En medio del auge tecnológico que azota el mundo se está dando una paradoja que debería hacernos pensar: la clase alta de la mayoría de los países del mundo, con los Estados Unidos a la cabeza, está rechazando los servicios digitales de los teléfonos inteligentes, las compras por Internet y las redes sociales. Y lo más importante, huye de los centros educativos que utilizan dispositivos electrónicos para la educación de sus hijos.
En un recientemente artículo del New York
Times, se afirma sin tapujos que la digitalización actual va dirigida a la
masa social más baja de la sociedad; es decir, clase media trabajadora y
pobres en general.
En el año 2019 escribí un artículo titulado” El efecto de las pantallas en los niños/“. Por entonces, ya
dije que los ingenieros de las empresas tecnológicas más importantes de Silicon
Valley no llevan a sus hijos a colegios donde utilizan para su formación
tabletas y ordenadores, e incluso tienen totalmente prohibido a sus niñeras
utilizar teléfonos móviles.
Aunque no está comprobado, pues no hay
estudios al respecto, los expertos aseguran que el efecto de usar excesivamente
tecnología digital anula en las personas ciertas habilidades como la capacidad de
concentración y socialización, reduce la creatividad, atrofia la disposición de
aprendizaje y tiende a que la mente se haga vaga.
Mientras muchas personas aseguran que vivir en
un mundo digitalizado por completo es necesario, progresista e irremediable, entre
la elite adinerada y culturalmente avanzada se está dando el efecto contrario. Esta
gente quiere que sus hijos jueguen con otros niños y no a través de pantallas;
quiere que los colegios estén libres de tabletas y ordenadores y rechazan, en
la medida de lo posible, todo aquello que tenga que ver con la tecnología
digital.
Lo que busca está élite adinerada es la
interacción humana real y no a través de dispositivos digitales.
Actualmente, la vida sin estar pendiente del
móvil se ha convertido en un símbolo de estatus social diferencial entre la
élite estadounidense. ¡Ojo al dato! En EEUU, cuantos más ordenadores, tabletas,
teléfonos móviles y libros digitales aparecen en la vida de la clase
trabajadora, más desaparecen en la vida de los más privilegiados. Según dice el
New York Times: “Cuanto más ricos son, más gastan para desaparecer del mundo
digital”
Los ricos están huyendo a pasos agigantados
del mundo digital. Ellos ahora gastan cantidades ingentes de dinero en todo lo
que promueva el contacto humano, la socialización y la atención personal.
Para estás élites el socializar no tiene
precio. Exigen cada vez más un trato humano de calidad, tanto en una consulta
médica como en la educación de sus hijos o en cualquier otra faceta de la vida.
Esta es en la actualidad la verdadera riqueza y no un teléfono móvil de última
generación, según afirmas ellos mismos.
Es curioso, pero mientras los privilegiados
crecen en entornos sanos con relaciones humanas fluidas, los más pobres e
ignorantes estamos atrapados en la tecnología digital que ha cambiado nuestros
hábitos saludables por completo.
Dentro de la clase trabajadora, los niños
ahora no juegan con otros niños, sino con unas pequeñas pantallas. Los adultos
han cambiado una tertulia espontánea con amigos en un bar por una conversación
en un grupo de WhatsApp. En casa ya no hay una conversación familiar y se ha suplido
por mirar en una pantalla un reality show, una serie o una película de
televisión en el mejor de los casos. Y las opiniones han dejado de serlo, para
ser sustituidas por la retahíla de mentiras y manipulaciones que los informativos
televisivos introducen sutilmente en nuestros cerebros cada día.
Mientras esto sucede, el futuro que le espera
a las nuevas generaciones no es nada halagüeño. Los gobiernos títeres promulgan
unos planes educativos cada vez más precarios. Promueven que en los colegios se
desechen los libros y sean sustituidos por dispositivos digitales, convirtiendo
a los niños en simples espectadores frente a una pantalla que pronto verán
desde su propia casa sin necesidad de ir al colegio.
¡Atención a esto! Para la élite adinerada, el rechazo
de cualquier tecnología digital en la educación no es un capricho, sino la única
manera de formar personas inteligentes y sociales, capaces de enfrentarse al
futuro incierto que nos espera.
Dicho esto, ¿entiendes ahora lo de la
mascarilla, la distancia de seguridad, la reducción de aforos, los
confinamientos y la salvajada que se está haciendo con los niños? ¿No ves que
es precisamente todo lo contrario de lo que está haciendo la élite adinerada?
Creo que está clarísimo. Todas estas medidas
van encaminadas a dejar de socializar, a distanciarnos los unos de los otros, a
fomentar entre los niños el rechazo a otros niños, a admitir que el prójimo es
un peligro, a que el médico te atienda telefónicamente, a que las clases dejen
de ser presenciales, a que la compra nos la lleven a casa y a que, en
definitiva, seamos esclavos digitales encerrados en nuestra pequeña burbuja colmena.
Desde siempre, este Sistema nos ha querido estúpidos,
ignorantes, dependientes y últimamente enfermos. Pero ahora, gracias a nuestra
esclavitud digital, estamos siendo sometidos hasta unos niveles patológicos. Y
la pregunta es: ¿Y por qué no nos revelamos? Pues por la sencilla razón de que
no podemos reaccionar contra algo que desconocemos. La humanidad no es
consciente de que es esclava, no sabe que nunca ha vivido en libertad y vive engañada
en un mundo de falsas creencias.
Todo lo que estamos viendo en los últimos tiempos
como el terrorismo, el cambio climático y ahora la pandemia, no son más que
estrategias utilizadas por la Ingeniería Social para manipularnos, controlarnos
y manejarnos a su antojo. Gracias a nuestra esclavitud digital les hemos
proporcionado infinidad de datos, totalmente gratis, que están siendo
utilizados contra nosotros.
No te quepa la menor duda que sin móvil y sin tele
toda esta manipulación no se daría. Y lo sabes. Entonces, ¿seguirás siendo un
esclavo digital?
No hay comentarios:
Publicar un comentario