Desde hace algunos años la frase “reseteo
económico mundial” ha estado muy presente en los foros financieros. Esta
frase ha sido utilizada frecuentemente por Christine Lagarde, que estuvo al
frente de la institución globalista FMI y ahora ocupa la presidencia del BCE.
Según aseguran los expertos, la burbuja de
deuda y derivados financieros es tan grande que la reforma del sistema
monetario tiene que hacerse, sí o sí, por las buenas o por las malas.
Así que, los que verdaderamente deciden este tipo de cosas, dijeron en su día que
quieren una transición paulatina y suave, pero que están dispuestos, si no
queda otro remedio, a provocar un colapso financiero mundial, diseñado
previamente, para hacerlo realidad.
Y la pregunta es: ¿mediante una falsa
pandemia, tal vez?
Desde hace décadas se sabe que el sistema
financiero actual no se sostiene. Las restricciones globales, a causa de la
pandemia, han provocado el consiguiente hundimiento del turismo, un impacto
demoledor en el comercio, el impago de deudas por parte de los consumidores y
una contracción de la economía tan bestial que el mundo no tendrá más remedio
que dar un giro al sistema financiero.
La situación a nivel mundial es ahora económicamente
insostenible. Pero gracias a la “crisis sanitaria”, el planeta ha quedado perfectamente
abonado para la implantación de un nuevo sistema monetario.
La mayoría de países están experimentando
déficits comerciales y han estado utilizando deuda, durante décadas, para
cubrir los gastos que sus economías no se podían permitir. Y claro está, como
esas deudas son impagables, la presión para aceptar el “reseteo” es cada vez
más fuerte.
Aún no está claro cuándo podría tener lugar el
acontecimiento, pero todo parece indicar que “los planetas ya están alineados”
para que su puesta en escena sea inminente. Solo haría falta, como vaticinaban
en su día los expertos, una recesión económica mundial para acelerar el
proceso. Y aquí la tenemos.
Un episodio de estas características nunca
antes ha tenido lugar, con lo que el “reseteo” implica una reevaluación
simultánea de las monedas de, si no todas, al menos la mayoría de las naciones
del mundo. Es por eso que la mayoría de países, encabezados por china, están
desarrollando su moneda digital. Una vez todas las monedas sean digitales será
más fácil el “reseteo”, ya que el nuevo sistema monetario será totalmente
digital
Desde la aparición de la banca, los banqueros
han sido y son las sanguijuelas que chupan la sangre de todo el planeta. Sus
prácticas usureras abusivas no tienen parangón. El robo sistemático de nuestro
dinero ha sido su principal misión. Pero ahora, con las nuevas tecnologías, les
ha salido un serio competidor.
Dentro de la guerra abierta entre globalistas
y conservacionistas está la “madre de todas las batallas”: la lucha encarnizada
por hacerse con el control del nuevo sistema monetario.
El “Estado profundo” -ese que incluye a
globalistas y conservacionistas- se encuentra actualmente extremadamente
dividido.
Los globalistas quieren introducir un sistema
monetario digital unipolar; es decir, una moneda única en un sistema gobernado
por el poder global del dinero a través del Banco de Pagos Internacional (el
banco central de todos los bancos centrales) y el Fondo Monetario Internacional
(FMI).
Por otra parte, los conservacionistas quieren
deshacerse de la actual banca y proponen un nuevo sistema monetario, según
ellos, más justo. Me refiero al Sistema Financiero Cuántico (QFS). Este nuevo
sistema está incluido en el acuerdo mundial de GESARA (Global Economic Security
And Reformation Act, en español Ley de Reforma y Seguridad Económica Mundial), que
se firmó en la cumbre del G-20 celebrada en China, en septiembre de 2016, donde
se acordó el cambio del sistema financiero mundial.
El QFS es un sistema basado en la computación
cuántica, alojado en un servidor cuántico protegido, que no puede ser pirateado
ni acceder a él sin permiso. Este sistema impondría una moneda digital única
mundial respaldada en oro. Pero aunque nos lo vendan como algo muy avanzado y
benévolo, la realidad es que es tan centralizado como el que quieren imponer
los globalistas.
¡Ojo al dato! La revista The Economist,
anunció en 1988 la llegada de un solo sistema monetario mundial que se
implementaría en el año 2018. Para ello, según The Economist, se requeriría del
hundimiento de la economía de EEUU y, por ende, una debacle económica mundial.
Aunque con retraso de dos años, ¿es una coincidencia
que estemos asistiendo al comienzo de un crack financiero mundial de
consecuencias imprevisibles?
Si esta crisis económica mundial es
suficientemente impactante, como todo parece prever, la sociedad pedirá a
gritos el nuevo sistema monetario global que le libere de todas sus deudas y le
saque de su miseria.
Resumiendo. El sistema SWIFT, actualmente
controlado por la banca, es el que quieren perpetuar los globalistas. Sin
embargo, los conservacionistas son partidarios de implantar el QFS.
Los defensores del sistema monetario QFS
aseguran que su activación destruirá completamente el sistema bancario central
SWIFT, que tiene a la población mundial esclavizada por la deuda, y no les
falta razón.
Pero para implantar este nuevo sistema
monetario es imprescindible cumplir los tres requisitos básicos del acuerdo
GESARA: Uno, la condonación o perdón de todas las deudas. Dos, el
establecimiento de un sistema universal de gobierno común. Tres, la implementación
de GESARA, como marco constitucional universal para la gobernanza mundial.
¡Ufff!
Es evidente que tanto los unos como los otros
quieren el control total sobre nosotros a través de un sistema monetario
digital centralizado.
Y entre estos dos sistemas está Bitcoin: el
mejor sistema monetario jamás creado totalmente descentralizado: la
única esperanza que nos queda o, de lo contrario, cualquiera de los dos
sistemas centralizados se impondrá.