Definitivamente
sufrimos una tasa de imbecilidad de tal calibre que da igual lo que nos cuenten
que lo tragamos sin cuestionar.
Si hasta no hace
mucho la tele nos trataba como si fuéramos niños de 12 años, ahora directamente
nos trata como a subnormales profundos. Y está más que comprobado que si a la
gente la tratas como si fuera idiota, evidentemente, terminas haciéndola idiota.
La televisión nos
está haciendo cada vez más infantiloides: lávate las manos con jabón durante 40
segundos; vuelve a lavarse las manos nuevamente; no te toque los ojos ni la
nariz ni la boca; no te lleves las manos a la cara; ponte la mascarilla y los
guantes; mantén la distancia social de seguridad y, sobre todo, quédate en
casa. Pero vamos a ver, ¿es que nosotros solitos ya no sabemos cuidarnos?
Las cabezas
pensante que dirigen este país son el fiel reflejo de lo que verdaderamente
somos: un atajo de imbéciles ignorantes.
Las ocurrencias de
estos iluminados salvapatrias para mantener la mentira de la pandemia son
demenciales (los propios datos de la OMS no justifican la pandemia).
Pero el engaño más
flagrante es decir que las personas tienen que estar confinadas para evitar
contagios, cuando en realidad el confinamiento solo sirve para evitar que se
desarrolle la llamada “inmunidad de rebaño”: un despropósito descomunal, según confirma
la comunidad de científicos condenados al ostracismo.
No voy a entrar
aquí a explicar que el coronavirus no es ninguna enfermedad más letal que otra
cualquiera que justifique el parón del Mundo. Lo que si voy a decir es lo que
nos espera.
“Palabros” nuevos
como distanciamiento social, enfermos asintomáticos, desescalada, nueva
normalidad y un largo etcétera, no
cumplen otra función que la de manipularnos a través del lenguaje.
Lo primero a tener
en cuenta es que toda la información sobre esta pandemia nos llega a través del
Ministerio de Sanidad de un gobierno de coalición PSOE-Podemos.
Deberíamos recordar
cómo se gestó este Gobierno y quién lo dirige.
Todos sabemos que el
Presidente del Gobierno es un señor que juró y perjuró que no formaría un gobierno
de coalición con Podemos. Incluso, dijo que Pablo Iglesias (actual
Vicepresidente de Gobierno) le quitaba el sueño solo de pensar que podría formar
parte del Gobierno de España.
Entonces, la
pregunta es: ¿qué credibilidad tiene este Gobierno?
Para los que no lo
sepan, Pedro Sánchez ha sido elegido por el estado profundo para llevarnos
hacia el nuevo orden mundial (él lo llama “nueva normalidad”). Pedro Sánchez ha
asistido a dos reuniones del Club Bilderberg y acudió a la llamada del El
Consejo de Relaciones Exteriores (CFR, Council on Foreign Relations) que es la
institución supranacional más importante y poderosa del planeta donde se dicta
la política mundial.
Cada rueda de
prensa de nuestro Presidente de Gobierno es de lo más esclarecedor. Repite hasta
la saciedad eso de “la nueva normalidad”, versus “nuevo orden mundial”. Y esa
“nueva normalidad” no se alcanzará hasta dentro de unos años y, por supuesto,
no será la normalidad que teníamos antes de la pandemia, será, como dice el
Presidente de Gobierno, “la nueva normalidad”; es decir, otra cosa.
Por mucho daño que
cause el “bicho”, no va a ser ni una milésima parte de la que va a ocasionar el
parón de la economía mundial. Algún día pagaremos con creces nuestra estúpida
pasividad, pero entonces ya será tarde. ¡Ah!, y no lo dudes, esta “fiesta” la
pagamos nosotros.
Los gobiernos del
mundo están violando los derechos y libertades de sus ciudadanos a sabiendas,
siguiendo las órdenes de la OMS. Aquí, hasta ahora, la única realidad es que
hemos sido secuestrados y encerrados, en un hecho sin precedentes en la
historia de la humanidad.
La mafiosa
Organización Mundial de la Salud se ha designado, así misma, como el
"nuevo gobierno mundial". Su trabajo consiste en aterrorizar a la
población, para que acepte las nuevas normas sociales, políticas y económicas
que están por venir.
La verdad es que
estoy más que harto de explicar esta “tragicomedia”. Es muy triste ver como
todo el mundo está bloqueado por el miedo, sin darse cuenta de que nos están
arruinando con el único propósito de poner en marcha su encubierta Agenda 2030.
Cuando intento
razonar con otras personas sobre lo que está sucediendo, la mayoría no quiere
escuchar. La gente se limita a obedecer al Gobierno o, en su caso, a mirar
hacia otro lado. Siguen pensando que ya se arreglará y que todo volverá a ser
como antes. Pero creo sinceramente que se equivocan.
Esto no va de un
“bichito” que tarde o temprano desaparecerá. Esto va de lo de siempre: de dinero,
de poder y esta vez más que nunca de una nueva esclavitud.
¿Pero es que no
queda un ápice de lucidez y sentido común en el mundo?
A ver si al final
van a tener razón y es necesario deshacerse -según ellos, claro- de todos los
estúpidos borregos inútiles que no hacen otra cosa que enguarrinar el planeta.
Y ahora las dos
preguntas del millón. Después de todos los sin sentidos que estamos viendo y
padeciendo, ¿Estamos dispuestos a someternos a unos tests (poco fiables según
los propios médicos) que pueden llevarnos a un nuevo confinamiento y a recibir
una medicación (sin saber si es la apropiada) para curarnos de una enfermedad
de la que no sabemos nada? Y lo que es más preocupante: ¿dejaremos que nos
inoculen una vacuna que nunca conoceremos lo que contiene?
Conclusión:
Como no paremos
esto –y lo tenemos que hacer nosotros- luego no nos quejemos. Y no hay que
hacer nada extraordinario, simplemente decir ¡BASTA!, y seguir con nuestra vida
normal; es decir, volver a poner el mundo en marcha y, por supuesto, dejar de
colaborar de una puñetera vez con la “nueva normalidad”.