La idea de
controlar la población mundial no es nueva y lleva con nosotros desde hace
mucho tiempo.
En la antigua
Grecia, Platón ya debatió, por entonces, la importancia del control de la
población y, Aristóteles, en este sentido, condenó el infanticidio, solo
cuando se hace con vistas a mantener la población baja, pero justificó
el aborto cuándo una familia se ha excedido de su cuota fijada de niños.
En 1798, Thomas
Malthus escribió un Ensayo Sobre los Principios de la Población. En él decía
que pese al progreso de la tecnología agrícola y de la producción de alimentos,
el crecimiento de la población neutralizaría este progreso y una
parte importante de la humanidad siempre permanecería en la miseria y el
hambre. También enfatizaba sobre lo positivo de las guerras, las enfermedades,
los cataclismos, las hambrunas y los genocidios para el control de la
población.
En 1859, Charles
Darwin publica El Origen de las Especies, en el que insinúa la problemática de
la población humana. Fue, sin embargo, su primo, Francis Galton, quien se
obsesionó con esa idea y acuñó el término "eugenesia".
A principios del
siglo 20 la eugenesia fue materia académica en las universidades americanas, apareciendo
las primeras organizaciones eugenésicas. Por entonces, el Instituto Kaiser Wilhelm
y el Instituto Cold Spring Harbor rechazaron el pensamiento de que todos los seres
humanos nacen iguales y propagaron la idea de crear una raza de linaje noble o
superior. Y a partir de aquí este concepto ha ido increscendo.
Margaret Sanger
era partidaria de la eugenesia negativa: una filosofía social que argumenta que
la especie puede mejorar mediante la intervención social. Sus propuestas
incluían una política restrictiva de la inmigración, el libre acceso a los
métodos anticonceptivos, la segregación racial y la esterilización de los discapacitados
intelectuales. Fundó la Liga Estadounidense para el Control de la Natalidad (American
Birth Control League) que, posteriormente, se convirtió, en 1942, en la
Federación Estadounidense para la Planificación Familiar (Planned Parenthood
Federation of America - PPFA).
A mediados del
siglo XX, Thomas Watson, Presidente de IBM, creó una filial en Polonia –la
Watson Business Machines- para apoyar a los nazis en su invasión y poder
controlar la operación desde Nueva York.
¿Por qué cuento
todo esto? Pues enseguida lo vas a descubrir. Pon atención que ahora es cuando
la cosa se pone interesante y verás como todo comienza a tomar sentido.
Resulta que el
padre de Bill Gates trabajaba en Planned Parenthood y su madre en la Dirección
Corporativa de IBM. Fue ella quien proporcionó a su hijo una asociación con IBM
y así pudo fundar Microsoft y forrarse, siendo en la actualidad uno de los
hombres más ricos del mundo.
Y he aquí que el
señor Bill Gates (hijo de padre y madre eugenistas), sin ninguna formación
médica ni biológica, se ha convertido en el mayor “filántropo” impulsor de
vacunas del mundo. Evidentemente esto se da de bruces con su idea (probablemente
inculcada por papá y mamá) de que es imprescindible reducir drásticamente la
población mundial. De por sí, en una conferencia grabada en 2015-k (ver vídeo del minuto 5:30 a 6:02) dijo: “Si hacemos un buen trabajo con las vacunas reduciremos la población
mundial entre un 10 o un 15%.
Esto ya lo
advirtió Eisenhower, que hablo del peligro que supondría para EEUU que una
élite tecnológica de científicos secuestraran las políticas públicas, como así
ha sucedido.
La Fundación Bill
y Melinda Gates financia a la Organización Mundial de la Salud (OMS), al
Instituto Nacional de Salud (NIH) de los EEUU, a Los Centros para el Control y
la Prevención de Enfermedades (CDC) de los EEUU y a la Organización de Naciones
Unidas (ONU) entre otras instituciones. ¿Y de dónde ha salido la declaración de
pandemia y la solución para atajarla mediante la vacunación masiva de la
población? Pues de estas instituciones.
Y ahora la
pregunta del millón: ¿Crees que todo esto es casualidad?
Llevo repitiendo
hasta la saciedad que nunca ha sido una crisis sanitaria, que no debería
haberse catalogado de pandemia y de que las medidas adoptadas han sido del todo
exageradas y tenían otro fin.
Esto no es más
que un plan eugenésico a medio-largo plazo y, por supuesto, un plan para
cambiar de paradigma, dado que el sistema financiero fiduciario reventó. Todo
lo demás es “pan y circo” para distracción del “populacho” que, como siempre,
es el último en enterarse.
La máxima de
seguir el rastro del dinero para esclarecer la verdad se sigue cumpliendo a
rajatabla, ya que si hay dinero detrás hay negocio; si hay negocio hay estafa;
si hay estafa hay estafadores y si hay estafadores hay “primos”. Y
ahora que nadie se enfade e intente ubicarse en uno de los dos grupos que he
mencionado a ver dónde encaja. Evidentemente, en el de los “primos”, ¿verdad?
Está más que
comprobado que las cosas desde la distancia se ven siempre con otra
perspectiva, por lo tanto, cuando pase el tiempo (deseo que no sea mucho) nos
daremos cuenta de que vivimos la mayor mentira jamás contada. Estos casos ya se
han dado otras veces: recuerda las armas de destrucción masiva de Sadam Hussein
que jamás existieron y fueron la escusa para declarar la guerra a Irak.
Espero al menos
que este año macabro nos haya servido para darnos cuenta de que la democracia
es una farsa; que nuestro sistema político está corrompido hasta la médula; que
la mayoría de las personas de nuestra sociedad son ignorantes y cobardes; que los
grandes medios de comunicación no son más que el aparato de propaganda del
sistema; que la policía no está al servicio del pueblo, sino al servicio de una minoría
poderosa; que algunos científicos no son de fiar y de que eso que llaman progreso es
una ilusión engañosa. Si no es así, entonces, es que no hemos aprendido nada.
Eso sería muy preocupante, dado que el sistema no se detendrá ante nada para mantener su poder y, si es posible –como está sucediendo ahora-, aumentar sus niveles de control y explotación. Pero estamos acostumbrados a que nos mientan con total impunidad y a no reaccionar, por eso les es tan fácil hacer lo que les viene en gana.
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