En los últimos tres años hemos sido testigos de cómo el total de la
sociedad se ha sometido voluntaria y dócilmente a los ataques más espeluznantes
contra sus propias libertades. Lo más lamentable ha sido ver cómo una mayoría
significativa de personas, de todo el espectro social, ha defendido
irracionalmente tal abuso, habiéndose convertido de la noche a la mañana en
fanáticos del control.
Estas personas, aparentemente inteligentes, han pasado a ser zombis
sumisos y obedientes de los draconianos mandatos gubernamentales. Tal es así,
que pareciera que han perdido toda capacidad de razonar y estuvieran hipnotizados.
Cuando la gente está expuesta una y otra vez a un mensaje difundido por
periodistas, políticos, pseudocientíficos o personajes famosos a los que
admira, ese mensaje no se cuestiona. Así de simple. Pero tanto creer una verdad
o negarse a creer una mentira, simplemente porque lo hemos oído de la boca de
algunos de esos personajes a los que admiramos, no es más que otra sibilina
forma de engaño.
En las últimas décadas la mayoría de los gobiernos del planeta,
dirigidos por un “gobierno mundial en la sombra”, están transformándolo todo.
Estos gobiernos -compuestos por estúpidos incompetentes, cobardes y traidores- constantemente
promulgan leyes para regular cualquier cosa por muy absurda y estúpida que sea
(ley de bienestar animal, ley de memoria histórica, ley solo sí es sí, ley del
cambio climático, ley trans,…). Evidentemente, estas leyes no están hechas para
solucionar nada, sino para confundirnos, controlarnos, criminalizarnos y
robarnos con el más absoluto descaro. Tal es así, que incluso Putin, en el
discurso pronunciado a la Nación el 21 de febrero de 2023, dijo: “Occidente
está fuera de control. Se ha convertido en una sociedad de lunáticos y
mentirosos patológicos con los que no se puede hacer nada”. Y no le falta
razón.
Los hechos acontecidos en los tres últimos años ponen de manifiesto
claramente que la mayoría de los gobiernos son en realidad organizaciones
criminales al servicio del poder global del dinero. Actualmente tienen como
objetivo la creación de un único gobierno mundial autoritario, que aspira a
controlar todos nuestros movimientos, pensamientos y sentimientos, pasando
primero por una reducción drástica de la población.
Esta “autoridad mundial” quiere establecer una tecnocracia donde sea la
ciencia la que dicte y organice la sociedad. El proceso puesto en marcha trata
de introducir lo siguiente:
-Una identidad digital
universal.
-Eliminar el dinero en
metálico.
-Imponer un sistema
monetario digital centralizado.
-Asignar un sistema de
crédito social a nivel mundial.
-Instaurar un pasaporte
sanitario
-Vacunación y administración
de medicamentos obligatoria.
-Sustitución del
trabajador por Inteligencia artificial.
-Fusión del hombre con la
máquina (transhumanismo).
-Control demográfico con
capacidad para decidir quién se reproduce y quién no.
-Implantar las ciudades
inteligentes (ciudades de 15 minutos).
-Abolir la propiedad privada, la libertad de expresión y la libertad en
general.
Aunque no sabemos si serán capaces de llevar a “buen puerto” su plan
diabólico, hay, sin embargo, una inquietante realidad: tienen la tecnología para
hacerlo.
¿Pero quién coño es esta gente para imponernos sus delirios? Y lo que
es aún más deplorable: ¿cómo consentimos que nuestros gobiernos nos arrebaten
nuestros derechos y libertades innatas? Porque ser “nuestros representantes” -que
no lo son- no les da derecho a tener “patente de corso”.
Parece como si se nos hubiera olvidado que en la mayoría de países del
mundo está reglamentado que el gobierno no debe excederse en sus funciones,
pudiendo ser destituido por el pueblo.
Sin ir más lejos, el documento de Declaración de Independencia, del 4
de julio de 1776, de EEUU, dice claramente: “Consideramos evidentes por sí
mismas las siguientes verdades: todos los hombres han sido creados iguales. El
creador les ha concedido ciertos derechos inalienables, entre los que se
encuentran la vida, la libertad y la búsqueda de la felicidad. Los gobiernos
son establecidos entre los hombres para garantizar esos derechos y su justo
poder emana del consentimiento de los gobernados (...). Cuando una larga
serie de abusos y usurpaciones, dirigida invariablemente al mismo objetivo,
demuestra el designio de someter al pueblo a un despotismo absoluto, tiene el
pueblo el derecho y el deber de derrocar ese gobierno y establecer nuevas
garantías para su futura seguridad (...)”.
A lo largo de nuestra historia el mundo ha sido gobernado por familias
extremadamente ricas. Si hasta hace muy poco gobernaban despóticamente,
haciendo alarde de ello, hoy en día lo hacen sibilinamente ocultándose.
Para seguir manteniendo el control sobre la humanidad, estos tiranos
pusieron en marcha las democracias actuales, donde, desde el anonimato,
continúan ejerciendo su poder sobre nosotros. El engaño ha sido perfecto, ya
que la mayoría de la población lo único que ve son los llamados “gobiernos democráticos”
que, sin embargo, no son más que meros títeres actuando en un teatro de
marionetas para distraer al “populacho”, mientras que los verdaderos gobernantes
en la sombra nunca muestran sus verdaderos rostros ni salen en los medios de
comunicación.
Decía Napoleón Bonaparte:”Cuando un gobierno depende de los
banqueros para obtener dinero, son ellos, y no el gobierno, quienes controlan
la situación”.
Y aquí lo tenemos.
85 países solicitaron formalmente en abril de 2020 ayuda financiera al
FMI. Para ello tuvieron que aceptar ciertas condiciones, entre ellas los
dictados de la OMS sobre la falsa pandemia (confinamientos, toques de queda,
“vacunas”, pasaportes de “vacunas”, etc.). Así quedó expuesto a la opinión
pública cuando el Presidente de Bielorrusia,
Aleksandr Lukashenko, rechazó una línea de crédito del FMI, de 940 millones de
dólares, debido a que la condición para la concesión del crédito era que
Bielorrusia impusiera las mismas restricciones Covid que Italia, cosa a la que
se negó rotundamente.
Lo que hemos vivido los últimos tres años
ha sido el mayor crimen contra la
humanidad jamás perpetrado. Esta
conspiración fue gestada por el
cártel bancario internacional en connivencia con instituciones supranacionales
que han usurpado el mandato democrático de los gobiernos.
Sin embargo, algo “grande” está ocurriendo. En ningún momento de la
historia ha sucedido nada parecido: personas inteligentes y solidarias
trabajando por abrir los ojos al resto, para desterrar de una vez por todas a
esa panda de criminales que llevan demasiado tiempo “negándonos el pan y la
sal”.
Para desgracia de estos tiranos, hoy en día ya hay cientos de millones de personas –y creciendo- que están despertando y
son conscientes de lo que realmente está sucediendo en el mundo.
A los que aún no han despertado les recomiendo que vean este vídeo de 40 minutos/, donde un antiguo director
ejecutivo, que trabajó en la ONU durante dos décadas, explica cómo el mundo está
controlado por un puñado de criminales que lo único que buscan es enriquecerse
y esclavizar a la humanidad.
Nos estamos jugando mucho.
Si piensas que políticos, sindicatos,
jueces o periodistas nos van a sacar de este atolladero estás muy equivocado. De
este atolladero tenemos que salir solos. Por eso cada acción cuenta como, por
ejemplo, dónde gastar nuestro dinero o dejar de votar de una vez por todas a
unos políticos que están al servicio del poder global del dinero.
Pero lo más importante de todo es hablar
sin parar con los demás -aunque no quieran escuchar- de lo que está pasando. La
gente tiene que entender que los que verdaderamente ostentan el poder en el
mundo no lo hacen porque sean inmensamente ricos y controlen gobiernos,
ejércitos y medios de comunicación (que también ayuda y mucho), sino porque su
poder radica fundamentalmente en que la mayoría de la gente desconoce cómo
funciona realmente el mundo. ¿Entiendes ahora por qué es tan importante para
ellos hacernos callar?
Pensar que quitando un gobierno de izquierdas para reemplazarlo por uno
de derechas, o viceversa, cambiará algo es de una ingenuidad supina, como hemos
visto desde que estamos jugando a este falso juego de la democracia. Todos los
gobiernos reciben órdenes, y no son precisamente nuestras. Por eso, mientras no
derroquemos a los gobiernos, que son los verdaderos causantes del problema y no
la solución, no hay nada que hacer.
El pensamiento generalizado de una parte de la población es que nuestros gobiernos se han vuelto locos. Pero no, no se han vuelto locos. Al contrario, saben muy bien lo que hacen. Por lo tanto, si no queremos terminar viviendo en “jaulas” como animales, es imprescindible deshacerse de los corruptos gobiernos y avanzar hacia un tipo de sociedad en la que no se vuelva a consentir jamás que nadie acumule tal cantidad de riqueza que le permita adueñarse del mundo.
Ojo con poner a Putin como "racional" ; que Putin está en "el ajo"... aparte de esto , uno de tus mejores trabajos en estos tres años. ¡animo!.
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