Llevamos demasiado tiempo escuchando que las
cosas van de mal en peor.
Los medios de comunicación no hacen más que
hacer hincapié en toda clase de noticias aterradoras. Vayas donde vayas la
gente repite sin cesar que el mundo va mal y, sin embargo, por mucho que esto
se diga y se repita hasta la saciedad el mundo no va mal. Bueno, para ser más
exactos, el mundo no va ni bien ni mal, simplemente va: así ha sido siempre y
así seguirá siendo hasta el final, si es que verdaderamente el mundo tiene un final.
Lo que no podemos es valorar la trayectoria de
lo que llamamos el mundo respecto a un sistema social determinado inventado por
el ser humano.
Desde que el hombre constituyo las primeras sociedades
vive atrapado en un sistema político-económico-social. En los tiempos actuales,
este sistema nos tiene sometidos diariamente a una gran cantidad de información
que somos incapaces de procesar: publicidad, telediarios, periódicos, internet,
radio, programas de televisión, cine, redes sociales y un larguísimo etcétera.
La consecuencia inmediata es que una mente
bombardeada constantemente con tanta cantidad de información –no importa si es
verdadera o falsa- tiende a colapsar. Y una mente colapsada es fácilmente
manipulada.
Lo que está sucediendo es que todo ese exceso
de información se nos hace insoportable, con lo cual la mente se rinde, el
sistema cognitivo colapsa y el criterio propio se desvanece haciendo de
nosotros verdaderos imbéciles.
¿Crees que si tuviéramos criterio propio soportaríamos
las barbaridades que estamos padeciendo? ¿Crees que consentiríamos llevar un
bozal? ¿Crees que aceptaríamos una vacuna que no sabemos lo que contiene? ¿Crees
que nos dejaríamos manipular por unos tiparracos llamados políticos?
Declarar que nos encontramos ante la crisis
sanitaria, con la exageración de la respuesta y la censura de las voces de verdaderos
expertos que denuncian tal exageración, hace pensar en que la pandemia es algo
intencionado que nada tiene que ver con un problema médico.
Evidentemente, el objetivo que se persigue es
otro: conseguir que la gran mayoría de la humanidad acepte una nueva
configuración social en todos los sentidos. Vamos, lo que se dice una verdadera
dictadura global.
La respuesta por parte de las autoridades a la
falsa pandemia está causando más estragos que la propia pandemia, sobre todo en
los niños. La falsa pandemia les está pasando por encima como una apisonadora
dejándoles unas secuelas de por vida: decir que los niños están manifestando
una resiliencia inusual es una majadería como la copa de un pino, además de una
mentira.
Todas las personas están siendo afectadas. Los
mayores viven tan asustados que ya no se atreven ni a toser: ¿no te has fijado
que ya no se oye toser? Pues obsérvalo. Y a los niños se les prepara para que
crean que esta “nueva anormalidad” es la situación normal que les acompañará el
resto de sus vidas.
Las fases para la implantación definitiva del
llamado Nuevo Orden Mundial, que no es otra cosa que una dictadura global
encubierta, están llegando a su fin.
En los últimos 20 años las diferentes etapas
se han ido acelerando de una manera vertiginosa. El terrorismo, el
calentamiento global y el hundimiento de la economía forman parte de este
cúmulo de sucesos encaminados a tal fin.
Los hechos están ahí para todo aquel que lo
quiera ver.
En 2008 provocaron una crisis económica para
hacer creer a la gente que había un gran problema, y lo había. Después crearon la
mayor deuda pública de la historia a través de diferentes etapas de
flexibilización cuantitativa, imprimiendo nuevo dinero a diestro y siniestro. Y ahora, con la escusa
de una falsa pandemia, tirarán definitivamente la economía para acometer el
gran reinicio.
Y cuando los gobiernos ya no tengan opciones
ni medios para reaccionar, entonces, el mismo sistema bancario –ahora técnicamente
en quiebra- dará un paso hacia delante erigiéndose como el “salvador absoluto”
de la situación, llevando a cabo el “gran reseteo” e imponiéndonos una dictadura
global económico-político-social. Esto es todo.
No te dejes engañar. No hay pandemia que valga
ni crisis económica. Ambas han sido creadas a conveniencia de unos pocos “tíos
listos”. Los mismos “tíos listos” que llevan controlando gobiernos, educación, medios
de comunicación y fuerzas armadas desde hace muchísimo tiempo.
Siento decirlo, pero verdaderamente estamos
jodidos. El mundo actual está lleno de tontos útiles –ahora con bozal- que son
los más acérrimos defensores del su propia esclavitud sin ser conscientes de
ello. Esta gente confía en la democracia, en la justicia, en las instituciones,
en las derechas e izquierdas y en un sinfín de creencias estúpidas. Pero como
son mayoría, los que no compartimos sus creencias estamos condenados a “tragar”.
Recuerda esto. Tanto si eres un tonto útil o
no, prepárate para vivir en un “mundo orwelliano”, porque es lo que nos espera
de ahora en adelante.
Bien es verdad que los imbéciles siempre lo
llevarán mejor. Para ellos es cuestión de adaptarse. Eso dicen. Son tan
imbéciles que confunden adaptarse con autoesclavizarse.
Resumiendo.
Nuestro crecimiento era insostenible y ya no se sostiene. La mayoría de los cambios que estamos viendo han venido para quedarse. El mundo que conocíamos ha dejado de existir y nos adentramos en un terreno propicio para la implantación de una dictadura global, a mi juicio inevitable.
No hay comentarios:
Publicar un comentario