viernes, 30 de octubre de 2020

ROBOTS SOCIALES

 El Gobierno ha decretado nuevamente el estado de alarma en todo el país, con la intención de mantenerlo hasta el 9 de mayo, en el que se incluye  un TOQUE DE QUEDA. Ahora bien, ha sido un estado de alarma a PETICIÓN DE LA CIUDADANÍA; es decir, han sido los mismos ciudadanos de a pie los que se lo han pedido ansiosamente a sus gobernantes.

¡Tremendo! ¿Verdad? Aunque no es ninguna sorpresa, ya que se trata de la tan manida estrategia “problema, reacción, solución”: el Gobierno, con la inestimable colaboración de los medios de comunicación, crea el problema del coronavirus. El “populacho” entra en pánico y su reacción es  demandar al Gobierno urgentemente una respuesta. Y el Gobierno le da la solución que ya tenía planeada de antemano.

La pregunta que me hago ahora mismo es la siguiente: ¿Y a estos ciudadanos queremos despertar? Imposible. Tiro la toalla.

Antes de continuar aclaremos una cosa. El toque de queda es un instrumento militar, no sanitario. Se suele utilizar durante la guerra única y exclusivamente para impedir el movimiento libre de personas. Dicho esto, es absolutamente imbécil pensar que un toque de queda va a detener la propagación de un virus. Pero tiene todo su sentido, que no es otro que el de prepararnos para un nuevo encierro más severo que el que tuvimos en primavera. No lo dudes.

Esta nueva ocurrencia de nuestros dirigentes políticos es la enésima prueba de que, a través de la propaganda del miedo, se pretende mantener a la población en un estado de shock, sometiéndola a una dictadura sanitaria que, además, es ilegal.

Los artículos 19 y 21, entre otros, de la Constitución Española recogen algunos de nuestros derechos inalienables: Artículo 19: “Los españoles tienen derecho a elegir libremente su residencia y a circular por el territorio nacional”. Artículo 21: “Se reconoce el derecho de reunión pacífica y sin armas. El ejercicio de este derecho no necesitará de autorización previa”.

Pues bien. Según el Capítulo Quinto. De la suspensión de derechos y libertades, de la Constitución Española: “los derechos recogidos en los artículos 17, 18, 19, 20 y 37 podrán ser suspendidos cuando se acuerde el estado de excepción o de sitio en los términos previstos en la Constitución. Por lo tanto, no se puede imponer un toque de queda con un estado de alarma, sino que es necesario un estado de excepción o de sitio.

Cada día estoy más convencido de que la mayoría de la gente ignora por completo en qué mundo vive. No se da cuenta de que los promotores del golpe de estado que se está llevando a cabo a nivel mundial están utilizando su mejor arma: nosotros mismos.

Sí, es así. La principal arma que posé el sistema somos nosotros mismos, ya que ejercemos tanto de víctimas como de verdugos.

Pondré un ejemplo. La gente lleva puesta la mascarilla aunque no haya vigilancia de ningún tipo y mantenga una distancia razonable de “seguridad” con otras personas. Y no es por miedo a la autoridad, que también, sino porque tiene miedo a ser reprendido por sus propios conciudadanos.

Decía Gregorio Marañón: “La multitud ha sido en todas las épocas de la historia arrastrada por gestos más que por ideas. El “populacho” no razona jamás”.

La cantidad de horas que pasamos al día viendo la televisión, escuchando la radio, leyendo la prensa, navegando por Internet o engullidos en las redes sociales hace que estemos recibiendo una cantidad enorme de información que no somos capaces de verificar y procesar. Sin embargo, esta información termina por llevarnos a pensar y actuar de una manera determinada y ha sido la encargada de convertirnos en robots sociales.

¿Y qué significa ser un robot social? Pues que actuamos como tal; es decir, simplemente ejecutamos acciones previamente programadas en nuestras mentes. Lo que hacemos es dejarnos llevar por emociones, eslóganes, modas, charlatanes televisivos, etc. antes que por la razón. Así de simple.

La Agenda 2030 de la ONU, que es el verdadero objetivo de esta falsa pandemia, asegura que en 10 años la humanidad alcanzará un desarrollo sostenible eliminando la pobreza, el hambre y las desigualdades sociales. También asegura que salvarán el clima, los bosques, los océanos y que habrá sanidad y educación para todos.

¡Maravilloso! ¿Verdad? Además, ¿quién “en su sano juicio” puede estar en contra de esta Agenda tan benévola para la humanidad?

Ahora seamos realistas. Una UTOPÍA (sí, lo pongo en mayúsculas) como esta tiene un precio: ponernos nosotros mismos las cadenas y acabar con gran parte de la población mundial. Porque, vamos a ver: ¿alguien cree que se puede alfabetizar y sacar de la pobreza a más de 3.000 millones de personas en 10 años en un mundo como este? Evidentemente, eliminándolos sí.

Lo que se esconde detrás de esta Agenda no es ni más ni menos que un plan eugenésico seguido de un proyecto de vigilancia y esclavitud integrar para toda la humanidad. Su hoja de ruta es la siguiente: seguir implementando la propaganda del miedo y nuevos encerramientos hasta que la gente acepte de buen grado las vacunas cuasi obligatorias que acabarán con la gente mayor en menos de 5-10 años. Luego, el resto es pan comido, ya que la Inteligencia Artificial se encargará de controlar a los robots sociales supervivientes.

domingo, 25 de octubre de 2020

COVID-19: LA ESCUSA PERFECTA PARA CAMBIAR EL MUNDO

La descomunal campaña del miedo, llevada a cabo por los medios de comunicación de masas en todo el mundo, se ha convertido en el instrumento político de control económico y social por excelencia. La masa borreguil y sorprendentemente muchos intelectuales, científicos y personas inteligentes han aceptado sin rechistar la narrativa oficial de la gran mentira de esta falsa pandemia.

Como todo el mundo sabe, el 11 de marzo de 2020 la OMS declaró una “pandemia mundial” solicitando el confinamiento y cierre de las economías nacionales. Estas medidas autoritarias, impuestas a miles de millones de personas, fueron aceptadas por la mayoría de países del mundo con devastadoras consecuencias económicas y sociales.

Las políticas de confinamiento, distanciamiento social y nueva normalidad han ocasionado el cierre de la economía provocando bancarrotas, desempleo y pobreza por todo el mundo.

Existen dos tipos de economía: la “economía real” y la “economía financiera”. La “economía real” constituye la actividad económica real; es decir: industria, agricultura, ganadería, minería, servicios, etc. Sin embargo, la “economía financiera” es todo lo contrario: se basa en valores subjetivos, es especulativa y crece o desaparece como por arte de magia. ¡Ah! y lo más surrealista: la economía financiera es mil veces superior a la economía real.

El cerrojazo de la economía mundial, provocada por la falsa pandemia, ha desencadenado un proceso de endeudamiento global sin precedentes. Este endeudamiento nos llevará irremisiblemente a la apropiación, por parte del establishment financiero, de los activos reales del planeta.

La falsa pandemia está haciendo posible el sueño del establishment que, a través de un proyecto de endeudamiento masivo, comprará sectores importantes de la economía real a precio de saldo, además de hacerse con los activos sociales y económicos de cada Estado.

El cierre de la economía mundial afecta tanto a las pequeñas y medianas empresas (PYMES) como a grandes corporaciones. Evidentemente, las primeras en caer están siendo las pequeñas y medianas empresas que desaparecen a pasos agigantados con la consiguiente pérdida de puestos de trabajo.

La crisis del Covid-19 ha destruido la economía y los mercados laborales en todas las regiones del mundo. Se estima que, hasta ahora, más de 400 millones de empleos fijos han sido destruidos y no van a volver.

Pero los planes de la élite para hacerse con la riqueza del planeta y el control de la población mundial no son nuevos y vienen llevándose a cabo desde hace décadas.

Cuando convencieron a todo el mundo de que el terrorismo (inventado y financiado por ellos) había que combatirlo a escala mundial, se dispusieron estrictas normas de seguridad y vigilancia en aeropuertos y ciudades que vinieron para quedarse. Cuando crearon la “gran crisis de 2008” recortaron salarios, prestaciones sociales y derechos laborales que, una vez pasada la “crisis”, no han vuelto a su estado anterior, sino que también vinieron para quedarse. Y ahora está la “nueva normalidad”, creada a raíz del Covid-19 que, evidentemente, de nuevo ha venido para quedarse.

Con el pretexto de que el número de casos positivos de Covid ha aumentado, los gobiernos están implementando lo que podríamos llamar un “segundo programa de bancarrotas”.

Todas las formas de actividad social están siendo afectadas: cierre o limitación de aforos en hoteles, bares, restaurantes, colegios y universidades; limitación de personas en reuniones familiares, bodas, funerales, eventos deportivos y culturales y medidas policiales sin precedentes mediante confinamientos, estados de alarma y toques de queda para hacer cumplir toda esta sarta de barbaridades que, escandalosamente, la gente acepta sin siquiera cuestionarse nada.

Las estadísticas oficiales, basadas en estimaciones de unos test inespecíficos que dan falsos positivos asintomáticos, constituyen la base para justificar estas acciones perversas, según figura en un estudio sobre las pruebas analíticas para la detección del SARS-COV-2.pdf, donde se demuestra que los test RT-qPCR para determinación del Sars-CoV-2 carecen de validez científica.

Además, según los datos dados por el Instituto de Salud Carlos III, en el análisis de los casos notificados a la RENAVE con fecha de inicio de síntomas y fecha de diagnóstico posterior al 10 de mayo, y hasta las 19:00 h del 14 de octubre de 2020, se identificaron 672.611 casos de COVID-19 en España. Un 5,3% de los casos han sido hospitalizados, un 0,4% han sido admitidos en UCI y un 0,8% han fallecido. ¿Dónde está la gravedad de la supuesta segunda oleada?

Con esta “segunda oleada de contagios” el miedo ha vuelto a tomar fuerza y castrará aún más la economía global. Esto contribuirá irremediablemente a terminar de una vez por todas con las PYMES y sectores enteros de la economía mundial como la industria turística, que será una de las más afectadas.

Una vez acabado con el empleo, y aprovechando la desesperación de la población, vendrá la tan ansiada vacuna para unos y odiada para otros. El carnet de vacunación permitirá a aquel que se vacune viajar y vivir sin restricciones, no así al que se niegue. También se condonará la deuda mundial, se implantará una nueva moneda digital y se impondrá una renta básica universal. Esos son solo algunos de los verdaderos planes del “Deep State”.

Lo que está en juego, y que nadie parece ver por miedo al virus, es MUCHÍSIMO: la implantación de una agenda autoritaria sin precedentes a nivel mundial llamada Agenda 2030.

Evidentemente, cada país tiene su propia hoja de ruta, pero la finalidad es la misma. Además no lo ocultan, ya que en la web del Ministerio de Sanidad aparece a la derecha el logotipo de la AGENDA 2030 y hasta el Presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, lleva un pin del mismo logotipo en la solapa.


Esta falsa pandemia ha propiciado que los Estados expandan su poder hacia la ciudadanía regulando las relaciones sociales, empobreciendo a las clases populares y, por supuesto, eliminando físicamente a la población considerada una carga para el Estado. En otras palabras. Quieren que esta falsa pandemia sirva de puerta de entrada y justificación para una nueva civilización abocada a una vigilancia extrema, obediencia absoluta y esclavitud infinita.

Siento no ser políticamente correcto pero, lamentablemente, a los imbéciles no les importa perder su dignidad y liberad. El idiota común que camina orgulloso por la calle llevando un bozal no se entera de nada y solo repite lo que ve en la puta televisión. Por desgracia, los borregos solo entienden de guardar cuarentenas, de ponerse una puta mascarilla en la boca y demás gilipolleces diseñadas para controlarlos y machacarlos. Y lo tragan; ¡vamos si lo tragan!

Pero la gente no nace imbécil ni idiota ni borrego, sino que se le hace imbécil, idiota y borrego, que no es lo mismo.

La narrativa oficial totalitaria, unida a una incesante propaganda del miedo con mentiras y exageraciones de todo tipo, ha hecho de nosotros unos paranoicos enfermos psicóticos.

Después de ocho meses de esta interminable campaña del miedo es terriblemente cansino ver el grado infantiloide al que ha llegado la sociedad. Por eso, para la gente que aún disponga de dos dedos de frente es imprescindible despertar, porque si las personas valientes y sensatas dan el paso, la masa les seguirá. No lo dudes.

Debemos hacerlo ya.

La falsa pandemia está causando estragos incalculables. Necesitamos urgentemente gente valiente que diga que NO lo va a seguir tolerando. El 99,99% de la población mundial no estamos enfermos de ningún coronavirus, lo que estamos es en manos de unos enfermos mentales (Gobierno, oposición y medios de comunicación) que están acabando con nuestra forma de vida a todos los niveles.

Nos enfrentamos a un movimiento fanático global totalitario sin precedentes en la historia de la humanidad. Olvidémonos de una vez por todas del coronavirus, ya que ahora mismo es el menor de nuestros problemas, y centrémonos en recuperar lo perdido.

¿Seremos capaces de hacerlo? No tengo respuesta para eso.




jueves, 15 de octubre de 2020

ESCLAVOS DIGITALES

En medio del auge tecnológico que azota el mundo se está dando una paradoja que debería hacernos pensar: la clase alta de la mayoría de los países del mundo, con los Estados Unidos a la cabeza, está rechazando los servicios digitales de los teléfonos inteligentes, las compras por Internet y las redes sociales. Y lo más importante, huye de los centros educativos que utilizan dispositivos electrónicos para la educación de sus hijos.

En un recientemente artículo del New York Times, se afirma sin tapujos que la digitalización actual va dirigida a la masa social más baja de la sociedad; es decir, clase media trabajadora y pobres en general.

En el año 2019 escribí un artículo titulado” El efecto de las pantallas en los niños/“. Por entonces, ya dije que los ingenieros de las empresas tecnológicas más importantes de Silicon Valley no llevan a sus hijos a colegios donde utilizan para su formación tabletas y ordenadores, e incluso tienen totalmente prohibido a sus niñeras utilizar teléfonos móviles.

Aunque no está comprobado, pues no hay estudios al respecto, los expertos aseguran que el efecto de usar excesivamente tecnología digital anula en las personas ciertas habilidades como la capacidad de concentración y socialización, reduce la creatividad, atrofia la disposición de aprendizaje y tiende a que la mente se haga vaga.

Mientras muchas personas aseguran que vivir en un mundo digitalizado por completo es necesario, progresista e irremediable, entre la elite adinerada y culturalmente avanzada se está dando el efecto contrario. Esta gente quiere que sus hijos jueguen con otros niños y no a través de pantallas; quiere que los colegios estén libres de tabletas y ordenadores y rechazan, en la medida de lo posible, todo aquello que tenga que ver con la tecnología digital.

Lo que busca está élite adinerada es la interacción humana real y no a través de dispositivos digitales.

Actualmente, la vida sin estar pendiente del móvil se ha convertido en un símbolo de estatus social diferencial entre la élite estadounidense. ¡Ojo al dato! En EEUU, cuantos más ordenadores, tabletas, teléfonos móviles y libros digitales aparecen en la vida de la clase trabajadora, más desaparecen en la vida de los más privilegiados. Según dice el New York Times: “Cuanto más ricos son, más gastan para desaparecer del mundo digital”

Los ricos están huyendo a pasos agigantados del mundo digital. Ellos ahora gastan cantidades ingentes de dinero en todo lo que promueva el contacto humano, la socialización y la atención personal.

Para estás élites el socializar no tiene precio. Exigen cada vez más un trato humano de calidad, tanto en una consulta médica como en la educación de sus hijos o en cualquier otra faceta de la vida. Esta es en la actualidad la verdadera riqueza y no un teléfono móvil de última generación, según afirmas ellos mismos.

Es curioso, pero mientras los privilegiados crecen en entornos sanos con relaciones humanas fluidas, los más pobres e ignorantes estamos atrapados en la tecnología digital que ha cambiado nuestros hábitos saludables por completo.

Dentro de la clase trabajadora, los niños ahora no juegan con otros niños, sino con unas pequeñas pantallas. Los adultos han cambiado una tertulia espontánea con amigos en un bar por una conversación en un grupo de WhatsApp. En casa ya no hay una conversación familiar y se ha suplido por mirar en una pantalla un reality show, una serie o una película de televisión en el mejor de los casos. Y las opiniones han dejado de serlo, para ser sustituidas por la retahíla de mentiras y manipulaciones que los informativos televisivos introducen sutilmente en nuestros cerebros cada día.

Mientras esto sucede, el futuro que le espera a las nuevas generaciones no es nada halagüeño. Los gobiernos títeres promulgan unos planes educativos cada vez más precarios. Promueven que en los colegios se desechen los libros y sean sustituidos por dispositivos digitales, convirtiendo a los niños en simples espectadores frente a una pantalla que pronto verán desde su propia casa sin necesidad de ir al colegio.

¡Atención a esto! Para la élite adinerada, el rechazo de cualquier tecnología digital en la educación no es un capricho, sino la única manera de formar personas inteligentes y sociales, capaces de enfrentarse al futuro incierto que nos espera.

Dicho esto, ¿entiendes ahora lo de la mascarilla, la distancia de seguridad, la reducción de aforos, los confinamientos y la salvajada que se está haciendo con los niños? ¿No ves que es precisamente todo lo contrario de lo que está haciendo la élite adinerada?

Creo que está clarísimo. Todas estas medidas van encaminadas a dejar de socializar, a distanciarnos los unos de los otros, a fomentar entre los niños el rechazo a otros niños, a admitir que el prójimo es un peligro, a que el médico te atienda telefónicamente, a que las clases dejen de ser presenciales, a que la compra nos la lleven a casa y a que, en definitiva, seamos esclavos digitales encerrados en nuestra pequeña burbuja colmena.

Desde siempre, este Sistema nos ha querido estúpidos, ignorantes, dependientes y últimamente enfermos. Pero ahora, gracias a nuestra esclavitud digital, estamos siendo sometidos hasta unos niveles patológicos. Y la pregunta es: ¿Y por qué no nos revelamos? Pues por la sencilla razón de que no podemos reaccionar contra algo que desconocemos. La humanidad no es consciente de que es esclava, no sabe que nunca ha vivido en libertad y vive engañada en un mundo de falsas creencias.

Todo lo que estamos viendo en los últimos tiempos como el terrorismo, el cambio climático y ahora la pandemia, no son más que estrategias utilizadas por la Ingeniería Social para manipularnos, controlarnos y manejarnos a su antojo. Gracias a nuestra esclavitud digital les hemos proporcionado infinidad de datos, totalmente gratis, que están siendo utilizados contra nosotros.

No te quepa la menor duda que sin móvil y sin tele toda esta manipulación no se daría. Y lo sabes. Entonces, ¿seguirás siendo un esclavo digital?

jueves, 8 de octubre de 2020

RELACIÓN DEL COVID CON LA CBDC

 

En el año 2009 nació la primera criptomoneda digital llamada Bitcoin. Por entonces, o se regalaba o se cambiaba prácticamente por un céntimo de dólar. Pero poco a poco las “ratas de la informática” fueron descubriendo su avanzada tecnología Blockchain, siendo los causantes de su revalorización. Con el paso del tiempo, Bitcoin ha pasado de ser una criptomoneda anecdótica a captar un gran interés por parte de la gente tecnológicamente avanzada y muy especialmente por la banca.

El propio creador del protocolo Bitcoin, Satoshi Nakamoto (es un pseudónimo), tenía la idea básica de que Bitcoin pudiera desplazar algún día por completo al dinero FIAT, que es el dinero institucional de los bancos.

Obviamente, ante tan magnífico invento, y la amenaza que supone para el actual sistema monetario, el BM, el FMI, el BCE, la FED y el resto de bancos centrales y comerciales se dieron cuenta de que su dinero FIAT, comparado con nuevo sistema monetario creado por Satoshi Nakamoto, era una mierda (con perdón).

En un principio quisieron apoderarse de él, pero ante la imposibilidad de hacerlo (Bitcoin es totalmente descentralizado y no tiene dueño), se pusieron manos a la obra para crear su propio “Bitcoin”. Y aquí es donde entra la CBDC (Central Bank Digital Currency o Moneda Digital de Banco Central).

La CBDC no es específicamente una criptomoneda al uso como Bitcoin, sino una especie de híbrido, o sea, una forma de dinero fiduciario digital que es emitido y controlado por un banco central.

Mientras que Bitcoin es de acceso libre y anónimo, una CBDC es todo lo contrario. Y ahí radica la diferencia, ya que las transacciones CBDC son monitorizadas y controladas, sabiendo en cada momento el patrón de consumo de cada individuo.

El objetivo fundamental de la CBDC es crear mecanismos de control más eficientes que el actual dinero FIAT, permitir rastrear el curso del dinero en todo momento y acabar con las libertades individuales que proporciona el dinero en metálico. Evidentemente, nada que ver con Bitcoin: dinero libre basado en matemáticas, las cuales durarán toda la vida.

Pero implantar una moneda digital a nivel mundial no es tarea fácil. Por eso, mientras que el mundo entero tiene puestos sus ojos en la falsa pandemia, por la puerta de atrás se va a cambiar el actual dinero por la CBDC.

Las grandes potencias del mundo ya están en ello y mucho me temo que la falsa pandemia no desaparecerá hasta que las monedas actuales más importantes (yuan, dólar, euro) hayan migrado hacia su homólogo digital.

El primer país en hacerlo ha sido China. El yuan digital chino o DCEP (Digital Coin Electronic Pay), es la moneda CBDC de China. China es la primera gran economía del mundo que ya tiene su moneda digital, aunque todavía no está en circulación; y que curioso: China ya no tiene pandemia. En Europa se está desarrollando el proyecto EUROChain, del Banco Central Europeo, con el que se busca una moneda digital basada en el euro (el famoso euro digital que ya ha anunciarlo Crhristine Lagarde). Y en EEUU está el FEDCoin, otro proyecto de moneda digital llevado a cabo por la Reserva Federal de los Estados Unidos para crear el dólar digital.

Una vez las monedas más importantes del mundo se hayan reconvertido en CBDC, unificarlas será el siguiente paso antes de proclamar una única moneda mundial.

Evidentemente, esta renovación del sistema monetario va acompañada de una revolución financiera, económica y social sin precedentes. A través de los confinamientos, la reducción de aforos,  la eliminación de la movilidad y el distanciamiento social, entre otras cosas, se está provocando la destrucción masiva de millones de pequeñas y medianas empresas, cosa, por otra parte, absolutamente necesaria para implementar el nuevo paradigma.

¿Entiendes ahora por qué se ha vuelto a confinar Madrid? Madrid, en particular, y España, en general, viven de la pequeña y mediana empresa, donde bares y restaurantes ocupan un lugar importantísimo. ¿Ves la importancia de reducción de aforos? Además, Madrid es el motor económico de España seguido de Cataluña y País Vasco que, “casualidades de la vida”, son las tres comunidades autónomas más afectadas por esta falsa pandemia.

Cada día es más evidente que el Covid se está utilizando para cargarse el pequeño negocio y fomentar las grandes corporaciones que serán las encargadas de mover la economía mundial. Por eso Mercadona, Carrefour, Primax, Amazon, etc. están haciendo “su agosto”, mientras el pequeño comercio se hunde en la miseria.  

No lo dudes. Para eso ha venido la falsa pandemia, para implementar una CBDC global, un carnet de crédito social, una renta básica universal, el Internet de las cosas, la Inteligencia Artificial y una automatización y robotización del trabajo donde la clase trabajadora no tiene cabida.

Desde el principio de toda esta locura, cuando fuimos encerrados con la escusa de “aplanar la curva”, dije que esto había venido para quedarse y que el mundo no volvería a ser igual. Creo recordar (puedes leerlo en mis anteriores artículos) que alerté de que habría nuevos brotes y rebrotes, más confinamientos, más control policial,  supresión de derechos y libertades, vacunas obligatorias y una “nueva normalidad” venida para quedarse.

También dije que la pandemia es una estafa dirigida a iniciar un nuevo y aterrador control sobre el ser humano y me ratifico en ello, ya que la evidencia es irrefutable. Y si todavía hay gente que no lo ve, que se lo haga mirar, porque es muy preocupante.

Un despliegue policial sin precedentes; un confinamiento salvaje de tres meses seguidos, que aún continúa en algunos lugares; el apaleamiento de personas por no llevar mascarilla y la ruina de millones de negocios poco a nada tiene que ver con salvaguardar nuestra salud. Más bien con todo lo contrario, pues esas medidas son del todo insalubres, lo mires por donde lo mires.

Para cambiar el actual paradigma no es necesario someter a la población a tanto sufrimiento inútil. Entonces, ¿qué nos ocultan?