miércoles, 20 de diciembre de 2023

COP28: UN MONUMENTAL ENGAÑABOBOS

La CUP28 (Conferencia sobre el Cambio Climático de la ONU) se celebró entre los días 30 de noviembre y el 12 de diciembre de 2023 en el centro de congresos Expo City Dubái, en la ciudad emirato de Dubái, bajo la presidencia de Emiratos Árabes Unidos.

Oficialmente, el acuerdo firmado en la COP28 es un paso más para conseguir las cero emisiones netas globales de CO2 en el año 2050, hacer una transición justa y equitativa de los combustibles fósiles (petróleo, gas y carbón) a las fuentes de energía renovables y un aumento de las inversiones para la adaptación a las alteraciones climáticas. Sin embargo, documentos obtenidos por periodistas independientes del Centro de Informes Climáticos hablan de que el país anfitrión ha utilizado esta cita para cerrar acuerdos sobre petróleo y gas con al menos 27 países antes de la cumbre.

Todo ha sido un engaño manifiesto.

Resulta que la COP28 ha estado dirigida por el Sultán Al Jaber, quien a su vez es el director ejecutivo de la compañía petrolera nacional Adnoc. Evidentemente, existe un notorio conflicto de interés entre Al Jaber (director de la compañía nacional de petróleo de EAU) y los objetivos de esa reunión que, supuestamente, buscaba desincentivar la quema de petróleo, gas y carbón por parte de los países asistentes a la cumbre. Tal es así, que el mismísimo Al Jaber abrió la conferencia diciendo: “No hay base científica que indique la necesidad de una eliminación gradual de los combustibles fósiles para limitar el calentamiento global a 1,5°C”. Paradójicamente, el rey Carlos III de Inglaterra en su discurso de la ceremonia de inauguración dijo todo lo contrario: “Rezo con todo mi corazón para que la COP28 sea otro punto de inflexión decisivo hacia una acción verdaderamente transformadora en un momento en el que, como nos han estado advirtiendo los científicos durante tanto tiempo, estamos siendo testigos de puntos de inflexión alarmantes”.

Nos toman el pelo de una manera estrepitosa. Vamos a ver, ¿en qué quedamos? ¿Ha sido esta una cumbre para reducir el consumo de petróleo o, por el contrario, una oportunidad para los países productores de vender su producto?

Partiendo de la base de que lo que ha dicho Al Jabir es verdad, existe otra gran verdad que no se ha mencionado en esa cumbre: que a día de hoy no hay nada que pueda sustituir por completo a los combustibles fósiles, al menos a corto y medio plazo. Y lo saben.

¿Por qué digo esto? Pues porque vivimos en una sociedad completamente dependiente de la electricidad. Esto es así, nos guste o no nos guste.

Hoy en día hay dos tipos de producción de electricidad: la ininterrumpida (procedente de la energía hidroeléctrica, nuclear, carbón, gas natural y petróleo) y la ocasional (procedente de turbinas eólicas y paneles solares). Evidentemente, no podemos confiar nuestros hospitales, aeropuertos, transacciones bancarias, etc. a una electricidad que dependa de si hace Sol o sopla el viento. Por consiguiente, si queremos seguir como hasta ahora necesitamos los combustibles fósiles sí o sí.

Por otra parte, todos los componentes de los medios de producción de electricidad y todos los dispositivos eléctricos se fabrican hoy en día a partir de productos petroquímicos derivados del petróleo. Turbinas eólicas, centrales eléctricas, paneles fotovoltaicos, vehículos eléctricos, bombillas y un larguísimo etcétera se fabrican a base de derivados de petróleo. Tampoco sería posible la informática, los conductos eléctricos, los aislantes de las placas electrónicas ni muchas de las grandes construcciones sobre las que hoy se asienta nuestra civilización, porque todas ellas requieren de derivados de este elemento actualmente tan denostado.

Entonces, ¿por qué organizaciones supranacionales tecnócratas pretenden ahora desconectarse del petróleo, gas y carbón y centrarse en eso que se ha dado en llamar “energía verde” proveniente de fuentes renovables?

Seamos rigurosos. La electricidad producida por las energías renovables requiere de un almacenamiento masivo que a día de hoy es un espejismo. Por lo tanto, sin combustibles fósiles simplemente no habría electricidad suficiente para todo el mundo con el nivel de vida actual. Esto también lo saben.

La COP28 –como la 27, 26, 25, etc.- nunca ha tenido la intención de mejorar nuestras vidas. La COP28 es un club de lobbies del FEM que quiere controlar y gestionar nuestras vidas, que es una cosa muy distinta. El verdadero objetivo de esta cumbre -continuista de lo que se viene pretendiendo desde 1972 con las “teorías ecologistas” no probadas del calentamiento global del “profeta” Al Gore- es crear una “agenda de carbono” que conduzca a la eliminación gradual de todas las libertades fundamentales, incluida la propiedad privada y el derecho a viajar. Evidentemente, todas esas restricciones serán aplicadas al “populacho”, no a ellos (no hay más que ver su osadía y descaro al acudir a estas cumbres en sus jets privados).

Aparte del consiguiente negocio lucrativo para algunos, la COP28 ha cumplido con creces sus objetivos. En ella se han puesto las bases para aplicar un sinfín de nuevas medidas restrictivas para la población: prohibición de usar vehículos de gasolina y diesel, dejar de consumir ciertos alimentos (carne) e incorporar otros nuevos (insectos), cambios en el transporte, regulación de viajes, implementación de ciudades 15 minutos, etc. Obviamente, todas estas medidas impopulares nos las venderán como necesarias e imprescindibles para salvar el planeta.

Sin embargo, ni el FEM ni la ONU ni el resto de organizaciones globalistas tienen ningún interés en salvar el planeta, esa es la realidad. Lo que quieren, es que el “populacho” sea cada vez más pobre y menos numeroso. Para eso es para lo que se han inventado el cambio climático antropogénico, al que achacan todos los desastres naturales acaecidos en los últimos años. Pero esto no es así de ninguna de las maneras, ya que el uso de tecnología militar para modificar el clima parece ser la explicación más relevante para comprender el aumento de los desastres naturales que hemos padecido en los últimos 20 años.

Multitud de artículos científicos revisados por pares, unidos a la información proporcionada por diferentes organizaciones intergubernamentales, documentos militares y patentes registradas revelan que, en funcionamiento, el HAARP (Programa de Investigación Auroral Activa de Alta Frecuencia), el calentador ionosférico más potente actualmente después del ruso SURA, según algunas fuentes, es capaz de influir en el clima. Del mismo modo, la modificación del clima mediante geoingeniería es una técnica contrastada desde hace décadas. Por lo tanto, las acusaciones del IPCC, de que es el hombre el causante del aumento de los fenómenos ambientales extremos (sequías, inundaciones, olas de calor, olas de frío, tornados, huracanes, etc.), son falsas, infundadas y sólo obedecen a intereses creados.

Parece ser que después de “salvar” a la humanidad con la “vacuna” del Covid-19, ahora toca “salvar el planeta”. Con esta excusa pretenden seguir implementando un totalitarismo global. Sin ir más lejos, en España, a partir de enero de 2024, los coches que no tengan etiqueta medioambiental (el 30% del parque automovilístico nacional) ya no podrán circular por las calles de Madrid. O sea, que pagamos un impuesto de circulación para luego no poder circular. Es de genios, la verdad; para quitarse el sombrero. Y lo hacen una y otra vez y no pasa nada. ¿O es que ya hemos olvidado lo que nos hicieron en 2020?

Pero la última ocurrencia ya es de traca. Después del anuncio de Christine Lagarde, sobre la inminente llegada de las monedas digitales de los bancos centrales (CBDC), resulta que el BCE ha elaborado un informe donde dice que el uso de billetes tiene un impacto medioambiental equivalente a recorrer 8 kilómetros en coche. ¡Manda huevos! Que diría Federico Trillo. Tomar a los ciudadanos por imbéciles profundos a este nivel es una apuesta muy arriesgada, ¿no crees? Evidentemente, es pura propaganda para que la gente acepte las CBDC como parte del paquete de medidas para salvar el planeta.

Seguramente, el gran encuentro globalista de la COP28 haya reunido al mayor número de tontos defensores del cambio climático antropogénico del planeta (unos 70.000). Pero esos tontos no van a salvar el planeta, entre otras cosas, porque no necesita ser salvado. Lo único que han hecho ha sido colaborar en establecer un pensamiento globalizado único sobre la existencia del cambio climático antropogénico, repitiendo esta mentira lo suficiente hasta convertirla en una “verdad”. Y, claro está, una vez aceptemos esta falsa “verdad” estaremos vendidos, ya que este es uno de los puntos fundamentales de la Agenda 2030 para llevar a la humanidad a un mundo totalitario global.

Definitivamente, de esto, y no de otra cosa, va toda esta parafernalia de la COP28: un engañabobos para todo aquel que les quiera poner atención. 

domingo, 10 de diciembre de 2023

NADIE TENDRÍA PODER SOBRE NOSOTROS SIN NUESTRA COLABORACIÓN

En el mundo, siempre ha existido una minoría de “tíos listos” que se han aprovechado de una inmensa mayoría de tontos. Esta es la cruda realidad que, por cierto, no ha cambiado en absoluto y sigue vigente a día de hoy.

Evidentemente, esta minoría de tíos listos” no posee poderes sobrenaturales para tener a ocho mil millones de personas bajo la suela de su zapato. Sin embargo, no tiene necesidad, pues simplemente controlando las estructuras de poder el control de toda la humanidad está más que asegurado.

Paradójicamente, esas estructuras de poder están a cargo de una serie de personas que, aunque también pertenecen al pueblo, son, por lo general, tremendamente ambiciosas, codiciosas y prepotentes. Estamos hablando de políticos, jueces, fiscales, militares, policías, inspectores de Hacienda, abogados del Estado, diplomáticos y un largo etcétera que son los encargados de conducir al rebaño. En definitiva, son los que, sin saberlo (o sabiéndolo), trabajan para las élites que controlan el mundo.

Como es natural, los “tíos listos” no van a permitir que nadie deshaga sus estructuras de poder. De por sí, aquellos que lo han intentado han quedado “fuera de servicio”.

El mundo en que vivimos está anclado en una gran mentira. Esta gran mentira es creída a pies juntillas por la inmensa mayoría de tontos, que han dejado sus vidas en manos de todas estas estructuras de poder. ¿Y quiénes se encargan de extender esta gran mentira por los cinco continentes? Obviamente, los medios de comunicación de masas.

Nos venden la idea de que existe libertad de prensa y, por tanto, libertad de expresión. Sin embargo, nada más lejos de la realidad, puesto que en la actualidad sólo hay tres grandes agencias que suministran las noticias que vemos en televisión, leemos en los periódicos y escuchamos en la radio en prácticamente los cinco continentes. Estas tres agencias son: la estadounidense Associated Press (AP), la francesa France-Presse (AFP) y la británica Reuters.

Las noticias que salen de estas agencias están controladas  -e incluso a veces escritas- por personal de los servicios secretos y militares de alta graduación. De ahí que en todas partes se produzcan las mismas afirmaciones o negaciones de la supuesta realidad. Luego, los periodistas de los diferentes medios sólo tienen que “copiar y pegar” y darle un toque personal a la noticia, aunque alguno ni siquiera se molesta en hacerlo.

Decía Ortega y Gasset que el “hombre-masa” es aquel que carece de iniciativa propia, de pensamiento propio y que sólo vive de las aportaciones de los demás. Naturalmente, un hombre así es manejado como un pelele. Está tan ciego, que es incapaz de ver que la política no es más que un reality show para entretener a esa inmensa mayoría de tontos que mantienen el sistema con su voto. Y lo peor, es que ignora que todos los partidos políticos con posibilidades de gobernar son un gigantesco engaño y que el verdadero poder lo ejercen otros.

Los gobiernos, tal como los conocemos, están controlados por lobbies que sirven a los intereses de entidades financieras y grandes corporaciones propiedad de los “tíos listos”. Mientras, nosotros, el “pueblo soberano”, nos dedicamos a pagar impuestos y a vivir felizmente ignorantes en esta prisión sin muros llamada “democracia”, en la que nos pasamos la vida discutiendo sobre qué títere político tendrá el honor de robarnos, de restringir nuestra libertad o de endeudarnos hasta la médula en los próximos cuatro años. En definitiva, nos han vendiendo un  producto tan cuidadosamente elaborado y enlatado que hemos llegado a creer que lo necesitamos. Y lo que es el colmo de la desfachatez: que lo controlamos. Evidentemente, no es así.

Acabamos de comprobar cómo tantos días de protesta callejera, tanto discurso inútil de la oposición, tanto comunicado de la CEOE, del CGPJ, de jueces, abogados y funcionarios posicionándose en contra de la investidura de Pedro Sánchez -a cambio de amnistiar a unos señores que cometieron un delito, fueron juzgados y condenados- no ha servido de nada. Y no ha servido de nada, porque el “pueblo soberano” no tiene mecanismos reales de control sobre el Gobierno y sus instituciones.

La gente que verdaderamente cree que vive en una sociedad libre, y que es el único dueño de su vida, es porque sigue la narrativa que le contaron. Pero, cuando una sociedad está sustentada en el dinero, los datos revelan otra cosa.

Podríamos decir que nuestra sociedad se apoya en cinco pilares básicos: alimentación, sanidad, energía, información y finanzas. Estos cinco pilares deberían estar controlados por el pueblo. Sin embargo, si miramos quiénes son los mayores accionistas de las grandes compañías de alimentación, de las farmacéuticas, de las petroleras, de los medios de comunicación y de la banca, ¿a quién vemos? ¡Bingo! ¡Acertaste! A BlackRock y Vanguard Group. Evidentemente, estas dos mastodónticas entidades están controladas por ese insignificante número de “tíos listos” y no por el “pueblo soberano”.

La realidad es que los “tíos listos” llevan haciendo negocio con la humanidad desde tiempos inmemoriales. Tal es así, que ahora incluso se refieren a nosotros como “recursos humanos”. Además, tienen a los gobiernos bajo control. De hecho, son ellos quienes deciden que nuestra educación sea una mierda para garantizar que no entendamos nada, que nuestro salario sea el justito para llegar a fin de mes con el fin de seguir manteniéndonos esclavizados a un trabajo y son los que establecen que muchas de nuestras distracciones sean absurdas, banales e incluso de mal gusto.

Decía Edward Bernays, sobrino de Sigmund Freud: “La manipulación intencionada y razonable de la opinión pública es la base de un sistema democrático”. Por lo tanto, sólo hay una forma de deshacerse de esta dictadura disfrazada de democracia representativa: dejar colaborar con esta locura.

Necesitamos ciudadanos dispuestos a hacer algo más que quejarse. ¿Te has parado a pensar que todo depende de tu voto? Los políticos dependen totalmente de los votos, así que deja de darles tu voto. Sin votos, no hay democracia representativa que valga. Este es el primer paso que hay que dar si queremos cambiar las cosas, ya que la estupidez de intentar cambiar el sistema desde dentro nunca ha funcionado.

Dicho esto, no me cabe la menor duda de que, como reza el título de este artículo, nadie tendría poder sobre nosotros sin nuestra colaboración. ¿Capisci? 

jueves, 30 de noviembre de 2023

NUEVO TRATADO DE PANDEMIAS: CLAVE PARA EL NUEVO ORDEN MUNDIAL

El 20 de septiembre de 2023, tuvo lugar la reunión de alto nivel sobre prevención, preparación y respuesta frente a futuras pandemias (resolución A/RES/77/275) de Naciones Unidas.

Esta reunión de alto nivel, del 78 periodo de sesiones de la Asamblea General de Naciones Unidas, se centró en el tema: “Crear y sostener el impulso político y la solidaridad para la prevención, preparación y respuesta a pandemias”. 

Después de la reunión, el Director General de la Organización Mundial de la Salud (OMS), Tedros Adhanom Ghebreyesus, hizo las siguientes declaraciones: “Es un paso histórico en el urgente camino para hacer que todas las personas en todo el mundo estén más seguras y mejor protegidas contra los efectos devastadores de las pandemias. Acojo con satisfacción el compromiso de los líderes mundiales de brindar el apoyo político y la orientación necesarios para que la OMS, los gobiernos y todos los involucrados puedan proteger la salud de las poblaciones y tomar medidas concretas para invertir en capacidades locales, garantizar la equidad y apoyar la arquitectura sanitaria de emergencia global que el mundo necesita”.

Ni la ONU ni la OMS hacen mención al número de líderes mundiales que han respaldado el nuevo Reglamento Sanitario Internacional (RSI), en el que va incluido el Tratado de Pandemias. Si entendemos que todos los países están de acuerdo, el nuevo RSI podría entrar en vigor sin votación previa en la próxima Asamblea Mundial de la Salud, a celebrar en mayo de 2024. Dado que estas reuniones se celebraron a puerta cerrada, y no existen registros oficiales, sólo podemos “confiar” en los rumores que dicen que varios Estados Miembros se abstuvieron y otros se opusieron al nuevo RSI. Que yo sepa, el único que ha declarado públicamente que no apoyará el Tratado de Pandemias de la OMS es el Primer Ministro de Eslovaquia, Robert Fico.

La corrupta ONU, con la OMS como punta de lanza, trata de imponer un Nuevo Orden Mundial basado en lo que llaman “desarrollo sostenible”. Si este nuevo Tratado de Pandemias sale adelante, será la certeza de que la mayoría de países han sido comprados y corrompidos por el dinero y la deuda.

El nuevo Tratado de Pandemias convertirá a la OMS en un mecanismo de sembrar terror, declarando emergencias sanitarias a diestro y siniestro. Luego, podrá exigir globalmente cuarentenas, encierros y vacunas obligatorias que los gobiernos estarán obligados a hacer cumplir bajo amenaza de ser sancionados.

La jugada ha sido maestra.

La OMS no se creó para salvar a la humanidad de las enfermedades, se creó para tenernos “cogidos por los huevos”. Ahora ya tiene la llave de lo más vulnerable de nosotros: la salud y la enfermedad, la vida y la muerte. Con este inmenso poder -que le conferirá el nuevo RSI- en los próximos años veremos cómo implementarán un programa perpetuo de vacunación que será de obligado cumplimiento para poder realizar cualquier actividad. De momento, y como un anticipo a esta locura, la UE quiere vacunar a las mujeres embarazadas como prioridad. ¡Increíble! El mundo al revés, ya que siempre se aconsejó no tomar medicamentos durante el embarazo -cosa de sentido común-, pues todo lo que ingiere la madre pasa al torrente sanguíneo y por consiguiente al feto.

Decía Franklin D. Roosevelt que en política (y añado yo, en economía) no hay nada al azar. Por lo tanto, todo lo que sucede ha sido diseñado de antemano para lograr objetivos. Por eso cada una de las crisis que estamos viendo (todas, absolutamente todas provocadas por el hombre) está diseñada para encubrir la chapuza de la crisis anterior. Y, claro está, no hay nada mejor que una buena guerra para desviar la atención del “populacho”. Esto está sucediendo actualmente con las guerras de Ucrania y Oriente Medio, que, entre otras cosas, cumplen el cometido de ocultar el impactante número de personas de todas las edades que están muriendo por las inyecciones de ARNm.

Es más que evidente que los globalistas están trabajando en todos los frentes para reducir la población mundial. Tal es así, que incluso Chistien Lagarde, Presidente del Banco Central Europeo, Dan Patrick, Vicegobernador de Texas y Taro Aso, Ministro de Finanzas japonés, dicen abiertamente que los ancianos deberían darse prisa en morir, pues son una carga para la economía. ¿Les ayudará la OMS con su “Tratado de Pandemias” a tomar esa decisión?

Que en pleno siglo XXI sigamos dejando, “alegremente”, nuestras vidas en manos de estos psicópatas tiene una explicación: nos tienen adiestrados a obedecer las estupideces más disparatadas.

Porque, vamos a ver. ¿Quiénes son nuestros gobernantes para obligarnos a atarnos con un cinturón al asiento de un coche? ¿Quiénes son para prohibirnos caminar por un paseo marítimo porque hay temporal? ¿Quiénes para obligarnos a llevar un trapo en la cara o vacunarnos? Obviamente, la excusa que esgrimen es que lo hacen por nuestro bien, para salvarnos la vida. Entonces, ¿cómo explicar que estos mismos gobernantes -cuya obsesión es salvar vidas- estén atiborrando de armamento a Ucrania y apoyando el genocidio de Gaza?

Si recuerdas, eso mismo pasó con las “vacunas” Covid-19. Decían que eran para salvar vidas. Sin embargo, en algunos sitios si no te la ponías no podías entrar en un supermercado a comprar alimentos, acceder a un hospital o trabajar. Incluso se despidió a médicos y personal sanitario (en un momento en que se nos dijo que la sanidad estaba colapsada) por no querer inocularse. Esto no pasó en un país tercermundista como Burundi, esto pasó en Francia.

Si permitimos que la OMS se salga con la suya y apruebe en 2024 el nuevo Reglamento Sanitario Internacional (RSI), en el que va incluido el Tratado de Pandemias, estaremos entregándole el poder para decidir quién vive y quién muere. Así de simple.

Nos dirigimos hacia un mundo donde la tecnología, la robótica y la inteligencia artificial sustituirán irremisiblemente a prácticamente la totalidad de los trabajos que hacemos actualmente los humanos. Ante esta nueva situación, la élite no está dispuesta a mantener y alimentar a seis o siete mil millones de personas que ya no le son útiles. Por lo tanto, está poniendo en marcha toda una serie de mecanismos para llevar a cabo la despoblación y el control absoluto de la humanidad, y el nuevo Tratado de Pandemias es una pieza clave en este proceso.

Somos la última generación que puede cambiar el destino de la humanidad. De nosotros depende. Si fracasamos, el mundo será esclavizado tecnológicamente y ya no habrá escapatoria. Por lo tanto, sólo queda luchar. ¿Lo haremos? 

lunes, 20 de noviembre de 2023

NORMALIZACIÓN DE LA POBREZA

Desde hace unos años, en España estamos asistiendo a la práctica de unas acciones devastadoras encaminadas a empobrecer deliberadamente a su población. El desmantelamiento de centrales térmicas y nucleares para crear deficiencia energética, la destrucción de embalses para potenciar la escasez de agua, el estrangulamiento de la agricultura, la ganadería y la pesca para encarecer los pecios de los alimentos o el desarraigo de la minería para hacernos dependientes de las importaciones a otros países son sólo algunos ejemplos de cómo se está destruyendo el tejido productivo de nuestro país.

Lo grave del asunto, es que es precisamente el Gobierno, en connivencia con la oposición, quien nos está privando de nuestros medios de vida y llevándonos al subdesarrollo. Y no estoy exagerando.

Resulta que en Galicia (concretamente en Biana do Bolo, Orense) hay una mina de tierras raras (Mina Penouta) en las que se explota el Coltán (único yacimiento de Europa) que, por cierto, está a 6.000 € el kilo. Este mineral es necesario para fabricar smartphons, tablets, televisores y ordenadores portátiles, entre otras cosas. Al ser un mineral escaso, es considerado el oro negro de nuestros días. Bueno, pues ha sido cerrada cautelarmente.

Editorial del 18 de octubre de 2023 del diario “La Voz de Galicia”: “El proyecto de la mina de Penouta acaba de sufrir un revés judicial. El Tribunal Superior de Xustiza de Galicia acaba de decretar la paralización cautelar de la explotación minera, ante una denuncia del grupo Ecoloxistas en Acción, por lo que consideran graves impactos sobre el espacio protegido de Pena Trevinca, dentro de la Red Natura 2000.”

Patético, ¿verdad? O sea, que tenemos la única mina de Europa de coltán y van y la cierran unos “ecologistas”.

Evidentemente, si destruimos nuestro tejido productivo, disponemos de menos almacenamiento de agua, menos autosuficiencia energética y menor capacidad de producir alimentos el empobrecimiento está más que asegurado. Y de eso se trata (¿órdenes del FEM para poder llevar a cabo el “Gran Reinicio”?).

Desde que nuestro Gobierno firmó la Agenda 2030, los precios de los alimentos, energía, vivienda, combustible, impuestos, etc. no han parado de subir. Contrariamente, los salarios no hacen más que bajar o, en el mejor de los casos, se estancan o suben muy por debajo de la inflación. Sin embargo, esto no tiene nada que ver con ninguna crisis tal y como nos están contando. Esto es así porque se quiere que sea así, ya que la escasez no tiene cabida en un mundo tecnológico como el actual. ¿Te has parado a pensar por qué todo el mundo tiene un Smartphone y, sin embargo, no tiene comida? Pues piénsalo.

Mientras tanto, el número de sinvergüenzas que vive de lo público sigue creciendo y llevándoselo crudo. Porque, a pasar de tanto Gobierno (el Nacional más los 17 de las Comunidades Autónomas), tanto Ayuntamiento (8.131 municipios con sus alcaldes y concejales), tanto Secretario de Estado (33 con todas sus Subsecretarías), tanto Director General y Subdirector Técnico, tanto funcionario de alto rango del Tribunal Supremo, CGPJ, magistrados, jueces, y un sinfín más que me dejo en el tintero no se puede gestionar peor un país.

¿Dónde están los encargados de solventar los verdaderos problemas de los españoles? ¿Dónde los garantes de la Constitución? ¿Dónde los responsables de la justicia? Simplemente no están ni se les espera. Así de claro.

A raíz de la idiotización masiva de la población, llevada a cabo durante la falsa pandemia, la gente traga todo lo que le echen. Y como muestra un botón.

Sin lugar a dudas, España es el primer productor de aceite de oliva del mundo, cuya producción representa el 60% de la producción de la Unión Europea y el 45% de la producción mundial. Entonces, ¿Cómo puede ser que el aceite esté más caro en España que en el resto de Europa? ¿Cómo lo consentimos?

Eso por no hablar de nuestra corrupta casta política, a la que la gente sigue votando fielmente elección tras elección. ¿Cómo se puede tropezar tantas veces con la misma piedra?

El nuevo invento de los políticos, llamado “consenso social”, no es otra cosa que un acuerdo basado en que la gente debe tragarse la versión oficial del momento de todas y cada una de las nuevas ideologías y ocurrencias del Gobierno (pandemia, cambio climático, ideología de género, lenguaje inclusivo,…). De lo contrario, corre el riesgo de ser incluida en la lista negra de “negacioncitas”, “fascistas”, “xenófobos” u otras lindezas por el estilo.

De la misma manera que durante la falsa pandemia el Gobierno quiso hacernos creer (muchos lo creyeron) que un toque de queda era una medida sanitaria, ahora para disfrazar la pobreza quiere que creamos estupideces como estas: que ir a un comedor social o a un dispensario de comida social no es sinónimo de pobreza, sino de aprovechar lo que a otros les sobra. Que quedarse en casa, en vez de ir de vacaciones, tampoco es porque la gente esté tiesa de dinero, sino una excelente elcción para relajarse. O que compartir casa con extraños no es porque seas pobre y no puedas pagar un alquiler tú solo, sino para tener una oportunidad de socializar y conocer gente.

Las personas “tragacionistas” compulsivas, que han asimilado perfectamente la “nueva normalidad”, son las que con sus inmensas tragaderas están normalizando la pobreza. Para que nos hagamos idea de lo que nos hemos empobrecido, decir que mientras en el año 2003 le deuda de las Administraciones Públicas era de 382.775 millones de euros (el 47,7% del PIB), en septiembre de 2023 la deuda ascendió a 1.578 billones de euros (el 110% del PIB) y creciendo.

Pero la batalla no está perdida, o al menos eso quiero creer. Indudablemente, cada vez hay más personas cuestionándose las absurdas operaciones socio-económicas alejadas de la realidad que trata de imponernos cada Gobierno, sea del signo que sea. Cada vez hay más disidentes, porque la realidad es cada vez más precaria y el circo político cada vez más grotesco (acabamos de ser testigos del esperpéntico espectáculo en el debate de investidura de Pedro Sánchez).

Mientras tanto, la polarización de la sociedad y la pobreza van in crescendo.

Ya veremos dónde nos conduce todo esto. 

viernes, 10 de noviembre de 2023

EL DESPERTAR DE LA HUMANIDAD NO SÓLO ES POSIBLE, SINO DESEABLE

Llegar a conocer cómo funciona realmente el mundo en que vivimos puede ser tan traumático para algunas personas que prefieran seguir en el engaño. De eso se encarga la disonancia cognitiva, ya que descubrir la realidad entra en conflicto con las creencias que nos han acompañado toda la vida.

Sin embargo, aunque es pronto para lanzar las campanas al vuelo, el despertar de la humanidad empieza a vislumbrar un atisbo de esperanza.


Gracias a la contra información la gente está empezando a descubrir la verdad. Evidentemente, esto es sólo el principio y lo deseable sería que tuviera continuidad.

Millones de personas han comenzado a comprender que la mayoría de sus gobiernos son meros títeres manejados por entidades supranacionales. Estas entidades son a su vez controladas por una élite de maniacos criminales mega ricos, que tienen a los pueblos idiotizados, esclavizados y controlados.

Si todavía la gran mayoría de la población no es consciente de ello, es porque estas estructuras de poder operan entre bastidores, asegurándose de que nadie sepa de sus conspiraciones. Por eso se les denomina “gobierno en la sombra” o “estado profundo”.

El hecho de que esta situación se esté revelando a escala global es un hito en la historia de la humanidad y significa que algo está cambiando. 

Si hasta ahora el poder ha conseguido sus objetivos con relativa facilidad, gracias, entre otras cosas, a la ignorancia de la gente, cuando la gente se entere de lo que realmente está pasando, dejará de someterse a este estúpido juego de “pan y circo” y empezará a tomar el control sobre sus propias vidas.

Estamos actualmente viendo cómo millones de personas en todo el mundo comienzan a hacerse preguntas que hasta ahora le eran incómodas. Se preguntan, por ejemplo, si verdaderamente viven en una democracia, si la constitución y las leyes de su país realmente garantizan sus derechos o si las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado están ahí para protegerles.

Estás y otras cuestiones empiezan a ser sometidas a un riguroso juicio imparcial por gran parte de la población, que vio cómo durante la falsa pandemia todos sus derechos fueron suprimidos de un plumazo y como las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado se pasaron siete pueblos en sus competencias. Por lo tanto, no te quepa la menor duda de que el día en que una mayoría significativa de personas se dé cuenta de quién ostenta el verdadero poder en el mundo, cambiará sus opiniones y actitudes hacia los gobiernos, corporaciones, medios de comunicación, instituciones financieras y otros actores poderosos. Esto dará lugar a movimientos de cambio social y político, donde los pueblos se unirán para cambiar las estructuras de poder y la distribución de la riqueza.

Es importante señalar que la toma de conciencia del verdadero poder que controla el mundo es un proceso que puede llevar a una variedad de resultados. Las consecuencias específicas dependerán de la forma en que se desarrolle este proceso, de la respuesta de los actores implicados y de cómo la sociedad elija actuar en consecuencia.

Pero desmontar todo este tinglado es imposible sin antes anular a las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado que actúan de barrera de contención entre el poder y nosotros (lo acabamos de ver una vez más ante la sede del PSOE en Madrid). Para ello, lo primero es hacerles ver que ellos también son el pueblo y deben estar del lado del pueblo. Evidentemente, esto no será posible sin antes construir sociedades informadas, bien educadas, cultas y pacíficas que sean capaces de resolver los conflictos mediante el diálogo y no a través de la violencia.

El día en que los pueblos se den cuenta de que para vivir sólo es necesario aire, agua, comida  y un entorno adecuado, dejarán de dar importancia a todas esas cosas banales y materiales con las que son esclavizados.

¿Cuándo vamos a entender de una vez por todas que no nos pueden obligar a hacer nada que nosotros no queramos? Si nosotros no nos hubiésemos sometido voluntariamente a las disruptivas medidas de la falsa pandemia, nada habría pasado y nos habríamos ahorrado un sufrimiento inútil. Del mismo modo, si no hubiese soldaditos dispuestos a morir en una guerra, que ni les va ni les viene, no existiría ningún conflicto bélico en el mundo. Tan sencillo como eso.

Pero lo importante no es sólo darse cuenta del engaño al que estamos siendo sometidos. La cuestión es qué estamos dispuestos a hacer para cambiarlo.

Podríamos empezar por deshacernos del miedo y atrevernos a decir NO tantas veces como sea necesario. Y hablar, sobre todo hablar, aunque sepas que no le va a gustar lo que dices a tu interlocutor.

Hay que sacudirse la pereza y pasar a la acción. Con pequeños actos podemos cambiarlo todo. No votar, sacar el dinero de los bancos y pagar en efectivo, comprar en pequeños comercios o no utilizar códigos QR son sólo algunas cosas muy sencillas de hacer que, sin embargo, tienen consecuencias. De lo contrario, seguiremos como estamos o peor. No tienes más que ver lo que está ocurriendo en España: un gobierno en funciones negociando con terroristas y prófugos de la justicia, para poder seguir gobernando España otros cuatro años más a cambio de una amnistía ilegal. Bajo mi punto de vista, si esto llegara a producirse simplemente hay que dejar de reconocer a ese gobierno de inmediato y punto. Pero no sólo hay que decirlo. Hay que hacerlo. Eso sí, nunca utilizando la violencia, eso nos descalificaría.

Estamos gobernados por memos patológicos ignorantes, lameculos del verdadero poder psicópata. Cuanto antes prescindamos de estos imbéciles, antes acabaremos con el verdadero poder y antes podremos alcanzar una libertad que, aunque nunca será completa, será infinitamente superior a la que tenemos actualmente. Y se puede, claro que se puede. 

lunes, 30 de octubre de 2023

¿QUÉ SIGNIFICA EL “DESARROLLO SOSTENIBLE” DE LA ONU?

El trabajo de décadas de la élite para acometer  lo que ellos llaman “desarrollo sostenible” se está llevando a cabo mediante la siguiente hoja de ruta:

1.  La aceptación por parte de los Estados miembros de la ONU de la Agenda 2030 en la Cumbre de la ONU, celebrada en septiembre de 2015.

2.  La firma del Acuerdo sobre el Clima en la Cumbre de París, en diciembre de 2015.

3.  La nueva Ley de Pandemias de la OMS, que se ratificará en mayo de 2024.

4.  La Cumbre del Futuro de la ONU, a celebrar en septiembre de 2024.

Los puntos 1 y 2 de esta agenda ya están operativos. A la nueva Ley de Pandemias de la OMS sólo le queda ser ratificada por los 193 Estados miembros de la OMS (esto prácticamente se da por hecho). Ya sólo queda que todos los líderes mundiales firmen en la Cumbre del Futuro de la ONU, a celebrar en septiembre de 2024, un nuevo pacto llamado “Pacto para el Futuro”, que si sale adelante se implementará a partir de 2025 y que, según ellos, creará “el futuro que queremos”.

Este “Pacto para el Futuro” no es más que la implantación de un sistema de control global propuesto por la ONU.

Propuesta de la ONU: “Nuestra agenda común incluye 12 compromisos para lograr un Nuevo Orden Mundial multilateral fuerte. Se trata de no dejar atrás a ningún ciudadano del planeta y firmar un nuevo contrato social que defina nuestras obligaciones para proteger el planeta de acciones humanas dañinas”.

Evidentemente, dentro de esas supuestas acciones humanas dañinas está el cambio climático antropogénico. De ahí que la ONU haya lanzado el siguiente mensaje: “Nos comprometemos a reducir las emisiones de dióxido de carbono a cero para 2050 o antes. Esto implica una reestructuración total de los sistemas energético y alimentario”. Te suena, ¿verdad?

Para justificar su patético plan, se han basado en una intrépida teoría que establece nueve límites planetarios para llegar a la destrucción de la vida en la Tierra. Estos límites son: cambio climático, integridad de la biosfera, cambio en el uso del suelo, uso del agua dulce, flujo biogeoquímico, acidificación de los océanos, carga de aerosoles en la atmósfera, agotamiento del ozono estratosférico y contaminación química.  Por lo visto, ya hemos sobrepasado cinco límites, lo que ha hecho saltar todas las alarmas.

Está teoría cuenta con el apoyo del Instituto Potsdam, el Club de Roma y el Instituto Internacional de Análisis de Sistemas Aplicados que se han autoerigido en la nueva “estirpe salvadora” que definirá los límites de nuestras acciones.

Como no podía ser de otra manera, los partidarios y promotores de esta “nueva religión” son las personas  más ricas, poderosas e influyentes del mundo que poseen y controlan la economía global.

Dirigiendo las operaciones se encuentra el Consejo de Relaciones Exteriores, la Trilateral y el Instituto Real de Asuntos Internacionales Británico. Así que, sin consultar con nadie, estas tres organizaciones, no gubernamentales, se han autoerigido en las encargadas de “custodiar el planeta” para que las futuras “generaciones de estúpidos” no lo destruyan.

La élite globalista trata de imponer su Nuevo Orden Mundial basándose en la teoría de que el CO2 producido por el hombre es el causante del calentamiento global. Fue el físico y eugenista sueco, Svante Arrhenius, quien en 1896 desarrolló la teoría del dióxido de carbono. Enseguida surgieron oportunistas -como los Rockefeller- que empezaron a interesarse por la cuestión y a financiar a “eminentes climatólogos” encargándoles numerosos estudios. Obviamente, conociendo la trayectoria de los Rockefeller cualquier estudio financiado por ellos no ofrece ninguna garantía de imparcialidad.

Por otra parte, la teoría de Arrhenius está estrechamente relacionada con las advertencias de que el crecimiento de la población conducirá a una “catástrofe malthusiana” de hambruna y escasez de recursos si no se frena radicalmente el crecimiento demográfico.

¿Y cómo frenar rápidamente el crecimiento demográfico? Ciertamente existen innumerables formas de hacerlo, aunque las más usuales y rápidas son mediante guerras, hambrunas y enfermedades, que, por si aún no te has percatado, es precisamente lo que estamos viviendo últimamente.

La falsa pandemia fue la excusa más rastrera para inocular “vacunas” que están causando estragos en la población, la guerra de Ucrania la coartada perfecta para crear la crisis energética ahora amplificada con el conflicto de Gaza y la crisis energética la principal justificación para promover hambrunas y miseria.

Pero esto no termina aquí. Ahora en Europa se ha abierto un nuevo frente: la incesante inmigración ilegal descontrolada.

En lo que va de año, cerca de 30 mil inmigrantes africanos han llegado en cayuco a las Islas Canarias, duplicando la cifra del año anterior. Curiosamente, eligen la isla más pequeña para desembarcar, con el objetivo de colapsarla y así obligar a las autoridades a trasladarlos al continente. Esto mismo ocurre en Italia en la isla de Lampedusa.

Cuando la gente emigra -bien sea por razones políticas o económicas- lo hace en igual proporción de hombres mujeres y niños todas las edades. Sin embargo, los inmigrantes que está recibiendo Europa son sólo varones muy jóvenes. Más que una inmigración parece una invasión. Vamos, podríamos decir que es el Plan Kalergi hecho realidad: un supuesto complot internacional, orquestado por las élites políticas y económicas, para importar millones de trabajadores de África, mezclarlos con los europeos y crear así un híbrido débil y fácil de manipular. Hemos de reconocer que si esto no es el Plan Kalergi se le parece mucho, ¿no crees?.

Desde el año 2020 la humanidad ha sido amedrentada, domesticada e idiotizada como nunca antes lo estuvo. Pues de esto va el “desarrollo sostenible” de la ONU: de control y despoblación. A esto le llaman ellos “el futuro que queremos”. Evidentemente, será el futuro que quieren ellos, no el que queremos nosotros. 

viernes, 20 de octubre de 2023

NUEVA CONFRONTACIÓN PALESTINO-ISRAELÍ: SUMA Y SIGUE

El conflicto palestino-israelí no tiene nada que ver con lo que nos están contando los grandes medios de comunicación en Occidente, que sólo emiten trágica propaganda barata para desviar la atención y de paso fomentar la división y el odio entre los pueblos. Sin embargo, el verdadero objetivo, como en toda conflagración que se precie, es geopolítico y, por supuesto, económico.

Cualquiera que haya seguido durante las últimas décadas los acontecimientos en Oriente Próximo, sabrá de la capacidad militar de Israel y la eficiencia de su servicio de inteligencia. Por lo tanto, hay cosas que no se entienden.

¿Cómo es posible que Hamás pudiera derribar el muro que separa Israel de la franja de Gaza sin que Israel se diera cuenta?

¿Qué ha pasado con el Mossad -el servicio de inteligencia mejor preparado del mundo- para que haya sido pillado en bragas?

¿Por qué Israel no reaccionó hasta pasadas 5 horas?

Y lo más increíble de todo: ¿Es que Hamás es idiota y no sabe que un ataque de esas características contra Israel es un suicidio?

Lo que hay detrás de todo esto sólo lo saben aquellos que lo han organizado. Pero, evidentemente, huele que apesta y tendrá consecuencias para todo el mundo.

Si el conflicto de extiende por los países del Golfo Pérsico -cosa más que probable- algunos países occidentales como la UE lo vamos a pasar muy mal.

¿Recuerdas la crisis del petróleo de 1973?

En octubre de 1973, se libró la Guerra de Yom Kippur entre Israel y una coalición de estados árabes. Coherentemente, esa coalición de estados -todos pertenecientes a la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP)- proclamó un embargo de crudo contra los países occidentales que apoyaban a Israel. Seis meses después el precio del petróleo se disparó casi un 300%, teniendo graves consecuencias para la economía mundial.

Si la situación en Gaza empeora, es seguro que el embargo de petróleo y gas se volverá a llevar a cabo -por lo menos por algunos de los países árabes de la OPEP- a los países que apoyan a Israel, como es el caso de la UE o EEUU. Además, Irán podría cerrar el Estrecho de Ormud y restringir así el paso de petroleros hacia Occidente, con lo que los precios del petróleo y el gas natural licuado se incrementarían hasta alcanzar niveles sin precedentes. Esto reavivaría la inflación ya existente en la UE, donde el regreso de la crisis energética probablemente asestaría el golpe definitivo a su ya maltrecha economía, con innegables consecuencias nefastas para su población.

Este posible escenario pone de relieve la gravedad de la situación en la que nos encontramos actualmente, ya que el conflicto palestino-israelí tiene la capacidad de acabar con Europa en términos energéticos y provocar un colapso devastador en otras economías como la estadounidense. En definitiva, lo que se está cociendo no es otra cosa que un golpe demoledor a la frágil economía global.

Como es de esperar, el resurgimiento de la inflación obligará a los bancos centrales a volver a subir los tipos de interés, viéndose nuevamente afectados los consumidores, las empresas y también los mercados financieros. Por otro lado, la deuda soberana probablemente se disparará, provocando un nuevo colapso total de los mercados de activos y crédito, similar a lo ocurrido en la primavera de 2020.

Pero la cosa se podría poner aún peor si la OPEP dejara de utilizar el dólar americano en el comercio del petróleo. Esto haría que la demanda de dólares colapsara, creándose un aumento sin precedentes en la oferta monetaria estadounidense, dando lugar a la hiperinflación. En definitiva, el caos apocalíptico de la economía mundial.

Y ahora la pregunta del millón: ¿Es esto lo que se busca? Lo pregunto, porque parece que todos los caminos llevan a Roma; es decir, a la destrucción de la economía mundial.

Como ha ocurrido a lo largo de la historia, una catástrofe siempre ofrece una “oportunidad” para los más avispados. Y aquí la “oportunidad” será para los globalistas, que necesitan deshacer el orden establecido para implantar su Nuevo Orden Mundial.

Llevamos décadas siendo amedrentados con predicciones de catástrofes apocalípticas que nunca se cumplen. Los “científicos”, “intelectuales” y otras “especies de sabelotodo” no hacen más que amenazarnos con una inminente catástrofe mundial sin dejar lugar a dudas (nueva pandemia, IIIª guerra mundial, ebullición climática, etc.). Y, claro está, la única solución que nos ofrecen es el control absoluto sobre todos nosotros y el racionamiento de los recursos del planeta (por parte de ellos, naturalmente). Para eso se aterroriza a los pueblos, para que acepten las políticas dictatoriales de sus gobiernos en aras al bien común y salvar el planeta.

No hay que ser ningún experto en temas geopolíticos para darse cuenta de que el camino hacia la dictadura global es cada día más evidente. Sin embargo, el mundo permanece paralizado aceptando sumisamente una tiranía tras otra.

Todo lo que estamos viendo últimamente (pandemia, guerra de Ucrania, cambio climático antropogénico, conflicto de Gaza, inmigración descontrolada, etc.) está aumentando el nivel de estrés en la población que, si de por sí ya viene asustada de fábrica, se ha vuelto paranoica. A eso hay que sumarle las armas silenciosas como las “vacunas” de ARNm, la tecnología 5G o la inteligencia artificial, entre otras, que están acabando con nuestra  fuerza de voluntad y capacidad de pensar. La consecuencia, es que cada vez nos resulta más agotador ser conscientes de los acontecimientos distópicos a los que somos sometidos constantemente. Parece como si nos costase recordar quiénes somos y de dónde venimos. Esto está condicionando al cerebro humano a ser cada vez más pasivo e indiferente. Y, por si aún no te has enterado, de eso se trata.

Definitivamente, en este nuevo conflicto palestino-israelí ni Israel va a acabar con Hamás ni Palestina se va a librar de Israel. Este enfrentamiento se ha desatado para acelerar el derrumbamiento de la economía mundial, que es imprescindible para llevar a buen puerto el “Gran Reinicio” que nos conducirá a ese Nuevo Orden Mundial totalitario.

Bajo mi punto de vista, eso es lo que se pretende. Otra cosa es que se consiga. 

martes, 10 de octubre de 2023

LA PSEUDOCIENCIA HA TOMADO LA DELANTERA A LA CIENCIA

A cualquier persona que ose cuestionar, criticar o rechazar cualquier dogma científico siempre se le hace la misma pregunta para descalificarle de inmediato: ¿Quién eres tú para desafiar a la ciencia, cuál es tu legitimidad?

Esto mismo es válido y se aplica en todas las actividades y profesiones como el deporte, la medicina, la economía e incluso en oficios como la jardinería. Si no perteneces a su casta, no tienes legitimidad para opinar y es suficiente para desacreditarte. Además, cada casta ha creado su propio lenguaje para hacerse aún más inentendible para el resto de los mortales.

Pondré un ejemplo: cuando los geólogos hablan de buzamiento nadie que no sea de su casta entiende a qué se refieren. Sin embargo, están hablando de algo tan sencillo como de inclinación. Y así ocurre en todas y cada una de las diferentes profesiones, ramas de la ciencia o la industria.

Pero la profesión número uno del mundo en este sentido es sin duda la medicina. Es evidente que a veces nuevos vocablos aportan la precisión necesaria que se requiere. Sin embargo, palabras como “astenia” para denominar la fatiga, “eritema” para el enrojecimiento o “prurito” para el picor son simplemente léxicos, podríamos decirlo así, para darse importancia y descolocar al profano.

Hoy en día hay miles de preguntas incómodas para la ciencia que se han convertido en delirantes, anticientíficas y, en algunos casos, hasta ilegítimas para todos aquellos “profanos” que osan formularlas. Me refiero a preguntas como estas: ¿Son realmente los patógenos los que nos enferman? ¿Es el hombre el causante del cambio climático? ¿Son efectivas las vacunas?…….

Estas y otras muchas preguntas están proscritas a día de hoy precisamente por la misma ciencia. Pero la ciencia no puede hacer eso.

Según la RAE, “la ciencia es el conjunto de conocimientos obtenidos mediante la observación y el razonamiento, sistemáticamente estructurados y de los que se deducen principios y leyes generales con capacidad predictiva y comprobables experimentalmente”. Por lo tanto, la ciencia sólo puede existir con la condición de que pueda ser refutada. Sin embargo, la pseudociencia es irrefutable y todos los experimentos llamados “científicos” tienen un único propósito: confirmar el dogma. Y eso es lo que está sucediendo actualmente.

Que yo sepa, los postulados de de Koch, que supuestamente permiten probar la teoría viral, nunca han sido verificados. Según Wikipedia, los postulados fueron formulados a partir de los experimentos de Robert Koch con el Bacillus anthracis. Demostró que al inyectar una pequeña cantidad de sangre de un ratón enfermo en uno sano, en el último aparecía carbunco. Tomando sangre del segundo animal e inyectándola en otro, obtenía de nuevo los síntomas de la enfermedad. Luego de repetir la operación una veintena de veces, consiguió cultivar la bacteria en caldos nutritivos fuera del animal y demostró que, incluso después de muchas transferencias de cultivo, la bacteria podía causar la enfermedad cuando se inoculaba a un animal sano. Estos experimentos fueron aplicados para establecer la causa del carbunco, pero se generalizaron para el resto de las enfermedades infecciosas.

Los postulados de Koch son los siguientes:

-El agente patógeno debe estar presente en los animales enfermos y ausente en los sanos.

-El agente debe ser cultivado en un cultivo axénico puro aislado del cuerpo del animal.

-El agente aislado en un cultivo axénico debe provocar la enfermedad en un animal susceptible al ser inoculado.

-El agente debe ser aislado de nuevo de las lesiones producidas en los animales de experimentación y ser exactamente el mismo al aislado originalmente.

Pues bien, hasta la fecha nadie ha podido verificar que esto se cumpla con las enfermedades infecciosas como la gripe o el Covid-19. ¿Y qué ha hecho la “ciencia”? Pues simplemente decir que los postulados de Koch son una referencia clásica pero, de hecho, son más un ideal y que, en muchos casos, la causalidad se valida sin que se cumplan plenamente los criterios.

¡Ala! ¡A tomar por culo todo rigor científico!

Por otro lado, la virología afirma que los virus causan enfermedades después de la transmisión entre huéspedes como los humanos. Sin embargo, la falta de evidencia científica que respalde esas afirmaciones ha obligado a la creación de nuevos métodos pseudocientíficos para respaldar sus prácticas anticientíficas.

Esto mismo está sucediendo en todos los ámbitos de la “ciencia”, donde la pseudociencia justifica cosas tan injustificables como el cambio climático antropogénico, las “inofensivas” radiaciones no ionizantes, etc.

Visto lo visto, no nos queda más remedio que aceptar que la ciencia ha sido traicionada y corrompida, siendo la pseodociencia la que ha tomado la delantera con la única finalidad de que “todo vale si es por la pasta”.

Está claro que los dueños del mundo no quieren debate científico. Quieren idiotas obedientes y sumisos. Pero como todavía hay algunos que se resisten a ser obedientes y, sobre todo, que siguen -erre que erre- cuestionándose las cosas, se han empezado a implementar todo tipo de leyes para prohibir poner en duda todo aquello que la “ciencia” dice, bajo pena de ser denostado, sancionado y ahora incluso hasta encarcelado.

Seamos claros. Hoy en día el poder ya no se asienta en la realeza ni en la clase gobernante, sino en el cártel bancario. Pero, ¿se sabe quién posee y controla ese cártel? Pues claro que sí: las familias judías más importantes del mundo, con los todopoderosos fondos de inversión BlackRock y Vanguard Group a la cabeza.

Tanto BlackRock como Vanguard Group son dueños de miles de empresas. Poseen todos los grandes bancos, las grandes corporaciones, los medios de comunicación, las farmacéuticas, las tecnológicas y las energéticas. En definitiva, son los dueños de todo aquello que afecta a nuestra vida.

Podríamos decir que el actual CEO de Vanguard Group, Tim Buckley, y el jefe de Blackrock, Larry Fink, tienen un poder  casi infinito sobre las finanzas y la economía mundial, lo que les confiere una autoridad casi omnipotente  ante cualquier gobierno y, cómo no, sobre la ciencia, la medicina y todo lo demás.

Actualmente el cártel bancario judío lo controla todo. Y si lo controla todo, entonces no es de extrañar que el Centro para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC) -que gestionó la “pandemia” del Covid-19 en EEUU- tuviera en nómina a personas judías con doble nacionalidad estadounidense-israelí como estas:

-Rochelle Walensky (Directora del CDC)

-Anne Schuchat (Subdirectora del CDC)

-Sherri Berger (Jefa de Personal del CDC)

-Mitchell Wolfe (Director Médico del CDC)

-Jeff Reczek (Director del CDC Oficina de Washington)

También son judías, con doble nacionalidad estadounidense-israelí, algunas personas que tuvieron que ver con las “vacunas” y las consecuencias económicas y sociales de la “pandemia” como:

-Jeff Zients (Zar del Covid-19)

-Andy Slavitt (Consejero Senior del Covid-19)

-Rachel Levine (Asistente del Secretario de Salud), es además transgénero.

-Alvert Bourla (Director de la vacuna Pfizer)

-Mikael Dolsten (Director Científico de Pfizer)

-Joanne Waldstreicher (Director Médico de Johnson & Johnson)

-Michael Rosenblatt (Director Médico de Merck)

-Tal Zaks (Director Científico de Moderna)

-Larry Fink (CEO de BlackRock)

-Rob Kapito (Presidente de BlackRock)

-Yuva Harari (Consejero Principal del FEM)

Evidentemente, puedes creer que todo esto es casual, pero las casualidades no existen y menos aún de esta envergadura.

El Nuevo Orden Mundial se está imponiendo en todo el mundo basándose en falsos argumentos científicos. Como he dicho hasta la saciedad, se trata de reducir drásticamente la población mundial para lograr una sociedad controlada digitalmente cien por cien por esta casta de mega ricos.

¿Hasta cuándo vamos a seguir dando la espalda a esta realidad?

jueves, 28 de septiembre de 2023

"IDEOLOGÍA DE GÉNERO" Y "LENGUAJE INCLUSIVO"

La civilización occidental se ha transformado en algo verdaderamente repugnante. Está desbarrando en todos los sentidos, convirtiéndose en una civilización arrogante y psicópata.

Asistimos en riguroso directo a la destrucción de la sociedad tal y como la conocemos y a nadie parece importarle. Cosas como el “lenguaje inclusivo”, para dar cabida a la “ideología de género”, o el fomento de llamar “delito de odio” a todo aquello que vaya en contra del pensamiento único se está imponiendo a pasos agigantados.

La gente piensa que decir “niñes” (para dirigirse a una persona que no se siente ni niño ni niña), “portavoza”, “médica” o “periodisto” no tiene la menor importancia y hasta se lo toma a broma. Sin embargo, este nuevo lenguaje es de vital importancia para cambiar la sociedad de arriba abajo.

El “lenguaje inclusivo” es fundamental para implementar todas esas nuevas ideologías, con la de género a la cabeza. Parte de la comunidad LGBTQ+, como personas “transgénero” o “no binarias” (personas que no se identifican ni como hombre ni como mujer), aseguran que el “lenguaje inclusivo” es clave para su autoidentificación y su inclusión en la sociedad. Pero no necesariamente, ya que el lenguaje existente es lo suficientemente rico, sin tener que deformarlo ni modificarlo, para designar todo aquello que ellos quieren tergiversar. También dicen que esto puede ayudar a reducir la discriminación y el estigma hacia las personas “transgénero”, “no binarias” y de “género diverso”. Permítanme que lo dude.

Las formas lingüísticas tradicionales de comunicación que tenemos en la actualidad son suficientemente efectivas para denominar cualquier cosa por muy novedosa y extravagante que sea. Sin embargo, el nuevo “lenguaje inclusivo” puede provocar tensiones entre aquellos que lo adopten y aquellos que no lo quieran adoptar. Aunque pensándolo bien, ¿no será que lo que se pretende es precisamente eso, confundir y dividir a la gente? Lo digo, porque ya se está poniendo la etiqueta de “fascista” a todo aquel que ha osado criticar esta nueva ocurrencia.

El “lenguaje inclusivo” es un tema controvertido que ha generado, y sigue generando, debates en muchas partes del mundo.

Los defensores del “lenguaje inclusivo” argumentan que este tipo de lenguaje promueve la igualdad de género y reconoce la existencia de identidades de género diversos. Según ellos, utilizar un lenguaje que incluya a todas las personas, independientemente de su género, puede contribuir a una sociedad más igualitaria. Por segunda vez, permítanme que también lo dude.

Aclaremos de una vez el fraude de los tropecientos géneros.

Por más que se empeñen los ingenieros sociales, creadores de la “ideología de género”, sólo existen dos géneros: masculino y femenino, hombre y mujer o varón y hembra, como cada uno prefiera. Cuando uno nace varón, absolutamente todas las células de su cuerpo son masculinas, y lo mismo ocurre cuando se nace hembra que todas las células son femeninas. Y esto seguirá siendo así hasta el día de nuestra muerte, por muchos penes que nos implantemos o muchas vaginoplastias que nos hagamos.

Ahora bien. Otra cosa son las inclinaciones sexuales o la apetencia de cada uno a “disfrazarse” como le venga en gana. Pero la realidad es -como diría José Mota- “que sepas que ser eres”. ¿El qué? Un hombre o una mujer. No hay más. Así que, definitivamente, les niñes, los “no binarios” y los 33 géneros reconocidos por la “comunidad científica” (oficialista, naturalmente) sencillamente no existen. Así de rotundo. Serán otra cosa, pero nunca un género.

Es sabido, porque así lo dicen ellos mismos, que la élite está obsesionada con la sobrepoblación del planeta. Durante las últimas décadas del siglo XX, se han utilizado procedimientos coercitivos -como la esterilización, política de un solo hijo, aborto, etc- para intentar reducir la población sin ningún éxito. Sin embargo, es a partir del memorándum Kissinger-McNamara, de 1968, cuando se produjo un cambio radical en la política de control poblacional de Naciones Unidas. Fue entonces cuando se adopto una nueva estrategia, que consiste en convencer a las mujeres para que sean ellas mismas las que rechacen “libremente” la maternidad. Y para eso, entre otras cosas, se concibió  la “ideología de género”.

Desde entonces, organizaciones no gubernamentales como el Consejo de Relaciones Exteriores, el Club Bilderberg, el Club de Roma, el FEM y algunas más, han implementando en el mundo la “ideología de género” convirtiéndola en el gran anticonceptivo mundial, por cierto, con mucho éxito. A modo de ejemplo, decir que en España la Tasa de Natalidad en el año 1960 fue de 21,7 y en 2022 de 6,9. La diferencia es sustancial, ¿verdad?

El patético argumento de que ahora los jóvenes no cuentan con una renta suficiente para plantearse tener hijos es tan absurdo como las políticas para incentivar la natalidad, que no han sido capaces ni siquiera de alcanzar la tasa de reposición. No hay más que remitirse al hecho incuestionable de que los hogares más pobres tienen un promedio de hijos superior al de los hogares más ricos, por no hablar de la grandísima diferencia de la natalidad entre países ricos y países pobres. Por lo tanto, no es cuestión de renta, sino de ideología.

El control hipnótico que las nuevas tecnologías, la televisión y los medios de comunicación han adquirido sobre nuestra mente han hecho de nosotros una panda de estúpidos conformistas, maleables y dóciles a voluntad. De ahí que La “ideología de género” y el “lenguaje inclusivo” hayan calado tan rápidamente entre los más jóvenes.

En España, el encargado de llevar adelante este proyecto es el Ministerio de Igualdad, capitaneado por Irene Montero. Y yo pregunto: ¿de verdad alguien se puede creer que todo esto ha salido de la cabecita de Irene Montero?

Irene Montero es licenciada en Psicología y el único trabajo que se le conoce es el de cajera en la cadena de electrónica y electrodomésticos Saturn. Por lo tanto, no parece ser la persona más preparada para acometer una tarea como esta.

No seamos ingenuos. En España, como en el resto del mundo, estas directrices están dadas por los de siempre. Irene Montero no es más que otro títere comunista designado para poner en marcha toda esta agenda distópica, cuyo único objetivo es reducir al máximo y en el menor tiempo posible la población mundial. Por lo tanto, no te quepa la menor duda que la “ideología de género” así como el “lenguaje inclusivo” no son más que dos herramientas diseñadas por la ingeniería social para llevar a buen puerto su plan, y nada tienen que ver con la igualdad que, por cierto, nunca les ha importado un carajo.