lunes, 3 de mayo de 2021

¿ESTÁS PREPARADO PARA EL GRAN REINICIO?

A finales de los años 70 y principio de los 80 del siglo pasado se produjo la desregularización del sistema financiero. Desde entonces se ha convertido en un gran casino donde la banca -grandes empresas inversoras como Blackrock, State Street o Vanguard Group-  siempre gana.

Aproximadamente por esos años aparecieron también las primeras empresas tecnológicas como Apple, Microsoft, Google o Facebook, dando paso a la digitalización en todos los sectores, incluido el sistema financiero. Este tipo de compañías controlan y dominan lo que se ha convertido, junto con el dinero, en la base de la economía moderna: los big data.

Es incuestionable que a día de hoy el  sistema financiero y la digitalización están estrechamente relacionados entre sí, habiéndose creado lo que podríamos denominar el “sistema financiero digital”. Este nuevo sistema financiero digital lo abarca todo y ha creado una serie de fundaciones, como el Foro Económico Mundial, entre otras muchas, con las que influir en los medios de comunicación, en la política y en las organizaciones internacionales de todo tipo.

Tal concentración de poder e influencia no ha existido nunca en la historia de la humanidad. Sin embargo, este monstruo financiero digital parece estar llegando a su fin, dado que se enfrenta a tres grandes problemas:

El primero, es que ha quedado demostrado, después de las sucesivas crisis económicas, que el sistema financiero global solo se puede mantener a través de la flexibilización cuantitativa y la bajada de tipos de interés: con las tasas de interés llegando a cero, o incluso negativas, ya no queda margen de maniobra.

El segundo problema, es que la digitalización y la robótica están remplazando a los trabajadores, eso es evidente. Ahora bien, los remplaza como trabajadores pero los necesita como consumidores, por lo tanto, se está generando una bolsa enorme de desempleados que, inevitablemente, necesitarán de la asistencia social para seguir consumiendo.

Y el tercero, es que si el trabajo humano desaparece, el dinero tal y como lo conocemos no tendrá ningún sentido, y este podría ser el mayor problema al que el sistema financiero digital se enfrentaría.

Y la pregunta es: ante estos gravísimos problemas, ¿cómo está reaccionando el actual sistema financiero digital? Pues, evidentemente, como se esperaba: por una parte, desvalijando el actual sistema existente, y, por otra, preparando un nuevo sistema que solo tendrá un único objetivo: mantener el poder a toda costa.

Según se ha hecho público, en este último año los ricos han ganado más dinero y poder que en cualquier otro momento de la historia. Solo entre marzo y diciembre de 2020 la riqueza de los multimillonarios del mundo aumentó en 4 billones de dólares. Al mismo tiempo, el nivel de vida de 1.800 millones de personas se redujo drásticamente y se incrementó en más de 150 millones las personas que pasan hambre.

Así pues, afrontamos desde hace un año el mayor aumento de desigualdad social de todos los tiempos. Como es de esperar, esta desigualdad dará paso, inevitablemente, a todo tipo de tensiones sociales que se desatarán, con toda seguridad, en un futuro no muy lejano. Tensiones, por otra parte, indispensable para llevar a cabo el Gran Reinicio.

Mucha gente se pregunta qué es eso del Gran Reinicio. Pues no es otra cosa que un cambio drástico del actual paradigma.

Los promotores de esta entelequia saben que los cambios drásticos nunca son aceptados socialmente, por lo tanto, se deben imponer. La cuestión, entonces, es cómo implementarlo sin que parezca una imposición. Y, evidentemente, hay una estrategia.

Consiste en introducir un nuevo sistema monetario que difícilmente sería aplicable en circunstancias normales. Este nuevo dinero será la moneda digital de los bancos centrales CBDC (Central Bank Digital Currency) en cuyo desarrollo se está trabajando actualmente y que China ya tiene lista.

Como es de esperar, esta nueva moneda existirá solo en forma digital, puesto que, para entonces, el dinero en efectivo habrá desaparecido para siempre, ya que sería incompatible con la aplicación de esta nueva moneda.

Este, y no otro, es el único objetivo del llamado Gran Reinicio anunciado reiteradamente por Klaus Schwab, fundador del FEM, cuya clave está en la aceptación, por parte de la comunidad internacional, de la  moneda digital de los bancos centrales CBDC.

Evidentemente,  la nueva moneda digital traerá cambios sustanciales que no serán fácilmente aceptables y asumibles en todos los lugares del mundo, puesto que supondrá una pérdida total de independencia, privacidad y libertad.

Este tipo de moneda podrá fijar objetivos, de modo que una parte del dinero solo pueda utilizarse para comprar un tipo determinado de bienes y, por el contrario, no se pueda gastar en otros. Así, por ejemplo, con una parte de este dinero se podrá comprar alimentos pero no tabaco.

Podría estar vinculada a obligarnos a gastar por prioridades como, por ejemplo, primero la luz, luego el agua, después alimentos, etc., dejando el gasto en ocio en último lugar.  

También nos podrían exigir gastar nuestro dinero en un margen de tiempo determinado, dando lugar a la primera moneda con fecha de caducidad. De esa manera no podríamos ahorrar y siempre dependeríamos de nuevas cantidades de dinero que conseguiríamos trabajando o mediante una renta básica de subsistencia.

Además de nuestro dinero, la moneda incluiría nuestro historial médico, nuestro certificado social de buena conducta, nuestro carnet de conducir por puntos y todo aquello que requiera de un control por parte del Estado.

Y como ese dinero será única y exclusivamente de ellos, tendrán todo el control sobre nuestras vidas, de tal manera que podrían prohibirnos utilizarlo en determinadas ocasiones, hacer transferencias, coger el autobús o bloquear nuestra cuenta por completo sin que podamos hacer nada al respecto.

Bueno, estas son solo algunas particularidades que traerá consigo la nueva moneda CBDC que, es seguro, nos sorprenderá aún mucho más cuando sea real.

Es evidente que en condiciones normales la mayoría de la gente en ningún caso aceparía semejante dinero si se le explicase detalladamente. Sin embargo, ante un nuevo escenario de acontecimientos, posiblemente todo se vea de manera muy  diferente.

Imaginemos que con el pretexto de prevenir la propagación de una enfermedad se tomaran las siguientes medidas: someter la economía mundial a criterios sanitarios; arruinar a las pequeñas y medianas empresas; destruir cantidades ingentes de puestos de trabajo; saquear las arcas del Estado; entregar el dinero a los ricos en forma de rescates; interponer pagas de ayuda a los necesitados, con el consiguiente endeudamiento para los estados; someter a las personas a encierros y a un bloqueo de contacto social; restringir los derechos más elementales como la libertad de movilidad; limitar los derechos de reunión y expresión; amedrentar y desmoralizar constantemente a la población con noticias aterrorizadoras; enfrentar a unos contra otros a través de la manipulación de los medios de comunicación,…. y así seguir hasta la llegada del caos total.

Luego, cuando ya no podamos más y nos demos por vencidos, se nos ofrecerá a modo de rescate una solución: la introducción de un nuevo sistema monetario digital –BCDC- que traerá consigo la eliminación del dinero físico y la implantación de una renta básica universal que “solucionaría” todos nuestros problemas. Eso sí, la nueva moneda digital traerá consigo un cambio radical de paradigma y un control exhaustivo sobre todos nosotros.

Y, ¡voilà! el GRAN REINICIO ha sido consumado.

Una vez expuesto lo que acabo de decir, cosa que, por cierto, no tienes porque creerte, ¿ves ahora la importancia de crear pasaportes Covid? Estos pasaportes serán la antesala del sistema digital BCDC.

Ahora seamos serios y pongamos nombres y apellidos a los responsables de toda esta paranoia.

Los principales fondos de inversión como Blackroc y Vanguard Group -que controlan el 75% del tejido productivo y financiero del mundo- son los que han impuesto el relato oficial sobre el Covid-19, ya que sin su consentimiento esto nunca se hubiera producido. Para que te hagas una idea de su poder, estos fondos controlan la mayoría de los grandes grupos de comunicación y, por supuesto, el negocio de los fármacos y las vacunas. También influyen directamente en el BCE, la FED, y todas las grandes corporaciones como Exxon Mobile, BP, Monsanto, General Motor, Time Warner o Walt Disney, Pfizer, Moderna y AstraZeneca, entre otros muchos.

Estamos inmersos en una locura de dimensiones bíblicas (virus fabricados en laboratorios, vacunas genéticas, ruinas económicas,...) y creo, sinceramente, que los impulsores de este delirio tienen más miedo que nosotros. Saben que jamás en la historia de la humanidad se ha experimentado con algo tan serio como es reducir drásticamente la población mundial. Por lo tanto, si se les va la mano podrían ser ellos mismos también las víctimas del holocausto.

Para terminar una frase, de rabiosa actualidad, del filósofo brasileño Paulo Freire (1921-1997): “Una de las grandes -sino la mayor- tragedias del hombre moderno es que hoy, dominado por las fuerzas de los mitos y dirigido por la publicidad organizada, ideológica o no, renuncia cada vez más, sin saberlo, a su capacidad de decidir.”

Y, por desgracia, así es. 

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