, también mi más sentido pésame a todas esas familias que han perdido a sus seres queridos y mucho ánimo a los afectados.
En mi anterior artículo, hablé de las consecuencias económicas que esta pandemia provocará. De lo que no hablé, es de cómo “los tíos listos” se forrarán con el hundimiento de la economía mundial.
Hay un dato muy importante que en su momento no se entendió, pero que ahora tiene todo el sentido. El 4 de noviembre de 2018 apareció esta noticia en un diario nacional. ¡Terremoto financiero mundial! La familia Rothschild vende todos sus fideicomisos: la Banca Rothschild, controlada desde más allá de la época napoleónica por la conocida familia del mismo nombre, ha puesto a la venta, en una acción prácticamente sin precedentes, todos sus negocios de fideicomisos. Todos.”
¿Y por qué y para qué los vendieron? Pues porque en ese momento los mercados estaban muy inflados, consiguiendo un buen precio por ellos, y, por supuesto, para acumular liquidez.
Desde siempre una gran crisis es también una gran oportunidad, y “los tíos listos” lo saben.
Estamos viviendo la “madre de todas las crisis”, donde no se salva ni el oro que, como todo el mundo sabe, es el valor refugio por excelencia en cualquier crisis económica. Los mercados se desploman y con ellos las acciones de todas las compañías y bancos más importantes del mundo. Evidentemente, esta es una gran oportunidad para todos aquellos que dispongan de liquidez.
Como es de esperar, esta situación no va a durar siempre y tarde o temprano el mundo volverá a caminar. ¿Y qué va a pasar entonces? Pues que los que tengan liquidez se van a hacer con las acciones de las compañías más relevantes y rentables del planeta, a precio de saldo, y una vez los mercados vuelvan a la normalidad se forrarán.
Por otra parte, el resto de los mortales pagaremos muy caro las consecuencias: inflación, despidos masivos, ruinas y quiebras económicas, asalariados aún más precarios, bajada de las pensiones, restricciones y recortes de libertad como nunca antes vimos.
Ahora se entiende perfectamente la jugada maestra de la familia Rothschild, ya que en la situación actual podrían haber perdido miles de millones de dólares. Sin embargo, no ha sido así.
Mi pregunta es: ¿cómo es que a esta familia nunca le pillan con el pie cambiado? Sólo hay dos posibles respuestas. Una, que sea una casualidad, aunque ya sabemos que en economía las casualidades no existen, y otra, que dispusieran de información privilegiada sabiendo de antemano la que se nos venía encima.
En mi modesta opinión, la actuación de los  Rothschild no nos debería sorprender puesto que esto mismo ya lo hicieron anteriormente.
En 1815, Nathan Mayer Rothschild -aficionado a las palomas mensajeras- fue el primero en conocer la derrota de Napoleón en Waterloo. Con esta información privilegiada, vendió sus Bonos del Estado Británico para hacer creer a la gente que Inglaterra había perdido la batalla. Obviamente, el resto de tenedores de bonos hizo lo mismo y la Bolsa se hundió. Entonces, poco antes de que se conociera la noticia, los Rothschild volvieron a comprar esos mismos bonos a precio de saldo. Cuando se supo la verdad, los precios se dispararon consiguiendo unos beneficios de más de 1 millón de libras, de aquella época,  en un sólo día.
Vamos a ver. No nos dejemos llevar por la sin razón y el pánico. Analicemos la situación por nosotros mismos y no por las noticias que nos venden los medios de comunicación.
Enmascarando la realidad.
Desde que apareció el coronavirus la macro corrupción de este planeta ha pasado a un segundo plano. Y, lo más importante, el mafioso sistema financiero va a ser rescatado nuevamente a cargo del coronavirus.
Acabamos de asistir a un hecho insólito que, en condiciones normales, habría acabado con la monarquía en este país. Me refiero al escándalo del Rey emérito. Sin embargo, ha pasado prácticamente inadvertido para los españoles, ya que están bastante más preocupados por salvar sus vidas.
Quiero pedir a todo el mundo que no entre en pánico y que reflexione.
Que el “bicho” existe y está haciendo estragos entre las personas de más edad es más que evidente, pero no más que cualquier año de gripe estacional si no fuera por el colapso hospitalario y falta de medios (esto no lo digo yo, sino un montón de médicos que lo atestiguan). Estaremos atentos a ver si vemos entre los afectados a octogenarios como Warren Buffett, o Rupert Murdoch.
Por otra parte, todos sabemos que los niños son los mayores receptores y repartidores de virus y los primeros en enfermar. Pues bien, según nos han contado, este coronavirus apenas da sintomatología en niños, adolescentes y jóvenes. Sin embargo, se ceba con las personas mayores de 65 años.
En un mundo cada vez con más gente mayor, ¿es esto casualidad?
Todo parece indicar que estamos ante la creación de una pandemia a la carta, con el objetivo de ir hacia una eugenesia que, probablemente, se llevará a cabo a lo largo de algunas décadas. Porque, lo que está claro, es que esto no va a parar hasta que llegue la tan “ansiada” vacuna. Esa vacuna acabará con la pandemia -elemental mi querido Watson-, pero, ¿qué más nos inocularán con ella?
No seamos ingenuos. Las medidas que estamos viendo no van encaminadas a salvar nuestras vidas, sino a prepararnos para el futuro que nos espera.
Todos sabemos que la tecnología está acabando con los puestos de trabajo. Pero lo que la gente ignora es que con la llegada de la Inteligencia Artificial un 80% de la población ya no es necesaria.
Prohibir a la gente caminar, correr, hacer deporte, bañarse en el mar y confinarla en su domicilio (la mayoría no llega a 70 m2) uno, dos o tres meses, es lo más dañino para las personas sanas, y lo saben.
Según estudios sobre el tema, las personas que están todo el día en casa pueden contraer enfermedades y de hecho las contraen. El motivo no es otro que la falta de contacto con el Sol y el aire libre. También tiene consecuencias a nivel psíquico y bioquímico. Y es que la falta de luz solar hace que estas personas tengan bajos los niveles de vitamina D. Ésta es muy importante ya que, al igual que el ejercicio, nos evita problemas cardiovasculares, de osteoporosis, diabetes, depresión y ansiedad. Por todo ello, los científicos aconsejan pasear al aire libre al menos 30 minutos al día.
Y lo más importante, si estamos confinados dejaremos de relacionarnos con los demás cara a cara y sólo lo haremos de manera virtual. Y ya lo tenemos: conseguirán que vivamos cada día más aislados, eso sí, sin dejar el puto móvil ni para cagar (perdón por la grosería). Por eso, entre otras cosas, se está incentivando el teletrabajo.
Desmontando esta mentira.
Veamos lo que dicen los datos, suponiendo que sean ciertos.
Como hemos visto en China, donde la mortalidad ha sido de un 3% sobre las personas afectadas, el virus no es más mortal que otros. Sin embargo, en Europa, países como Italia y España están teniendo una mortalidad del 6-7%. Este aumento de la mortalidad no es debido al virus, que también, sino al colapso de los hospitales y falta de medios en ambos países, dado que los contagios son muy altos. Si el sistema sanitario de Madrid, diseñado para dar cobijo a 6 millones de habitantes, se colapsó  con 4.000 afectados, ¿qué clase de sistema sanitario es este?
La mentira, repetida hasta la saciedad, de que tenemos el mejor sistema público sanitario del mundo ha quedado en entredicho, con todo mi respeto hacia los profesionales. La falta de medios nos demuestra la poca preocupación del sistema por la salud de los ciudadanos. Y no me vale decir que ningún sistema sanitario está preparado para una pandemia, porque, sin embargo, si estamos preparados para afrontar una guerra o para contener a toda la población del país si esta se sublevase. Para eso sí estamos preparados y existen medios de sobra (todos recordamos los tanques en la calle el 23-F y esos si valen una pasta y no las mascarillas y los respiradores). Al final, es cuestión de prioridades.
Las 3.300 muertes causadas por el coronavirus en China (con un sistema sanitario que puso los medios necesarios construyendo hospitales en tiempo record) suponen el 0,00023% de la población total de China: una mota de polvo en el desierto del Sahara. Además, si lo comparamos con los datos de la gripe, donde en China se contagian 15 millones de personas, de las cuales mueren unas 9.000 cada año, entonces, ¿a qué viene tanta alarma?
Como siempre, siguiendo el rastro del dinero se llega a la verdad.
Piénsalo bien. El mundo sólo se mueve por el dinero.
A lo largo de nuestra historia, siempre ha primado el dinero sobre la vida de las personas. Por eso se hacen guerras, se dan golpes de estado y se derrocan gobiernos. Tenemos el ejemplo reciente de Irak, donde se masacró a 2 millones de personas por el puto petróleo. Entonces, ¿cómo es posible que ahora se deje caer la economía mundial para, supuestamente, proteger la salud de las personas? ¡Venga ya, por favor! Que somos idiotas pero no tanto, ¿o sí?
Es la primera vez en la historia de la humanidad que se antepone la salud del pueblo al dinero. Evidentemente, aquí hay algo que no encaja. ¿Es que de la noche a la mañana nuestros dueños han tenido un ataque de humanidad?
Hacer un “reseteo” de la economía mundial es la mejor opción para diseñar el nuevo modelo de sociedad globalizada que llevan planificando desde hace décadas, y esta pandemia la escusa perfecta. Si además se lleva a cabo con el beneplácito y la absoluta colaboración de las masas aborregadas, pues mejor que mejor.
Yo no tengo los conocimientos necesarios para hablar sobre el coronavirus, pero si se cumplen los vaticinios del simulacro efectuado en el Evento 201, celebrado en octubre de 2019 en Nueva York, todavía nos queda  por pasar lo peor. En este evento se calculó que, ante una epidemia de coronavirus, el mundo entraría en una recesión nunca antes vista y que se llevaría por delante a más de 85 millones de personas en todo el mundo. ¿Será verdad?
Un consejo. Dejar de mirar las noticias de la puta televisión e informaros sobre cómo va la economía: sacaréis más cosas en claro.
Por último – y parafraseando a Alfonso Guerra-, probablemente cuando este episodio acabe el mundo no lo va a conocer ni la madre que lo pario.

viernes, 13 de marzo de 2020

CORONAVIRUS: PANDEMIA PARA HUNDIR LA ECONOMÍA


Las medidas a nivel global que se están tomando para frenar el coronavirus son la tomadura de pelo más grande que hemos vivido nunca. Estas medidas no sé si acabarán con el coronavirus. Ahora bien, lo que si que van a acabar es con la economía a nivel mundial, creando una crisis sin precedentes, cuyas consecuencias veremos en unos meses.
Analicemos algunos datos:
El impacto de la gripe en España, en la temporada 2018-2019, según ha publicado el Centro Nacional de Epidemiología, fue el siguiente: 490.000 casos no graves de infección respiratoria/síndrome gripal en Atención Primaria. 35.300 hospitalizados por gripe confirmada. 2.500 ingresos en la UCI y 6.300 muertos.
 En el caso del cáncer es aún peor, ya que en España mueren cada año 100.000 personas por esta enfermedad (según los expertos, dos de cada cuatro personas padecerán cáncer).
Pues bien, de esto ni se habla ni se toman medidas extremas para paliarlo.
Como todos sabemos, en noviembre de 2019 surgió en China un virus que, según nos dicen, causa neumonía y tiene una incidencia mortal del 3%. Los datos a día de hoy son  de aproximadamente 120.000 afectados y 4.300 fallecidos en todo el mundo.
Como estamos viendo, los medios de comunicación se han puesto al unísono a expandir la terrible noticia de que el coronavirus es el problema más grave, que ha azotado a la humanidad, desde los tiempos la Peste Negra: la pandemia más devastadora de la historia que afectó a Eurasia en el siglo XIV.
No hay periódico, emisora de radio, canal de televisión o red social en que el coronavirus no ocupe un lugar preferente y reiterativo hasta la saciedad.
Si según los especialistas, el coronavirus apenas es mortal ni deja secuelas importantes, ya que sus efectos son, en general, los de una gripe común, eso sí, con un alto índice de contagio, ¿por qué los gobiernos, con la inestimable colaboración de los medios de comunicación, siguen creando alarma a nivel mundial?
Medidas como las cuarentenas, prohibir desplazamientos, cerrar colegios y universidades, eventos deportivos a puerta cerrada y un montón de ocurrencias más, que se les pase por la cabeza a sus señorías, no sé si servirán de mucho ante una pandemia. Además, en un mundo tan globalizado, como el actual, una pandemia nos afectaría prácticamente a todos.
Pero lo que sí saben es inculcar miedo, a nivel mundial, y tomar medidas que sólo van encaminadas al hundimiento de la economía.
Los que nos gobiernan, básicamente no saben de nada. Son un atajo de corruptos trepas ególatras que, como no podría ser de otra manera, obedecen al pie de la letra la voz de su amo: el verdadero gobierno en la sombra, que no es otro que el poder global del dinero.
La ola de pánico que se ha expandiendo a nivel global ya está dando sus frutos: una caída de un 36% de las bolsas, en tan solo 3 semanas, y el hundimiento de la economía mundial.
Decía Franklin Delano Roosevelt: “en política nada es dejado al azar. Todo lo que sucede se ha programado con anterioridad”. Y hay otra máxima sobre el sistema financiero actual que reza: “la economía moderna ha sido creada para ser predecible previsible y manipulable.
Pues bien. Nada de lo que estamos viendo ha sucedido por casualidad. Se ha creado la tormenta perfecta para hacer caer la economía y provocar el famoso “reseteo” del que tanto le gusta hablar a Christine Lagarde.
En este blog llevo desde el 2012 diciendo que la economía mundial colapsará. Evidentemente, no es una elucubración mía, sino consecuencia de estudiar el corrupto sistema financiero que hace aguas por los cuatro costados, amén de ser la mayor burbuja especulativa jamás creada.
Que se avecinaba una crisis económica mundial, de dimensión nunca vista, era fácil de imaginar. Lo que no se sabía es como lo iban a hacer. Ahora ya lo sabemos.
Por enésima vez se vuelve a utilizar exitosamente la estrategia “problema-reacción-solución”. Es decir, se crea un problema (en este caso pandemia), nosotros reaccionamos pidiendo medidas para atajarlo y ellos nos vuelven a ofrecer la solución. Es de genios, la verdad. Y les funciona, ¡vaya si les funciona!
La crisis económica de 2008 solo fue un ensayo. La que viene ahora, es la “madre de todas las crisis” para implementar las actuaciones que tengan pensadas de antemano.
Se va a crear una crisis económica de tal envergadura, que aceptaremos sin rechistar los nuevos recortes, implementación de impuestos, controles a diestro y siniestro. En definitiva, todo lo que se les ponga en las pelotas (perdón por la grosería) a sus señorías. Así que preparémonos para una bajada de pensiones, salarios, nuevos despidos masivos y un empobrecimiento brutal.
Evidentemente, todo esto se llevará a cabo si nos lo tragamos, y con la estupidez reinante, lo tragaremos; es más, ya lo estamos tragando.
Para esto, realmente, es para lo que se está utilizando la pandemia del coronavirus. Y si de paso se lleva por delante un montón de viejos y enfermos, pues mejor.
Yo no sé quién acabará antes con nosotros si el coronavirus o la imbecilidad. La única solución es que salga algún colectivo de médicos o científicos que dé la cara y pare esto.
De todas formas, si todos pasáramos de la tele, la radio, la prensa y, en general, de los medios de comunicación de masas, esta pandemia no existiría y seguiríamos con nuestras vidas. No lo dudes.

domingo, 8 de marzo de 2020

FABRICANDO IMBÉCILES

Con la cooperación de la mal llamada educación (pues no es tal, sino adoctrinamiento), la televisión, la prensa, el cine, Internet y las nuevas tecnologías es muy fácil provocar un interés en la gente por cualquier cosa. Así, la moda o la tontería que nos ha dado a todos ahora por viajar, son solo dos ejemplos de las cosas que no decidimos por nosotros mismos (como casi nada), y que nos han sido inoculadas, muy sutilmente, para programar nuestras mentes y convertirnos en lo que realmente somos: dóciles esclavos trabajadores-consumidores.
Parece que si no vistes a la moda, no haces cualquiera de esas nuevas modalidades de deporte y no viajas cada vez que tienes tiempo libre no eres de este mundo. Y lo más importante. Toda tu vida tienes que hacerla pública en una red social, ya que, de lo contrario, todo tu “disfrute” no habrá servido para nada si no es visto por los demás. Es lo que hoy en día se denomina “postureo”: placer que representa exhibir nuestros “éxitos” o “andanzas”, públicamente, para generar envidia. ¡Vamos!, lo que toda la vida se ha llamado presumir.
Todo empezó hace ya algunas décadas.
En 1937, la Fundación Rockefeller financió un proyecto de investigación social llamado Radio Research Project (Proyecto de Investigación de Radio).
Se trataba de investigar para encontrar los efectos que producían en la sociedad los nuevos medios de comunicación recientemente aparecidos.
El proyecto fue diseñado para determinar por qué la gente escuchaba la Radio. Se interesaba especialmente en los programas que atraían a las masas y en qué medida un programa y sus anuncios impulsaban la venta de determinados productos.
También se realizó una investigación sobre los efectos que causó en la población el programa “La guerra de los mundos de Orson Welles”, emitido en 1938. De los 6 millones de personas que escucharon la transmisión, descubrieron que el 25% aceptaba los informes de destrucción masiva que aparecían en el programa. La mayoría de ellos no creía estar escuchando una invasión literal de Marte, sino más bien un ataque de Alemania.
Evidentemente, la sorpresa fue mayúscula y, como era de esperar, la alegría de la Fundación Rockefeller fue inmensa al haber dado con la mayor arma hasta la fecha para interferir en la mente de las personas.
Desde entonces, la técnica y los medios para la programación mental han ido creciendo de una manera exponencial. Deporte, cine, literatura, gastronomía, turismo, campañas electorales, propagación de epidemias y pandemias supuestamente peligrosas, shows de todo tipo, Internet y todos los medios audiovisuales y escritos forman parte de esta gran red para fomentar la imbecilidad.
La gente es propensa a creer lo que escucha, ve o lee en un medio de comunicación y más aun si quien lo dice es un personaje famoso como un deportista, un actor o un político, y no digamos si es un “ilustrado”.
Hoy la programación mental se da en masa, induciendo a la población a pensar qué debe considerarse bueno o malo; qué orientación política ha de tener, en función de su clase social; qué puede o no puede hacer, limitando así su creatividad; y, en definitiva, a actuar de acurdo a un paradigma social establecido.
Pero lo más grave, es que gracias a estos enormes medios de propaganda una minoría de personas ha conseguido hacerse con el control del mundo.
Decía Henry Kissinger en 1973: “controla los alimentos y controlarás a la gente; controla el petróleo y controlaras a las naciones y controla el dinero y controlarás el mundo”.
Pues bien. Gracias a hacerse con el control de los alimentos, el petróleo y el dinero la élite ha conseguido controlar a la humanidad. Ellos son los que verdaderamente deciden por nosotros lo que tenemos que comer, la energía que debemos utilizar y el trabajo al que nos tenemos que esclavizar para conseguir dinero con el que poder subsistir.
La programación mental ya no necesita de drogas -como utilizó en su día el Instituto Tavistok- aunque se sigue experimentando con ellas. Ahora solo necesita de grandes sistemas de comunicación que interfieran en la vida de las personas. Nada más.
La mayor ambición para cualquier ser humano cegado por el poder es controlar a sus congéneres a todos los niveles; es decir, tanto físico como mental y, sobre todo, emocional.
Hoy vivimos en un mundo donde ya solo predomina el pensamiento único. Un mundo lleno de dictaduras encubiertas, de mentiras falsas oficiales, de políticas de vodevil,  de censura disfrazada y de de mafias financieras de guante blanco. Es la era de la información manipulada. Con ella somos bombardeados, continuamente, para inculcarnos un miedo que mantenga nuestros ojos cerrados y así evitar que veamos lo que hay detrás.
Decía el premio Nobel de economía, Joseph Stiglitz: “evolucionamos de manera determinada hacia una economía y una democracia del 1%, por el 1% y para el 1%”. Eso quiere decir que solamente 70 millones de personas en todo el mundo disfrutan de una economía sólida que les permite vivir dignamente. El resto, ahí estamos.
La brecha que se ha abierto entre este tipo de gente y el resto de los mortales es tan profunda que va a ser imposible cerrarla. Es más, cada día irá “in crescendo”, ya que la imbecilidad no tiene vuelta atrás.

No lo dudes. Gran parte de nuestra estupidez ha sido  y está siendo causada por el miedo. La ingeniería social -que es quien lo fabrica- lo pone a disposición de políticos, gobiernos e instituciones que, con la ayuda inestimable de los medios de comunicación, lo expanden por la sociedad, a conveniencia, como si de un “coronavirus” se tratara. Por consiguiente, nos hemos convertido en una manada de zombis que solo responde a instintos emocionales, provocados artificialmente por quien ostenta el poder, en detrimento del raciocinio. Y así nos va, claro.