miércoles, 31 de marzo de 2021

¿QUÉ QUIERE LA ÉLITE?

¿A qué llamamos élite? Llamamos élite a un grupo de personas que goza de un estatus privilegiado y que actúa como -llamémoslo así- “regente” de una sociedad, comunidad o institución. Ahora bien. Si la élite mundial ya goza de todo aquello que puede desear, habría que preguntarse qué quiere la élite.

¿Quiere nuestro dinero? No: tiene todo el que desea. ¿Quiere los recursos del planeta? Tampoco: hace mucho que se adueñó de ellos. ¿Quiere controlarnos? Ya lo hace: controla gobiernos, medios de comunicación y todas las organizaciones internacionales como la ONU, la OMS, etc. Pues si lo tiene todo, entonces, ¿qué es lo que quiere? Pues quiere que dejemos de molestarle; que no ensuciemos “su” maravilloso planeta y quiere que renunciemos a pulular por sus lindas playas, bosques y montañas. En definitiva, lo que realmente quiere es que desaparezcamos de la faz de la tierra.

Con la llegada de la tecnología cada día es más prescindible la clase trabajadora. Las máquinas, los ordenadores cuánticos y la inteligencia artificial están sustituyendo a pasos agigantados muchas de las profesiones que hasta no hace mucho eran incuestionables. Esta evidencia ha puesto de manifiesto que la clase trabajadora ya no es necesaria, por lo tanto, la élite ha decidido deshacerse de ella. Para eso ha puesto en marcha su plan eugenésico, llamado Agenda 2030, cuyo principal objetivo es despoblar el planeta para ese año.

Cada día se hace más evidente que el Covid-19 se planeó con un propósito: matar a tantos ancianos como fuera posible, introducir las vacunas cuasi obligatorias y, por supuesto, acometer el Gran Reinicio.

El plan genocida de las vacunas.

La evidencia manda y dice que la vacuna no es la solución, sino el problema. Aquí hay una pequeña relación (inacabada) de las victimas de las vacunas contra el Covid-19/ que se ocultan sistemáticamente en Televisión.

Por otro lado, en este vídeo-1, el Dr. González Bayona dice que la OMS ha publicado en su página web un informe titulado “Tasa de mortandad por infección de Covid-19 inferida de los datos de seroprevalencia/”, donde se reconoce que la tasa de mortandad del Covid-19 es inferior al 0,2%, ligeramente por debajo de la tasa de mortandad de la gripe estacional, y se pregunta si verdaderamente hay que vacunar a toda la población mundial con una vacuna que no sabemos en realidad lo que contiene.

Y ahora me pregunto yo. Con este 0,2% de mortandad, certificado por la OMS, ¿por qué no se paran de inmediato las restricciones y las vacunas? Pues porque el objetivo de todo esto no es otro que la vacunación en masa de la población y si se detuviera todo su esfuerzo no habría servido de nada, como ya ha ocurrido en otras ocasiones.

En un artículo del 12 de julio de 2012, publicado por American Chronicle, titulado "¿Epidemia de gripe porcina o bioterrorismo e intención de cometer un asesinato en masa?", se denunció lo que constituye el mejor antecedente de intento de reducir la población mundial mediante un programa de vacunación infundado por la gripe porcina. ¿Te suena familiar?

Según los verdaderos expertos en vacunas, como el Dr. Geert Vanden Bossche, el Covid-19 sólo se convierte en un peligro tangible a través de la vacunación. Si esto es así, significa que la verdadera pandemia aún está por llegar.

Eliminación de disidentes “peligrosos”.

¿Qué está pasando con los disidentes? Me refiero a disidentes con peso específico, no a blogueros, youtubes y otros “conspiranoicos”.

Dos son los presidentes de gobierno que han plantado cara a la falsa pandemia: el Presidente de Burundi, Pierre Nkurunziza, y el Presidente de Tanzania, John Magufuli, los cuales han muerto repentinamente. ¿Casualidad?

Después de un año de mentiras ahora ya sabemos de qué va todo esto.

No seamos ingenuos. Nos exijan los sacrificios que nos exijan, nos pongan las condiciones que nos pongan y nos prometan lo que nos prometan nos mienten. Necesitamos reabrir la economía y volver a nuestra antigua normalidad YA. Pero mientras la gente crea que cuanto antes cumplamos las órdenes del Gobierno antes terminaremos con esto, su Agenda 2030 seguirá avanzando.

Es absolutamente repugnante ver como desde los medios de comunicación de masas estamos saturados de mentiras, manipulación y desinformación. Hay que ser imbécil del culo para no darse cuenta de que llevamos un año haciendo todo lo que se nos pide y no solo no hemos mejorado ni conseguido nada, sino que cada vez estamos peor: más “contagios” (eso dicen ellos) y, por supuesto, menos libertad, más control y más estado policial.

Nos dijeron que solo estaríamos tres o cuatro semanas en estado de alarma, que llevaríamos una mascarilla durante un tiempo corto, que tendríamos que quedarnos en casa para no colapsar los hospitales, que los bares y tiendas solo cerrarían unas semanas y que no podríamos viajar temporalmente para no contagiarnos. Y les creímos. Ahora -después de un año- para reafirmar nuestro grado de imbecilidad nos dicen que la “vacuna” que nos están inoculando no va a cambiar nada y seguimos aceptándolo. ¿Pero es que nadie se cuestiona nada?

El lavado de cerebro es de tal calibre, que no te extrañe cuando más adelante pasen al: Si lo hacemos por la seguridad y el bien de todos. Si no es más que un código QR. Si no es más que una pulsera. Si no es más que un microchip. Es para que entres en razón y cooperes. Es porque la ley dice que no se puede vivir más de 80 años. Es simplemente una inyección (letal), y no te dolerá…

No lo crees, ¿verdad? Pues recuerda lo que la familia Kennedy le hizo a la mayor de sus hijas, Rosemary: la sometieron a una lobotomía que la dejo en estado vegetativo el resto de su vida, solo para salvar la reputación de la familia y no obstaculizar la llegada a la Casa Blanca de su hermano John. Si esta gente es capad de hacerle eso a su propia hija, imagina que no serán capaces de hacer con nosotros.

Puedes seguir mirando hacia otro lado como si contigo no fuera “la fiesta”, pero la realidad es que su plan sigue avanzando y de momento no hay quien lo pare.

Ahora ya sabemos qué es lo quiere la élite. ¿Ha quedado claro? 

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