domingo, 5 de julio de 2020

COVID-19: CRIMEN DE LESA HUMANIDAD

Desde que empezó esta farsa, los gobiernos, con la inestimable colaboración de los medios de comunicación de masas, han estado bombardeando y aterrorizando a la sociedad con las muertes provocadas por el coronavirus. Pero como muestran sus propios datos y estadísticas, el 95% de los fallecimientos corresponden a pacientes de más de 60 años, de los cuales el 60% lo hicieron en centros para mayores. Sin embargo, la mortalidad en pacientes con menos de 60 años no llega ni siquiera al 1%.
Las personas que están en las residencias de ancianos suelen ser mayores de 80 años con enfermedades crónicas, largos tratamientos médicos y atiborrados de pastillas. Con la llegada del Covid-19, han sido aterrorizados y etiquetados con la enfermedad sin justificación alguna. Se les ha aislado sin permitir ser visitados por sus seres queridos y abandonados a su suerte.
Entonces, unas personas que ya están al borde del precipicio y entran en pánico ¿Cuál crees que será su futuro inmediato? ¿Qué desenlace les espera a estas personas frágiles y fuertemente drogadas? Dada su grave condición de salud subyacente, el desenlace suele ser la muerte. Muy probablemente el Covid-19 puede haber contribuido, pero nunca sabremos cuánto.
Los gobiernos, cómplices de este asesinato, han actuado al unísono y de la misma forma en prácticamente todo el mundo. Conocían que este virus no era una amenaza real ni significativa para nadie que no fuera de cierta edad y con otras patologías. Entonces, ¿por qué siguieron la misma política de confinamiento? Pues porque sabían que eso mataría a un montón de ancianos y hundiría la economía (lo necesitan para el “reseteo” económico).
Ahora ya podemos ver los datos. Países como Austria, Bélgica, Dinamarca, Inglaterra, Gales, Francia, Italia, Países Bajos, Portugal, España, Suecia, Suiza, Ecuador y la ciudad de Nueva York tuvieron sus máximos de mortalidad por el Covid-19 justo después del confinamiento y aplicar medidas extraordinarias.
Obsérvese en el gráfico que solo después de que cada país fue confinado o expuesto a medidas absurdas las muertes se produjeron de inmediato (gráfico del Financial Times).
Y ahora la pregunta que nadie quiere hacer: ¿quién ha matado a los ancianos: el virus, el pánico o el confinamiento?
Veamos unos datos que corroboran que el Covid-19 ha sido menos letal en China que la gripe del año pasado en España:
De los 1.400.000.000 de habitantes de China, 80.932 han contraído el Covid-19. Así que se ha infectado un 0,00057% de chinos y han muerto 3.176; es decir, el 0,000022% (datos del Instituto J.Hopkins-CSSE del 13 de marzo de 2020).
En España, la gripe del año pasado infectó, que se sepa, a 525.300 personas; es decir al 1,12% de la población. Esto quiere decir que la gripe en España fue 196 veces más infecciosa que el Covid-19 en china.
De los infectados españoles, murieron 6.300, el 0,013% de la ciudadanía. Así que el porcentaje de fallecidos por gripe en España el año pasado (fuente: CSIC) fue 60 veces mayor que el porcentaje de chinos muertos este año por el Covid-19.
Y ahora veamos la comparación de la gripe en España del año pasado con el Covid-19 de este año (fuente: EpData.es):
Año 2019: 525.300 infectados de gripe.
Año 2020: 21.150 infectados de gripe a fecha 19 de marzo (poquísimos).
Año 2020: 251.000 infectados de Covid-19 a fecha 4 de julio.
Si sumamos los contagiados por gripe y Covid-19 son 272.150; es decir, la mitad de contagiados por gripe en 2019.
Y ahora veamos los muertos.
Año 2019: 6.300 muertes por gripe.
Año 2020: 28.385 muertes por Covid-19 a fecha 4 de julio.
Ahora bien. Si descontamos los 19.500 muertos (asesinados) en residencias de ancianos, nos quedarían 8.885. Y si a estos le restamos los fallecidos por falta de asistencia médica o de medios por el colapso del sistema sanitario en España (según los propios médicos se podrían haber salvado el 80%) la cifra aproximada sería de 2.000 muertes por Covid-19. Muy por debajo de la mortandad de una gripe normal. Y este proceso ha sido el mismo para el resto de países del mundo.
ALUCINANTE ¿verdad? ¡Ah! y el mundo no se paró en 2019.
Es evidente que nos necesitan acojonados (paralizados) para seguir imponiendo su agenda, de ahí la nueva normalidad, las mascarillas y la distancia de seguridad. Por eso, si a alguien se le olvida, y pretende hacer su vida normal de antes, se le hace un test que de “positivo asintomático” y se le encierra. Luego, a la población se le “vende” como un nuevo y peligroso rebrote y vuelta a empezar.
Pero la cosa no va a quedar así, ya que nos están anunciando una segunda oleada de Covid-19 más peligrosa que la actual. Según ellos, esto no ha hecho más que empezar. Evidentemente, lo saben mejor que nadie.
Visto los acontecimientos, hay dos cosas que para mí son de sentido común. Una, que alguien está muy interesado en extender la idea de que un virus mortal está azotando el planeta. Y dos, que la razón de hacer lo que están haciendo no tiene nada que ver con salvaguardar la salud y el bienestar del “populacho”.
Fundaciones como Carnegie, Fundación Ford, Fundación Rocquefeller, Fundación Open Society y la Fundación Bill y Melina Gates, entre otras -todas en manos de “filántropos” podridos de dinero-, fomentan los planes de reducción drástica de la población mundial. Así de claro. ¿O es que de verdad crees que todos estos magnates están interesados en fomentar la paz, la justicia y el bienestar de la población mundial?
Como se ha comprobado hasta la saciedad, a lo largo de los tiempos, la élite siente un profundo desprecio por el “populacho”. Para ellos no somos más que una muchedumbre de esclavos idiotizados, pura mercancía de usar y tirar, y, a día de hoy, una plaga molesta que hay que eliminar al ser sustituida por la tecnología.
Porque, vamos a ver. Unos personajes que han sido capaces de construir armas nucleares que pueden destrozar el planeta en un abrir y cerrar de ojos; que han programado y llevado a la práctica guerras devastadoras por todo el mundo; que crean crisis económicas demoledoras para llevar a la ruina a millones de personas y que manipulan virus para utilizarlos contra la humanidad, ¿no van a ser capaces de matarnos? Pues claro que son capaces. Y lo peor de todo es que lo están haciendo con nuestra más estrecha colaboración, gracias a nuestro lavado de cerebro.
Es suficiente tener un poquito de sentido común para comprender que a estos maníacos les importamos una mierda (con perdón). Entonces, ¿de qué va esto? ¿De qué pretenden salvarnos estos hijos de p.? ¿No será más bien todo lo contrario? Si tanto les preocupa nuestra salud, ¿por qué no salvan la vida de las 20.000 personas que mueren de hambre cada día? ¿Por qué no paran todas las guerras de inmediato?
En medicina, la salud física y la salud mental no pueden ser consideradas por separado. Existe una amplia bibliografía que demuestra el vínculo entre patologías como la depresión o la ansiedad y sus efectos en la morbilidad y mortalidad, amén de los problemas que causan en el sistema inmunológico.
Se han estudiado los efectos en la salud mental que la cuarentena ha provocado en la población en varios lugares del mundo.
Un estudio realizado en la India/ encontró que un 25% de los sujetos estaban entre moderada y severamente deprimidos, un 28% tenían síntomas de ansiedad y un 11% de estrés. Otro estudio, sobre los efectos psicológicos ocasionados por el encierro del covid-19 en España/ halló resultados similares: 34% de la muestra con depresión, 21,34% con ansiedad, y 28% con estrés. ¡Ah! y un 50% de los afectados evidenciaban un impacto entre moderado y severo.
¿Realmente crees que Fernando Simón se está dejando el culo en reuniones con otros científicos para comprobar la veracidad del Covid-19? ¿Crees que los test son fiables? ¿Crees que se están teniendo en cuenta otras opiniones? ¿Crees que se examinan rigurosamente los datos y se ponen en tela de juicio? ¿Se hacen objeciones? ¿Se escucha a otras voces discrepantes? Evidentemente NO. 
La manipulación existe al igual que la propaganda y la corrupción. No son teorías conspiranoicas de cuatro chalados, son reales. Entonces, ¿dónde está la transparencia de esta pandemia? ¿Quién pone voz a los científicos discrepantes? ¿Quién escucha al pueblo?
Con el Poder político, policial, económico, sanitario, militar y educacional en sus manos, y la “caja tonta” distribuyendo a diestro y siniestro su propaganda e ideología se obran milagros. Todo es posible: desde inventar una pandemia hasta hacernos creer que los pájaros maman.
Piénsalo bien. Es demencial que el pueblo haya sido confinado por sus gobernantes -que son sus empleados- cuando tendría que ser al revés: nosotros deberíamos haberles encerrado a ellos por asesinos.
Siento ser tan agorero, pero creo que nos aguardan años durísimos. Ahora estamos instalados en el miedo al “bicho” y no somos capaces de ver más allá de nuestras propias narices. Pero vivir en zombilandia nos traerá graves consecuencias. No lo dudes.
Sin todos esos infectados asintomáticos (personas sanas evaluadas como posibles contagiadores) y los ancianos muertos (asesinados) esto no se sostendría y toda esta falsa pandemia sería rechazada de inmediato.
La tecnología, unida a la Ingeniería Social, ha proporcionado al Estado unos medios de propaganda y manipulación social como nunca antes tuvo.
Desde 2001, tras el atentados de falsa bandera del 11-S en EEUU y posteriormente los de Londres, París, Madrid, etc., las medidas de control de masas se han incrementado de una manera exponencial sin que hiciéramos nada para evitarlo. Con la coartada de la falsa pandemia, ahora se incrementará aún más el recorte de libertades en los aeropuertos, en los transportes por carretera, en las calles, en los establecimientos públicos y privados, en las playas y donde se les ponga en las narices. Pero lo peor de todo es que esto ha llegado para no marcharse nunca.
Así, pues, tenemos lo que nos merecemos: una sociedad apática, sumisa, egoísta y estúpida que se traga sin rechistar los crímenes de Estado y que anda como “pollo sin cabeza” con una puta mascarilla puesta en la boca para callar su cobardía.
Nuestros gobernantes deberían ser inmediatamente destituidos y juzgados por crímenes de lesa humanidad. Y todos los laboratorios de armas químicas, repartidos por el mundo, cerrados de inmediato. Eso sería la respuesta adecuada, aunque me temo que ya es demasiado tarde: el daño ya está hecho y, por desgracia, lo sufriremos en los siguientes años.
Lo irónico de esta “nueva normalidad” es que el lavado de cerebro hace que estemos aplaudiendo nuestra propia destrucción y esclavitud, del mismo modo que aplaudíamos nuestro encarcelamiento a las 8 de la tarde durante el confinamiento. Es triste vivir en un mundo lleno de idiotas, pero más triste es ser consciente de que son mayoría.

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