jueves, 30 de junio de 2022

LA UTILIZACIÓN DEL CAMBIO CLIMÁTICO COMO HERRAMIENTA DE CONTROL

Todavía la humanidad no es consciente de que el objetivo real de todas estas crisis ficticias que estamos viviendo (sanitaria, económica, climática,…) es reducir la población mundial e imponer un régimen totalitario tecnocrático.

Los cambios drásticos que se están produciendo no son una casualidad, sino cambios diseñados por la ingeniería social, promovidos por filántropos multimillonarios, militares de alto rango, académicos sesgados, políticos corruptos y burócratas de organizaciones e instituciones supranacionales.

Estrategias como el terrorismo, crisis económicas y falsas pandemias, entre otras, han sido utilizadas para llevar adelante su plan. Pues bien, ahora le toca el turno a la mentira del cambio climático.

Si mi memoria no me falla, venimos siendo alarmados desde hace décadas con diferentes desastres climáticos. Sin embargo, tragedias apocalípticas como la que se anunció, en 1970, de que en 10 años habría una nueva edad de hielo o la que se predijo, en el año 2000, de que para el año 2010 se derretirían los casquetes polares, no se han cumplido.

El cambio climático antropogénico; es decir, el supuestamente provocado por el hombre, es una farsa pseudocientífica. En otras palabras: una fantasía para hacer caja y llevar a la humanidad hacia un mundo orwelliano.

El circo que se ha montado, a cargo de personajes tales como Al Gore o Greta “majareta”, no es más que un numerito para asustar a las masas ignorantes.

Decir que el aumento de 100 ppm (partes por millón) de CO2 en los últimos 150 años es la causa del cambio climático y de que estemos al borde de la extinción es, con los datos en la mano, una elucubración de lo más tendenciosa. Además, nos estamos olvidando de algo que, cuanto menos, nos debería hacer dudar: la manipulación del clima mediante geoingeniería que, a día de hoy, es una realidad que ya no se puede ocultar.

¿Te has parado a pensar por qué ya no hay una primavera, verano, otoño e invierno definidos, solo olas de calor y de frío? ¿Qué ya no hay tormentas al uso, sino gotas frías o ciclogénesis explosivas?

Como todos sabemos, los días 29 y 30 de junio de 2022 se ha celebrado en Madrid la Cumbre de la OTAN. Hacía mucho tiempo que en Madrid no se veían cielos tan impolutos, como los que hemos tenido del 20 al 30 de junio de 2022: ni una sola estela, un cielo azul intenso y las nubes de toda la vida. ¿Coincidencia?

Sin lugar a dudas, no existe suficiente evidencia científica de que el cambio climático sea antropogénico. El calentamiento global que estamos notando  no es tan dramático como nos quieren hacer creer, es discreto y, por supuesto, ni está provocado por la actividad humana ni mucho menos por el CO2.

Para Klaus Hasselmann (meteorólogo premio Nobel de física), no se puede aceptar que haya cambio climático habiendo subido la temperatura media solo un grado centígrado en unas cuantas décadas. En todo caso, y con moderación, se puede hablar de calentamiento global natural puntual.

El clima en nuestro planeta está cambiando constantemente. Solo en los últimos 600 millones de años ha habido numerosos cambios climáticos sin que los estudiosos del tema hayan encontrado relación alguna con las concentraciones de CO2 en la atmósfera.

Dicho esto, veamos ahora para qué va a servir el cambio climático.

Si con la excusa del Covid-19 los gobiernos se pasaron siete pueblos, urdiendo todo tipo de tropelías a los ciudadanos de su propio país, espera y verás lo que harán ahora para salvar el planeta.

De momento, los líderes del G7 han anunciado, en su última reunión en Alemania, que quieren crear un “club del clima” para finales de este año.

Sirviéndose, una vez más, de la ignorancia de la población y utilizando por enésima vez la estrategia del miedo, la ONU y los oligopolios del carbono han montado un negocio de lo más lucrativo. Con el cuento del calentamiento global, cambio climático o como coños lo quieran llamar, la ONU se ha erigido en líder indiscutible para salvar el planeta.

Las cumbres del clima que organiza la ONU no son más que un gigantesco chiringuito para reunir a los diferentes lobbies que se están forrando con este nuevo engaño.

Pero hay más.

Las restricciones que hemos sufrido -y seguimos sufriendo- para “protegernos” de la falsa pandemia, han servido de punta de lanza para lo que está por venir. Esas restricciones no son nada en comparación con las que nos van a imponer para, supuestamente, “salvar el planeta”.

Lo que propugnan nuestros gobiernos, la camarilla de Davos y el IPCC sobre alcanzar el objetivo de “cero emisiones de carbono” para el año 2050, no es más que una estrategia para acabar con los viajes en avión, los vehículos privados, el consumo de carne y la industria supuestamente contaminante, entre otras muchas cosas. Evidentemente, esto será para el “populacho”. Lo hemos comprobado este año en Davos (acudiendo en jet privados a la reunión del FEM) y en Madrid (saltándose las restricciones del Madrid central por la Cumbre de la OTAN) donde toda esa casta de privilegiados han incumplido, sin ningún pudor, los protocolos que ellos mismos “defienden” para reducir las emisiones de CO2 a la atmósfera”: haz lo que yo digo pero no lo que yo hago.

Si el Covid-19 nos trajo el pasaporte sanitario, el cambio climático nos traerá el pasaporte personal de la huella de carbono. Y aquí lo tenemos: sin enterarnos, estamos yendo, a pasos agigantados, hacia un mundo tecnocrático controlado por algoritmos.

Y no está tan lejos. La Unión Europea es a todas luces un régimen tecnocrático. Está gobernada por un montón de tecnócratas que no han sido elegidos en ninguna votación popular y no tienen que rendir cuentas a nadie. Y no tardando mucho esos tecnócratas serán también sustituidos por algoritmos.

Si a ti te gusta un mundo así, nada que objetar. Ahora bien, ¿qué va a pasar con los que no queremos ese “mundo feliz”? ¿Tendremos alguna alternativa? De momento parece que no hay sitio para nosotros en ese Nuevo Orden Mundial, Cuarta Revolución Industrial o como lo quieran llamar.

La clave está en ¡DESPERTAR! Pero explícaselo tú a esa panda de zombis asustados que no hacen otra cosa que ver la televisión. 

martes, 21 de junio de 2022

REFORMA DE LA LEY DE SEGURIDAD NACIONAL

¿Saben los ciudadanos españoles que estamos a punto de que se apruebe la reforma de la Ley de Seguridad Nacional?

El Gobierno, que ha puesto todo su empeño en arruinar el país, no tardando mucho acabará declarando a la nación en quiebra. Para poder paliar la situación (esa es la excusa que van a poner), no le va a quedar más remedio que acceder a los ahorros y patrimonio de los ciudadanos. Por eso necesita aprobar la reforma de la Ley de Seguridad Nacional (Ley 36/2015), cuyo proyecto ya se votó en el Congreso de los Diputados con el apoyo del PSOE, PP y VOX.

España actualmente cuenta con 47.326.687 habitantes. Según datos del Fondo Monetario Internacional, tiene un PIB anual de 1.205.063 millones de euros, una renta per cápita de 24.680 €, una deuda total de 1.427.235 millones de euros, un porcentaje de deuda sobre su PIB del 118,40% y un déficit del 6,87%.

Por otro lado, el gasto público español es extremadamente elevado. El Gobierno Central con sus 22 Ministerios, los 17 “mini reinos de taifas” de las Comunidades Autónomas, una plantilla de funcionarios públicos de las más altas del mundo y más de nueve millones de pensionistas hacen que los Presupuestos Generales del Estado siempre se queden cortos. Si a esto le sumamos la inflación galopante que ha traído la incesante flexibilización cuantitativa y el parón que sufrió el país por la falsa pandemia, el resultado es una deuda pública que no deja de crecer. Para hacernos una idea de lo que estamos hablando, desde 1995 la deuda pública española ha aumentado un 350%.

¿Esto qué quiere decir? Pues que esta situación no la ha traído ni el Covid ni la guerra de Ucrania, esto se lleva gestando desde hace décadas.

Los ciudadanos de este país, como los de cualquier otro, no sabemos realmente lo que se cuece entre bambalinas en la esfera política y económica: lo que se dice en los medios es una cosa y la realidad es otra.

Si hiciéramos una encuesta y le preguntásemos a la gente si sabe que está a punto de aprobarse la reforma de la Ley de Seguridad Nacional y lo que eso significa, probablemente nos encontraríamos con una mayoría abrumadora que ni siquiera ha oído hablar de ello. Y los que sí han oído hablar de ello creen, tal y como les han contado, que los cambios son simplemente para incrementar la seguridad ante una nueva “crisis sanitaria”.

Sin embargo, en el artículo 28 del proyecto se deja bien claro que, ante una situación de “crisis” de cualquier índole, bien sea sanitaria, económica, cibernética, marítima, aeroespacial o medioambiental, la expropiación y confiscación de la propiedad privada puede y debe aplicarse por el bienestar de la nación.

Esto pone de manifiesto que la reforma de la Ley de Seguridad ciudadana da plenos poderes al Gobierno para que, si España entra en quiebra, pueda ordenar un "corralito", de la noche a la mañana, como ya se ha hecho en Grecia, Chipre, Argentina o recientemente Sri Lanka. Y lo que es más importante. Esta Ley otorgará al Estado poder para acceder a nuestras cuentas bancarias y expropiar nuestros ahorros “temporalmente”. En estas circunstancias, los ciudadanos solo podremos retirar pequeñas cantidades de dinero y, según anunció recientemente el Gobierno, se podrá embargar a todos aquellos que superen el salario mínimo y no, como hasta ahora, los 100.000 €.

A ver si nos enteramos de una puñetera vez de que España es un país con la suficiente riqueza y capacidad emprendedora de sus ciudadanos para no tener que ir nunca a la quiebra. Si vamos a la quiebra es porque así lo han querido nuestros dirigentes, que no hacen otra cosa que poner palos en las ruedas de la economía para que esta colapse; no te quepa la menor duda.

Entonces, la pregunta inevitable es: ¿quién o quiénes están interesados en que España se hunda? Pues los mismos que quieren destruir nuestras sociedades, nuestros trabajos, nuestras naciones y, en definitiva, acabar con el ser humano tal y como lo conocemos.

No es casualidad que el Foro Económico Mundial (FEM) esté tan firmemente posicionado detrás del Cambio Climático, de la Agenda 2030 y del Gran Reinicio.

Con la excusa de "salvar el planeta”, el FEM (testaferro de le élite) tiene previsto la destrucción de los pueblos en beneficio de esa “casta” de maníacos que conforma el 0,1% de la población mundial. Lo que pretende es imponer en todo el planeta un mundo globalizado, gestionado por una coalición de corporaciones capitaneadas por la OMS y la ONU.

El FEM quiere infiltrarse (de hecho ya lo está haciendo) en los gobiernos utilizando los alumnos que salen de su escuela de líderes globales (Macron en Francia, Trudeau en Canadá, Ardren en Nueva Zelanda…). También quiere introducirse en nuestros cuerpos y en nuestras mentes usando todo tipo de tecnología. En definitiva, quiere controlar lo que hacemos, lo que decimos y hasta lo que pensamos. Y no lo digo yo, lo han dicho ellos mismos en la reunión celebrada este año en Davos.

Cualquiera que haya seguido las conferencias del FEM, sabrá que allí se ha hablado, por ejemplo, del seguimiento individualizado de la huella de carbono, de limitar la libertad de expresión o de la exigencia de “pasaportes” para navegar por la red, entre otras cosas.

¿Tú quieres un mundo así? Pues sigue callado y obedeciendo todas las nuevas ocurrencias de estos seres patológicos y lo tendrás.

Bajo mi punto de vista, no es de personas inteligentes dejar las cosas que atañen directamente a nuestras vidas -como es el caso de la Seguridad Nacional- en manos de unos payasos, llamados políticos, que trabajan a las órdenes del poder global del dinero que, por cierto, les paga muy bien.

Mi pregunta final es: ¿Dejaremos que se apruebe la reforma de la Ley de Seguridad Nacional? Si España ha sido el país número uno del mundo en acatar con un fervor enfermizo la histeria covidiana, me temo que sí. 

domingo, 12 de junio de 2022

EL GOBIERNO NO ES LA SOLUCIÓN, ES EL PROBLEMA

 ¿Qué le pasa a la mayoría de la gente? ¿Por qué no reacciona?  

No es posible que después de ver cómo nos están arruinando la vida sigamos como si no pasara nada.

Desde que empezó la falsa pandemia el mundo está experimentando una involución muy peligrosa. Sin embargo, la mayoría de la población mantiene un grado de pasividad que roza la imbecilidad. Y lo peor de todo, es que sigue confiando en el Gobierno que le ha llevado a esta situación.

La masa borreguil vive a golpe de lo que dicta la televisión; vota religiosamente a políticos sátrapas que le engaña elección tras elección; no le importa que le coloquen un bozal que le impida respirar; le da igual que le inyecten en el cuerpo cualquier sustancia; renuncia voluntariamente a sus derechos y libertades de por vida a cambio de una supuesta seguridad; no le preocupa el veneno que ingiere en los alimentos ni lo que cae del cielo después de ser fumigados y paga religiosamente la energía, los carburantes y los alimentos a precios desorbitados sin la más mínima objeción. A esa mayoría le pregunto: ¿pero qué pasa por vuestra linda cabecita? ¿No veis que todo esto forma parte de un plan? Si hasta la misma televisión que consumís incesantemente os está hablando de la Agenda 2030 y el Gran Reinicio. ¿No habéis visto al Presidente de Gobierno y al Rey lucir públicamente el “pin” de la Agenda 2030 en sus solapas?

Por supuesto que existe un plan, y ese plan no es otro que llevar al mundo a una dictadura tecnocrática mediante la Agenda 2030 y el Gran Reinicio.

Si aún no lo crees, échale un vistazo a la conferencia que dio Klaus Schwab en la reunión del Foro Económico Mundial, en mayo de 2022, donde dijo alto y claro:El futuro no sucede, lo construimos nosotros: la poderosa comunidad que hay en esta sala”. Y en esa sala había más de 2.000 personas muy influyentes, entre las que se encontraban políticos, banqueros y empresarios de las más altas esferas (lista oficial de participantes al FEM 2022.pdf).

Parece que los dueños del mundo han dejado de ocultar sus verdaderas intenciones y tienen prisa por ejecutar cuanto antes su plan genocida.

Según palabras textuales de Bill Gates, “si hacemos un buen trabajo con las “vacunas” reduciremos la población mundial un 10-15%”. Eso supone exterminar entre 800 y 1.200 millones de personas solo con las “vacunas” que, por cierto, ya se han administrado más de 5.000 millones de dosis (incluidos placebos) y están empezando a hacer su trabajo. Solo en España, a 8 de mayo de 2022, se han registrado, según figura en el 15º informe de farmacovigilancia sobre el Covid-19/, 12.960 notificaciones de efectos adversos graves, de los cuales 434 son fallecimientos. Hay que tener en cuenta que apenas se reporta el 1% de los casos, dado que sistemáticamente son negados, o disfrazados de otras patologías, como así lo hace la propia Agencia del Medicamento Español en su informe.  Por eso, como en este país está prácticamente todo el mundo vacunado, nadie dice nada cuando ve a personas sanas de su entorno más cercano padecer sin causa justificada arritmias, miocarditis, pericarditis, ictus, desplomarse sin motivo alguno, reactivársele un viejo cáncer ya curado, muertes súbitas, manchas en la piel, cansancio permanente o padecer de insomnio, entre otras muchas cosas. O sea, ¡todo muy “normal”!

Por otro lado, si a las “vacunas” le sumamos la flexibilización cuantitativa, el conflicto de Ucrania, la estanflación, la manipulación del clima mediante geoingeniería y la aparición de las primeras hambrunas artificiales tenemos el coctel perfecto para hundir en la miseria a la gente y provocar más muertes. Y si todo esto no fuera suficiente siempre tienen en la recámara una guerra nuclear.

Después de más de dos interminables años de despropósitos, por parte de nuestros gobiernos, ¿cómo es posible que haya todavía una mayoría abrumadora de gente que no se dé cuenta de que el Gobierno no es la solución, sino el problema? ¿Es que no ven que los gobiernos, supuestamente elegidos para ser nuestros representantes, son los que están acabando con nuestra salud, economía, derechos y libertades? Su actuación indica que no tienen ninguna intención de evitar la catástrofe; al contrario, no hacen otra cosa que agravarla.

Los medios de comunicación ya están anunciando que las cosas se van a poner muy jodidas en otoño. Con una inflación que roza el 10% convertida en estanflación, una deuda galopante que no para de crecer, los combustibles y alimentos por las nubes, unos sueldos irrisorios y una tasa de desempleo del 13,3% no hay que ser adivino para intuir, efectivamente, que lo vamos a pasar muy mal.

Dicho esto, de nosotros depende revertir la situación. Pero para ello necesitamos a las masas, del mismo modo que las necesitan ellos para que voten y legitimen este sistema corrupto. Sin las masas no hay nada que hacer. Pero, por desgracia, las masas siguen sin escuchar y todavía creen, ingenuamente,  que estamos viviendo una época de casualidades y únicamente se preguntan cuándo volverán las cosas a la normalidad. Evidentemente, si no hacemos nada para evitarlo la respuesta es: nunca.

Es hora de despertar y de que los pueblos retiremos todos los poderes a esos enfermos mentales que nos gobiernan y nos opongamos firmemente a su agenda globalista. De hecho, hay mucha gente en el mundo que se está partiendo el pecho por intentar despertar a la población y evitar que esta gente materialice su plan diabólico.  

En España, ahora tenemos una oportunidad de oro para decir ¡basta! El próximo 19 de junio de 2022 se celebrarán elecciones al Parlamento de Andalucía. Si hubiera una abstención descomunal sería un indicio de que la población empieza a despertar.

¿Y tú qué crees? ¿Habrá un despertar? Permíteme que lo dude.

Si todavía piensas que esto que acabas de leer es una teoría de la conspiración, no tienes más que tomarte la molestia de consultar entrevistas o libros, por ejemplo, de personajes tales como Klaus Schwab, Jacques Attali, Bill Gates o Yuval Noah Harari, entre otros, y comprobarás que son ellos los que dicen estas cosas, no yo.