Somos una sociedad de consumo; así de claro. Vivimos en un mundo donde
todo está basado en el crecimiento económico, lo que significa que el consumo
debe aumentar a perpetuidad. Durante algún tiempo, este tipo de sociedad
ha sido posible gracias a que el número de habitantes del planeta era
relativamente bajo y el consumo no estaba al alcance de cualquiera. Pero con
una población rondando los 8.000 millones de personas, y una política de
consumo de usar y tirar, se mire por donde se mire este tipo de sociedad es, a
todas luces, insostenible.
La evolución de la tecnología ha contribuido, además, a que el mundo
sea cada vez más pequeño y esté interconectado. Mientras nuestros abuelos
vivían prácticamente toda su vida en su lugar de origen y consumían lo que
ellos mismos producían, hoy en día el
mundo entero está a nuestros pies a un solo clic de ratón: negocios, viajes,
compras y la mayoría de actividades del hombre de hoy se hacen a través de la
red.
La palabra más utilizada en el documento de la Agenda 2030 es “sostenible”.
Evidentemente, sostenibilidad y consumo son dos conceptos antagónicos. Por lo
tanto, está claro que nos toman por imbéciles, ya que, como se dice
vulgarmente, no se puede estar en misa y repicando al mismo tiempo.
¿Pero realmente somos conscientes de que esto no puede seguir así?
Alguien se ha dado cuenta de que necesitamos un cambio y ha tomado la
iniciativa. Ahora bien, lo que no sabemos es si el cambio será para bien o para
mal. Lo digo, porque quienes están impulsando este cambio -nada transparente- a
través de instituciones y personajes nada fiables, son los mismos que han
acaparado la riqueza de todo el planeta. Por lo tanto, es lógico pensar que lo
que pretenden es salvar su culo y no proteger a la humanidad.
Ingenieros informáticos de todo el mundo están tratando de crear
Inteligencia Artificial (IA) y cada vez están más cerca de conseguirlo. Estamos
hablando de algo que podría cambiar nuestras vidas de una manera impredecible.
Todos tenemos puesta la vista en el futuro que nos traerá la robotización
de los puestos de trabajo, de los medios de transporte, del comercio, etc. Pero
la verdadera revolución de la que nadie habla es la robotización del ser
humano. ¿Será esta la única salida de una sociedad fracasada?
Cuando Yuval Noah Harari en sus charlas habla de hackear personas, se refiere a robotizarlas.
Es otras palabras, a crear una inteligencia artificial dentro del cerebro del
ser humano. Suena extraño, ¿verdad? Pero no lo es.
Por mucha nostalgia que tengamos los tiempos anteriores a la falsa
pandemia no van a volver, son cosa del pasado.
El mundo necesita un cambio, es indudable. Ahora bien, ese cambio
debería hacerse con el consenso de todos. Sin embargo, los que han tomado la
iniciativa de cambiar el mundo quieren un hombre nuevo rediseñado con implantes
cerebrales. En definitiva, el nacimiento del hombre 2.0.
Según Ian Pearson (ingeniero y matemático miembro de la Academia
Mundial de Artes y Ciencias y colegiado de la British Computer Society) “Una
IA sobrehumana plenamente consciente, con emociones y con su propia agenda,
está a punto de ser creada. Por lo tanto, no tendremos más remedio que
establecer vínculos cerebrales directos con la IA súper inteligente. De
lo contrario, corremos el riesgo de extinción. Es así de simple”.
No lo sé. Pero puede que en un futuro no muy lejano podamos erradicar
todas las enfermedades y conducir un automóvil o pilotar un avión solo con
nuestro cerebro. Pero una Inteligencia Artificial implantada en humanos nos
lleva a plantearnos algunas cuestiones como estas:
¿Los chips en nuestro cerebro harán que dejemos de ser humanos?
¿Seguiremos teniendo conciencia propia? ¿Qué pasará con sentimientos tales como
el amor, el odio, la ternura o la ira? ¿Podríamos llegar a ser inmortales?
El transhumanismo es un movimiento internacional que tiene por objetivo
mejorar a toda la humanidad (eso dicen ellos) a través del desarrollo de nuevas
tecnologías de implantes cerebrales, cuyos mayores promotores son el Foro
Económico Mundial y el Club de Roma. Los defensores del transhumanismo aseguran
que no hay otra opción si queremos seguir adelante.
Está claro que si verdaderamente existe un beneficio para el ser humano
en la aplicación de esta tecnología, solamente podrán acceder a ella quienes
posean los recursos suficientes para poder permitírselo. Por lo tanto, esto no
va a ser para los 8.000 millones de personas que habitamos el planeta. Entonces,
la pregunta inevitable es: ¿qué pasará con el resto? Quién sabe, aunque podemos
imaginarlo.
¿Alguien me puede explicar cómo es posible que en un mundo donde el
gratis total no existe las “vacunas” anti Covid-19, los test PCR, WhatsAPP, el
buscador de google y un montón de cosas
carísimas sean gratis para el “populacho”?
En los últimos 3 años están ocurriendo, a nivel global, un cúmulo de
catástrofes y acontecimientos dramáticos sin precedentes en la historia de la
humanidad en tan corto espacio de tiempo. Esto da pie a pensar que tanta
coincidencia no es fruto de la casualidad, sino producto de un programa
premeditado. Y, claro está, viendo las cosas que nos están obligando a hacer,
no es descartable pensar que “el populacho” este siendo utilizado para
experimentar con todo tipo de nuevas tecnologías sin su conocimiento ni
consentimiento.
Los denostadamente llamados “conspiranoicos” aseguran que están introduciendo
en nuestros cuerpos todo tipo de nanotecnología a través de los alimentos, los
medicamentos y las vacunas para interactuar sobre nosotros mediante las
nuevas tecnologías 5G y la Optogenética (utilización de la
luz LED para borrar recuerdos y controlar e influir en los pensamientos y
comportamientos). ¿Es esto posible? Entonces, ¿será todo lo que estamos
viviendo un experimento global para el desarrollo de una nueva tecnología que
pretende hacer inmortales a los seres humanos?
Conclusión.
La IA puede ser de gran utilidad para la humanidad o su peor enemigo. Pero, ¿cómo saberlo? Si al “populacho” no se nos educa en el conocimiento y desconocemos absolutamente todo sobre las nuevas tecnologías -únicamente las utilizamos y punto- ¿cómo vamos a ser capaces de entender la IA?
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