Los que por nuestros propios méritos nos hemos ganado –y a mucha honra-
los halagadores apelativos de “conspiranoicos” o “negacionistas”, no somos
ningunos locos ni estamos en contra de todo. Lo que sucede, es que no
comulgamos con ruedas de molino y ponemos en duda la veracidad de lo que nos
cuentan los medios de comunicación sobre temas tales como la “pandemia”, las
“vacunas”, la guerra de Ucrania, el sistema financiero, el cambio climático y
un larguísimo etcétera.
Desafortunadamente, el ciudadano medio se ha convertido en un devorador
de telenoticias. Esta dependencia ha dado lugar a que los televidentes hayan
perdido la capacidad de pensar por sí mismos y no sepan diferenciar entre lo
que es una noticia y lo que es propaganda.
La mayoría de la gente piensa –porque así se lo han dicho- que la
democracia nos ha traído la fantasía de que el sistema político lo controlamos
nosotros a través del voto. Sin embargo, la realidad es bien distinta. Lo que
verdaderamente ha traído la democracia es la creación de una masa uniforme de
estúpidos fácil de manejar, donde los valores son vapuleados como si fueran
tendencias de moda, los cambios contradictorios son justificados en aras a un banal
progresismo y los totalitarismos excluyentes se imponen a través de la
propaganda y el miedo. En definitiva, lo que esta sociedad está generando no
son valores universales positivos, sino nuevos falsos valores neomodernistas y
neoprogresistas, puestos de moda por una panda de tarados mentales.
Un claro ejemplo de ello es la Agenda 2030 de Naciones Unidas, donde se
dice que debemos adoptar las primeras medidas que nos encaminen hacia un “futuro
sostenible”. ¿Sostenible? ¿Qué coños es eso de “sostenible”?
Lo aclaro: “Sostenible” es la nueva palabreja del lenguaje inclusivo
que quiere decir “restringido”. Por lo tanto, ese “futuro sostenible” será realmente
un “futuro restringido”. O si no, no tienes más que ver que para conseguir ese
“futuro sostenible” los creadores de esta agenda dicen que necesitamos estar
encerrados en “ciudades 15 minutos”, comer insectos y dejar de viajar, entre
otras muchas cosas. Si eso no son restricciones, entonces qué son.
Quienes ansían ser los dueños del mundo quieren acabar con nuestros derechos
y libertades para siempre. Su objetivo es un mundo dirigido “científicamente”
por una élite, donde el vulgo no tendrá derecho a la propiedad privada ni a la acumulación
de riqueza ni a moverse con libertad.
Sí, ya sé que es la misma cantinela de toda la vida: el poder
intentando tener el mundo bajo sus pies. Sin embargo, esta vez es distinto, ya
que disponen de la tecnología suficiente para hacerlo. Por eso, si les
permitimos salirse con la suya su victoria será definitiva y no habrá vuelta
atrás.
Estamos siendo conducidos a un futuro tecnocrático transhumanista. Los diseñadores
de este esperpéntico plan esperan lograr el control de toda la humanidad a través
de la ciencia y la tecnología. Consideran que el ADN ya está listo para
su manipulación y su intención es que todas las formas de vida, incluida
la humana, sean manipuladas genéticamente para lograr ese futuro que ellos
imaginan: el esclavo perfecto 2.0.
Lo que estamos viviendo no es más que un ataque múltiple en toda regla
contra la humanidad. Todo, absolutamente todo está siendo agredido: la salud de
las personas, el clima, las fuentes de energía barata, la cadena alimentaria,
el sistema monetario, los medios de comunicación, la cultura, la economía, etc.
Si queremos que nuestra libertad como individuos sobreviva, debemos repeler
esta agresión, y sólo tendremos éxito si actuamos juntos.
Para ello necesitamos que la gente entienda que jamás debe aceptar las
monedas digitales de los bancos centrales (CBDC), ya que son la piedra angular
de todo este tinglado. La quiebra de Silicon Valley Bank (SVB), de Signature
Bank y el cierre voluntario de Silvergate, junto a las “medidas de
estabilización” adoptadas por la Reserva Federal (FED) y Wall Street, están creando
una situación propicia para allanar el camino a las CBDC.
La mayoría de la gente no sabe que son las CBDC, por lo tanto, ignoran
que no son monedas al uso, sino una herramienta de control. Tanto el Tesoro de
EEUU como el FEM, la Cámara de los Lores del Reino Unido, la Harvard Business
Review y muchos otros organismos e instituciones son partidarios y defensores a
ultranza de las CBDC por razones obvias.
Paradójicamente, a la mayoría de la gente que sí las conoce no le preocupa su llegada. Y no le preocupa, porque
piensa, erróneamente, que las CBDC son lo mismo que el dinero electrónico de su
tarjeta de crédito. Pero el dinero electrónico de la tarjeta de
crédito sigue anclado al efectivo, sin embargo las CDBC no.
El dinero que tenemos en el banco, aunque sólo sea una cifra vista en la
pantalla de ordenador o del móvil, no sería nada si no pudiéramos cambiarlo por
efectivo. Cuando nosotros lo hacemos efectivo -bien en el mismo banco o en un
cajero automático- ese dinero se convierte en personal, intransferible y, lo
más importante, irrastreable. Por eso nuestro Gobierno ha prohibido pagos en
metálico de más de 1.000 € y los bancos están cerrando oficinas y cajeros
constantemente, para que la gente deje poco a poco de utilizar efectivo. Y el
peligro que corre una sociedad sin dinero en metálico es que nuestros pagos no
sólo podrán ser rastreados, sino también bloqueados.
¿Para qué crees que se impulsó el pasaporte sanitario por parte de la
OMS? Pues para dar paso al sistema de autenticación necesario para las CBDC. Y
una vez las CBDC hayan sustituido por completo al actual sistema monetario, la
puerta de nuestra prisión quedará cerrada para siempre.
Estamos asistiendo al inicio de una nueva dictadura bio-tecnológica a
través de la tecnología ARNm y las CBDC. Lo triste del caso es que esta agenda se
está llevando a cabo no solamente sin apenas ninguna oposición por parte de la
ciudadanía, sino todo lo contrario, se está implementando con nuestra más
estrecha colaboración.
Sólo si nos negamos a inyectarnos sus “vacunas” ARNm, seguimos utilizando dinero en metálico y autorrestringimos los instrumentos tecnológicos necesarios para implementar las CDDC (teléfonos móviles, pulseras o relojes inteligentes, microchips, etc.) frenaremos esta dictadura bio-tecnológica. Y si no es así, al menos retrasaremos su llegada, con lo que dispondremos de un hermoso tiempo extra para despertar a los dormidos.
Yo tengo muchos problemas cotidianos por NO utilizar tarjeta de crédito...espero que a los seguidores de este blog y a su ALMA MÁTER os pase lo mismo.
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