A día de hoy hay pruebas irrefutables de
que el Covid-19 no provocó ninguna pandemia ni tuvo una alta incidencia de
mortalidad. Todo fue un engendro para llevar a la humanidad a un estado de
shock, arrebatarle los pocos derechos y libertades que aún le quedan y, por
supuesto, inocular a toda la población una “vacuna” (cuasi obligatoria)
objetivo final de todo este circo.
Y es que las “vacunas” Covid han sido un
engaño superlativo. Eso por no hablar de las trágicas consecuencias que cientos
de miles -o millones- de personas están padeciendo y el exceso de mortalidad
que están causando.
Evidentemente, todo aquel que no sea un
tonto a las tres ya se habrá dado cuenta de que toda la parafernalia covidiana
estuvo basada en mentira tras mentira: los confinamientos y todo tipo de
restricciones no funcionaron, las “vacunas” no inmunizaron ni evitaron la
propagación de la enfermedad y las mascarillas no ofrecieron absolutamente
ninguna protección.
Entonces, ¿podríamos decir que todas esas
medidas no sirvieron de nada? Bueno, eso de que no sirvieron de nada no es
exactamente así. Naturalmente, no valieron para librarnos de ningún supuesto virus
volador, pero se usaron para dar un paso de gigante en la implementación de la
Agenda 2030, el Gran Reinicio y, en definitiva, ese Nuevo Orden Mundial que
tanto le gusta a la élite dominante.
Lo paradójico del caso es que, aunque cada
día es más incuestionable el engaño, los promotores de este “sarao” siguen erre que erre con su agenda de “vacunación”,
queriendo ahora inocular simultáneamente la cuarta dosis de refuerzo de la
“vacuna” del Covid más la de la gripe. Sin embargo, salvo algunos ancianos
acojonados y otros desinformados, la gente no está acudiendo a los “vacunódromos”
masivamente como sí lo hizo durante la falsa pandemia.
Esta negativa mayoritaria a someterse de
nuevo al pinchazo ha irritado tremendamente a la OMS. Tal ha sido su cabreo,
que a twitteado un vídeo donde llama a los “antivacunas” asesinos, terroristas
y otras lindezas, diciendo que el activismo contra las vacunas es de extrema
derecha y una agresión contra la ciencia. Lo que insinúa la OMS, en otras
palabras, es que una persona no vacunada es responsable de la muerte de otras
personas que, paradójicamente, sí lo están. ¡Alucinante!
La verdad es que hay que ser subnormal
profundo para creer que si las “vacunas” funcionan, ¿cómo pueden los no
vacunados ser una amenaza para los vacunados? El mero hecho de que las personas
vacunadas son las que están contrayendo el Covid, un día sí y al otro también,
y subiendo el porcentaje por encima de lo habitual de enfermedades como
miocarditis, arritmias, ictus, cánceres y muertes súbitas, demuestra que las “vacunas”
no funcionan para inmunizarnos del Covid, pero probablemente estén haciendo muy
bien su trabajo de la manera esperada.
¿Y qué decir del patético uso de
mascarillas? En España todavía es obligatoria la mascarilla en hospitales,
farmacias, clínicas dentales, centros psicotécnicos, ópticas, aviones, trenes,
autobuses y algunos sitios más que no recuerdo en estos momentos.
¿No te has preguntado por qué se han elegido
esos sitios y no otros con aforos mucho más elevados como pabellones deportivos
o discotecas? Pues por la sencilla razón de que acudir al hospital, coger el
autobús, renovar el carnet de conducir o viajar en avión son de vital
importancia para nuestra vida cotidiana y no así entrar en una discoteca o un
pabellón deportivo. Por lo tanto, es fácil deducir que el único fin de la
mascarilla es psicológico, para que no olvidemos que la amenaza sigue ahí. Así,
el día que les dé la gana volverán a imponerla y la gente se someterá sin la
más mínima objeción, pues nunca ha perdido el contacto con ella.
Por otra parte, está suficientemente
probado que las mascarillas no han protegido nunca de nada (no hay ningún
estudio en el mundo que lo demuestre). Además, ocasionan graves problemas
cuando se usan en periodos prolongados de tiempo, puesto que son un foco de
infección de primer nivel. Dado que la gente las utiliza una y otra vez (poniéndosela
y quitándosela al entrar y salir de una farmacia, un hospital o un autobús y
guardándosela en el bolsillo tantas veces al día como sea necesario) son una temeridad,
ya que en una mascarilla húmeda de nuestro propio aliento las bacterias crecen
y se multiplican generando estafilococos, estreptococos y hongos de todo tipo,
como puedes observar en la siguiente imagen.
Lo verdaderamente indignante es que todas
esas aberraciones hayan quedado impunes. La catástrofe producida, precisamente,
por todas esas medidas (confinamientos, uso obligatorio de mascarillas, toques
de queda, “vacunas”, etc.) está siendo silenciada para evitar responsabilidades:
no es de recibo que habiéndose declarado ilegales los dos estados de alarma,
por parte del tribunal constitucional, donde se promulgaron todos esos absurdos
Decretos Ley no haya tenido consecuencias.
¿A qué estamos esperando para pedir
responsabilidades? Porque si seguimos con nuestra pasividad, y no actuamos, esto
no va a acabar nunca. Y no es una afirmación gratuita.
Otra vez, como cada invierno desde hace
tres años, el relato del miedo ha vuelto a irrumpir en nuestras vidas cual
elefante en cacharrería. De nuevo una amenaza proveniente, como no, de China se
cierne sobre nuestras cabezas. Nos dicen que, como consecuencia de que China ha
puesto fin a su política de “cero Covid”, cientos de millones de chinos están
dando "positivo" en las pruebas PCR. De momento, todo aquel pasajero
procedente de China tendrá que presentar una PCR negativa y mostrar su carnet
de vacunación tanto en EEUU como en la UE, pero mucho me temo que será
extensible al resto de ciudadanos del mundo no tardando mucho.
¿De verdad vamos a volver a las andadas?
¡Despierta! ¿No ves que esta gente no va a parar mientras no vea su culo
amenazado? Hay que decirles que esta vez NO vamos a permitírselo, que serán
juzgados y les exigiremos responsabilidades. Porque teniendo en cuenta los graves problemas ocasionados por las
vacunas y la tenaz determinación, por parte del complot político-farmacéutico,
de seguir engañando a la gente, se ha vuelto escandalosamente urgente la necesidad
de un juicio sumarísimo.
¡Basta ya de tomaduras de pelo! No volvamos
a obedecer ninguna de sus gilipolleces.
Podemos empezar por negarnos a utilizar la mascarilla en todos esos sitios
donde es obligatoria, por no permitir que nos hagan más estúpidas pruebas PCR, por
ignorar el pase sanitario y, por supuesto, no más dosis de refuerzo. Tengamos
coraje y hagámoslo. No hay que tener miedo. No nos va a pasar nada, porque no
estamos cometiendo ningún delito. Son ellos los que se han saltado toda la
legislación nacional e internacional por el arco del triunfo.
Tenemos que desterrar para siempre todo
tipo de tiranía (sanitaria, climática, financiera) para evitar que se
establezca un estado policial mundial. Nada de “borrón y cuenta nueva”. Tienen
que rodar cabezas. Esta gente no se puede ir de rositas y ha de pagar por lo
que ha hecho, de lo contrario seguirán haciéndolo.
Cualquiera con dos dedos de frente se habrá
dado cuenta de que nunca debimos consentir los abusos de estos tres últimos
años. Si han hecho esto por la amenaza de un presunto virus, imagínate lo que
harán para salvar el planeta del cambio climático.
Estamos asistiendo en riguroso directo a un
genocidio y a una remodelación total del orden económico y geopolítico mundial.
Lamentablemente, la mayoría de la
población no es consciente de lo que está sucediendo. Y es que a pesar
de que está viendo como sus compañeros de trabajo, amigos y familiares están
siendo víctimas de las terribles consecuencias de las “vacunas” y
experimentando en sus propias carnes la ruina económica provocada por el gobierno
de turno, se niega a reconocerlo.
Todos esos cobardes que prefirieron seguir
siendo golpeados antes que levantarse contra sus agresores son los culpables de
esta situación. Ellos son los que tienen que reaccionar y alzar la voz. Si ellos
no lo hacen no conseguiremos nada, porque, por desgracia, dependemos de esa
inmensa mayoría.
La plandemia ha matado a bastante gente, ahí están los datos y parece ser que la gente seguirá muriendo hasta dentro de 8 años. Deberíamos exigir venganza por la muerte de tantos inocentes, especialmente jóvenes y niños
ResponderEliminarLa cita: "ES MÁS FACIL ENGAÑAR A LA GENTE QUE DEMOSTRARLE QUE ESTÁ SIENDO ENGAÑADA" ( ¿Mark Twain?), empieza a tomar una actualidad esperanzadora.
ResponderEliminarCon estas contundentes razones, creo que podemos esperar un futuro como minimo turbulento y que puede ser = "UN VELERO INFLAMADO EN VIENTOS DE ESPERANZA" (Silvio Rodriguez)