Hablar de Suecia
es sinónimo de país altamente desarrollado y seguro, ya que no ha participado
en ningún conflicto bélico desde 1814.
Suecia tiene una
población de 10,4 millones de habitantes, ocupa el puesto número 24 en el
ranking mundial por su PIB y está a la vanguardia de la tecnología en varios
campos.
Políticamente
hablando, Suecia es una monarquía constitucional donde “Papá Estado” ejerce el
papel de guardián legal de sus ciudadanos. Por lo tanto, el Estado es una
especie de padre putativo al que adoran todos los suecos.
¿Pero es
verdaderamente Suecia el “paraíso” que nos han vendido?
Como todo el
mundo sabe, Suecia ha sido el único país de Europa, y prácticamente del mundo
desarrollado, que no ha tenido restricciones durante la falsa pandemia. Eso
quiere decir que sus ciudadanos no han estado confinados ni sometidos a la
tortura de tener que llevar un “pañal” en la boca. Sin embargo, se da la
paradoja de que la población sueca ha sido vacunada voluntaria y masivamente
contra el Covid-19. ¿Cómo se explica eso?
A estas alturas
de la película, ya no se puede ocultar que los cambios que se están produciendo
en nuestras sociedades no son más que los requeridos para llevar a cabo el
famoso “Gran Reinicio” y la “Agenda 2030”. En Europa se están implementando
gradualmente para, según declaraciones del eurodiputado rumano, Cristian Terhes,
ir hacia un sistema de crédito social al estilo chino. Pero qué curioso, si nos
fijamos, resulta que esos cambios ya han sido introducidos en la sociedad
sueca.
Veamos algunos
ejemplos.
La Presidenta de
la Comisión Europea, Úrsula von der Leyen, ha propuesto una identificación
digital única para cada ciudadano de la UE. Pues bien. Los suecos ya tienen
asignado un número personal (identificación digital) que es imprescindible para
cualquier gestión en Suecia: administraciones públicas, bancos, asociaciones,
operadores telefónicos, proveedores de gas y electricidad, pabellones
deportivos, etc.
En Europa se
están introduciendo los contadores eléctricos inteligentes en cada hogar. Suecia
ya tiene equipados los hogares con contadores eléctricos inteligentes -los
llamados Energybox- supuestamente para que el ciudadano ahorre dinero. Pero
resulta que el Energybox es tecnología HAARP (High-Frequency Active Auroral
Research Project), un programa de vigilancia total y de control.
Uno de los
principales objetivos de la UE es desarrollar el Euro digital y una vez lo tenga
listo dejar de lado el dinero en metálico. Desde 2018, el efectivo ha sido
prácticamente eliminado en Suecia. Los bancos ya no tienen cajeros automáticos
y los comerciantes rechazan el efectivo. Como resultado, el gobierno tiene el control
sobre cada corona sueca y de toda la masa financiera del país.
El 20 de enero de
2022, la Presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, anunció una
nueva ley europea sobre los microchips. En Suecia, el chip subcutáneo se está
imponiendo a pasos agigantados. La gente se siente seducida por este nuevo
invento que sustituye a llaves, tarjetas bancarias, billetes de tren, entradas
de cine, etc. Piensan: “¡Es genial! ¡Hace la vida más fácil!”
En todos los
países de la UE se está implementando la nueva ideología sobre la igualdad de
género. En Suecia piensan que hay que volverse neutral en cuanto al
género. El “hen” se ha convertido en el tercer género sexual oficial. O
sea, que en Suecia tenemos niños, niñas y henes.
Los movimientos
LGBT están surgiendo como setas por toda Europa, pero es en Suecia donde tiene
más legitimidad a nivel mundial. Personalmente, no tengo nada en contra de este
colectivo, sin embargo, está siendo utilizado muy sutilmente por el poder para
manipular a las masas.
La UE está
instaurando el “Pasaporte de Vacunas” para hacerlo obligatorio en toda Europa. En
diciembre de 2021, Suecia presentó su proyecto para implantar el chip que
serviría como “Pasaporte de Vacuna”. Eso sí, estrictamente voluntario.
Esto recuerda esa frase de Jacques Attali: “La
selección de idiotas se hará por sí sola, irán por sí mismos al matadero”.
Bueno, pues estos
son solo algunos ejemplos que demuestran que el gobierno sueco lo tiene todo
atado y bien atado. Sus métodos de control mental son muy sofisticados y han
estado operando durante décadas. Por eso, a pesar de la ausencia de
confinamiento, del uso obligatorio de mascarillas y de coacciones para la
inoculación, la tasa de vacunación en Suecia es altísima.
El Estado sueco
tiene tal control sobre sus ciudadanos que desde el primer momento ya estaban predispuestos
para ser inyectados, por eso no necesitaron coacción. El adoctrinamiento,
así como el pensamiento único han sido implantados en la sociedad sueca muy
sutilmente. Todos los suecos se educan y forman con el mismo molde y todos se
rigen por el mismo patrón. Por eso en Suecia no verás ninguna manifestación en
las calles protestando contra Papá Estado, eso es impensable y, además, está
muy mal visto. Y ay de aquel que no quiera someterse al pensamiento único
sueco. Automáticamente es excluido de la sociedad. Vamos, que está acabado socialmente
y, por supuesto, financieramente. Aparte de eso, el sueco es libre de
elegir la libertad sueca, naturalmente.
Pues este modelo
es el que se quiere implantar en la UE: una sociedad placentera donde nada se
impondrá por la fuerza, sino por seducción, sugerencia y responsabilidad
(lavado de cerebro).
Puede que a mucha gente le guste el modelo sueco –para gustos se hicieron los colores-, pero no es más que otro paradigma de régimen totalitario disfrazado de régimen democrático. Evidentemente no es China, pero se le parece mucho.
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